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El señor Kim en todo el tiempo trataba de no mantener cerca a Youngmi. ¿En verdad tenia vergüenza de ella? Tal parecía que así era.

A la chica ni siquiera le pasaba por la cabeza aquel suceso, parecía no darse cuenta y solo estaba detrás de él. Me causaba lástima verla de esa manera, después de todo no era una mala persona pero sabía perfectamente que había algo más en ese matrimonio que no cuadraba. De vez en cuando cruzaba palabras con ella tratando de que no se sintiera tan olvidada, me sentía una total hipócrita.

—Hana, ¿puedes venir un momento?—El señor Kim me extendió su mano, asentí y le dediqué una mirada rápida a mi hermano que solo soltó una risita por lo bajo.

Con mucho gusto tome su mano, era tan suave y demasiado grande comparada con la mía. Me llevo hasta un lugar donde solo encontraban por lo menos cuatro personas, algunas fumaban y otras solo hablaban por teléfono. Era una especie de terraza pequeña, Kim se colocó frente a mi con una gran sonrisa.

—Quería tenerte a solas, desde que te vi en aquella tienda me sorprendió lo hermosa que eres. Fue una coincidencia volver a encontrarte—Acaricio mi nuca acercándome a él con lentitud, lo tome de su corbata para estamparlo contra mis labios y con su mano derecha me tomo de la cintura.

Sabía que desde ese momento las cosas cambiarían y empezaría una guerra.

Hey, Taeh...Oh, lo siento—Nos separamos rápidamente al escuchar la voz de un chico desconocido para mí.

—¿Que sucede, Seok Jin?—Observe como pasaba sus lengua por sus labios con una lentitud impresionante. Parecía que le estaba coqueteando al hombre frente a nosotros.

—Tú padre te está buscando por todos lados, Youngmi me dijo que te fuiste por esta dirección. Estás muy bien acompañado por lo que veo—Soltó algo burlón, el señor Kim colocó los ojos en blanco y asintió.

—En un momento iré, no digas nada de esto a nadie—Le advirtió, el hombre llamado Seok Jin hizo una pequeña reverencia y se fue.

—Lo siento, en un rato podremos vernos de nuevo, ¿te parece?—Asentí, él solo se dedicó a besarme una vez más—Por cierto, te queda perfecto ese vestido.

Me dedicó una sonrisa y siguió el camino anterior, me quede por unos segundos asimilando lo que había sucedido. Esto sería un total drama. Me dirigí de nuevo hacia el lugar donde se encontraba Jungkook manteniendo una conversación alegre con un chico que no tenía idea de quién era.

—¿En donde estabas?—Mi hermano no tardo en preguntar cuando tome asiento a su lado.

—El señor Kim me dio algunas instrucciones, nada importante—Bebí un poco de la copa que estaba frente a mi.

El chico con el que mi hermano conversaba era Kim Mingyu, primo de Taehyung. Al parecer era de la misma edad que Jungkook y habían encajado perfecto. Solo intercambiamos unas pocas palabras y luego mi atención la tenía mi jefe que paseaba de un lado a otro saludando a personas, Youngmi iba detrás de él, de nuevo.

Pasó por lo menos una hora con treinta minutos, el señor Kim había dado unas palabras felicitando a sus empleados. Me hizo una seña y supe lo que trataba de decirme, deje a mi hermano con el chico y camine con elegancia hacia él. Ahora estábamos en un pequeño cuarto de limpieza. Cerró la puerta detrás de él y le colocó el pestillo, era algo pequeño pero los dos teníamos el suficiente espacio personal.

—Es realmente cansado todo esto ¿sabes?—Echo su cabello hacia atrás como si fuera un modelo y yo me quede embobada viéndolo.

—¿Que sucede en tu matrimonio?—Decidí preguntarle ahora a él, de verdad tenia demasiada intriga por saber.

—Eso después te diré—Tomó mi pequeña cintura entre sus manos y me acercó para besarme de nuevo. El beso empezaba a subir de tono cuando bajo por mi cuello y mis piernas quedaron al rededor de su cintura. Taehyung mordió con fuerza mi labio a lo cual me quejé de inmediato, me estampo contra un pequeño escritorio que se encontraba detrás de nosotros y que no entendía porque se encontraba en un cuarto de limpieza. Empezó a subir mi vestido con lentitud y meter sus manos, se dio cuenta que solo llevaba ropa interior.

Cuando por fin se deshizo de mi ropa, él solo bajo un poco su pantalón sin necesidad de quitarlo todo. De verdad iba a pasar todo esto tan rápido que no podía creerlo. Y entro en mi con lentitud haciéndome soltar un gemido tal y como me gustaba que lo hicieran los hombres.

Así fue como me hizo gritar su nombre por lo menos veinte veces en aquel cuarto de limpieza.

Lo siento tanto Youngmi, no soy una buena chica.

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