1.- Lo que quedó atrás

Conforme se van acercando a la pequeña y vieja estación de tren del Distrito 12, tanto Viktor como Yuuri son conscientes que los Juegos del Hambre están lejos de acabar.

Ambos se encuentran sentados uno al lado del otro con Minako frente a ellos, cruzada de brazos y con semblante serio.

-¿Estás seguro?-cuestiona a su antiguo pupilo y Yuuri asiente.

-Sí, todo esto pasó porque quise mantenerlo al margen-expresa ya sin lamentarse, sino estableciendo un hecho-No puedo remediarlo, pero esta vez, haré las cosas diferentes. Se acabaron los secretos-concluye centrando su atención en Viktor, quien reprime las ganas de arrojársele encima y abrazarlo, considerando que no sería muy apropiado dado el tema a discutir.

Aquel simple comentario significa mucho para él. Es un voto de confianza, la confirmación de que Yuuri ha decidido dejar de apartarse y de que quizás, pueda llegar a aceptar sus sentimientos. Puede que no haya ocurrido de la manera o bajo las circunstancias ideales, aunque si lo compara a cómo era hace un año, han avanzado mucho, si bien les resta un largo camino por recorrer antes de que puedan considerarse verdaderamente a salvo y sean libres para encausar su relación a una con la que se sientan satisfechos.

-Estoy de acuerdo-habla Viktor-Si puedo hacer algo, cualquier cosa para ayudar a Yuuri y que salgamos de este problema, juro que lo haré.

Yuuri le dedica una pequeña sonrisa y Viktor aprovecha para tomar su mano, ocasionando que se sonroje. Minako disimula una risita carraspeando.

-Mejor guarden eso para las cámaras. Entonces...-alterna entre ver a uno y a otro-¿Saben qué es lo que deben hacer?

Asienten en silencio. Con el fin de probarle al Capitolio que no son una amenaza y a los Distritos que no han cometido actos de insurrección, necesitan mostrarse como una pareja enamorada y feliz, demasiado absorta en vivir el romance y permanecer junta, incapaz de interesarse por otra cosa. Nada que ver con inspirar a iniciar una rebelión o similares.

El tren se detiene y a través de la ventana, Viktor visualiza a la enorme multitud reunida para darles la bienvenida. Recuerda que el año anterior, temeroso de enfrentar a Yuuri se limitó a observarlo apartado de todos. En éste, las cosas son diferentes, puesto que se encuentra a su lado. Rememora también que el reencuentro de Yuuri con su familia fue por demás emotivo, lo que le lleva a cuestionarse... ¿qué pasará en su caso? Naturalmente muchos de los chicos y chicas que lo admiraban asistirán, pero no son precisamente sus amigos. Y de su familia ni hablar porque ya no tiene a nadie, aunque claro, está su familia postiza: Yuri y Nikolai Plisetsky. Seguramente estarán ahí para recibirlo, y la curiosidad por cómo será es mucha, sobre todo en el caso de Yuri; dado que no pudo despedirse y que algunos de sus comentarios durante los Juegos no debieron hacerle mucha gracia.

"Supongo que intentará patearme" y extrañamente, la idea lo hace sonreír.

El tren finalmente se detiene y Minako les hace una señal para que se preparen. Antes de salir a escena, Viktor se dirige a Yuuri.

-¿De verdad no le dijiste a nadie lo que ocurría?-cuestiona en la que asume será su última plática privada hasta que los reporteros y demás enviados del Capitolio se retiren.

-Bueno...- responde con timidez-En ese entonces pensaba que mientras menos personas se involucraran, mejor. Pero sí, hubo alguien... o en realidad, no se lo conté. Lo apropiado sería que me arrancó la verdad a golpes-agrega con algo de humor.

Antes de que pueda continuar, las puertas se abren y son bombardeados por flashes de cámaras, gritos de los reporteros que les piden miren en su dirección y ovaciones del público en general. Pese a que no fue dicho abiertamente quién era el confidente de Yuuri, Viktor logró intuirlo y pese a que no estaba seguro de cómo sentirse al respecto, tuvo que dejar su desconcierto de lado a favor de colocar su mejor cara y su sonrisa más radiante para entretener a todos aquellos extraños.

Minako fue la primera en salir, igualmente mostrándose alegre y orgullosa pese a que ambos chicos eran conscientes que prefería comer piedras y nadar en estiércol antes de volver a aparecer en los principales encabezados y noticias, lo que hablaba de su compromiso por ayudarlos. Luego de apoyar a Yuuri durante su participación y repetir su hazaña con Viktor, aunque no era originaria del Distrito 12 se ganó el respeto y el aprecio de la gente. Siendo que se buscaba mantener a los distritos aislados, Minako no lo pensó dos veces para dar un paso al frente y ayudar a un joven desconocido.

Finalmente, fue el turno de los dos vencedores, y no bien pusieron un pie fuera del tren, el estruendo de la multitud fue tal, que Yuuri, asustado, retrocedió y casi tropieza. Menos mal que Viktor se apresuró a sujetarlo por la cintura. El gesto generó más exclamaciones y el doble de esfuerzos por fotografiarlos, por lo que ambos tuvieron que posar juntos por unos minutos hasta que el ambiente se calmó lo suficiente y pudieron reencontrarse con sus seres queridos.

Hiroko fue la primera en llegar al lado de su hijo y lo atrapó en un fuerte abrazo, siendo imitada después por Toshiya.

-¡Oh, Yuuri!-exclamó la mujer, dejando escapar algunas lágrimas-Te extrañamos tanto...

-Sobre todo Mari-completó Toshiya.

-Solamente porque Vicchan me ignora cuándo lo saco a pasear-se encoje de hombros con fingido desinterés-Ahora tú te harás cargo de tu bola de pelos.

Los presentes celebran la broma entre risas. Viktor también, hasta que su mirada se cruza con la de la chica y se pone rígido de golpe. Casi olvidó que tendría que rendir cuentas ante los Katsuki por lo ocurrido durante sus Juegos. Por suerte, en ese momento Nikolai Plisetsky decidió acercarse. Su sonrisa cálida lo conmueve y antes de que pueda decir nada, el anciano lo sorprende con un emotivo abrazo, idéntico al de su despedida.

-Bienvenido a casa, hijo.

Pese a que no fue más que un susurro, Viktor lo escuchó a la perfección y siente que el llanto lo traicionará en cualquier segundo, por lo que requiere de una gran parte de su autocontrol para mantenerse entero. Verdad que su tiempo en la arena le hizo ser consciente de lo mucho que apreciaba a su familia adoptiva, de cual faltaba un integrante en saludarlo.

Junto a su abuelo se encontraba un muy inconforme Yuri Plisetsky. Apretaba los puños con fuerza y tensaba la mandíbula, sin mencionar que parecía como si pretendiera clavarle dagas con los ojos. Con total y absoluta calma, Viktor se giró hacia él y le dedica una sonrisita burlona que sabe lo hará enfadar, y como lo escucha resoplar, es obvio que tuvo éxito.

-¿Qué no te alegras de verme?-cuestiona divertido y queda claro que Yuri reprime las ganas de contestar "no". Nikolai le pone una mano en el hombro, mitigando su furia.

-Bienvenido...-dice de mala gana y el anciano carraspea-Hermano...

A pesar de la frase tan tierna que arranca marcados suspiros y hasta algunas lágrimas de los enternecidos presentes, Viktor conoce a Yuri lo suficiente como para saber que por la forma en que lo dijo el significado apropiado consistía en "Eres un idiota". Así que, deseando seguir con la conmovedora escena, se permite despeinarlo afectuosamente, un gesto que lo irritará de sobremanera. Si bien se está divirtiendo mucho con Yuri tratando de reprimir su ira y no gritarle frente a todos, ese sencillo saludo le basta para comprender que en efecto, Yuri Plisetsky estaba al tanto de lo que le ocurría a Yuuri Katsuki.

"Es la única explicación. De ninguna manera se prestaría a participar en esto sin una razón de peso" concluyó. Si en serio Plisetsky estimaba a Katsuki tanto como pensaba, suponía que naturalmente haría cuanto estuviera a su alcance por protegerlo aún si implicaba rodearse de reporteros y aparecer como el adorable hermanito menor que Viktor describió, siguiéndoles la corriente.

-¿Qué opinan del nuevo novio de su hijo?

Un reportero se dirige a Hiroko y Toshiya, quienes al igual que Yuuri, no están cómodos con toda la atención. A Viktor de hecho, le pone nervioso saber qué dirán, en tanto que Yuuri contiene la respiración, también ansioso. Hiroko intercambia una mirada con su esposo antes de responder.

-Creemos que Viktor es un joven excepcional y muy bueno para Yuuri-expresa la mujer de forma tan abierta, que el aludido se plantea por unos segundos que los padres de Yuuri estuvieran al tanto de la situación y trataran de contribuir a fomentar la imagen de la pareja perfecta.

-Nos alegramos mucho por ustedes-agrega Toshiya, en apoyo a su esposa y Viktor siente una punzada de culpa.

El año anterior, mientras Yuuri luchaba por su vida en los Juegos del Hambre tras ofrecerse en su lugar, tuvo un encuentro accidental con ellos. Siempre procuró ser prudente cuando iba a alimentar a Vicchan, esforzándose porque no lo notaran, creyendo que el verlo ahí no haría sino echarles en cara que su hijo estaba en peligro. Sin embargo, su suerte se agotó un día en que Mari se ausentó y lo inevitable ocurrió. Viktor se esperaba insultos, reclamos... cualquier cosa excepto la amabilidad que le mostraron. Aún si Hiroko rompió a llorar, nunca lo agraviaron. Al preguntarles por qué, la respuesta lo dejó helado.

"Siempre fuiste especial para nuestro Yuuri, si se enterara que te tratamos mal, se pondría muy triste. Estaríamos deshonrándolo."

Tras lo cual, le contaron que fue Yuuri quien se encargó de llevarle pan después de la muerte de su madre. En ese punto, Viktor no pudo soportarlo y salió huyendo, casi embistiendo a Mari.

Nuevamente experimentó el deseo de escapar en parte por la culpa y por la vergüenza. Que la familia de Yuuri se viera obligada a participar de manera no intencionada en el acto que él mismo provocó con su declaración en su entrevista, fue un daño colateral que no previó hasta que fue muy tarde.

-Hasta ahora todo va bien-le dijo Yuuri en voz baja para tranquilizarlo, ignorando que era muy pronto para cantar victoria.

-Aunque eso no quita que pensemos que ambos son muy jóvenes todavía y esperamos sean pacientes antes de pasar a... cosas más serias-opinó Hiroko y a su lado, Toshiya asintió.

-¡Mamá!-chilló Yuuri escandalizado, obteniendo otra ronda de risas de los presentes.

-Yo estoy de acuerdo-informó Nikolai-Nada como tomar las cosas a su tiempo.

"Mis padres tenían mi edad cuando se casaron" rebatió mentalmente Viktor entre apenado y ofendido, si bien lo disimuló a favor de alejarse apenas un paso de su novio, mostrando las palmas como para demostrar que el mensaje estaba claro y no intentaría nada. Por el lado amable, inconscientemente acababan de darles un pretexto para no verse tan afectuosos en el Distrito, lo que les quitaba un poco de presión.

-Sin mencionar que, como la hermana mayor, cualquier pretendiente de Yuuri necesita obtener mi aprobación-puntualizó Mari, cruzándose de brazos, provocándole a Viktor un escalofrío, pese a que jamás dejó de sonreír.

El mensaje oculto estaba claramente implícito: ¿Qué demonios está pasando? Por lo que adivinó Mari esperaba le diera unas cuantas explicaciones.

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Lo siguiente fue la ceremonia simbólica en que le entregaron las llaves de su nueva casa en la Aldea de los Vencedores, donde Yuuri es su único vecino. Su nueva residencia es como mínimo, diez veces el tamaño de su vieja casa en la Veta. Y si por fuera es impresionante, por dentro lo es mucho más. Los muebles son lujosos, las habitaciones espaciosas en perfectas condiciones y con todas las comodidades. Se acabó el preocupase por las goteras, alumbrarse con velas y hervir agua si quería disfrutar de un baño caliente. Lo mismo con la comida. Las alacenas están repletas y Viktor reflexiona que nunca había visto tantos alimentos juntos, ni siquiera en la tienda de comestibles, lo que transforma su asombro en sobrecogimiento.

Si de por sí, su vieja casa dejó de sentirse como un hogar hace mucho, en ésta el vacío será mucho peor, a menos que pueda hacer algo al respecto como de hecho planea.

-¿Es cierto que Yuuri Katsuki piensa mudarse contigo?-inquiere un reportero.

-¡Oh, no!-se apresura a exclamar Yuuri, cayendo en cuenta muy tarde que dadas las circunstancias, no fue la reacción apropiada-Yo no... es decir... nosotros...

-Es como dijeron los padres de Yuuri-interviene Viktor, sacándolo del apuro-Queremos tomarnos las cosas con calma.

-Cierto-consintió Yuuri-Lo más importante es que Viktor descanse y se recupere. Después nos ocuparemos de todo lo demás.

Lo estaba haciendo otra vez, poniendo su bienestar por encima de todo. ¿Cuán adorable podía ser Yuuri Katsuki?

En parte dejándose llevar por el momento y en parte porque estaba seguro que haría una excelente fotografía, se acercó a Yuuri, lo tomó por la cintura y lo besó en la mejilla, haciéndolo sonrojar. Tras ellos, se escucha un bufido mal disimulado cortesía de Yuuri Plisetsky, lo que devuelve a Viktor a la realidad.

Espera a que terminen de fotografiarlos para que los reporteros se tomen un descanso mientras disfrutan de un refrigerio cortesía de los padres de Yuuri, acompañados de Minako. Durante el viaje de regreso, pudo hablarlo al respecto y Yuuri aplaudió la idea que estaba por proponer. Anticipándose a lo que su antiguo pupilo y ahora novio, pensaba hacer y deseando concederle un poco de privacidad, Katsuki se excusó rápidamente, argumentando que iría a ayudar a sus padres. Viktor aprovecha, pidiéndole a los Plisetsky que lo acompañen a una de las amplias habitaciones de su nueva casa para tratar un asunto en especial con ellos.

-Nikolai, Yuri... quiero que vengan a vivir conmigo.

Ambos se muestras sorprendidos, claramente no esperando aquello.

-Pero Vitya...-comienza Nikolai y el otro simplemente se encoje de hombros.

-Es lo menos que puedo hacer por ustedes para compensarles lo mucho que me ayudaron todo este tiempo.

Técnicamente por ser mayor de edad, Viktor podía vivir por su cuenta sin ningún problema (de hecho llevaba haciéndolo desde mucho antes) y sin embargo una de sus primeras decisiones como vencedor, fue con quienes deseaba compartir sus nuevas riquezas. Los Plisetsky lo acogieron cuando más lo necesitaba, compartieron con él sus escasos alimentos sin pedirle nunca nada a cambio y sobre todo, le devolvieron la ilusión de tener un lugar al cual pertenecer y una cierta noción de tener un hogar y una familia. No se dio cuenta de todo aquello sino hasta el final de los Juegos del Hambre, al estar demasiado cerca de no volverlos a ver.

"Es una de las cosas buenas que puedo tomar de eso".

-¿Estás seguro que no va contra las reglas?-insiste Nikolai.

-¿A quién le importa? Ésta es mi casa y soy libre de traer a quien quiera-expresa con calma-Y naturalmente, cubriría con todos sus gastos también.

Abuelo y nieto tienen la misma expresión de incredulidad. Ofrecerles un sitio en esa enorme mansión era una cosa, pero ofrecerse a mantenerlos fue algo que no previeron. En esencia, las vidas de ambos estarían resueltas. Comida, ropa, atención médica y hasta gastos superfluos correrían por cuenta de Viktor. Nikolai podría dejar de trabajar, exponiéndose en las minas y Yuri nunca pasaría hambre otra vez. Y respecto al rubio, estaba inusualmente callado, a todas luces una señal de alarma puesto que no solía guardarse sus opiniones.

-Me largo antes de que regresen los fenómenos-sentenció despectivo, refiriéndose a los reporteros del Capitolio, rompiendo su silencio autoimpuesto y se alejándose a toda prisa, casi tropezando con Yuuri en su huida, apenas dignándose a mascullar un "fuera de mi camino".

-¿Qué pasó?-cuestionó Katsuki sin ocultar su preocupación.

-Él sólo necesita tiempo para asimilarlo, hay que darle su espacio-explica el anciano contemplando el sitio dónde Yuri hubiera estado-De verdad, muchísimas gracias por tu oferta Vitya, significa mucho para nosotros, pero debemos hablarlo antes de decidir.

Justo en ese momento, apareció uno de los asistentes del Capitolio para informarles que los reporteros deseaban hacerles un par de preguntas más a los padres de los vencedores, por lo que Nikolai tuvo que marcharse. En cuanto se fue, Viktor dejó escapar un suspiro.

-¿Estás bien?-preguntó Yuuri, acercándosele con cautela.

-Eso no salió para nada como lo planeé-admitió, decepcionado. Yuuri le puso una mano en el hombro.

-Yurio es muy orgulloso, a él no le gusta pedir ayuda y tiene problemas en aceptarla-dijo esbozando una pequeña sonrisa-Pasó meses siguiéndonos a Yuuko y a mí, robándome los almuerzos de la escuela. Cuando al fin me atreví a hablarle, me echó en cara que no necesitaba de mi lástima, aunque de todas formas se comió la manzana que le di.

-¿En serio te robó?-casi exclamó Viktor, dudando entre impresionarse por su valor para quebrantar la ley, horrorizarse porque lo hiciera pese al grave castigo, o reírse ante la imagen mental de un Yuri pequeño persiguiendo a los otros dos por todos lados, escondiéndose en los rincones para no ser visto.

-El problema es que para él no hay diferencia entre ayuda y caridad- retoma Yuuri, apesadumbrado-Siempre ha dicho que odia deberle a la gente.

Viktor asiente. Obviamente Yuri tomaría su ofrecimiento de la peor forma posible. Ya antes Plisetsky le comentó lo mismo en una ocasión, lo que le hace pensar en otro punto.

-No sabía que ustedes se llevaran tan bien.

-Pues... yo no lo llamaría así precisamente-Yuuri se sonroja y entrelaza sus manos en un gesto de nerviosismo-Es... complicado. Aunque yo lo considero mi amigo, no estoy seguro si significo lo mismo para él.

-Eres más importante para Yuri de lo que crees... y de lo que está dispuesto a admitir-agrega lo último en voz baja y ambos ríen-¿Sabías que apostó desde el primer día a que tú serías el vencedor?

-¿Qué?-exclama Yuuri, abriendo muy grandes los ojos, demorando en asimilar la revelación-Yurio no... claro que él no... ¡lo estás inventando!

-Te juro que es en serio- reitera divertido- No esperaba que lo descubriera y empezó a inventar miles de excusas, pero las boletas que tenía con tu nombre y la palabra "vencedor" al lado fueron suficiente evidencia.

Yuuri permanece en silencio, su expresión lo dice todo. Mientras tanto, Viktor reflexiona sobre esa vez en que se lo topó por accidente en el Quemador en la zona destinada a las apuestas, utilizando sus escasos ahorros en lo que desde su punto de vista debió ser el máximo voto de confianza.

-Y por cierto, ¿Cómo es que lo llaman? ¿Yurio?

-Ah, fue idea de Mari cuando empezó a trabajar en la panadería, para distinguirnos. Podrás imaginar que no le hizo mucha gracia.

De hecho, Viktor piensa que comenzará a llamarlo justo de esa forma porque es cierto, tener dos Yuris puede resultar muy confuso.

-¿Viktor?-lo llama Yuuri tentativamente, devolviéndolo a la realidad-Yo... quisiera pedirte un favor...-susurra, agachando la mirada por unos instantes.

A Viktor le resulta irónico que públicamente deban mostrarse felices y lo más afectuosos posible, y sin embargo cuando están a solas, Yuuri tiende a retomar su actitud tímida, casi como si no supiera cómo tratarlo. Pero está bien, será paciente y no lo presionará. Al menos a puertas cerradas, podrán llevar las cosas conforme a su ritmo.

-Por supuesto, puedes pedirme lo que quieras.

-Quiero...-inhala hondo para ordenar sus ideas y armarse de valor-Quiero pedirte que no le cuentes a nadie más sobre lo que está ocurriendo.

Otra vez, la petición lo tomó desprevenido, tanto que demora un par de segundos en comprender a qué se refiere.

-¿Ni siquiera a tu familia?-inquiere con prudencia, tratando de no sonar demasiado crítico. Para su sorpresa, Yuuri lo contempla serio, lleno de determinación.

-Especialmente a mi familia-responde enfáticamente-Quiero que ellos sigan con sus vidas normales y no se preocupen por algo que no pueden controlar...

"Tu tampoco puedes" piensa Viktor sin atreverse a expresarlo en voz alta. A fin de cuentas, el presidente Feltsman es quien tiene la última palabra al respecto.

-Ya sufrieron mucho por causa de mi egoísmo, no deseo provocarles más angustias-aprieta los puños con fuerza y clava la vista en el suelo-Odiaría que resultaran lastimados por mi culpa, sólo... sólo quiero que sean felices...

Su voz se quiebra, por lo que se interrumpe y se talla los ojos con fuerza. Viktor considera una vez más toda la presión a la que Yuuri estuvo expuesto en el último año para actuar de manera apropiada y cuidar cada palabra y cada paso que daba, asustado de que cualquier error por más insignificante que pareciera, ocasionara la muerte de sus seres queridos. Toma una de sus manos y con la otra, lo obliga a alzar su rostro.

-Estamos juntos en esto-le dice en tono suave-Prometí que te ayudaría a protegerlos y voy a cumplirlo. Confía en mí, lo hago con gusto-agrega con una sonrisa.

Yuuri duda y Viktor adivina sus intenciones de rebatirlo, por lo que se le adelanta y lo silencia colocando su dedo índice sobre sus labios.

-De verdad me gustas mucho, Yuuri-le confiesa, acariciando una de sus encendidas mejillas-Créeme que no tiene nada que ver con los Juegos.

Desde su partida del Capitolio en el tren, es la segunda vez que lo menciona. Entonces juró que lo repetiría hasta convencerlo y es algo que también piensa llevar a la práctica.

-¿Te refieres a la galleta que te obsequié?-cuestiona apenado y Viktor suelta una risita.

-Ese fue el inicio, la primera vez que me fijé en ti...

Su mente recrea aquel primer encuentro en el que no era más que un jovencito hambriento y muerto de miedo ante la incógnita de lo que el futuro le deparaba sin su padre para apoyarlo, esforzándose por todos los medios para demostrar una seguridad que no tenía. Con ese pequeño gesto de amabilidad, sin pedirle nada a cambio, Yuuri le había brindado no sólo un poco de alimento sino alegría. Por unos breves momentos, le permitió olvidarse de la que fuera su difícil situación y sin darse cuenta, sembró en Viktor el deseo por conocerlo mejor.

Nota que Yuuri no ha retrocedido ni ha hecho por apartarse, incluso le sostiene la mirada, ilusionado. Centra su atención en sus labios y reflexiona que su primer beso fue en el espectáculo televiso al final de los Juegos, y que a ese siguieron otros en los eventos posteriores cuyo propósito fundamental era entretener y cautivar a la audiencia. Aún les resta tener un beso íntimo que puedan catalogar verdaderamente como el primero, uno que les pertenezca solamente a ellos. Y con ese fin, es que Viktor se anima y acorta la distancia entre él y Yuuri...

-Wow, para haber prometido tomarse las cosas con calma, se les olvidó muy rápido.

Y se congela al escuchar una voz conocida a sus espaldas.

-¡Mari!-exclama Yuuri, divisando a su hermana, quien se limita a observarlos con aparente desinterés, recargada contra la pared y cruzada de brazos.

-Atrapados con las manos en la masa-bromea divertida, provocando que ambos jóvenes se separen.

-¿A qué viniste?-se apresura a cambiar el tema Yuuri, ya que Viktor ha enmudecido de pronto.

-Quieren tomar unas fotografías de la familia y faltas tú.

El aludido suspira en señal de resignación.

-Será mejor que vaya, antes que venga más gente a buscarme. Tu quédate aquí y descansa, seguro no tardarán en llamarte también-indica, dirigiéndole una sonrisa apologética a Viktor antes de salir de la habitación, evitando hacer contacto visual con Mari, avergonzando porque los descubriera.

Viktor se toma unos minutos para calmarse, maldiciendo mentalmente por la desafortunada interrupción. Supone que intentará buscar a Yurio y hablarle para convencerlo de aceptar su propuesta y...

Se percata que Mari Katsuki no se ha movido de su lugar. O de hecho, si lo hizo, con la diferencia de que se ha interpuesto entre él y la puerta, efectivamente acorralándolo. Traga grueso.

-¿Qué no tienes que salir en la fotografía?

La chica arquea una ceja y Viktor se arrepiente de preguntar.

-Mi hermano es el importante, podrán arreglárselas sin mí un rato-le informa calmada.

-Ah... claro...-consigue balbucear para después guardar un incómodo silencio.

Al igual que le ocurriera con Yuuri, jamás supo cómo tratar a Mari. Eso se remonta a mucho antes de lo sucedido en la cosecha el año anterior y la participación de Yuuri de los Juegos del Hambre. Al contrario de sus amigas, Mari Katsuki nunca cayó en sus trucos. Mientras que las otras chicas lo saludaban emocionadas y se deshacían en sonrojos y risitas cuando les respondía con una sonrisa bien ensayada o un guiño, ella se mantenía seria, lanzándole miradas severas como si lo juzgara, como si fuera capaz de ver más allá de la máscara que usaba para agradarles a todos y eso a Viktor le aterraba. Dicho miedo hacia ella aumentó tras el incidente en el bosque en que Yuuri lo protegió del agente de la paz y el odio de la chica hacia él alcanzó su punto culminante estando Yuuri en la arena. Realmente, Viktor no podía culparla.

-Lo diré sólo una vez...

"Obviamente no iba a aceptarme tan fácil" piensa Viktor cerrando los ojos, preparándose para lo que está por venir.

-Me da gusto que sigas con vida.

Abre los ojos de golpe ante el inesperado comentario y el tono suave con que lo pronunció, idéntico al utilizado cuando Mari fue a despedirse de él.

-Pero no cantes victoria tan pronto, chico amoroso. Tú y yo tenemos una plática pendiente.

Viktor se tensa instintivamente. Antes de éstos Juegos, Mari lo buscó para externarle sus preocupaciones respecto a Yuuri y pedirle que averiguara la verdad. Naturalmente, ahora quería respuestas, y si sus suposiciones eran correctas, abordarían eso justamente.

-Voy a asumir que todo este circo se debe a tu apasionante declaración-opina ella, llevándose una mano a la barbilla, fingiendo meditarlo-Lo que me da curiosidad es qué pensó Yuuri cuando te escuchó.

Viktor resiste el impulso de retroceder y se mantiene callado. No puede exactamente contarle que su hermano tuvo un ataque de ansiedad por su culpa.

-A muchos aquí les encantó eso, incluyendo las entrevistas de Yuuri durante los Juegos-evita mirarlo, contemplando absorta un punto en la pared frente a ella que no tiene nada de interesante-Cómo nunca te desmintió ni dijo lo contrario, se asumió que te había correspondido y que si ganabas, al regresar tendrían el bonito y tierno romance que están promocionando tanto.

-Eso es...-interviene, pero Mari lo silencia con otro ademán.

-Para otra gente, sin embargo, no fue más que una estrategia para garantizar el apoyo de patrocinadores del Capitolio y tu victoria-frunce el ceño para poner su desagrado de manifiesto. Viktor se siente de la misma forma.

¿Por qué siempre tienen que cuestionar sus motivos? ¿Tan difícil es captar la idea de que Yuuri Katsuki logró cautivarlo? Como si lo creyeran indigno de merecer sus afectos. Viktor está profundamente ofendido. Más bien tendría que ser al revés. Él es el muchacho pobre y huérfano de la Veta, el cazador furtivo que desafiaba la ley diariamente para sobrevivir, y Yuuri el bien cuidado hijo de comerciantes, apreciado por su familia, rodeado de seres queridos en un ambiente seguro sin carencias. Las únicas ocasiones en las que verdaderamente estuvo en peligro, fue cuando se relacionaron. Era muy probable que aún sin los Juegos del Hambre de por medio, Yuuri hubiera permanecido inalcanzable, dadas sus diferentes circunstancias.

-¿Y tú qué opinas al respecto?-se atreve a cuestionarla y Mari hace una pausa considerable antes de responder.

-Yo creo que pueden tener algo de verdad, pero...-alza la voz cuando ve que trata de interrumpirla-Que no fue tan simple como lo hacen ver. Pudiera ser que lo planearan y que mi hermano accediera con tal de mantenerte con vida aunque eso lo destrozara, porque te quiere. Sin embargo... tú no serías tan cruel como para permitírselo-dirige lentamente su mirada a Viktor-Puesto que tus sentimientos por él son los mismos, o al menos, eso quiero pensar.

Es como si se le quitara un enorme peso de encima. Por unos segundos, Viktor contempla la posibilidad de que no la escuchó bien o que entendió las cosas a su conveniencia, pero no. Mari Katsuki reconoce y acepta sus sentimientos por Yuuri.

-Oh, no te confíes-agrega ella como si pudiera leerle la mente-Te estoy dando el beneficio de la duda. Todavía pienso que hay algo muy extraño en todo esto, y estoy casi segura que se relaciona con lo que sea que hizo que Yuuri se apartara de nosotros. Creo que lograste averiguar lo que le pasó, ¿tengo razón?

Viktor maldice internamente porque justo tenía que hablarlo con Yuuri antes de que Mari apareciera, obligándolo a guardar silencio. Duda que la chica sea tan comprensiva, a fin de cuentas ella le pidió que descubriera la verdad.

-Sí, lo averigüé-le informa, pasándose una mano por el cabello para canalizar su nerviosismo-Pero no puedo decirte, se lo prometí a Yuuri.

Mari arquea las cejas en señal de sorpresa, claramente no esperándose el rumbo de la conversación.

-¿Entonces no me lo contarás?-insiste y Viktor niega con la cabeza-Soy su hermana, tengo que saber. Debo ayudarlo si me necesita.

-Te entiendo a la perfección, pero es como dijiste-inhala hondo para armarse de valor-Lo quiero y justamente por eso, no puedo traicionarlo.

Mari se mantiene escéptica y enfadada. Vuelve a cruzarse de brazos y le dirige a Viktor una larga, silenciosa y severa mirada que contra todos los pronósticos, él le sostiene.

Eventualmente, tras lo que le parece una eternidad, Mari suelta un suspiro y se lleva una mano a las sienes.

-¿Es así de grave?

Viktor asiente.

-¿Alguien más lo sabe?

-Minako, Phichit y Lilia-enumera Viktor-Ah, y creo que Yuri Plisetsky también.

De manera inesperada, la chica no se muestra tan sorprendida como Viktor supuso.

-Bueno, entonces eso es todo. Si Yuuri les hizo prometer no contarlo, ninguno hablará-concluye, inconforme.

Pese a su inexpresivo exterior, Viktor es bien consciente de la rabia e impotencia que Mari Katsuki debe sufrir al no poder hacer nada por apoyar a su hermano. Da un paso hacia ella.

-Puede que no sirva de mucho, pero si te da algún consuelo... Yuuri no lidiará con eso solo-dice cauteloso-Sin importar qué pase, yo estaré a su lado.

Antes que la chica pueda agregar nada, van a buscarlos para seguir con el reportaje. Se reúnen con los demás en el jardín y los hacen posar para otra fotografía. Mientras Viktor ocupa su sitio, Mari pasa casualmente junto a él y aprovecha para susurrarle:

-Cuida de Yuuri.

Tres simples palabras que son la evidencia de que poco a poco, va logrando ganarse la confianza y la aceptación de Mari Katsuki, y que lo ayudan a sonreír de manera genuina en esa toma y en las próximas.

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Los siguientes días transcurrieron entre otras tantas reuniones y apariciones públicas, responder las mismas preguntas una y otra vez aunque formuladas por distintas caras y diferentes voces, sonreír ante la multitud que lo aclamaba y escuchar el discurso de rigor sobre cómo Viktor era un joven ejemplar, un digno representante del Distrito 12 que logró sobreponerse a la adversidad y alcanzar el éxito. Claro que convenientemente dejaban de lado el que tuvo que matar a otros chicos inocentes para conseguirlo. Y la cereza del pastel, al final lo hicieron acreedor a la bonificación especial mencionada durante los Juegos, esencialmente señalándolo como el mayor asesino del evento en lo que a su parecer es una táctica diseñada para que la gente de los otros distritos lo odien.

De todo aquello pudo rescatar dos cosas: la primera, ver a todos esos niños hambrientos de su distrito emocionados, recibiendo alimentos a manos llenas, le produjo una gran alegría. Vastas despensas fueron repartidas a todos los habitantes, las cuales incluían manjares como carne, frutas exóticas y golosinas y contribuirían a alimentar a las familias por un buen tiempo. Y la otra, Yuuri siempre se mantuvo a su lado. Viktor estaba seguro que en el fondo lo menos que Yuuri deseaba, era ser el centro de atención, y sin embargo se mantuvo leal, acompañándolo en todos sus eventos pese a que le reiteraba podía arreglárselas por su cuenta.

-Por una vez que no nos mostremos juntos no pasará nada. Es de esperarse que quieras descansar un poco y pasar tiempo con tu familia.

Yuuri se negó.

-Tú mismo lo dijiste, estamos juntos en esto.

Por lo que continúan exhibiéndose como la pareja feliz y enamorada que se supone que son, con todo y las recomendaciones de los Katsuki para moderarse, si bien en privado apenas llegan a tomarse de las manos. Luego de esa ocasión en que Mari los interrumpiera, Viktor no volvió a intentar besar a Yuuri no porque hubiera perdido el entusiasmo, sino porque ningún momento le parecía oportuno puesto que invariablemente estaban rodeados por gente pendiente de todos sus movimientos.

"Está bien, sólo debo ser paciente" se repite para motivarse, dado que la paciencia no es una de sus cualidades "Pronto se irán y nos dejarán en paz".

Lo que termina ocurriendo al cabo unas semanas. Los periodistas y los reporteros empacan y regresan al Capitolio y la vida retoma su cauce normal en el Distrito 12. En teoría, eso era lo que Viktor esperaba para que de una vez por todas, pudiera disfrutar de un tiempo tranquilo junto a Yuuri, lo que al final no ocurrió por decisión propia.

Tras considerarlo seriamente, llegó a la conclusión de que gracias a la amenaza de Yakov Feltsman, Yuuri nunca pudo gozar de un periodo de calma después de sus Juegos en que sus seres queridos lo consolaran y ayudaran a sanar de su traumática experiencia.

-Te echaron mucho de menos-le insistió Viktor, ante la reticencia que mostró cuando se lo propuso-Si no quieres contarles lo que ocurrió en el Capitolio, está bien. Pero ya no te alejes. Te aseguro que lo que más desean, es estar contigo.

Con lo que pudo convencerlo. Así, poco a poco, Yuuri regresó a ayudar a su familia en la panadería y a acompañarlos en público; y vuelve a visitar a Yuuko y Takeshi. Hasta trata de acercarse a Yuri Plisetsky, lo que éste último no le permite en parte porque sigue enfadado por quién sabe qué cosas y porque está muy ocupado mudándose junto con su abuelo a su nueva casa en la Aldea de los Vencedores.

Viktor se toma que los Plisetsky aceptaran su oferta como un logro personal. Por un momento sí que tuvo miedo de que lo rechazaran. Menos mal que Nikolai se las ingenió para convencer al necio de su nieto.

-¡El cuarto más grande es mío!-ladra a Viktor, encerrándose con un fuerte portazo en su nueva habitación.

Nikolai suspira y procede a disculparse, pero a Viktor el mal carácter de Yuri no le importa en lo absoluto. Es un pequeño precio a pagar a cambio de tenerlos ahí. Supone que al enojado rubio le tomará un tiempo en acostumbrarse al cambio.

Y sin darse cuenta, han pasado casi dos meses desde el final de los Juegos del Hambre y finalmente, es libre para buscar a Yuuri, por lo que le hace una improvisada visita.

-¡Ah, Viktor!-lo recibe una alegre Hiroko-Pasa, por favor. Me imagino que viniste por Yuuri. ¡Qué coincidencia! Justamente me estaba diciendo que quería hablar contigo, ahora lo llamo.

Piensa en lo feliz que luce la mujer y deduce se debe a que Yuuri se ha reintegrado a la familia, y se siente más comprometido a ayudarlo a protegerlos.

El sonido de garritas chocando contra el suelo atrae su atención y divisa a Vicchan corriendo hacia él en medio de entusiastas ladridos. Viktor le sonríe.

-Vaya, creí que te habías olvidado de mí-expresa, agachándose para acariciarlo.

Conforme le prometió a Yuuri cuando se marchó hacía un año, Viktor se hizo responsable de cuidar a su mascota, sorprendiéndose porque el perrito le hiciera caso a él, un desconocido, antes que a la familia de Yuuri. En el fondo, quería adjudicarlo a que de manera subconsciente el animalito lo recordaba primero, de esa ocasión en que él y su dueño lo protegieron y segundo, de esa vez en que Vicchan lo encontró llorando en la plaza y lo consoló.

"Por suerte Yuuri no me vio entonces" reflexiona aliviado, sin dejar de acariciar al complacido perrito, que recibe sus mimos con gusto "De lo contrario me hubiera muerto de la vergüenza"

-¡Vicchan!

Ambos, can y humano, alzan la vista al escuchar la voz familiar, con la diferencia que Vicchan echa a correr hacia su dueño y salta directamente hasta sus brazos, mientras que Viktor permanece en su sitio, contemplando al recién llegado. Yuuri se ve mejor que nunca. Ha ganado algo de peso desde que regresaron del Capitolio y sus ojeras han desaparecido casi por completo. Lo interpreta como signos de que sus vidas están volviendo a la normalidad.

-Te ves muy bien, Yuuri-lo saluda con sinceridad.

-Yo... um... gracias-balbucea, sonrojándose y a propósito sosteniendo a Vicchan de tal forma que cubra su abdomen-Aunque no se qué tan feliz estará Phichit cuando se entere que la ropa me queda ajustada.

-No creo que le importe mucho-opina haciendo un ademán para restarle importancia.

Ha podido comprobar de primera mano lo mucho que Phichit aprecia a Yuuri, por lo que el que haya ganado unos pocos kilos extras no le molestará. Decide que debe retomar la conversación.

-Quería hablar contigo.

-Iba a ir a buscarte.

Como de costumbre, los dos lo dicen al mismo tiempo. Viktor esboza una sonrisa, en tanto que Yuuri se mantiene serio, lo implica que algo ocurre. Viktor se pone en alerta.

-Iba a ir a buscarte... -repite Yuuri, evitando mirarlo-Porque quería avisarte...que mañana debo viajar al Capitolio.

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Primer capítulo arriba!!!

Iniciamos oficialmente con la segunda parte. A diferencia de la primera, ésta tendrá un comienzo un poco más tranquilo. Si nos basamos en el prólogo, ya sabemos lo que va a pasar, ¿verdad? E igualmente no todo será 100% apegado al canon. En esta ocasión sí les prometo más momentos Viktuuri y más interacción con Yurio.

Recomiendo leer la primera parte: Everything remains as it never was para entender mejor esta historia si no la han leído aún. Y adicionalmente, también la historia con los Juegos de Yuuri: What could have been and never was que aún se está publicando.

Nuevamente quiero agradecer a todas aquellas personas que estuvieron al pendiente y leyeron y comentaron la primera parte al completo, espero que igualmente disfruten ésta.

Si leyeron hasta aquí, muchas gracias!!!!

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