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En tres minutos, Gulf deposita tanto el café como la bolsa de donas sobre el contador y Mew las agarra. —Gracias. — Al agradecer Gulf también agradece.

—¿Sabes? Creo que la feria abre esta noche. ¿Te gustaría ir conmigo o estás ocupado? Si estás ocupado, no hay problema — Tuerce la boca en una “W” y expone la papada. —En absoluto.

—No, no,... La verdad sí creo estar libre. Sería divertido ir. Así conoceré al cliente habitual de esta cafetería. No fallas ni un día y cuando fallas me preocupo. Me dijeron que no me acostumbrará a ningún cliente, pero no me la pones fácil, ¿eh?

—Ósea que te la pongo dura.

Mew enseguida se arrepiente y  presiona los ojos cerrados. Gulf alza las cejas -sin palabras- e impresionado. «Eso se escuchó mejor en mi mente. Lo siento. La palabra correcta era ‘difícil’. Debí decir difícil.» Intenta borrar la oración anterior y el empleado niega incontables veces antes de consolarlo.

—Aunque eso fue raro, puede que esto sea más raro: sé que no eres esa clase de persona. No te preocupes. Iré contigo. Uh, te daré mi número de teléfono para que acordemos la hora. Espera.

Mew sonríe mientras que el chico jala una servilleta y anota su teléfono. —Acordemos una cita. No me dejes esperando, Chico Habitual.

Mew no puede sentirse más afortunado. Al salir de la cafetería brinca en un pie y sigue adelante. Todo el mundo lo mira raro, pero a él le valen tres cominos.

Al volver a la casa, Bob alza la cabecita desde dónde está acostado y Mew recuerda algo. —Rayos. Tu comida. Lo siento, Bob.

Bob chilla desde su posición y no se molesta en ir a saludarlo. —¿No me vas a saludar? ¿Bob? — Mew permanece en la puerta tirando nada más que interrogantes.

En la noche se prepara con una chaqueta de cuadros y una camisa naranja. —Creo que me veo bien. Tú qué opinas, Bob. — Mew se mira en el espejo completo del armario y Bob sigue acostado en una esquina. Tal se cubre los ojos con ambas patas. —Vamos, Bob, mañana sí te daré comida.

—¿Hijo? — La madre de Mew aparece en la puerta y Mew voltea con una sonrisa.

—Uh, mamá, ¿qué haces aquí? Es decir, me alegra muchísimo verte. — Camina a ella y la abraza. Ella ronronea en su hombro. Siempre cariñosa y amable. Ella no se puede explicar cómo este niño creció tan rápido. Para ella él siempre sería su niño pequeño. El ayer del ayer y el mañana del mañana no eliminarían los recuerdos de los años. Él tampoco notó en qué instante ella se hizo más pequeña.

—Quería visitarte, hijo. Ya que tú no me visitas a mí. — Ella se hace a un lado y traza su camino hacia la cocina. Bob la saluda súper contento y ella lo mima con caricias.

—E--Eso no es cierto, — Mew se rasga la nuca. —es que estoy ocupado ganándome la vida, mamá. — Ríe nervioso y luego mira a todos lados culpable.

—¿Vas a salir? — Ella pregunta desde la cocina.

—Sí. Yo... Al fin tengo una cita con el chico que me gusta. Me gusta mucho, mamá.

Ella sonríe. —¡Ah! ¿Y a dónde irán?

—A la feria a pasar el rat--

—¡Les haré sándwiches!

Mew a veces no se explica cómo es que su mamá pasa de estar tranquila como una estatua a estar cortando jamones. Es decir, ¿en qué momento de la conversación abrió la nevera y sacó los jamones? Además, el cuchillero estaba a cuatro pasos de distancia.

—¡Mamá! No, ¿por qué?

—Podrían sentarse en el césped y comer sándwiches mientras hablan. Luego de probar todas las atracciones, claro.

—Ah. Tus sándwiches y tus ideas son lo mejor. — Mew exhala y al acercarse, la abraza desde atrás. Ella aplaza su cabeza en su hombro y ronronea por segunda vez. Luego prosigue hacer los sándwiches.

—Perdona mi ausencia justo en el día que me visitas. Pero tú sí puedes quedarte. Y dormir en mi cama. Ya sabes cómo somos, mamá.

—Tan dulce mi hijo. Está bien. Ve a disfrutar. Lo mereces.

•••

Mew camina bajo el manto de trillones de estrellas cargando la lonchera rosa con sándwiches. Hace tiempo que no miraba la vida con estos ojos. Los ojos de alguien enamorado. Aligeraban el peso de las cosas y caminar se sentía como flotar. Estar enamorado no era ver la vida color de rosa, pero amar incluso cuando la realidad era demasiada.

Acercándose, puede ver al chico de sus sueños esperar en la entrada. La entrada es ovalada y atrás de él se ven las atracciones más grandes. Todas en múltiples colores. Para la ocasión Gulf viste una chaqueta de cuadros más oscura que la de Mew. Al pelinegro le sorprende verlo con una chaqueta similar, pero eso solo lo motiva más.

Justo llegando, los cielos truenan. Mew se detiene para mirar arriba y Gulf, desde lejos, también mira arriba. Ninguno sabe que están a pasos del otro. Mew ladea la cabeza.

—¿Va a llover? — Él murmura.

De repente, los cielos nocturnos se iluminan con la furia de un trueno. Reúne tanta energía que la descarga en un rayo. Y el rayo apunta directamente a Mew. En sus ojos se refleja la punta violácea. —¡Caraj--! — Mew grita sin huida al rayo.

Gulf, al escuchar el grito, mira abajo. La escena del individuo se refleja en sus ojos y en un parpadear, fue azotado por el rayo. La fuerza y magnitud del fenómeno se esparcieron hasta volar varios trozos de la tierra y Gulf voló de espaldas al parque de atracciones.

De repente, Mew ve sus recuerdos. Incluso los recuerdos que creyó no tener. En esos se ve así mismo jugando con otro niño, en un parque cerca al lago. Ambos oscilaban aviones de juguete. El de Mew era amarillo mientras que el del otro era rojo. «¿Quieres jugar conmigo? » Las palabras del niño resonaron y una imagen era suplantada por otra. La misma escena desde diferentes puntos de vista. El sol traspasaba las hojas del árbol arriba de ellos y quemaba con la fuerza de mil hombres. Pero el viento era refrescante y quién lo acompañaba no lo hacía sentir el calor.

Sin embargo, ese cabello en ondas... Lo ha visto antes. Eso fue cuando vivía con sus padres y al mudarse con el divorcio, jamás volvió a ver a ese niño. Ese vecino tan agradable.

Las memorias se reducen a cero y todo se apaga.







•••

Después de nadar en la oscuridad de su mente, despierta. Lo primero que ve es una luz. Una luz tan potente que lo hace cerrar los ojos y desviar la mirada. «La almohada se siente muy suave. ¿Es la mía? » Al alzar una mano la misma es retenida por un grillete eclipsado al barandal. Tira de el, pero no se puede soltar.

Ambas de sus manos están así. —¿Qué es esto? ¿Dónde estoy? — Recuerda el rayo que le cayó encima y se revisa así mismo con furor, pero todo está bien. Según puede ver. Busca con la mirada a Gulf, pero no hay segundas camas en este espacio pequeño. Su mamá tampoco está.

—Fuiste golpeado por un rayo. — Un hombre en la pared final habla. Mew alza la mirada hacia él. Es un hombre en traje completo con el cabello grisáceo y la barba también. —Y sin embargo, no tienes ni un rasguño. Bueno, quizás algunos cambios en el cabello, pero...

—¿Mi cabello? Uh, de todos modos, ¿por qué no estoy muerto? Y señor, alguien se iba a encontrar conmigo. ¿Esa persona está bien?

—Mew Renrick, una pregunta a la vez.

—¿Cómo sabe mi nombre?

—No hubieron heridos de gravedad, gracias a Dios. Pregúntale a tu persona si está bien. Escucha. Esto sonará loco, pero hasta el momento nadie sabe dónde estás. Ni siquiera tu mamá. Esto no es un hospital común. Este es el hospital para personas especiales. Personas con poderes. — El hombre toma asiento en la cama, a su lado. —Hemos reunido infotmacion de ti porque es posible que tengas poderes. Te hemos atado porque desconocemos la potencia de ellos. Y por lo que veo, — El hombre acerca un dedo a su pecho y el chico repite «Señor, qué hace. » antes de ver cómo el dedo es absorbido por su pecho.

—¡Oh por Dios! — Mew grita. —Por Dios, por Dios... ¿Qué mier...?

—¿Sientes algo?

—Cosquillas. O eso creo.

—¿Cosquillas? — El hombre hunde el dedo hasta que solo queda el nudillo. Luego mete la mano entera. —Qué tal ahora. Puedo sentir los latidos de tu corazón.

—Dios. Esto es una locura. Ni siquiera duele. — Mew ríe.

—Uh, ¿interrumpimos algo? — Pregunta una chica en la puerta. Ella trae el pelo suelto y viste sudaderas pesadas junto a botas negras. Por su aspecto rebelde, esa debe ser Invasora.

A su lado está una chica de traje heroico verde y cabello caramelo. Ella saluda con una mano. Es más baja que Invasora. Debe ser Chica Imperceptible.

Al lado de ellas está Rapid Cat, un chico en silla de ruedas. Él también saluda con la mano. Pero no usa el traje heroico.

—¿Ellos son quiénes creo que son? — Mew pregunta y el hombre saca la mano. Viendo como el tejido se une y cierra el agujero. El hombre voltea hacia ellos con una sonrisa labial. —Pondremos tus habilidades a prueba y dependiendo de los resultados, podrás unirte a ellos.

—¿Qué pasa si no puedo unirme a--?

Mew gira hacia él y el hombre ya lo está viendo. Esta vez con un rostro de pocos amigos. —Esperemos que eso no suceda. — Avisa. Dando a entender que no será nada bueno si no encaja con ellos. El chico traga grueso.

—Has dormido durante ocho horas, pero te daremos de alta y regresarás con tu mamá. Mañana, comenzaremos las pruebas. Cualquier cosa que notes hoy, — El hombre saca una tarjeta con su número telefónico. —nos avisas.

Mew toma la tarjeta y la acerca a su pecho. Pensativo.

Invasora se le queda viendo con su rostro de pocos amigos, pero un poco de tristeza.

•••

Al salir de la sala vestido con ropa nueva -porque la anterior se quemó- revisa el teléfono y este no quiere encender. Se ha dañado. Maldice en bajo y va a continuar, cuando alguien de voz gruesa habla:

—¿Eres el nuevo?

Mew voltea hacia la derecha, dónde reside toda la oscuridad del pasillo y solo se ve una silueta sentada en un banco. Hasta distanciados puede sentir la melancolía del alma que le habla.

—A--Aún no, pero espero serlo.

—Más vale que sí. No te gustará ser un conejillo de indias. —  La figura se agacha, revelando su rostro e iluminando sus ojos en color morado durante segundos. Es Mixto. Los juguetes son exactamente como él. Sin embargo, los juguetes siempre sonríen... Él no.

—... Gracias por el aviso. — Mew responde igual de serio. Entonces se va. Incómodo. ¿Qué clase de héroe le habla así a otros?

A punto de irse, escucha un amigable «¡Espera! » y al voltear, Chica Imperceptible lo ha alcanzado. Ella se ve tímida. —Pensé que te interesaría saber cómo luces. Entonces. Mira. — Saca un espejo de bolsillo y Mew es capaz de ver su cabello. A lo que él agranda los ojos.

—Rayos. No entiendo cómo... ¿Se ven mal?

—En mi opinión personal: te ves cool. — Ella asiente como si estuviera en cámara lenta para dejar saber que le parece genial.

Mew sonríe. —Gracias.






•••

Mew visita el hospital más cercano a la feria -conste que tuvo que pedir demasiadas direcciones para llegar- y tenía el corazón en la garganta de tanto caminar. Por si fuera poco tenía dolor estomacal por desconocer el estado de Gulf.
—¿Es familiar del paciente? — La enfermera pregunta.

—Soy su amigo. Un buen amigo suyo. Nos veríamos en la feria, pero el rayo me-- digo, supe que cayó un rayo.

—Cayeron dos rayos.

—¿Qué?

—Sí. Dos rayos. Encontraron a una persona en el primero, pero no en el segundo. Es una locura. — Ella sorna mientras que Mew comienza a preocuparse. —Pero puedes pasar. El chico es huérfano entonces le vendría bien hablar con alguien.

—Gracias.

•••

Mew llega a la habitación de Gulf y Gulf está sentado en la camilla con un pie enyesado y el pecho vendado bajo el traje de hospital.

—¡¿Estás bien?! — Mew corre y se sienta a su lado. —¿Qué pasó?

—Mew.— El chico sonríe. Pero su voz suena débil y se remueve del dolor en su espalda. —Te llamé, pero no contestabas. Uh, ¿qué te hiciste en el cabello?

—¿Se ven mal...?

—Líneas verdes. Como ensalada. O hojas. Se ven geniales.

—Me los hice para hoy. Para nuestra salida. Escucha, me dirigía allá cuando escuché lo de los rayos. Lamento no haber podido estar ahí--

—¿Hablas en serio? No pasa nada. Hubiéramos estado los dos en el hospital. Debemos tener mala suerte, Chico Habitual.

—Pues yo quiero desafiar la mala suerte. — Mew le dice con dulzura. Gulf sonríe y a punto de tomar su mano, siente un pequeño rayo electrocutar sus dedos. —¡Woah! Sentí una corriente.

—Perdón por eso. Dicen que los nervios hacen al cuerpo electrizante. Pero, — Mew toma su mano y la sostiene sobre la cama. —¿salimos cuando te mejores?

Gulf sonríe.

•••

La mamá de Mew está en el mueble nerviosa porque su hijo no contesta las llamadas y en el televisor dan las noticias de los dos rayos en diferentes partes de la capital. En la feria y un callejón.

Ha llamado a Winner, el mejor amigo de Mew. Tal sale del baño diciendo, —Tampoco me contesta, sra. Renrick.

—Dios. Dónde estará este muchacho. Deberemos ir a la feria--— Ella desplaza la cartera en su hombro y se levanta del mueble cuando Mew entra. Ambos permanecen gélidos en sus posiciones.

—¡Mew! — Ella corre a abrazarlo y Winner también.

—¡Amigo!

—Oigan, oigan, van a romperme los huesos. — Ríe Mew. El perro también se une al abrazo. Cuando todos se separan, Winner y Mew ríen juntos. —Hola amigo.

—¿Tu y tu cita están bien? Que por cierto, debes mostrarme ya quién es. Siempre me dices que me llevarás a la cafetería y nunca lo haces. — Winner se queja.

—No era una cita. Una salida. Y él está en el hospital, — Enseguida que Mew dice eso su madre exhala un «Oh Dios mío» a que él agrega: —pero está bien. No está herido de gravedad. Podemos ir a visitarlo mañana.

—Bueno. Me conformo con eso. — Sonríe el chico y al darle una palmada en el hombro, Mew jadea. Porque la palmada lo electrocutó de momento. Y fue de parte de Winner. Él mira extraño a su amigo, y de momento, el amigo también. Como si supiera algo que Mew no. Pero ambos sonríen.

—¿Tienes hambre? Por cierto, ¿esto se lava? No creí que en la feria hicieran este tipo de cosas. — Winner opina, acariciando las hebras de su cabello mientras que Mew lo mira con sospechas.

El segundo rayo no podría ser él, ¿no? ¿Cómo se levantó tan rápido después de ser electrocutado? No, no habría manera.








No habría manera.






*N/A: Ya comenzamos con los misterios:

• ¿Qué le harían a Mew de no encajar con los superhéroes?

• ¿Su amigo fue golpeado por el segundo rayo o nah?

De la actitud de Mixto solo puedo decir que hay una razón para eso, pero ya lo verán ustedes🤭💖 ¡Sigamos! Jajaja nuestro chico pan se estará descubriendo así mismo. *

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