XXI. Adrian Loves Brie.
—Aléjate de mí.
Nicole se atragantó con la galleta por la risa al ver como su hermana miraba con enojo al simpático chico de baja estatura que vivía al lado, Adrian Neville, el cual había sido invitado por su madre. Brie tragaba alocadamente las galletas que ella había hecho, mientras trataba de no darle una paliza al agradable pero insistente chico.
Nicole buscó con la mirada a Finn, el cual había desaparecido por estar con su madre desde hace un rato. Ahora estaba en la sala con Brie, Adrian, su abuela y algunas de sus primas. Su hermano menor aún no llegaba y esperaba ansiosamente el poder verlo.
Entre risas, apareció entonces su falso novio. Su madre sujetó con fuerza el brazo de Finn, el cual reía con su típico encanto. Nicole le sonrió, y él no tardó en alejarse entonces de su madre para acercarse a ella. La sonrisa en el rostro de Nicole empezó a desvanecerse a ver como Finn temblaba levemente, algo nervioso. Los delgados dedos de Nicole apretaron la mano de Finn al momento en que este se sentó a su lado, llamando su atención.
—Finn... ¿Está todo bien? —Le preguntó ella, completamente preocupada.
—Sí, sí, todo está bien. —Murmuró él, con esa sonrisa minúscula en su rostro.
Nicole no le creía, no le creía en lo absoluto. Iba a seguir insistiendo, hasta que oyó un sonido agudo provenir de la cocina. Cuando miró allá, vio a su madre, la que sostenía una copa de vidrio y una cuchara y mantenía una sonrisa en su rostro.
Algo le olía mal a Nicole.
—Tengo un gran anuncio que dar. —Esa sonrisa en el rostro de su madre ponía sus pelos de punta. Ella se veía feliz... Pero no entendía nada de lo que estaba pasando— Finn hoy me ha hecho una gran propuesta... Ha pedido la mano de mi amada hija Nicole en matrimonio y le he dicho que sí. ¡Démosle un aplauso a la feliz y joven pareja!
Los ojos de Nicole se abrieron como dos platos y la mirada que le ofreció a Finn, pudo haber sido enmarcada. Podía ver como el irlandés empezaba a sudar al momento en que le devolvió la mirada.
—Nos disculpan a mi novio y a mí un momento. —Gruñó, tratando de sonreír a sus familiares alegres que los miraban extasiados. La mano de Nicole sujetó fuertemente la muñeca de Finn llevándoselo lejos de ese lugar.
Brianna ahogó una maldición y se metió en la boca unas diez galletas antes de salir corriendo hacia donde estaba la pareja. Cuando llegó a las afueras de la casa, donde estaban su hermana y su cuñado, ya se las había tragado todas por la adrenalina.
— ¿¡Qué mierda está mal contigo!? —Gritó Nicole, tomando por el cuello de la camisa a Finn, acercándolo violentamente a su rostro— ¿¡Acaso estás demente!?
—Nicole, lo lamento...
— ¿Lo lamentas? ¡Me has desposado! Ni siquiera me has pedido mi mano, ¡se la pediste a mi madre! —Gritó ella, alejándolo de un empujón. Nicole cerró la boca por un momento, pero todo el silencio que existía fue llenado por el sonido del golpe que Nicole dio contra la mandíbula de Finn.
— ¡Oh, mierda! —Maldijó Brianna, al mismo tiempo que se tiraba al suelo a levantar a Finn. Un enrojecimiento se mostraba en el inicio de su mandíbula.
—Nicole, sé que estás enojada. Pero esto es lo mejor...
— ¿Lo mejor para quién? —Nicole no paraba de gritar, y eso empezaba a hartar a Finn.
— ¡Para toda esta farsa! —Gritó él de vuelta, acercándose violentamente a ella.— ¡Esto es lo mejor! Podemos seguir fingiendo, siendo aceptados. Podemos seguir viviendo cómodamente. Esto es lo mejor para nosotros.
El trío se quedó en silencio. La mirada de Nicole no tardó en ablandarse.
— ¿Qué pasó con Sami? —Preguntó ella, retomando ese tono maternal que tanto la caracterizaba. La manera en la que el rostro de Finn palideció, hizo que ella entendiera todo.
— ¿Qué tienes qué ver él con esto?
—Hace una semana no me hubieses pedido matrimonio ni aunque tuviera un pene entre mis piernas. Algo debió haber pasado con ese sujeto como para que ahora quiera casarte conmigo y seguir con esta farsa...
—Él me rechazó. —dijo. Las gemelas le miraron compasivas, mientras él trataba de mantenerse relajado— Estuvimos juntos y cuando llegó el día siguiente... Él simplemente dijo que todo había sido un error y que no debíamos hablar de eso. Y que por el bien de nuestra amistad debíamos alejarnos un tiempo hasta superarlo.
Nicole y Brie se miraron entre sí. Para después abrazar al irlandés.
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