Capitulo 25 "La más horrible escena de horror que he vivido hasta ahora"
Mantengo mis ojos cerrados, la fresca brisa a la que comienzo a acostumbrarme mueve un poco mi pelo aunque realmente no tengo el frío, llevo una chaqueta negra, un gorro de lana gris y una remera de manga larga del mismo color con letras en blancas formando la palabra "Warrior", llevo unas botas hasta el talón bastante abrigadas y un pantalón negro también abrigado.
Cuando abro mis ojos no necesito reflejarme en nada para saber que son de color violeta, Allison está frente a mí, preparada para disparar con su arco, el silencio abunda tanto que por un segundo creo que estoy sola, pero entonces un minúsculo ruido hace que me gire y alcance a gritar justo a tiempo para lanzar a Malia lejos antes de que pudiera llegar a mí. Luego, cuando Liam corre hacia mí y salta para legar más pronto, logro esquivarlo gracias a Allison y acertar una patada en su estomago para luego lanzarlo con mi grito unos pocos metros por el aire.
Mi ceño se frunce cuando Malia ya no está tirada en el suelo y entonces, cuando me giro encuentro a Scott detrás de mí, esquivo un golpe y un rasguño, para luego dar un rápido giro y lograr impactad mi mano en su brazo, aunque me sorprendo cuando mi grito lo aleja casi nada. Agitada decido que la mejor opción es retroceder y lo hago haciendo volteretas verticales al mismo tiempo que él avanza, al final, termina tomando mi pierna y lanzándome al suelo, donde doy unas vueltas antes de detenerme.
—Debes encontrar la debilidad de tu enemigo.—Dice la cambiada voz de Scott en su estado de hombre lobo, se acerca a mí y yo retrocedo arrastrándome con rapidez—¡No huyas! ¡Atácame! ¡Enojate!
Él va a patearme cuando un enojo incontrolable toma control de mi cuerpo y no solo detengo su patada sino que logro torcerle el pie lo que logra que caiga al suelo al mismo tiempo que yo me levanto y doy un feroz grito que lo hace retroceder pegado al suelo varios metros hasta que choca contra un árboll. Malia vuelve al ataque y nuevamente la esquiva a la vez que pongo mi pie en su camino y acierto un codazo detrás de su cuello logrando que caiga al suelo. Por su parte, Liam intenta acercarse a mí pero no lo logra ya que lanzo un grito que vuelve a alejarlo y luego le lanzo a Malia ¿De donde saco tanta fuerza? La verdad no tengo idea, ya que Allison tampoco la tiene aunque evito preocuparme por ello.
—Bastante bien.—Me felicita Scott haciéndome dar un salto en mi lugar al aparecer detrás de mí—Pero si esto no fuera un entrenamiento, estarías muerta.
—Si esto no fuera un entrenamiento, estarías muerto.—Sonrío yo segura de mis palabras.
—Demuéstralo.—Entonces mira hacia abajo, tengo un pequeño rociador lleno de veneno de kanima por lo que Scott se separa de mí sonriente ya en su forma humana.
—Supuse que mi parte humana también debía tener como defenderse.—Explico luego de hundirme en mis hombros y vuelvo a guardar el pequeño contenedor.
Malia y Liam se acercan a nosotros y yo los abrazo en forma de disculpa, aunque sé que ya están mejor, no grite con fuerza y Allison también estuvo bastante blanda con ambos.
Desde que atrapamos a Theo, hace ya unas dos semanas aproximadamente, Scott se enfoco en enseñarme a pelear, cosa que está logrando, ahora al menos sé defenderme contra un beta y una mujer coyote, además, él no es el único que me tiene entrenando, desde que Lydia reapareció junto con Parrish la semana anterior, demostrándonos que ahora tiene una especie de conexión con el sabueso del infierno mucho más grande que la que antes aparentemente tenía.
Ella puede convocarlo.
Lydia me ha estado enseñando a escuchar, mi "frecuencia" no es tan alta como la de ella, pero solo por muy poca distancia, lo que le permitió comenzar a entrenarme, enseñarme como escuchar las mismas voces que ella, como encontrar las respuestas que quiera y como evitar las que no quiero, y por sobretodo, con una seriedad que me puso los pelos de punta, como si fuera la mejor advertencia que pudiera darme como banshee, me enseñó (o al menos eso intenta) a apagarlas.
***
Siento un escalofrío y Liam toma con fuerza mi mano obligando a que lo mire. Sus ojos azules me proporcionan la seguridad que estoy buscando y luego giro para mirar a Abby, quien tiene una expresión de preocupación.
—No tienes que hacerlo si aún no estas lista.—Me recuerda tal vez con la esperanza de que cambiara de idea.
Sé que ni a Liam ni a ella les gusta la idea de entrar en Eichen House, no luego de saber lo que le sucedió a Lydia allí, incluso gracias a esto muchas menos ganas de que yo entre. Pero necesito ver al hombre que aquellas paredes mantienen encerrado bajo el nombre de loco, el mismo que intento matarme y me llamo demonio, con el que compartí techo, confianza y afecto durante mucho tiempo.
Necesito hablar con mi padre, y sonará tonto, pero tengo que hacerlo entender que no soy un demonio...
Es la única forma en la que yo también lo entenderé.
Comienzo a caminar junto con Liam y Abby la gran puerta principal del horrible manicomio llega ante nosotros mucho antes de lo que me hubiera gustado, no puedo evitar temblar cuando pongo mi mano sobe la puerta y al final, cuando la abro, un escalofrío me recorre. El lugar tiene un aroma similar a un hospital, pero un poco más feo, veo a varias personas vestidas de gris lejos de nosotros, jugando a algún juego de mesa o sentadas mirando a la nada, hay una parada observando una planta con mucha intensidad. Me aclaro la garganta y Liam parece ponerse alerta cuando todos los locos me miran con los ojos abiertos de par en par.
—Mejor vayámonos.—Insiste Abby pero yo niego y los tres caminamos hacia la recepción.
Un cristal con un pequeño agujero en su parte inferior separa a la vieja mujer con uniforme celeste apagado de nosotros.
—Vengo a ver a Paul Woods.—Anuncio y la mujer pasa por el pequeño agujero un contenedor de plástico.
—Dejen toda sus pertenencias en el contenedor por favor, celulares, cargadores, artículos de belleza, cualquier cosa con punta o que pueda causar daños al ser usado de alguna manera posible.—Obedezco vaciando mis bolsillos.
La mujer esboza una sonrisa muy mal hecha y luego vuelve su vista a su computador, comienzo a caminar rumbo a un pequeño pasillo por el que al final veo luz que vendrá seguramente del patio interior y entonces Liam me toma del brazo y casi puedo escucharlo gruñir.
—Estaré bien.—Aseguro mientras veo como Abby toca algo dentro de su bolso, seguramente algún tipo de arma—Sólo entraré unos minutos, lo veré, le diré lo que tengo para decirle y luego nos vamos.
—Estaré escuchando.
Liam me suelta aunque su expresión de seriedad no cambia, no le gusta esta idea, ni a él ni a Abby y ninguno de los dos parece tener ganas de demostrarlo.
***
Mi mirada pasa por todo el gran patio interior, está lleno de bancos y plantas, las flores lo adornan y seguramente si no estuviera el día nublado no sería tan tétrico, aunque las personas con la mirada perdida vestidas de gris caminando de un lado a otro sin saber muy bien en realidad a donde quieren ir no ayudan a mejorarlo.
Busco mi padre entre todos los pacientes y al final, termino encontrando a alguien sentado de espaldas en la banca más lejana, los nervios me invaden de repente pero me obligo a calmarme.
Comienzo a caminar en aquella dirección atravesando a todos los pacientes que clavan sus miradas sobre mí, todos parecen asustados.
Dios, esta es la más horrible escena de terror que he vivido hasta ahora.
Camino evitando chocar con pacientes lo más rápido que puedo, pero siguen apareciendo más y más y todos los que ya pasé se quedan firmes en su lugar, como estatuas con los ojos abiertos de par en par, aterrorizados. La banca parece seguir alejándose y la gente seguir apareciendo, comienzo a sentirme verdaderamente mal pero me resisto al impulso de gritar y aprieto mis puños para seguir avanzando. Bajo la mirada por unos segundos y cuando vuelvo a subirla descubro que la banca ya no está, por lo que miro en todas direcciones, intentando mirar entre los pacientes, los cuales ahora me rodean en círculos perfectos, todos mirándome fijamente. Comienzo a ponerme nerviosa y retrocedo unos pasos cuando choco contra una pared, los pacientes comienzan a acercarse y me acorralan, siento sus respiraciones sobre mi cuello, cierro los ojos con fuerza, con ganas de llorar y de gritar con fuerza, pero no lo hago, aún me contengo.
Entonces comienzan a susurrarme, todos a la vez, susurrando en el mismo tono, con la misma intensidad, susurrándome cosas horribles, contándome sus historias, pidiéndome ayuda, maldiciéndome. Pero el tema cambia de pronto y todos parecen decirme distintas cosas sobre algo o alguien. Un peligro. Que aparentemente viene tras de mí.
Intento comprender todo lo que me dicen pero todos están alterados y el volumen de las voces va subiendo hasta convertirse en un griterío que me obliga a cerrar con más fuerza mis ojos y taparme los oídos intentando disminuir el ruido, pero eso no sucede, sigo escuchando la voces desesperadas, pero cuando creo que no aguanto más, y que voy a gritar para acallarlas, todas se detienen de golpe para murmurar algo a la vez.
"Viene por ti".
Y sé que significa.
Vuelvo a abrir mis ojos y los pacientes permanecen mirándome, sin embargo no me están rodeando ni acorralando, sólo me miran murmurando cosas entre ellos. Termino mi camino hacia el hombre de la banca y efectivamente descubro a mi padre con la mirada en la nada, como si estuviera despierto pero aún así inconsciente, no sufre ningún tipo de reacción al verme, ni siquiera creo que sepa que estoy frente a él.
—Por dios papá que te hicieron.—Susurro con tristeza.
Aquel hombre fuera de este mundo no parece mi padre, está mucho más pálido y delgado y sólo pasaron unas cuantas semanas desde que fue ingresado.
Las ganas de llorar llegan a mí con fuerza, y sin poder evitarlo una lagrima se me escapa aunque la seco rápidamente, Allison aparece a mi lado y pone su mano sobre mi hombro el cual aprieta levemente para demostrarme su apoyo, yo la miro con los ojos cristalizados y ella me devuelve una mirada con pena.
—Está hablando.—Frunce el ceño y se agacha para quedar a mi altura.
¿Qué?
Miro a mi padre y efectivamente está moviendo sus labios, aunque de una forma tan imperceptible que estoy segura de que sólo yo puedo notarlo. Frunzo mi ceño concentrándome en su movimiento y acerco mi oído a sus labios.
Tiemblo al lograr entender sus palabras.
— Fue ella... Estuvo aquí.
El miedo me inunda y siento que todo mi cuerpo se paraliza mientras un escalofrío me recorre, no necesito que me aclare de quien está hablando.
La dikura que revivió a Theo.
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