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*N/A: Este es un capítulo muy romántico, guys. I love it. Que lo disfruten 💖*
FLASHBACK GULF
(Con nueve años)
«Para esa época... Yo era realmente feliz.
La época de mi infancia.
Vivía en un pueblo campesino y al salir de la escuela, sacaba una lata de atún de mi mochila para alimentar a un gato del barrio. El gato desconocía mi nombre y yo el de él, pero nos llevábamos bien como desconocidos. Y él comía todo lo que yo le daba. »
El pequeño Gulf reía. De cuclillas al gato montés que alimentaba.
Una anciana que bajaba la carretera todos los días, con bolsas en los brazos, se detuvo para decir: —Niño, no alimentes a la basura. ¿Qué no sabes que la basura se acumula e incrementa? Deberían enseñarte mejor.
El felino la miró y relamió su hocico. El niño, sin embargo, se le quedó viendo enojado. Al ponerse en pie, siendo tan pequeño como era y con la apariencia más subestimada del mundo, señaló a la anciana y gritó: —¡Señora chichona!
Y salió corriendo.
—QUÉ DIJISTE, MUCHACHO. OYE, VUELVE AQUÍ. — La señora ladró, pero no corrió a morder. El niño huyó con una sonrisa de oreja a oreja. Divirtiéndose consigo mismo porque no tenía amigos. O al menos, nadie quería pasarse con él. ¿Su nombre? Su nombre era Gulf Kipaj. El niño que no se avergonzaba de ser raro y diferente. Aunque si algo era cierto, es que se cayó al nacer. O bueno, a su mamá se le cayó, por accidente. Quizás por eso se le habían salido unos cuantos tornillos. Pero para él, perder los tornillos fue lo mejor que le pudo pasar. Si todos tuviéramos los mismos tornillos, el mundo sería aburrido. Afloja algunos y verás lo divertida que puede ser está vida.
Al llegar a la casa, notó a su pequeño vecino cabizbajo en el balcón. El vecino tenía audífonos y columpiaba las piernas. Ni siquiera miraba el paisaje. Solo miraba sus zapatos. Él era un niño callado. Educado. Pero demasiado reservado. Siempre que lo veía feliz era con sus padres y un amigo rubio. Aunque las visitas del rubio eran escasas.
Gulf miró la entrada de su casa y luego a Mew. Batallando si entrar o quedarse. Pero mejor caminó hacia el vecino y posó a su lado.
—¿Quieres jugar conmigo? — Preguntó una vez. El vecino no contestó. Ni siquiera lo había escuchado. No sintió su presencia. Así de inmerso estaba en la música. «¿Tan alta la tiene? Se le van a explotar los oídos. » Posó frente al niño, dió dos toques en su hombro y volvió a enderezar la espalda. Como un princesito. Mew alzó la vista en un parpadear y sus ojos se centraron en Gulf. El vecino simpático. Bajó sus audífonos y se disculpó con una sonrisa.
—Vaya, realmente tenías la música alta. ¿No me sentiste?
—No.— Mew niega la cabeza.
—¡Vaya! Mm, ¿quieres jugar conmigo?
—¿Jugar a qué?
—Cualquier cosa. — Gulf se encoge de hombros. —¡Ah! Tengo estos aviones. — Gulf gira la mochila hasta su estómago, la abre y saca dos aviones. Uno rojo y otro amarillo. —¿Cuál quieres?
—¡Yo seré amarillo! — Mew escoge y ambos corren a jugar.
La realidad era que los padres de Mew discutían como animales y su madre, de buen corazón, intentaba domar a la bestia de su padre. Pero escuchar esas discusiones lo lastimaban.
«Tras un año, los padres de mi amigo se divorciaron y bajo la mirada de nuestras familias, nos despedimos con un abrazo.
Tras subir el vehículo de su madre, salió por la ventana para despedirse con la mano. Y yo..., volví a quedar solo. Pero nos quedamos con un avión cada uno. Como recuerdo.
Hasta el día de hoy me pregunto qué habrá pasado con ese niño. »
FIN DEL FLASHBACK.
•••
Gulf despierta al día siguiente y masajea su nuca. Siente dolor en el pie entonces lo mira al sentarse. —¡Agh! — Murmura. —¿Por qué me duelen ambas cosas a la vez? ¿Tan mal dormí? Siempre duermo así. — Crea un puchero y revisa la hora en el teléfono.
—¿Qué puedo hacer para matar el tiempo? Ya tengo todo pagado. Cierto. Debo hacer compras. Pero con esta pierna así... Mejor busco algo en Netflix.
Se levanta con ayuda de la muleta y camina a la sala.
•••
Mientras come palomitas del bowl en su regazo, ve una serie coreana. Al agarrar una palomita y llevarla a su boca, mira la TV. Y al hacerlo, deja caer la palomita. Mantiene los dedos cerrados frente su boca y solamente observa. Cautivo a la imagen de enfrente. Al deseo de los actores. Los protagonistas se besaban con fervor y aunque la cámara los enfocaba desde lejos, se podía sentir el calor de sus lenguas, la saliva que compartían y el toque de sus manos.
Gulf traga grueso y recuerda cómo sostuvo la mano de Mew. «Estás... Aquí... Conmigo. » Las mejillas del moreno cobran rubor y se las cubre. —Qué es esto. Ya no soy un joven de dieciséis. Debería ver otra cosa. — Sale al menú principal, pero mira el teléfono a su lado. Pensativo. —Se le dañó su teléfono y ya no puedo verlo en el trabajo. ¿Así cuándo podré salir con él? — Cruza los brazos sobre el bowl de palomitas y acuesta su cabeza en ellos.
•••
Mew despierta y no puede respirar. Ve borroso y siente los ojos arder. Para cuando abre la boca su voz es suplantada por burbujas y todo su cuerpo flota. Estira las manos y realiza que está encerrado dentro de cuatro paredes de cristal y arriba hay una cubierta. Él grita y golpea el cristal frente a él en señal de ser sacado. Nada hasta arriba y empuja la cubierta, pero no abre.
Desconoce la habitación de hospital y los héroes no están aquí. El único que está es su mánager.
Despreocupado y aburrido. —Mew, debes salir de ahí. Demuéstranos que sí puedes sernos útil. Me contaron tus hazañas de ayer y confieso que me impresionas. Pero necesito más. Algo más.
Mew arruña el cristal conforme cierra sus manos en puños. Mirando al hombre de traje que ajusta su reloj.
—Claro que no permitiré que te ahogues, pero... — Se encoge de hombros. —será peor cuando despiertes.
Mew tiñe sus ojos de verde, temblando de la rabia, y le pega un puño al cristal. Uno tras otro. Hasta que una piel oscura y áspera abarrota la suya y se extiende. Se extiende hasta alcanzar su cabeza dónde la piel cubre sus ojos, boca, nariz y pelo. Ahora convertido en una silueta color carbón que golpea el cristal una tras otra vez. Esta vez, sí agrieta el cristal. Cada golpe genera más grietas. Hasta que, finalmente, la pared golpea el suelo y el agua corre a buscar un hogar. Pero termina esparciéndose por doquier.
Mew cae sobre su pecho. Con la respiración agitada aunque no se le vea la cara. Desesperado, lleva una mano a su rostro y baja la piel quemada. Arrancándola hasta el cuello. Él mira al hombre. Con el rostro mojado y el cabello pegado en la frente. —¿Eso te convence? — Gruñe.
—Hmph.— El hombre se agacha frente a él. —Eres más fuerte de lo que imaginaba. — Confiesa.
Mew sorna. La piel quemada es absorbida por la piel original.
—Bien. Ahora debes buscar la forma de regresar a Pond a su forma original.
—¿Aún no regresa?
—Aún no regresa. Mi nombre es Hoffman. Felicitaciones. Eres uno de nosotros. Tienes permitido decirle a tu mamá para que sepa porque llegas tan tarde. Pero a nadie que no sea confiable, ¿entiendes? Es peligroso.
*N/A: Hoffman🙌🏾💖*
—Yo no sé qué decir. G--Gracias.
Hoffman coloca una mano en uno de sus hombros. —No lo agradezcas, chico, nunca sabes cuándo te puedes arrepentir. — Se va. Quebrando los vidrios bajo sus zapatos a medida que entran los conserjes del hospital. Todos miran al chico tumbado. Sin embargo, no dicen nada. Solo se encargan de limpiar.
El nuevo héroe tampoco dice nada. Por dentro se pregunta por qué Hoffman es tan pesado. Hasta Pond no lo soporta.
•••
Regresa a casa para no preocupar a su madre y esta ya lo espera frente la puerta con un rostro de pocos amigos. Considerando injusto los escapes de su hijo y las tardanzas. —Se puede saber por qué no volviste a casa anoche, ¡moría de preocupación! Tuve que enviar a Winner a su casa porque el pobre insistía en quedarse. — Sus gritos eran honestos e incluso Bob la apoyó con chillidos.
El hijo envuelve en sus brazos a su madre y hunde su rostro en la curvatura de su cuello. De sus ojos caen lágrimas y una sonrisa labial -aunque triste- dibuja. —Perdóname mamá. La razón te hará flipar. Prometo hacerte orgullosa de mí. Más de lo que lo has estado.
—A qué va todo esto, hijo. Me asustas.
Ella es distanciada con dulzura y mirada a los ojos con amor. —Mamá. Yo soy....
-2 semanas después-
Gulf ha vuelto a trabajar en la cafetería y llena un vaso de café. Voltea y se lo da al cliente en espera. Recibiendo un gracias y un deseo de buenas tardes. Él devuelve el agradecimiento y duplica el deseo. Carla, la compañera que lo cubrió las semanas pasadas, se une a él. Ella es una mujer hispana hermosa. La Audrey Hepburn latina con un cabello ondulado hasta los hombros y unos labios curvos. Cargaba un semblante temeroso en los ojos cuando su actitud era todo lo contrario.
—Quién lo diría, ¿eh? Un héroe hecho de pan. Eso sí que es nuevo. — Ella opina de las noticias en la pequeña TV colgada del tejado. Revelando a BreadMan, con un traje heroico blanco y antifaz también. En el pecho tenía una "B" color azul y narraban cómo salvó a unos rehenes de un atraco. Junto a los demás héroes. Mixto había regresado a su forma original.
—Es bastante guapo, ¿no? — Carla también pregunta.
—Sí lo es. — Ríe tímido Gulf. —Aunque parezco el único preocupado por los policías. Pronto no habrán más policías.
Carla asiente. —No había pensado en eso.
—Buenos días. — Una voz saluda y Gulf gira, replicando en automático cuando se detiene al ver quién es. Es Mew.
—¡Mew!
—Es bueno verte mejor. ¿Cómo sigues?
—Mejoré bastante. ¿Ya tienes teléfono?
—Así es. Me preguntaba si querrías salir conmigo luego del trabajo. Salir de verdad.
Carla se desliza como fantasma hasta la caja registradora para dejarlos solos. Contiene para sí misma el sonrojo y decide actuar seria. A ella le llega un cliente y ese es Pond. Tan serio como siempre. Lleno de vibras oscuras.
Carla se le queda mirando. Tratando de recordar dónde lo ha visto antes. —¿Qué no eres el...?
—No nos conocemos. Me acordaría de un rostro tan lindo como el tuyo. — Ella alza las cejas susurrando un «Wow» indignada y él agrega: —Quiero un té de burbujas de chocolate.
—Okay.— Ella habla bajo respirar y anota la orden. —Son seis con-- — Para cuando dice el precio, él le ofrece el dinero exacto. Ella hace de sus labios una línea delgada. Había olvidado que no todos son amables. Otra vez. Al sacar el recibo, dice: —Puede esperar ahí. — Él agarra el recibo suavemente y se va. Ella suspira antes de mirar a los tórtolos a su lado. Estos ya la observaban con rostros apologeticos.
—Lo siento. He intentado hacer que cambie de actitud, pero parece misión imposible. — Se disculpa Mew. —Muy en el fondo es una buena persona.
—Tal como dices. Muy en el fondo. — Ella brinca las cejas, decepcionada con la humanidad y se retira a servir.
Mew y Gulf intercambian miradas. —¿A dónde vamos hoy? — El moreno pregunta. Mordiendo su labio inferior.
•••
Para la noche, entran a un Arcade solo los dos y Gulf lo jala de la mano como un infante. Corre por el lugar señalando cada máquina.
Hasta que se preparan con googles para una máquina y pistolas de juguete enormes. Uniendo sus espaldas tales agentes en misión. Cuando el juego dice «START» ellos comienzan a disparar a la pantalla. Riendo de los nervios y Gulf respalda a Mew disparando a los enemigos que van a por él.
—¡Eso es un rehén! No le dispares al rehén o te descuentan puntos. — Mew informa, como si disparasen de verdad.
—¡Entendido! Ay, ¡le dí a un rehén! — El chico se espanta y comienza a gritar cuando le da a más. A Mew tan solo le queda reír mientras dispara.
Luego, juegan en el Dance Dance Revolution de canciones coreanas y ambos se mantienen en sintonía. Cuando ya están perdiendo deciden ondear brazos como olas o bailar lo que sea que les venga a la mente con el juego diciendo “Falla, falla, falla”.
Y para lo último pasan unas máquinas de peluches cuando Gulf se antoja de una. —Mira. Los peluches de los superhéroes. Hay uno de BreadMan. Ahora que lo pienso, tienes el mismo cabello que él. Debe ser una moda. — Gulf dice, pegado al cristal y viendo una versión chibi de BreadMan.
—El color verde está de moda estos días. ¿Quieres intentarlo? — Mew pregunta, parado a su lado y viendo con orgullo el peluche.
—¿Puedo?
—Obvio sí.
El chico inserta los ocho coins restantes y mueve la palanca con mucho entusiasmo.
—¿Él es tu héroe favorito? — Mew pregunta, inflando las mejillas con timidez y mirándolo desde su posición. Aprovechando que el contrario está distraído. Las mejillas del moreno se tornan rosadas y él coloca el gancho sobre el peluche.
—Básicamente. Es que él me atrae. — Se encoge de hombros con risitas tímidas y Mew se le queda viendo. El gancho cae en cámara lenta y él ni siquiera le presta atención. Solo observa al mayor crush de su vida. Al crush que ha estado con él desde que eran infantes y que ahora se gustan.
Gulf agranda los ojos sorprendido y brinca en sus talones con pequeños aplausos cuando el peluche está siendo llevado a la salida de la máquina.
Cuando el peluche cae, Gulf se agacha y saca el peluche.
—Mira, Mew. ¡Lo logré! — Él dice con una enorme sonrisa. Mew sacude la cabeza para salir del trance y sonríe.
—¡Lo has logrado! ¡Es magnífico!
—¿Cuál es tu héroe favorito, Mew? — Pregunta Gulf.
—Tú.
*N/A: Si pueden imaginar esta canción hasta el final, se los voy agradecer mil y no creo que se arrepientan de hacerlo🙌🏾*
Gulf entreabre los labios sorprendido con la respuesta.
—Tú eres y siempre has sido mi héroe favorito, Gulf. No lo recuerdas, pero solíamos ser vecinos. El vecino del avión amarillo.
Gulf agranda los ojos y sonríe. —¡Tú eres él! No lo puedo creer. Qué coincidencia. — Sorna sin poder creerlo. Entonces abraza a Mew. Con todas sus fuerzas. Mew le devuelve el abrazo con creces. Oliendo el perfume lavanda en el chico. El perfume es tan rico que lo hace cerrar los ojos. Olería ese perfume todo el tiempo.
—De hecho, parecerá absurdo, pero cada que salgo llevo mi avión rojo conmigo. Por si acaso veía a ese niño otra vez, — Gulf gira el bolso de hombro hacia su estómago y saca el avión rojo. —Pero te tuve en mi cara durante dos años y jamás realicé que tú eras ese niño.
Mew ríe. —Yo tampoco me acordaba. Pero hoy, — Saca el avión amarillo del bolsillo trasero. —También lo traje.
Ambos ríen con ternura.
•••
Entran a una cabina de fotos y Gulf cierra la cortina. Al tomar asiento el moreno sugiere que sostengan los aviones enmedio de sus rostros y sonrían. El chico habitual acepta la idea entonces pagan un dólar para la polaroid.
Hacen esa pose para la primera foto y comienza un conteo de diez segundos para la siguiente. Para esa unen espaldas e imitan pistolas con sus manos justo como hicieron en el juego de disparo. En esa miraron la cámara como agentes 007. Mew y Gulf Bond.
Para la tercera Gulf sugería otra pose cuando accidentalmente golpean cabezas. Ambos se sostienen las frentes y ríen mediante disculpas. Gulf es incapaz de enderezar la cabeza y abrir los ojos.
—¿Estás bien? — Mew repite dejando de tocarse la cabeza para tocar la de él.
—Sí, ¡sí! Estoy bien. ¿Y tu? — Gulf pregunta sin abrir los ojos, pero sí sonriendo.
La máquina cuenta.
“9,
8,
7,
6,”
Gulf abre los ojos, divertido. —¿Quieres ver lo que me enseñó Carla para cesar el dolor?
—Sí. Por supuesto. Cualquier remedio funciona.
Gulf ríe y le sopla la frente antes de depositar un beso en ella. Al tomar asiento, pregunta, —¿funcionó?
Mew ríe. —A decir verdad: no. Pero creo que conozco de qué otra manera podría funcionar. Con tu permiso.
El moreno recibe un tick nervioso en una ceja, pero asiente lentamente y mira sus labios. Mew alza ambas manos hasta cincelar sus mejillas con ambos pulgares. Cauteloso. Y se inclina a un beso.
“5,
4,
3,
Besa a Gulf. El beso es suave y calienta tanto sus labios como sus cuerpos. Ambos cierran los ojos para sentir el oasis que se traslada desde sus labios a sus mentes.
“2,
1, ”
La foto es tomada, pero ellos no se separan. Mew suavemente lo apoya contra la pared y Gulf opta por un segundo beso. Aferrándose a su espalda.
Sus besos son tímidos, pero llenos de inocencia. El moreno se sorprende cuando Mew entra su lengua y él tiene que abrir grande, dejarlo explorar su paradar y sentir su saliva colisionar con la suya al margen de sus labios. Mew abulta sus mejillas con su lengua y le alza el rostro para que no le duela la quijada.
Cierran sus labios en un tercer beso entonces crean distancia. Gulf ya no lo mira con ojos eufóricos más bien ojos entrecerrados como plumas. El dominio de la lujuria en su plenitud.
—Me pasé con lo de la lengua, ¿verdad? ¿Lo disfrutaste? Sí me pase, ¿no? — Mew se preocupa. Sabiendo que ese es el primer beso de ambos, pero priorizando el suyo.
—Tranquilo. Me gustó. Mucho. Y te estaría mintiendo si digo que no quiero más, pero quiero que vayamos despacio.
Mew asiente repetidas veces antes de formar una sonrisa. —¿A ti también te gustó? — Gulf pregunta.
—Me encantó. Yo también quiero ir de espacio. — Sonríe.
—¿Estamos dispuestos a unirnos como más que amigos con la esperanza y la paciencia de durar? — Gulf ofrece su meñique. El héroe sonríe y cierra todos los dedos excepto su meñique para entrelazarlos.
—Estoy dispuesto.
Ambos ríen.
•••
Pasando la cabina de fotos, las dos polaroids están impresas en la bandeja de la pared exterior. Un extraño se roba una de las polaroids y se va.
*N/A: ¿Quién será el extraño? ¿Y qué les pareció el capítulo? Lo encontré muy romántico y tuve que suspirar de amor jajaja. Espero les haya gustado💖 Fue un cap "tranquilo" comparado con los anteriores. *
*P.D: Saben que odio decirlo..., pero entramos a capítulos finales🥲💖. *
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