❀ | Capítulo único
N/A: Todos los sucesos de este escrito se centran antes de la llegada de Arisu y Usagi a La Playa y toma lugar en el manga, por ende, se va a utilizar las apariencias físicas, descripciones y personalidades más fieles a este.
❗️No contiene spoilers, pero cabe recalcar que uno de los personajes que conforma el shipp del escrito no aparece en la serie de Netflix, solamente en el manga.
PD: posiblemente cuando termine de leer el manga/lo retome este escrito y yo quedaremos así: 🤡 pero bueno, ya me ha pasado varias veces con esta franquicia, una más no hace daño.
❗️Viñeta + OoC (Out of Character)
Dedicado a rainandcherries_06
Por más que habían mantenido unas pocas, pero agradables, charlas y tenían ciertamente varios ideales y rasgos de personalidad en común... a veces a Mahiru le costaba llegar a entender del todo a Ann.
Durante su estadía en La Playa ─y también en las tierras fronterizas en general─ había visto todo tipo de personas; hombres, mujeres y hasta podría decir que también niños. Pero aquella joven de cabellera blanquecina y lentes de sol logró captar su atención de alguna forma.
Ann era una persona bastante seria y que no entraba en pánico tan fácil, buscando la forma de sobrevivir y solucionar la problemática en los juegos que se encontraba ─aunque él no hubiera participado en muchos juegos con la mujer, uno solo fue suficiente para darse cuenta─ sin recurrir a una violencia extrema o de cualquier tipo, Mahiru sabía que era algo que la muchacha detestaba y no la juzgaba, no por nada tenían ciertos ideales similares.
Sin embargo, aquel hombre de ojos rasgados no pensaba que esa atención y curiosidad mínima hicieran que su corazón latiera inconscientemente. Si era sincero con él mismo, no recuerda muy bien la última vez que una mujer lo tenía enamorado ─aunque no fuera algo de hace muchos años─ y, si bien Ann no era la primera mujer en su vida que lograba hacerlo sentir de esa forma, seguramente en esta ocasión solo serían sentimientos unilaterales por parte suya y nada más.
Y aunque no lo dijera abiertamente, eso le dolía un poco... incluso si ya se sentía vacío antes de llegar a las tierras fronterizas, pero no quedaba otra que aceptarlo y seguir; al fin y al cabo no era el momento para vivir un romance, mucho menos en la desastrosa situación en la que ellos y muchas personas se encontraban.
No obstante, la pequeña imagen que Mahiru tenía de la joven de ojos claros cambiaría un poco después de una de tantas partidas en las que perderían a un par de personas más con tal de tener esas cartas.
Por el apuro de querer dormir una pequeña siesta después de todo el agotamiento o simplemente porque presto poca atención, el azabache entró a la habitación equivocada, sin embargo, cuando estuvo por irse, unos sollozos llamaron su atención.
Y allí la vio...
Apenas logró divisar sus mechones blancos, los cuales sobresalían un poco desde el otro lado de la cama. Por lo tanto, lentamente se acercó para comprobar que había pasado y si era ella realmente.
Y si lo era. Rizuna Ann, aquella mujer que nunca entraba en pánico fácilmente y mantenía la calma, estaba ahí; sentada en el suelo de alfombra, aferrada a sus rodillas con ambos brazos y cubriendo su rostro entre ellos, a la vez, los anteojos de sol que llevaba la mayor parte del tiempo estaban a un costado de ella.
─Ann...
Aquel llamado que salió de sus labios fue inconsciente, pero fue suficiente para hacer qué la mujer captara su atención, aunque al inicio la haya hecho sobresaltarse ya que no lo escuchó entrar y estar muy perdida en sus propios dolores y pensamientos.
La joven lo miró a los ojos por unos segundos, un tanto avergonzada debido a la situación en la que Mahiru la está viendo ahora mismo.
Intentó buscar sus lentes con rapidez, mientras pensaba en alguna excusa creíble para salir de allí, pero el hombre la detuvo y los tomó con cuidado, a la vez, sentándose a su lado en la misma posición.
─No voy a llenarte de preguntas, sólo te diré que si necesitas llorar o quieres hablar, no te voy a juzgar.
Fue lo que dijo finalmente, dando una mirada tranquila hacía el techo de la habitación, realmente parecía estar hablando de manera sincera.
Ann, por su parte se limpió las lágrimas de su rostro, aunque sus ojos volvieran a humedecerse de nuevo unos segundos después.
─Esta situación... me tiene agotada, estoy asustada por no poder volver al mundo normal realmente, pero... este mundo, lo de la playa, todo lo que está haciendo el sombrero, siento que ya no puedo fingir y vivir esta utopía como si nada.
Confesó finalmente, terminando por derramar lágrimas de nuevo, a pesar de haberse estado conteniendo.
─Hoy tuve otro juego con algunas personas, aunque no quería hacerlo el sombrero insistió y lo único que quería era salir de allí porque el idiota de Niragi no para de mirarme, por más que llevaba las gafas nadie notaba mi molestia. ─Ella continuó hablando, despejando su vista hasta el suelo de alfombra. ─No los culpo, tampoco te culpo si no lo notaste...
Mahiru la miró, por más serio que intentaba verse, no iba a negar que la mirada de dolor de la chica de cabello blanco y como sus dedos temblaban le causaba tristeza.
Por eso llevaba esos lentes bajo techo, por eso siempre trataba de mantener un perfil de seguridad la mayor parte del tiempo, incluso en las ocasiones donde estaba asustada.
─Y sobre el juego... solo sobrevivió uno, aunque sus brazos se llegaron a quemar, mientras que yo pude salir ilesa. ─Terminó de decir. ─Te juro que pensé que... pensé que yo...-
Ann estuvo apunto de esconder su cabeza entre sus propias piernas nuevamente, no obstante, el joven de cabellera oscura le tomó el mentón con cuidado, haciendo qué lo vea mientras le limpiaba las lágrimas que volvían a salir de sus ojos. Asimismo, le dedicó una mirada con tranquilidad con tal de calmarla, para luego abrazarla y hacer qué repose su cabeza sobre su hombro con tal de que se descargue.
Y ella, simplemente rompió a llorar, aferrándose al abrazo con fuerza. Rompió esa calma que siempre la caracterizaba.
Él, por su parte, no dijo nada y solamente siguió abrazándola.
No supo cuanto tiempo pasó hasta que Ann dejó de llorar por completo, sin embargo, cuando lo hizo no se separó del abrazo para nada.
─Mahiru, yo...-
─No voy a contarle a nadie de esto, no te preocupes. ─La interrumpió, apartándose un poco y mirándola a los ojos con sinceridad.
Ninguno de los dos supo cuando se quedaron mirando a los ojos por un minuto largo, sin decir ni una sola palabra, ni tampoco haciendo nada.
─No me refería a eso. ─Habló ella, bajando un poco la mirada en un intento de ocultar el leve sonrojo que se formó en sus mejillas. ─Sólo quería agradecerte, por, bueno, por esto... creo que lo necesitaba.
De un momento a otro, la mujer se puso de pie y lo miró a los ojos de nuevo, ya sin tener ese rastro de dolor en los ojos de hace rato.
─Gracias, Yuuji.
Le dijo Ann con una leve sonrisa en su blanco rostro, para luego irse caminando hacía la puerta. A la vez, Mahiru dejó de lado el muy leve sonrojo que tenía en su cara, para luego tomar los lentes y ponerse de pie, antes de que ella se vaya.
─Ann... ─La llamó, haciendo qué se dé vuelta y él tomara una de sus manos para darle el accesorio. ─No te olvides de tus anteojos.
─Te lo agradezco. ─Dijo la mujer guardandolos en em bolsillo de sus shorts. ─Pero creo que, al menos por hoy, ya no los voy a usar.
Mahiru sonrió ante su comentario y ambos salieron de la habitación, al fin y al cabo, ya no estaba cansado.
Tratando de ignorar el hecho de qué, en esos momentos anteriores, logró escuchar otro latido de corazón.
WRITTEN BY ALICE...
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