Parte 16
Al igual que muchos otros brawlers, el sepultero de pelo lila avanzaba por el bosque acompañado de la chica mura, el genio con su lámpara mágica y el pequeño cactus sonriente. No encontraban a nadie, ni robots ni al resto de luchadores. Comenzaba a perder su paciencia y por nada en el mundo volvería al desierto para se un blanco fácil.
– ¿Creen que vamos por el buen camino? – preguntó a sus amigos mientras seguía avanzando mirando en todas direcciones buscando algo.
No recibió respuestas. Molesto, se volteó hacia ellos. Solo la mujer lo miraba con su único ojo descubierto, de ella no tuvo quejas pero si del dúo de bajitos que no dejaba de reír. La voz de Gene era demasiado ruidosa e irritante.
– ¡Gene, ya cállate! – se acercó a ellos – Vas a hacer que nos encuentren. – el pequeño se quejó del más alto. Mortis no entendía nada de lo que estaba escuchando, para él solo eran grititos sin sentido – Si te quedas callado, te llevo yo, no tendrás que caminar. – el genio no dudo en callarse apenas el pálido terminó de hablar.
Fue un momento incomodo para el flaco sepultero que esperaba que el más robusto hablara. Durante un momento estuvieron mirándose en completo silencio hasta que Mortis cumplió lo que dijo y subió a Gene a sus hombros.
Ahora todos avanzaban en silencio observando alrededor por si veían a alguien. Gene, como habían acordado, no habló, solo miraba contento a todos lados sintiéndose como una persona alta.
Pero al igual que antes, no encontraban a nadie. Comenzaban a aburrirse a excepción de Tara que disfrutaba de la tranquilidad del momento. Mortis no pudo soportar callarse ni por un minuto más.
– ¿Ves algo, enano? – le preguntó al que llevaba sentado sobre él mientras sostenía sus pequeñas piernas para que no cayera. El genio se quejó al escucharlo hablar.
Los tres brawlers se detuvieron al escuchar la risa del pequeño de piel morada a lo lejos. Rápidamente se separaron y se escondieron esperando algún ataque con sus armas en mano.
Solo se escucharon más risas de diferentes personas, muchas de ellas parecían pertenecer a jóvenes.
El genio bajó de los hombros del sepultero y se dirigieron hacia el sonido. Todos se prepararon para atacar de ser necesario, las risas siguieron.
Apenas vieron las siluetas se escondieron. El de sombrero se asomó tomando fuertemente su pala.
Allí, Nita, Leon, Penny y Jessie jugaban con los otros brawlers que eran igual a ellos. Mortis los miró confundido al no sentir maldad en las acciones de sus supuestos enemigos.
Siguió mirando y encontró a Pam escuchando a una versión más descuidada de Mortis que estaba acompañado por otro Gene y un cactus rosa.
– No parecen ser peligrosos… ¿Deberíamos de-? – Gene no le presta atención y se acerca a los brawlers que jugaban. Tara inexpresiva sigue al de la lámpara para cuidarlo si hacía falta – Agh, ni siquiera puedo terminar de hablar… por lo menos tu si me escuchas, Spike. – miró al cactus que estaba temblando del miedo al ver al otro cactus rosado – No podemos dejar a Tara y a Gene solos. Vamos. –
Sin querer quedar solamente él en el oscuro bosque, Spike siguió a Mortis por más que su otro yo le asustara. Al mostrarse ante todos, la mujer robusta se acercó a ellos preocupada. El sepultero seguía sin confiar en ninguno.
– ¡Mortis! ¡Al fin alguien que conozco para poder hablar! – al caminar hacia el de pelo lila, este retrocedió – ¡Soy yo! ¡Pam! – aun no le creía – Me pediste que te consiguiera ese vestido que tanto te gustaba, ¿Recuerdas? El que mostraba mucho l- –
– ¡No lo digas en voz alta! – gritó avergonzado interrumpiendo a la mecánica que le sonrió. Recibió una mirada del otro sepultero y el genio pero no le dio importancia – Ejem… ¿Qué querías decirme? –
– Ah, si, si. Primero, quiero pedirte que no desconfíes de ellos. Han estado con nosotros desde que nos perdimos y no me han atacado. He estado hablando con él desde entonces y me ha contado como fue su situación antes del ataque al pueblo. – señalo al pálido apoyado contra un árbol con la mirada.
– ¿Y tu le creíste? –
– No me parecía que mintiera. Sé detectar mentiras desde que he tenido a Colt y Jessie conmigo. En ninguna he caído. –
– ¿Qué fue lo que te contaron? – desconfiado seguía vigilando a Gene, no quería que ese pequeño genio saliera lastimado con lo puro que era. Al ver a Tara a su lado se sentía más tranquilo.
– No todos ellos estuvieron de acuerdo con atacar nuestro hogar. Habían varios de ellos que no tenían ni el mínimo interés en eliminarlos y tomar el pueblo. – el sepultero no la interrumpió y escuchó atento – Cuando pregunté por mi copia me dijo que ya no existía. Aquel Jefe Robot eliminó a esa Pam que se resistía a pelear solo para mostrarles a los demás brawlers que sucedía si no obedecían sus ordenes. Estuvieron esperando a que ella reapareciera pero nunca más lo hizo. –
– Cuando vieron lo que sucedía, la mayoría de nuestros compañeros obedecieron por miedo a ser eliminados y no volver. – el de sombrero descuidado se acercó uniéndose a la conversación – Si no estabas de acuerdo te perseguían dando razones para que los odiáramos. –
– ¿Y ustedes son los amigables? – sonrió mostrando sus afilados colmillos sin creérselo.
– Si quieres dinos así. To no iba a soportar a esos robots siendo los gobernantes. – volteó mirando al grupo de jóvenes que no paraban de gritar, reír, correr y jugar – Ellos solamente buscan divertirse. Aparte de andar de rebeldes y querer desobedecerlos. – la sonrisa amable de su otro yo le transmitió algo de confianza – Si tu piensas en atacarnos, voy a atacarte. Fuera de eso, no queremos armar una guerra con ustedes. –
– Si me lo dices así, me es más claro. –
Mientras los brawlers adultos seguían conversando, Spike se alejó hacia la dirección contraria del cactus rosado y quedó solo observando a los demás jugar.
De lo distraído que estaba no vio que Sakura se acercaba por la espalda. Tímidamente el cactus rosado lo tocó causando que se sobresaltara. Desesperadamente hizo señas para que no lo atacara, Spike se tranquilizó pero seguía alerta temiendo del de flores blancas.
Su miedo fue dejado de lado cuando miró la pelota de tennis que llevaba el otro brawler. Apenas Sakura notó que deseaba la pelota se la dio. El cactus la recibió dudoso, al ver al cactus rosado sonreírle no pudo evitar hacer lo mismo.
El día para este grupo de brawlers estaba transcurriendo tranquilamente. Los jóvenes no parecían cansarse y buscaban otros juegos que a la mayoría le gustara. Los dos cactus rebotaban la pelota lanzándola al otro mientras que los mayores hablaban de cada tema que se les venía a la mente.
Ese tranquilo momento terminó cuando, con el sol ya escondiéndose, notaron a lo lejos algo en llamas.
– Ese debe de ser Fenix. Maldición, sabía que algo así iba a pasar. – dejo la copia de Mortis mientras tomaba su pala.
Llamó la atención de todos los demás y juntos fueron hacia aquel brillo en la noche.
Como había dicho, Fénix se encontraba aun en su pelea contra el mitad cuervo. El fuego no le molestaba, seguía tirando sus dagas que, si no herían a Crow y no se apagaban, incendiaban algo creando otro obstáculo para el cuervo.
En esta batalla ninguno había sido dañado gravemente por el otro, apenas tenían heridas. Sus reflejos, velocidad y conocimiento de lo que el otro estaba por hacer hacían más difícil que sus ataques golpearan.
Ambos estaban tan concentrados en la batalla que no había notado el caos que estaban creando. Por lo menos los arboles que estaban en llamas no podían esparcir el fuego al estar separados lo suficiente de otros árboles.
– ¡Fénix! – gritó el mariachi que de suerte esquivó una daga envenenada, no fue escuchado – ¡Fénix! – salta a un lado antes de que una rama ardiendo cayera sobre él – ¡Escúchame! ¡Estas incendiando todo! ¡Vas a matarnos a todos si no te detienes! –
– ¿¡No era eso lo que queríamos!? – se impulsa volando hacia el cuervo que esquiva su ataque pero no es capaz de esquivar las tres dagas ardiendo, una de ellas corta y quema su ropa, por más que le quemara, Crow apaga las llamas en él con sus manos – Ya comienza a cansarse. Terminaré pronto. –
El cansancio sumado al humo dificultaba que el mitad cuervo respirara. En aquel estado no era capaz de seguir peleando. Incluso a su vista le costaba ver por la presencia del fuego y las cenizas. Huir ya no era opción, el de fuego terminaría incendiando todo el bosque por lo que prefería quedarse y pelear por más que no ganara esa batalla.
Escucharon voces, gritaban buscando a Crow y cada vez estaban más cerca, eran su ultima esperanza. Pero no era el único que los había escuchado. El otro antropomórfico se apresuró en terminar su trabajo, de todos los ataques la mayoría rozaba y cortaba la piel de Crow, todo lo anterior había sido como un garo que jugaba con su presa hasta que se aburría y terminaba comiéndola.
Por todo el fuego, no pudo ver la figura de fuego que se tiró hacia él y de una patada lo tiró al suelo. El fénix tomó sus dagas h sonrió al ver que su enemigo había sido vencido antes por su fuego que por alguno de sus ataques, lo notaba en la respiración pesada y la tos del otro brawler.
Se sentía avergonzado al no haber podido hacer más daño y mostrarse como un fuerte oponente. En lugar de eso, estaba tirado en el piso esperando su muerte observando al fénix que le sonreía con dagas en mano. Encima de ellos, las ramas ardía mostrando la imagen del brawler vendedor como inalcanzable.
Justo cuando pensaba que el otro antropomórfico iba a eliminarlo, unas desafinadas notas suenan cerca de ellos son tocarlos, luego, se siente la madera quebrándose a centímetros atrás del fénix. Con un ultimó esfuerzo, se levanta soportando el dolor de las dagas que se clavaban en su pecho y con las fuerzas que le quedaban empuja al de fuego debajo de las ramas que terminan quebrándose y enterrándolo. Fue un alivió ver el elixir desparramarse debajo de la madera.
Levantó la mirada encontrándose al músico con su guitarra en mano observando atónito todas las pesadas y grandes ramas que había hecho que cayeran al sacudirlas con unas de sus ondas musicales salvando a Crow que lo miraba con una cansada semisonrisa.
El mitad cuervo débilmente caminó hacia él. Sin poder entender el porque de lo que había causado, el mariachi retrocedió negando con la cabeza.
– Espera, Poco. – pero el mexicano ya había huido, abandonándolo. Intentó ir tras él pero no logró dar otro paso, cayó de rodillas, el humo ataca de nuevo sus pulmones dándole una fuerte tos.
Sin poder mantenerse más, todo su cuerpo se desploma y su vista se oscurece. Lo ultimo que escucha son las voces por fin llegando a donde estaba.
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