7.5
En la noche del siguiente día, Mixto pasa de la cafetería. Bajando la calle con las manos al fondo de sus bolsillos. Mirando los alrededores sin nada mejor qué hacer. Una madre e hijo pasan de él. El niño con una voz aguda, pero agradable de escuchar. Es la voz que muchos adultos han perdido: la voz de la gracia. La voz de la gratitud. «¡Quisiera ser uno de los héroes, mami! Para protegerte de los villanos. » El niño cuenta.
—¿Sí? Eres muy dulce. — Ella le acaricia el cabello.
A Mixto se le cristalizan los ojos.
FLASHBACK (12 Meses Antes):
—Oye, Pond, ¿crees que lo logremos? Es que esta joyería es muy visible. — Un niño de color pregunta a su lado, ambos tras el margen de una pared concreto con máscaras negras que exponen solo los ojos y las bocas. Ellos cargan revólveres y Pond le sonríe.
—Claro que podemos, amigo. Oye, ya verás. Te daré todo lo que tus padres no pudieron darte. — Él se pone de cuclillas y se alza la máscara. Revelando una sonrisa. —Tu y yo contra el mundo para siempre, ¿no? — Le ofrece un puño. El niño choca puños con él.
FIN DEL FLASHBACK.
Las risas resuenan en su cabeza y se desvanecen conforme Mixto continúa.
—Vamos, preciosa, ¿no tienes novio? — Escucha a un bribón a la derecha y encuentra a Carla. La misma cerrando la cafetería y siendo acosada por dos maleantes.
—Ya cerramos. No tienen por qué estar aquí. — Demanda.
—No hemos venido por el café, preciosa. Hemos venido por ti. — El hombre le acaricia la coleta de caballo y ella sacude la cabeza para que el cabello reste sobre su hombro. Así, mira mal al hombre y camina la acera. Recarga el bolso en su hombro y se abraza así misma. Avergonzada de ser vista incluso con ropa.
—¡Voy a llamar al nueve once si no paran ya! — Amenaza, pero uno la jala del bolso y el otro le intenta subir la camisa, recibiendo una bofetada en la mano.
—En plena calle. Se puede ser más bestia. — Respira Pond antes de acercárseles. Cada paso depositado en la Tierra con firmeza y seguridad. Como si él fuera el dueño del mundo. —Oye, deja de acosarla y métete los dedos por el ojete que te cargas. — Pond lo agarra del hombro y nomás lo alza, vuela al hombre por los aires.
El otro corre a él. Encestando un puño. Pero el golpe ni siquiera desvía su rostro. Pond se le queda mirando con un semblante asesino. Lo agarra del cuello y levanta al hombre de 200 calorías como si fuera una bolsa de basura. Entonces lo tira al árbol de en lado, haciéndolo colgar de una rama y quedar noqueado por el golpe.
Carla mira el árbol con la respiración agitada. Aún no tranza qué es lo que ha pasado y cómo el hombre de adelante voló a los dos acosadores.
—¿Estás bien? — Pond pregunta.
—Sí, estoy--— Apenas voltea, Pond se alejaba desde el «Sí» más sin embargo, Carla llama: —Oye, oye, espera un momento. — con la valentía de tocarle un hombro. Él mira antes de girar todo su cuerpo y prestarle atención sin hablar. Ella vuelve a entrecerrar los ojos. Y realiza quién es.
—Entonces ¡sí eras tú! Sabía que eras tú.
—¿Quieres un premio por reconocer mi cara entre millones de rostros asiáticos?
—Gracias por salvarme. Realmente pensé que... — Ella vuelve abrazarse y esta vez, masajea sus brazos para quitarse el frío. Mira a todos lados asustada. Él imita las miradas, pero permanece sereno.
—¿Quieres que te lleve a tu casa?
—Oh no. No quisiera molestar.
—Descuida. No tengo nada mejor que hacer.
Ella sonríe penosa. —Tranquilo. No te molestaré. Gracias por todo.
Se marcha y Pond la sigue con la mirada. Mientras que ella anda de espaldas, él levita sobre el pavimento. En silencio. Mirándola mientras asciende.
Para cuando ella voltea sobre un hombro, él ya no está ahí. No está en ningún lado.
Ella continúa... Sin saber, que Pond la vigila desde el cielo. Volando como las aves sin alas que aletear. Él ladea la cabeza cuánto más la observa.
«Sí tiene miedo. » Piensa. «Pero prefiere no molestarme que ser protegida. Interesante. »
•••
Carla vuelve a salir tarde en la noche. Tras cerrar las puertas y voltear, Pond está frente a ella. Ella brinca del susto y susurra-grita: «¡Oh por Dios! ». La mano en su pecho midiendo su ritmo cardíaco. Pero exhala aliviada al saber quién es. —Hola.
—Hola. — Pond responde, algo nervioso. Y a él nada lo pone nervioso. Pero por alguna razón está mujer. Está mujer en específico... Lo hace cambiar de actitud.
—¿Qué te trae por aquí? — Ella enarca una ceja, sonriendo traviesa. Sabe la respuesta, pero quiere oírla de sus labios.
—Paseaba por aquí y no tenía nada más que hacer entonces... Entonces... — Conforme más busca excusas, ella amplía su sonrisa. —Vine a verte. Velar que todo esté bien.
Ella sorna incrédula. —Me siento halagada, héroe.
—¿Quieres que te lleve a tu casa?
—No quiero molestar--
—No sería una molestia.
—Entonces, claro, vamos. — Ella voltea y espera a que él se una a ella para caminar, pero él extiende un brazo para detenerla.
—No. Me refiero a llevarte en mis brazos. Cargarte.
Carla se gira y Pond alza las cejas al ver un gesto facial completamente nuevo en ella. Ha agrandado los ojos. Y lucía hilarante.
—¿Eso se puede?
—Creo que te va a encantar.
Ella se acerca a él tímidamente. Extiende sus manos a los hombros contrarios. Sus rostros están cerca. Tan cerca que pueden sentir sus respiraciones. Él se agacha para cargarla de manera nupcial. Ella se encoge de hombros como un caracol que se quiere esconder. Delicadamente dice: —Agarráte fuerte. — a lo que ella asiente. Toma impulso al doblar las rodillas y se dispara hacia el cielo. Cortando las nubes en dos hasta que se detiene en el aire. Carla grita varias veces, agarrando sus hombros más que fuerte. —Tranquila. No pasa nada. Mira la luna. Mira lo cerca que estamos de ella. — Distrae. Carla voltea a ver y respinga. Acto seguido sonríe impresionada y mira todo el cielo. Al mirar abajo se aferra aún más a él. Pero él no la dejará caer. Nunca lo hará. Ambos se miran a los ojos.
—¿A dónde vamos? — Murmura.
—Hacia adelante. — Ella mira abajo con una sonrisa. Pond sonríe y vuelve a impulsarse para volar plácidamente.
•••
—Es mi primera vez. — Mew confiesa.
—La mía también. — Gulf sonríe labial.
Inexpertos, jóvenes y curiosos, Mew acuesta a Gulf en la cama. Sobre su cuerpo. Se besan como si no hubiera un mañana. Explorando sus cuerpos con sus manos sin mirar. Gulf le alza la camisa cerca del coxis y Mew presiona su miembro contra el suyo.
—Ah.— Gulf se distancia con el más dulce de los gemidos. Mew se le queda viendo. Ambos hiperventilan.
—¿Tienes un condón? — Gulf pregunta mientras acaricia sus mejillas.
«Mierda. » Mew piensa y lo dice en voz alta. —Lo siento. No tengo. Pero, um, espera aquí. No te muevas. — Él titubea mientras se levanta. Gulf toma asiento con el cabello regado y una sonrisa traviesa.
—No lo haré.
—¿Me esperarás despierto?
—Intentaré.— Reduce su sonrisa a una labial.
Mew corre más rápido que Rapid Cat.
•••
Luego, está en un 7-Eleven y ha llegado su turno de canjear las cosas. Carraspea la garganta incómodo y coloca los condones en la mesa. El empleado los mira, agranda los ojos ante el tamaño y cobra los condones en silencio. Mew da su tarjeta de crédito y se sigue sintiendo incómodo. —Gracias.
—Ten una buena y larga noche. — El cajero desea. Mew sonríe y se retira a paso rapido. Al sostener la manija de la puerta, vuelve a mirar sobre un hombro al cajero. El cajero sonríe pervertido asintiendo la cabeza en noción lenta. Mew sonríe a medias entonces sale.
Cruzando la calle mientras sonríe, alguien entra al 7-Eleven con una pistola y amenaza al cajero. «DAME TODO TÚ DINERO. » Las personas de adentro gritan y el pánico cunde. Mew solo alza la mirada. Incrédulo. —Esto debe ser una broma. — Murmura. Sabiendo que deberá detener al ladrón. Torna todo su cuerpo en piel mármol (cubriendo hasta su ropa) y deposita la bolsa a un lado de la puerta.
El ladrón mira una vez y queda atónito. El cajero sonríe. —¡Es BreadMan!
—Hora de ir a la prisión, pendejo. — Mew le avisa al ladrón antes de darle un puño que lo hace volar por los aires hasta romper el vidrio de una nevera.
—BreadMan. ¿Te tiras una selfie conmigo? — El cajero dice. Nervioso y eufórico.
—Claro. ¿Por qué no? — Se asoma al registrador haciendo el símbolo de la paz con dos dedos y el cajero imita el gesto antes de tirar la foto.
•••
Mientras eso sucede, Gulf se da un baño y al salir posa frente al espejo de la habitación. —¿Debería esperarlo así? — Murmura y se sienta en la cama bien abierto de piernas, mirando el espejo ultra seductor.
—No, quizás, ¿así? — Se acuesta de costado con una rodilla alzada y la otra tendida. La cabeza reposada en una mano y otra mirada seductora. —Aish. Qué rayos estoy haciendo... Esto es demasiado vergonzoso. — Se sienta cubriéndose los ojos con las manos y gruñendo por montón.
•••
Cuando Mew llega a la habitación disculpándose por la tardanza, Gulf está completamente desnudo, cruzado de piernas y apoyado sobre los codos.
—¿Te... gusta lo que ves? — Pregunta tímido.
—Mierda. — Mew comienza a sonreír. Totalmente maravillado y la bolsa cae al suelo. —Claro que me gusta. Me gusta muchísimo. — Al recordar que la bolsa cayó, se agacha para recoger solo los condones y acercarse a él. Una vez se besan, no pueden parar y el sabor es inagotable.
Mew poco a poco lo acuesta en la cama y sus cuerpos sienten la necesidad de conectarse involuntariamente. Juegan a frotar sus lenguas, degustando la saliva en ellas. Mew acaricia su abdomen con una mano y sigue bajando.
—¿Puedo tocarte ahí? — Él pregunta.
—Puedes tocarme dónde quieras.
El pelinegro baja la mano hasta su miembro, el cuál acaricia y masturba, pero lleva su mano más abajo aún. Tentando su agujero con un dedo.
—Creo que primero hay que mojarlo. — Gulf dice en voz baja, tímido.
—Sí, hay que... — Mew iba a llevar su dedo a su propia boca, pero Gulf toma su mano y la dirige a su boca. Deposita un beso en su palma y procede a succionar dos de sus dedos. Con gentileza. Cuidado. Sin lucir vulgar. Pareciera que los besa cuando los humedece con la lengua.
Mew se le queda viendo intrigado. Incluso si son sus dedos, su lengua se siente bien. Demasiado bien.
—¿Bastará? — Gulf pregunta al alejar la mano.
—Yo pienso que sí. — Mew sonríe. Gulf también.
•••
Tras prepararlo, hacen el amor y la noche es tan joven cómo ellos. Tatuan sus cuerpos con cada toque, cantan sus placeres y fotografían cada momento con sus ojos. Porque querrán regresar a este momento una vez terminen. Sin importar cuántos días pasen.
—Mew, por favor, no pares. — Gulf susurra en su oído, aferrado s su espalda con una mano mientras con la otra entrelazan dedos.
—No pararé. — Mew susurra y besa su frente. Sin detener las embestidas. —Seguiré cuánto quieras. Cuánto puedas. — Reparte besos por su cuello y regresa a sus labios. Gulf sonríe antes de abrazarse a él con lágrimas cayendo de sus ojos.
*N/A: Este capítulo fue muy bonito🤭 ¿no les parecen lindos Pond & Carla? , pero estos chicos se han llevado mi corazón jajaja. Espero que les haya gustado~ ♥︎ (Y disculpen la tardanza 🤭)*
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