- Remo -

Ace seguía sin entablar conversación con nadie más que no fuera Thatch y, tal vez a la fuerza, un poco con Marco. Ese pájaro coqueto no dejaba de seguirlo por todo el bendito barco, le traía obsequios al pecoso y palabras de amor, más como estúpidos coqueteos y piropos.

¡Si estuviera perdido en el mar me gustaría tener un remo y que fueras tú para que me guíes en este inmenso mar, yoi! - Marco miró con una sonrisa coqueta al pecoso.

Ace decidió que era momento de darle su propia medicina a este pájaro idiota.

Oh sí, A mí también me encantaría tener un remo - Ace se acercó hasta el rubio con una expresión corporal bastante coqueta. Marco se sonrojó y puso ojos enamorados. Lo que no se esperaba era que el pecoso lo tomara por la camisa, lo acercara levemente y con una expresión amenazadora le dijera - porque así podría empalarte con él para que dejes de joderme. - Soltó al rubio y simplemente se fue.

... Si el que me empala eres tú no tendría ningún problema, yoi - Marco, en lugar de querer retroceder ante la posible amenaza del chico, solo encendió más todo lo que le gustaba Ace. Esa parte de él tan rebelde y fiera lo llamaba muchísimo más.

Esto es algo incómodo, Marco. Si pudieras cortar el den-den porfa - Deuce tenía una expresión totalmente vergonzosa en su rostro. Marco había llegado a coquetear con Ace en un mal momento porque estaba en una llamada con Deuce.

Sí, lo siento, perdón, yoi - Apenas cortó la llamada, se pasó la mano por el rostro. Quería morir de vergüenza. No esperaba que uno de sus hermanos menores estuviera escuchando la conversación.

Ace caminaba por todo el barco. Estaba pensando en cómo quitarse al rubio de encima. Desde que descubrió que eran almas gemelas, simplemente no lo deja en paz. Le gustaría tener un momento para poder respirar.

El pecoso lo pensó un poco. Tenía que encontrar un lugar donde Marco no quisiera ser descubierto en su coqueteo, donde no pudiera ser atacado ni arrastrado, y donde se pudiera mantener tranquilo. Para Ace, solo había un lugar en todo el barco que tenía esas características: la silla de Shirohige.

No puedo creer que voy a tener que recurrir a esto - Ace se pasó una mano por la cara y rápidamente se encaminó hasta la cubierta superior. No tenía de otra. Si quería tener unos momentos de paz.

Cuando Ace llegó a la cubierta superior, lo primero que hizo fue ir lentamente por la sombra del barco hasta la parte trasera de la silla de Shirohige. Y lentamente, sin que nadie se diera cuenta, se sentó ahí, descansando un momento de todo el mundo.

¿Tomando un respiro, mocoso? - el hombre más fuerte del mundo habló despacio hacia la zona trasera de su silla, sin mover su cabeza de dirección para no llamar la atención del resto de sus hijos. Tal vez habían estado presionando mucho al chico.

Tus hijos son unos tercos, igual que tú. No entienden que no es no - Shirohige tenía una sonrisa plasmada en la cara. Claro que no, eso caracterizaba a la familia. Todos tenían una fuerte voluntad, tal vez no de las maneras que los piratas convencionales querrían, como el Haki, pero todos tenían una fuerte voluntad a su manera, diferentes y especiales como cada uno de ellos.

Dales una oportunidad, mocoso. Somos una buena familia para ti y tus hermanos - Shirohige trataba de sonar lo más sereno posible. Él tenía que admitir que tenía una gran ansiedad por esperar que el chico se quedara con sus hermanos. Quería ver a Ace crecer, quería saber en qué tipo de hombre se convertiría en el futuro.

Si fuera tan sencillo ya lo habría hecho - Ace suspiró.

Oyaji, los piratas pelirrojos dicen que van a venir de visita - Ace se atragantó ante eso. ¿Shanks estaba de camino hasta el barco de los piratas de Barba Blanca? ¿Su hermano mayor iba a estar aquí en el Moby Dick?

Ace no quería admitirlo, pero realmente lo llenaba de felicidad y seguridad que Shanks estuviera de visita en el barco. Podría hablar con alguien después de tanto tiempo. Después de todo, ya llevaba como un mes y medio en este barco, escondiéndose en tuberías, escapando de abrazos y manos molestas que no querían dejarlo en paz.

Ace aún recordaba cuando tan solo era un niño y conoció a Shanks. Ese pirata no quería dejarlo tranquilo a él y a sus hermanos. Pero de alguna manera, vio un brillo especial en sus ojos. Cuando tuvo confianza y le preguntó sobre el tema de su padre, explicó todo, dio la verdad y le explicó que su abuelo no le había dado nada de información porque no quería que sufriera. Pero que él no podía callarse la verdad. No quería que el hijo de su capitán llevara esa carga encima. Aún así, Ace decidió labrarse su propio nombre en el mar, no usar el del antiguo rey pirata.

Recordaba cómo Luffy saltaba tan emocionado cerca de él. Le molestaba que el pelirrojo estuviera tan cerca de su hermano porque podía ser peligroso, y sabía perfectamente que a Sabo también le molestaba. Pero aún así, cuando el pelirrojo comenzó a demostrar que era una persona de fiar, Ace lo aceptó dentro de su círculo. Por fin hablaban cada fin de semana con él. Gracias a él, habían descubierto lo que era tener una hermana.

Shanks se fue de la isla un año después. Luffy fue quien lo conoció primero y quien lo llevó hasta la casa del árbol donde ellos vivían. Después de un montón de aventuras con los piratas pelirrojos, Shanks partió a su aventura. Quería tantear un poco el terreno, así que decidió que navegaría un año por el mar y volvería a la isla en busca de su hija.

Uta se quedó con ellos todo ese tiempo. Le enseñó a Ace y a Sabo cómo cantar. Con Luffy no pudieron hacer nada... era muy extraordinario.

Después ocurrió el incidente. Milagrosamente, el pelirrojo había llegado justo ese día a la isla de regreso. Gracias a él aún tenía a Sabo y Luffy con él, así que totalmente y sin ninguna objeción, Shanks el pelirrojo, el capitán de los vástagos... era su hermano.

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