𝖵 𝗂 𝗇 𝗀 𝗍 𝖲 𝖾 𝗉 𝗍
Solté el humo grisáceo observando el gigantesco y precioso jardín que se encontraba frente a mí. Un color verde intenso con toques en rojo debido a las flores y perfectamente cuidado gracias a las personas que se encargan de el día con día. Al mi alrededor solo se escuchaba el sonido de los pajaritos, voces de las sirvientas y como se dedicaban a tal vez lavar los trastes debido al choque del cristal con otros. Mordí mi labio inferior a sentir las lágrimas resbalar por mis mejillas una tras otra, mire el cigarrillo que estaba a nada de terminarse y volví a llevarlo a mis labios tintados en color rojo haciendo juego con mis uñas con una perfecta manicura.
La brisa del aire fresco y puro chocaba en mi rostro pálido y causando que mi cabello se descontrolara. Sería mis últimos minutos dentro de esta casa donde llegue a pensar que probablemente en un año mi bebé estaría por todo este jardín, donde podría ver a Taehyung jugando con él como una familia que solía soñar. Pero todo se derrumbó tal y como mis esperanzas. Me di la vuelta y le di la última calada al cigarrillo para después tirarlo al suelo y pisar la colilla con mis zapatos negros de tacón alto. Limpie mis lágrimas con los dedos pulgares y empece mi caminar hacía la entrada de la casa, el jardín era extremadamente gigantesco y la casa no se quedaba atrás, en realidad, debía considerarse mansión. En un descuido y podría perderme. Tome la manija con mi mano derecha para abrir la puerta transparente con ayuda de una señora que ayudaba en casa, le sonreí en forma de agradecimiento y me dirigí hacía la sala de estar mientras mis tacones resonaban por toda la planta baja.
Taehyung me miró desde las escaleras grandes y terminó los últimos diez escalones para llegar a mí. Me dolía verlo por que ahora sabía que no me ama, que realmente ni siquiera le importó y prefiere a la otra mujer. ¿Irónico no? Repitió la misma situación con ella. Tome mi maleta y sin mirarlo me di la vuelta.
—¿Estuviste fumando?—El tono de voz que había usado era potente y demasiado ronco. Asentí de espaldas y detuve mis pasos—Estas embarazada, no puedes hacer eso.
—Si, bueno, ya lo hice—Respondí cortantemente, salí de la casa arrastrando mi maleta y antes de entrar al taxi que había pedido, busque entre mi bolso las llaves del auto que me había obsequiado meses atrás.
Taehyung se quedó de pie en la entrada con sus manos adentradas a sus bolsillos mirando cada movimiento que yo realizaba. Tome las llaves del auto en mi mano izquierda y se las lancé.
—No quiero nada de ti—El señor me ayudo con la maleta mientras yo me adentraba sin mirar al hombre de la entrada. Por más que trataba de mantenerme fuerte frente a él, cuando me encontraba sola era un completo desastre. Horas llorando y sintiéndome menos al recordar esas palabras describiendo a la mujer.
—Hana, tenemos que vernos por el bebé. No es una despedida—Hablo detrás del ventanal del auto, me coloque los lentes de sol para disimular mis ojos rojos.
—No, olvídate de mí. Y si quieres demandarme, hazlo; ya veremos quien gana—Le di la señal al señor para que avanzara, él obedeció dejando atrás a Kim gritando un sinfín de palabras que ahora no entendía por lo lejos que nos encontrábamos.
Coloque mis lentes arriba de mi cabeza y me dedique a mirar el paisaje que nos aportaba Seúl a tan solo las diez de la mañana. Nunca me había sentido tan decaída por un desamor, siempre solía decir que era una tontería estar de esa manera y sufrirles a los hombres. Terminaba un noviazgo y no me importaba, seguía el otro hombre o solamente acudía a una discoteca para beberme el alcohol como agua. Ahora se que nunca debí decir esas palabras por que estoy en ese lugar donde parece que mi mundo se desmorona al no tener a Taehyung a mi lado y de tan solo pensar que probablemente en unos minutos puede estar con aquella mujer, era un sentimiento verdaderamente horrible. ¿Karma? Si, estaba segura que era eso.
Le pague al señor quien volvió a ayudarme con mi maleta, mis labios de ensancharon formando una sonrisa pequeña y le dediqué una corta reverencia. Me adentré al departamento que compartía con Jungkook, al parecer no se encontraba y era lógico, tanto trabajo que últimamente solamente se desocupa tres horas. El olor a su perfume inundó mis fosas nasales de inmediato, cerré la puerta detrás de mí y coloque el seguro. Solté mi maleta y deje caer el bolso que resbaló por todo mi brazo. Y sin dudarlo, yo también me deje caer al suelo.
Me quite los zapatos de tacón y los lancé a un lado de mí, reflexione mis piernas y escondí mi cabeza entre ellas. Sintiendo el nudo en la garganta y mis ojos picaban, soltando por fin las lágrimas que corrían en mis mejillas. Mis sollozos se escuchaban por todo el departamento al estar en completo silencio igualmente que en el pasillo y nuestros vecinos. Sentía el dolor de sus palabras rondando por mi cabeza, las cuales no superaría. ¿Solo por su físico era mejor que yo? Mi cuerpo no era tan común entre las coreanas, eso podría indicar qué tal vez la chica estaba operada al Taehyung decirme que tenía una mejor figura que yo. ¿Él piensa que sus palabras no me dolerían? Aún recuerdo el bullying que pase cuando solamente tenía diez años, todos diciéndome que estaba gorda y fea en ese tiempo, una niña de tan solo diez años que dejó de comer a causa de sus compañeros y que recurría a expulsar mi comida después de comer algo. Dos años en tratamientos para recuperarme y después mi padre con su maltrato injustificado hacía mí pero no acudí con un psicólogo. Había luchado con mis pensamientos hacía mi persona sobre el físico y que era una inútil por mucho tiempo, pero ahora tal vez era verdad, Taehyung me lo confirmaba.
Pero no me quedaría de brazos cruzados, no permitiré que Taehyung se acerque a mí y al bebé. Y de eso me encargaré yo misma. El timbre del departamento resonó por todo el lugar, absorbí mi nariz y con dificultad me levanté del suelo. Sin importar mi aspecto, abrí la puerta.
—Oh, Hana. ¿Estas bien?—Se sorprendió al verme, asentí y me hice a un lado para dejarlo pasar.
—¿Que sucede?—Volví a limpiar mis lágrimas para mirarlo mejor, Jimin me extendió un pañuelo el cual tome con gusto.
—Jungkook mencionó que estarías aquí y necesito la USB de su habitación—Explicó tímido, asentí y señalé la habitación de mi hermano. Park se dirigió a ella en cuanto la señale.
Me agache tomando mis zapatos de tacón y acomodarlos en el lugar adecuado. Jimin salió de la habitación cerrando la puerta con delicadeza.
—Se que te encuentras mal, puedes contármelo, somos amigos ¿no?—Se sentó en el sofá y palmeó su lado derecho, no dije nada, sólo obedecí.
—Taehyung me dejó por otra mujer y ahora estoy embarazada—Solté por lo bajo, Park soltó un sonidito de sorpresa con su garganta. Lo mire con tristeza y él solo pasó su brazo derecho por mis hombos al mismo tiempo que me atraía a su pecho.
Solloce en su pecho aferrándome a su camisa y no le pareció importar si esta se mojaba.
—Lo siento tanto, Hana. Pensé que se amaban demasiado para algo así—Negué con lentitud e hice una mueca. Jimin tomó mis manos entre las suyas donde se encontraban muchos anillos en color plata.
—Ya no puedo hacer nada, más que olvidarlo. No permitiré que vea al bebé.
—Pero es su padre—Alzó ambas cejas, me encogí de hombros sin tomarle importancia. A él no le importó meterse con otra mujer, a mí tampoco me importara si llorar por su hijo.
Estuvimos en silencio dos largos minutos llenos de tensión, después de acostarnos por lo menos unas diez veces, era un poco raro. Bueno, al menos para mí no tanto pero pea Jimin si por que solía alejarse de mí.
Park tomo mi rostro y sin previo aviso junto nuestros labios en un beso lento. Me coloque encima de él, mis dos piernas a los lados de las suyas mientras Jimin las mantenía separadas. Sus manos pararon en mi falda levantándola con desesperación, acaricié su pecho desnudó debido a la camiseta blanquecina de botones que llevaba ligeramente abierta.
—¿Cuantos años han...pasado de esto?—Pregunto entre besos. Mis labios se desviaron del camino ahora me concentré en su cuello dejando besos húmedos hasta su pecho.
—Solamente uno—Park desabrocho sus vaqueros negros y con mi ayuda los bajamos. Ahora sus manos se encargaban de deshacerse de la blusa que llevaba puesta que también era de botones, pareciera que todo esto estaba planeado para un momento como estos. Me dediqué a mirarlo, sus labios se encontraban entre abiertos y de un color rojo bonito, el cabello tintado de rubio despeinado y mirándome con deseo. Tal y como las anteriores veces. Nada cambiaba.
Jimin entró en mí sin avisarme causándome un grito que se escuchó por todo el departamento. Bueno, en realidad, era lo único que se escuchaba en todo el lugar. Ahora solo rogaba que mi hermano se apareciera por aquí porque al parecer había mandado a Park y al notar que no llega, sería muy probable que hiciera presencia en el lugar.
Veía la ciudad de Seúl desde mi balcón totalmente decaída, ahora mismo me sentía mal por lo que había hecho con Jimin. Pero si Kim lo había hecho...¿por que yo no podía? De acuerdo, ahora no me sentía tan mal. Las llamadas de Taehyung se hacían presentes día con día y algunos mensajes rogándome que no podría alejarlo del bebé.
—¿Que quieres? Estás empezando a hartarme.
—¿Que es lo que quiero? Quiero que madures y dejes de tus berrinches a un lado. ¡Tengo todo el derecho de ver a mi hijo!—Hablo demasiado furioso que parecía que de mi celular saldría fuego.
—¿Madurar y berrinches?—Eso fue lo que más me había indignado. Tome la taza de café entre mi mano izquierda con fuerza al escucharlo.
—Si, Hana. Todo esto es por que te deje por otra mujer mucho mejor que tú, debes entender que no quiero estar más contigo pero...ese bebé es mío y tiene el derecho de ver a su padre. Lo quiero, por supuesto.
—Jodete, Taehyung. ¡No me vuelvas a buscar y muchos menos te hagas ilusiones de ver a tu hijo porque no será así!—Grité y colgué la llamada sin esperar su respuesta. Las lágrimas empezaban a salir y de puro coraje lancé el celular hacía dentro de la habitación.
Mi hermano entró corriendo a la habitación asustado y buscándome por todos lados. Lo mire con tristeza y me adentré a la habitación sin cerrar la puerta del balcón.
—Me duele mucho, Jungkook. Me duele que no me quiera como lo hago y ahora esta con otra mujer mucho mejor que yo. ¿Porque el amor tiene que ser así? ¿Por que no soy como ella?—Susurre contra su pecho, mi hermano no dijo nada solo me abrazo fuertemente al mismo tiempo que besaba mi cabeza. El sollozar fuerte se había convertido en algo normal de cada día. Ahora solo me dedicaba a hacerlo mientras descargaba toda mi tristeza.
Quizás era lo que me merecía después de todo lo que he hecho.
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No se olviden de votar. Las quiero, besos 💓
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