8 (FINAL) 1/3
Para la segunda vez del día, Gulf está sentado en su regazo. Moviendo las caderas como un profesional y tirando la cabeza para atrás. Despliega el tórax al máximo, respirando como mejor puede en todo este acto salvaje. Porque el amor, además de ser dulce, también puede ser salvaje. Mew se aferra a sus caderas con suavidad y reparte besos por todo su cuello hasta la mandíbula. Combatiendo los gemidos involuntarios y los gruñidos. Pero simplemente eran inevitables.
Su estómago se sentía caliente y tejía un nudo que pronto debía desenredar.
Se sentía extasiado y mareado de tanto placer. Su novio lo hacía tan bien para ser inexperto. Su miembro siente los glúteos del chico escalarlo y descenderlo con glaciares translúcidos. -¡Dios! No puedo más. - Mew expresa y Gulf se agacha a besarlo. El moreno aumenta el ritmo de caderas, enloqueciendo al pelinegro quién ya está en su límite.
-Gulf, me voy a correr--- Acaba sin más. Respirando exhausto. Gulf deja de brincar y reparte besos por su frente, mejillas, labios y nariz. Luego lo mira con todo el cariño del mundo.
-Te ves lindo cuando te corres.
Mew ríe avergonzado. -¿A qué viene eso?
-Había escuchado historias de mujeres y hombres que hablaban sobre los rostros de sus esposos cuando se venían. Y a pesar de que lo decían enamoradisímos la descripción sonaba como una película de terror. Pero no es así. Es hermoso. Quiero hacerte correr otra vez. - Gulf ríe y sonroja a Mew quién se cubre la boca.
-Vamos. Me pones nervioso.
-Lo siento. Ya no volveré hablar del tema.
-Tú también te ves lindo cuando te corres. Te muerdes el labio y eso es *Gulf susurra «Oh por Dios»* tan sexi.
-¡Mew!
-Ahora quién avergüenza a quién, ¿ah? - Gulf ríe, tropezando con sus propias palabras al buscar una excusa para justificarse, pero Mew le rodea la cintura con ambos brazos, cerrando sus manos como un candado tras su espalda. Con una sonrisa labial, inclina la cabeza para buscar su mirada y logra encontrarla. Gulf endereza el cuello.
-¿Qué?
Mew no dice absolutamente nada. Solo lo mira. Gulf recibe escalofríos y sus mejillas se tiñen color rosa pastel. -¿Tengo algo en la cara--?
-Me gusta verte.
-¡Mew! Deja eso.
-Y tenemos un asunto pendiente. No te viniste en esta segunda ronda. No puedo dejar a mi caramelo así.
-¿Ya me pusiste un apodo? - Mew lo vuelve acostar en un divertido abrazo dónde ambos ríen y Gulf vuelve agarrarse de sus hombros.
-Caramelito. Caramelo. Mi cafeína de las mañanas, de la vida, de la noche. - Mew lo besa por todos lados y va bajando por su estómago. Alterando la respiración contraria. Gulf mira abajo sobre su pecho, curioso. Cuando el mayor llega a su miembro y lo mete en su boca. Bombeando su cabeza en él.
Gulf cede al placer. Cerrando los ojos y confiando en su pareja. Arropado en esos labios húmedos y sedosos, con el permiso de correrse en un lugar cerrado y de poco espacio. Además, la lengua que adora tener en su boca, lo recorre como a una paleta. Desde el final hasta la mismísima punta, dónde traza círculos con la lengua y vuelve a succionarlo.
Gulf pierde el control tanto de sus gemidos como del nudo en su estómago y se corre.
•••
Carla y Pond acordaron asistir a un juego de béisbol internacional ya que a Pond le gustaba y no había podido asistir por miedo a que lo reconocieran. Pero ella se ofreció acompañarlo. En plena luz del día, con miles de habitantes rodeándolos, ellos son los más llamativos de todos. Usan chaquetas grandes y gorras. Ella anda de brazos cruzados mirando el juego mientras que él mira todo con emoción.
-¡Corre, hiciste Home Run! Corre. - Mixto grita junto al público. Carla lo mira incrédula, pero sonríe al paso de segundos. No puede evitar las ganas de reírse y la sonrisa de Pond era contagiosa.
-Carla, ¿viste eso? Hizo Home Run. - Repite como un niño pequeño. -¿Por qué no estás emocionada?
-Disculpa mi poco entusiasmo, pero no soy fan de los deportes. Ahora mismo no me interesa el juego. Me interesas tú.
Pond se le queda mirando.
-Tu mirada, tu sonrisa, tu voz, son la única función que estoy dispuesta a ver. - Ella confiesa, descansando una mejilla en su mano. Pond la mira cómo nunca ha mirado a nadie. Conocía el sentimiento, era un viejo amigo que no creyó volver a ver otra vez. Interés. Y no cualquier interés, sino el interés definitivo.
Repentinamente, Carla mira al campo y grita: «CUIDADO» para ponerse en pie, empujarlo a su asiento y agarrar una pelota en su dirección. Pond respira agitado mientras mira arriba y Carla está frente a él con la mano alzada y la pelota en mano. Hiperventilando justo como él. Ambos se miran a los ojos.
-¿Acaso acaba de salvarte una civil, héroe?- Carla tienta, enarcando una ceja adjunta a una suculenta sonrisa labial.
-Que no se te suban los humos, Starbucks.
Carla ríe y alguien toca su hombro. Cuando ella voltea, uno de los jugadores ha subido. Jadeante y bañado en sudor. -Lo siento, ¿me pasas la pelota? Tampoco está mal si te la quedas, pero...
-No, tranquilo, te la devuelvo. ¡Ánimo!
-Gracias. - El jugador baja las escaleras tan rápido como puede y Carla toma asiento junto a Pond.
-Gracias. Por evitar que la pelota golpeara mi rostro, Starbucks.
-No fue nada.
Ambos miran el partido para no intercambiar miradas, pero Pond corre una mano por el reposabrazos para alcanzar la suya. Ella no lo mira, pero pone la mano boca arriba para que él la tome y entrelacen dedos. Una vez hecho, se miran a los ojos y vuelven a desviarla con risas torpes, pero en el fondo lo saben: la atracción es mutua.
•••
Mew juega con Winner en el sofá de la casa. Mew oscila la cabeza como si verdaderamente esquivara las balas del juego y Winner retrocede por inercia para luego maldecir en bajo. Ambos calzan calcetines, pero Mew viste joggers rojos y una camisa de tiras mientras que Winner un mahón corto de los Simpson y una sudadera azúl. -Y bien, ¿ya me vas a confesar que eres BreadMan y ahorrarte las terribles excusas de por qué me ghosteaste durante dos semanas?
-¡No te ghosteé y no soy BreadMan! ¿Tengo pinta de superhéroe?
-Entonces, ¿cómo es que BreadMan tiene el mismo cabello que tú? Es decir, no era tendencia antes de que apareciera y al primero que vi con ese cabello ¡fuistes tú!
-¡Oye, no bajes el control y sigue jugando, nos matarán a los dos--!- El personaje de Mew recibe un tiro que oscurece la pantalla del televisor con manchas de sangre. Al centro se leen las palabras: "PERDISTE". El de mechas verdes se cabizbaja con un angustiado suspiro y voltea a ver a su mejor amigo. Quién le dedica su mejor rostro de póker.
-¿No le dirás a nadie?
-¡Sabía que eras tú!- Winner brinca del sofá con las manos hechas puños eufóricos y una gran sonrisa en su rostro. Mew ríe. -¿C--Cuáles son tus poderes? ¿Puedes volar?
-Me hubiera gustado, pero solo tengo los recuerdos de un sándwich. El rayo me fusionó a los sándwiches que mi mamá preparó ese día. Los sándwiches tienen tres recuerdos: el cuchillo que los corta a la mitad, el calor que endurece su piel y la resistencia a las adversidades. Si lo pienso, de no ser por mi mamá, no sería el héroe que soy ahora. - Mew sonríe anonado.
-¡Wow!- Winner alarga las "o" y desploma el trasero dónde previamente estaba sentado. -Mew, ¿puedo pedirte un favor?
-¿Un favor? Claro. ¿Cuál?
-Sabes que... Mi padre solía golpearme a mí y a mi hermano menor cuando vivía con él. Ahora no deja de acosarnos para pedirnos dinero. Un día le robó a mi hermano pequeño. ¿Podrías asustarlo?
Winner suelta el control y coloca su mano sobre la de Mew. Haciéndole ojos de cachorro y chillando como uno.
-Bueno. Si es solo asustarlo, ¿por qué no? Además, se aprovechó de la discapacidad de tu hermano. Iré.
Winner sonríe y lo abraza. -Te quiero, ¡te quiero!
Mew ríe hasta que su mejor amigo rompe el abrazo y comienza: -Pero, ¿Por qué Bob no ha dejado de gruñirme y pasarse distante? Antes no era así conmigo. - Winner pucherea sobre un hombro. Mew mira a Bob desde dónde están.
-Es cierto. Qué extraño. Yo le dí comida hoy. - Mew aplaude y lo llama por su nombre. Incluso silba para atraerlo. Pero Bob chilla y se acuesta sobre su estómago. Descansando el hocico sobre sus patas.
-Tampoco quiere venir a mí.
-¿No estará enfermo?
-Imposible. Bob casi nunca se enferma.
-Huh. ¡Bueno! Vístete y vámonos!
-Sí. Espera un segundo.
Mew ingresa su habitación. Entonces Winner vuelve a mirar a Bob sobre su hombro, semi-cabizbajo, amenazándolo con los ojos. Bob también sabe jugar a las miradas porque igualmente se le queda viendo.
Mew reemplazó la camisa por una más casual y colgó sobre sus hombros una mochila roja. Dentro lleva el uniforme heroico.
-¿Y tu traje? Papá te reconocerá. - Winner dice, consternado.
-Me cambiaré allá. No sabes cuán irritantes son los paparazzis hasta que los tienes enfrente y tú eres el fotografiado. Deberían ser ilegales. - Mew niega con la cabeza para sacudir el recuerdo de los flashes sobre él.
-Ah sí. Es cierto. Qué tonto soy. Vamos. - Winner sale primero.
Mew lo sigue y Bob pilla su muñeca entre sus colmillos sin herirlo. Mew voltea, con las rodillas ligeramente gachas entonces mira a su perro. Bob sigue chillando por alguna razón que desconoce.
-Bob, vamos, suelta. Tú no eres así.
El perro hace caso omiso a las órdenes.
-Bob. Suelta.
Se centra en sus ojos y lo ve: miedo. Lo está protegiendo de algo. La verdadera pregunta es ¿de qué? ¿De Winner o de un efecto mariposa que solo él percibe? Mew lo comprende y aleja la cabeza de Bob con ternura.
-Tranquilo, amigo. Estaré bien. - Susurra solo para Bob. Bob relame su hocico y parpadea para no derramar lágrimas. No aparta la mirada del rostro de su dueño. -Estaré bien. Te lo prometo.
Le ofrece una mano y el canino coloca su pata en ella.
-Vengo en unas horas. Vela la casa mientras no estoy. - Deposita un beso en su cabeza y se va.
•••
Tan pronto se van, Bob se dirige a la ventana de la sala de estar e intenta abrirla con rasguños. Logra girar el seguro de la ventana entonces sale por la misma. Cae de costado, pero se sacude, y persigue el auto de Winner como el mejor espía canino del mundo. Bob Holmes. Se escapaba siempre que podía, pero no para cosas malas, sino para velar a su dueño.
La casa del papá de Winner no es grande. Se encuentra cerca de un campo de maíz y está lejos de la ciudad. La madera está en malas condiciones y el moho se ha apoderado de algunos tablones. El dueño ni siquiera se molesta en podar. Todo lo que hace es robar aire de nuestro mundo y extorsionar a sus hijos. El sr. Barns acaba de llegar de algún puesto de gasolina. Sale del auto con una bolsa llena de ¡sorpresa! Bebidas. Seis latas de cerveza para él solo. En eso desperdició el dinero que su hijo menor pudo aprovechar para bien.
Gira las llaves del auto con las de la casa hasta mantener fuera la de la puerta principal, cuando alguien aparece detrás de él.
-Disculpe. - Habla la persona y el hombre voltea. La persona es BreadMan. Vestido en su traje heroico.
-Oh por Dios. ¿Qué hace este payaso aquí? Oye, te ves ridículo. El mundo ha perdido los estribos. ¿Superhéroe? Qué tal, ¿súperpayaso?- El hombre estalla en risas antes de surcar los aires por un puño de BreadMan. Cuando cae cerca del campo de maíz, mira con miedo a la figura que se le acerca.
-Me dijeron que acosas a tus hijos por dinero. - La voz de BreadMan ha cambiado a una más gruesa. -¿Te parece justo? - Cierra sus manos en puños.
-O--Oye, tranquilo. Hablemos. ¿Cómo sabes eso?
-No importa cómo lo sé. Lo que sí importa es que no lo volverás a hacer.- BreadMan lo agarra del cuello de la camisa, cargando al hombre como si no pesase nada, y le da otro puño que lo vuela sobre todo el campo de maíz. Winner sigue a BreadMan entre brincos, aplausos y sonrisas. Ambos se adentran al campo de maíz.
El sr. Barns niega la cabeza con sangre fuera de la nariz. Suplicando piedad y prometiendo que ya no lo volverá hacer. BreadMan se detiene entonces y le sonríe labial a Winner quién posa a su lado. El sr. Barns repite el nombre de su hijo de manera cuestionante, pero parmenece sentado.
-Deberías terminarlo.- Winner propone, mordiéndose una sonrisa psicópata.
-¿A qué te refieres? - Mew gira hacia él.
-Matarlo.
El hombre respinga. Su respiración se altera y niega la cabeza repetidas veces. Mew voltea a verlo y regresa su mirada en Winner.
-Winner, ¿qué? No. Es tu papá. Es un civil. Yo salvo vidas, no las quito.
-Ese es el problema con los héroes. Nunca pueden deshacerse de la basura. Solo las meten tras las rejas para que se queden unos años y cuando vuelvan a salir, cometer el mismo crimen o peor. - Winner muestra completo desagrado hacia los héroes.
-Tienes toda la razón. Pero yo no soy un asesino, Winner. Yo elegí ser un héroe.
-Si no lo haces, subiré este vídeo de ti golpeando a mi padre. Sin contexto, solo verán que eres un héroe abusivo. - Winner saca el teléfono de uno de sus bolsillos. Sonando desesperado. BreadMan lo mira con los ojos cristalizados.
-Lo siento, Winner. No soy un asesino. Puedes hacer lo que quieras con ese vídeo. - Mew deposita una mano en su hombro y gira para alejarse. Retirándose cabizbajo.
Winner tiembla de la rabia. Cabizbajo. Con el teléfono dentro de un puño. Sus ojos se iluminan en color naranja.
-TAL VEZ TÚ NO SEAS UN ASESINO, - Él grita y Mew voltea. Sorprendiéndose con sus ojos. -PERO YO SÍ.
-Winner, ¡ESPERA!
Winner voltea hacia el sr. Barns y con un grito, lo quema con sus rayos laseres. Su carne se esparce por todo el campo de maíz con una explosión masiva de sangre. Hasta la ropa de Winner es bañada en sangre.
-WINNER. NO.- Mew grita y el chico voltea a quemarlo, pero afortunadamente Bob tumba a Mew sobre el campo de maíz y Mew mira arriba a su valiente mascota.
-¿Bob?- Él susurra.
Una luz naranja se ilumina tras Bob mientras que este le le sonríe jadeante y Mew agranda los ojos. -BOB, ¡NO--!- Su valiente y fiel mascota explota en trozos de carne que se riegan por todo el campo de maiz y sobre su cuerpo. Mew hiperventila con sangre desde el rostro al abdomen.
No puede hablar por el shock.
Winner se asoma a su campo de visión. Apagando el naranja en sus ojos. -Él no estaba en mis planes. - Murmura fuera de sí. Mew lo mira como más puede. Falto de aire.
-Quiero que les dejes saber a los demás que ha surgido un nuevo villano. Dedicado especialmente a ellos. Dedicado a ti. ¿Su nombre? Su nombre es Nyx. - Dice Winner.
-Tú... Eras mi mejor amigo. ¿Por qué haces esto?- Mew quebranta su voz.
-Porque siempre soy tu mejor amigo hasta que aparece él. - Winner deja caer algunas lágrimas y Mew sabe que se refiere a Gulf. -Ha sido así desde pequeños.
-No. Lo. Toques. - Gruñe Mew.
-Disfrútalo mientras puedas. Porque yo les quitaré a ti y a los héroes todo lo que más aman.
-¿Solo por celos?- Llora Mew. -¡Solo debías hablarlo conmigo! Y podías formar parte de nuestro equipo de héroes si lo hablabas.
-Ahí está la cosa, Mew. Que yo no quiero ser un superhéroe. Y de haberlo sido, hubiera cuidado mejor a mis amigos.
Ambos permanecen viéndose a los ojos. Ahora como dos extraños en guerra. Winner endereza la espalda y sale volando. Directo al cielo. Dónde se le ve tomar impulso y volar hacia el este.
Mew llora y acuesta la cabeza en el campo de maíz. Se quita el antifaz porque no aguanta el dolor en sus ojos. Se cubre estos aún con las manos ensangrentadas. Entonces pega un grito a los aires, golpeando el maíz con sus puños.
Recuerda haber adoptado a Bob desde que era un cachorro y cómo lo alzó arriba de su rostro mientras el cachorro moría por darle más besos.
«Jaja, ¡Bob! Eres muy lindo.»
«Oye, te traeré comida, lo prometo.»
«Eres un muy buen perro, Bob.»
«Estaré bien.»
Recuerda las cosas que le dijó.
Saca el teléfono de su bolsillo y marca a Mixto. Tembloroso y lloroso.
-No fastidies--- Mixto iba diciendo cuando escucha a Mew pedir ayuda. Quejumbroso y jadeante.
-Por favor, ayudáme.- Llora. -No sé a quién decirle. Por favor.
La voz de Mixto se suaviza. -Está bien, niño, sólo dime dónde estás. Iré por ti. Aunque no iré solo.- Él sorna un poco. -Resiste. Ya iré. - Habla como un hermano mayor.
*N/A: Nuestro Bob😭😭 ¿Qué les pareció la primera parte del capítulo ocho? A mí todo me dolió y casi lloro. Ya pronto la parte dos, voy tan rápido cómo puedo, pero sin dejar nada de lo que quiero atrás para no tener arrepentimientos. Hasta ahora me siento muy satisfecha con el resultado de la historia. Ser un héroe es muy doloroso 💔*
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