- guerra- [FIN]

Ace estaba muy tranquilo en cubierta. Hoy sería la última vez que tendría que usar vendas para cubrir su tatuaje. Aunque aún se sentía un poco avergonzado por tener un tatuaje tan grande en la espalda, preferiría usar camisas un poco más largas.

Todos estaban en la habitación de Ace.

¿En la cuenta de 3? - Todos los chicos en la habitación asintieron al mismo tiempo. Cuando terminaron de contar hasta tres, todos, excepto Kotatsu, se quitaron las vendas. El felino no necesitaba cubrirlas en este momento porque le habían puesto un collar con la marca de los Barba Blanca.

Después de eso, todos salieron de la habitación de su ex capitán, ahora comandante. Querían mostrar sus marcas, pero aún les daba un poco de vergüenza.

¿Ace, estás bien, yoi? - Marco entró a la habitación después de ver a todos correr. Se encontró con Ace de espaldas, con la camisa arremangada, sonrojado, mirándose en el espejo.

¿S-sí, Marco? - Ace estaba tan avergonzado que no se dio cuenta de que su marca había comenzado a brillar. El brillo dejaba claro que tenía la marca, pero con la camisa puesta, no se podía ver que ya estaba tatuado.

Me encanta tu marca. Permíteme tocarla un poco, yoi. - Marco se acercó con una gran sonrisa a su novio pecoso. Ace se erizó como un gato malhumorado y sonrojado.

¡No me toques! - Marco retrocedió. Había pasado mucho tiempo desde que Ace se comportaba de esa manera.

Marco se mantuvo en silencio, mirando a Ace.

No, lo siento, no quería decir eso... - Ace miró hacia abajo, arrepentido. Sus emociones estaban en conflicto en este momento.

¿Hay algo que necesitas decirme, yoi? - Marco se acercó lentamente, poniendo sus manos por delante para que Ace las viera en todo momento.

Me da vergüenza... - Las mejillas del pecoso ardieron de un rojo vivo. Marco sonrió de lado, le encantaba el pecoso.

¿No quieres mostrarle lo que está en tu alma gemela, yoi? - A Marco le encantaba hacer el papel de víctima con Ace, especialmente porque Ace siempre caía en el juego de Marco.

¡No, claro que no es eso, Marco! - Ace movió la mirada por toda la habitación antes de encontrarse con los ojos de Marco. - Prométeme que no harán nada extraño.

En esta familia, eso está un poco complicado, yoi. - Marco sonrió de lado al ver el puchero en la cara de Ace.

¡Promételo, no voy a mostrar absolutamente nada! - Marco detuvo sus bromas, levantó las manos y prometió con una cruz.

Ace lo miró con un puchero y lentamente se dio la vuelta para que Marco pudiera ver su espalda. Comenzó a deslizar la tela lentamente por su piel, permitiendo que Marco viera su marca de hogar completamente tatuada.

¿¡Te tatuaste, yoi!? - Marco tenía la boca abierta en todos los sentidos.

¡Dijiste que no ibas a hacer un espectáculo! - Ace se cubrió rápidamente y se abotonó la camisa de nuevo. Aunque no le gustaba, prefería estar así para evitar el drama que seguramente causarían los demás.

¡No, no lo escondas, yoi! - Marco intentó tomar las manos de Ace, pero el pecoso fue más rápido y se escapó de las manos de Marco, corriendo por una tubería.

Otra vez, una tubería le había ganado a Marco.

¡Oyaji, Ace y los demás se tatuaron sus marcas, yoi! - Marco entró anunciando la noticia en la sala de reuniones.

¿Es por eso que nuestro chico de fuego preferido no está en la reunión? - Izo preguntó con picardía, mirando a su hermano.

Marco suspiró, ya le hubiera gustado que la situación fuera diferente.

En realidad, creo que la asusté, porque se escapó por una tubería otra vez, yoi. - Todos suspiraron; claramente, Marco no era un experto en el amor.

Está bien, hijos, cuando se le pase la vergüenza, volverá. - Shirohige calmó a sus hijos.

Tal como les había dicho su padre, después de un par de horas, poco a poco, sus hermanos comenzaron a aparecer alrededor de la cubierta.

¿Te lo hicieron con un tono tornasolado? - Josu le preguntó a Deuce, quien le mostraba su tatuaje con una leve sonrisa.

Shirohige no podía estar más orgulloso de todos sus nuevos hijos y de su gran familia, por supuesto.

¡Ace, tienes que mostrarnos el tuyo! - Thatch y Haruta saltaban alrededor del chico que se veía bastante avergonzado y con ganas de escapar. Ace se encargó de mantener todos los botones de su camisa cerrados; no quería que nadie viera el tatuaje por el momento. Cuando la revolución se calmara un poco, lo mostraría gradualmente.

Está bien, no tienes que mostrarlo, pero eso tal vez haga que papá se sienta un poco triste. - Ace miró hacia el suelo. La manipulación de Izo fue bastante efectiva en el pobre chico. Lentamente, el pecoso se quitó la camisa y permitió que todos vieran el tatuaje.

Nadie dijo nada ni bromeó. En su lugar, felicitaron a Ace con palmaditas y sonrisas. No querían que su hermano se sintiera cohibido con el tatuaje de la familia; al contrario, querían que se sintiera orgulloso de él.

Ace es muy hermoso, yoi. - Después de toda esa vergüenza, Ace finalmente sonrió, lo que hizo que todos se sintieran cálidos en sus corazones. Después de todas las luchas y el sufrimiento para que el chico se abriera ante ellos, ahora tenían a los hermanitos pequeños más dulces que podrían haber deseado en el mundo. Estaban dispuestos a protegerlos a toda costa.

Querían que esa sonrisa floreciera en todos los mares, libre de preocupaciones, como siempre habían soñado para su familia.

Adoraban a sus hermanitos pequeños y al resto de sus hermanos de una manera inmensurable. Podían decir con toda seguridad que irían a la guerra para salvar a cualquiera de sus hermanos.

Estarían dispuestos a ir hasta una guerra.

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