Sipnosis

El pelinegro estaba agotado, solo quería llegar a su apartamento y tumbarse al lado de su hermosa novia.

Eran casi las seis de la mañana, el tatuado hombre veía como el amanecer se hacía presente mientras aún caminaba por las calles de Manhattan.

Al llegar por fin a su departamento, Baron abre la puerta escuchando la risa de su novia.

Frunciendo el ceño, el tatuado deja su mochila en la sala para seguir avanzando en su piso.

La risa de su novia se hacía cada vez más clara, escuchando también una risa ligera y masculina.

La pelirrubia al parecer no estaba sola.

Baron avanza con pasos apresurados hasta la cocina, donde encuentra a su hermosa novia sonriendo mientras sostenía una taza de café cerca de sus labios.

El tatuado pensó que aquella escena era perfecta, hasta que su vista pasó a la segunda persona en la habitación.

-Cariño- Dice la rubia con una sonrisa un tanto nerviosa en su rostro.

El pelinegro queda en el umbral de la puerta, esperando una explicación.

-¿Recuerdas a Dean verdad?- Dice la fémina acercándose a su novio.

-Como olvidar- Es lo único que dice el alto hombre.

Carmella coloca una de sus manos en su hombro, frotándola ligeramente.

-Esta teniendo unos problemas financieros y como tenemos una habitación extra, le dije que podía quedarse con nosotros- Dice la fémina mordiéndose los labios con nerviosismo.

-Tiene que ser una broma- Suelta el pelinegro.

Phil despierta de golpe al sentir un pequeño empujón en el brazo.

-Papá- Dice la pequeña niña de dos años frente a sus adormilados ojos.

-¿Que pasa cariño?- Pregunta el tatuado frotándose los ojos.

-Hay un monstruo debajo de mi cama- Dice la niña asustada.

-¿Quieres dormir aquí?- Pregunta el hombre.

Su hija asiente con cabeza repetidas veces.

Phil sonríe y toma a su pequeña de dos años en brazos para colocarla en medio de su madre y él, solo para darse cuenta, que su hijo dos minutos más joven ya se encontraba en la cama, envuelto en los brazos de su madre.

La pequeña niña se coloca al lado de su hermano para tomar el brazo de su padre como almohada y caer dormida luego de unos segundos.

El hombre estaba inmóvil, jamás pensó sentir aquel sentimiento de amor incondicional.

Jamás pensó que saldría adelante.

Y ahora aquí estaba, con la mujer que más amaba en el mundo y con dos pequeños que lo ponía orgulloso cada vez que posaba sus ojos en ellos.

Roman había salido de su oficina lo más rápido que pudo al ver la hora.

El moreno había saltado a su auto para ir rápidamente al trabajo de su novia.

Al estar frente a aquella boutique suelta un suspiro de cansancio antes de entrar.

Lo primero que el Samoano ve es a la hermana gemela de su novia acomodando algunas prendas en sus respectivos lugares.

-Roman- Dice Brie al percatarse de la presencia del hombre.

El mencionado se acerca a la delgada castaña para envolver sus brazos alrededor de ella amistosamente.

-Nicole está en la oficina, no hagan mucho ruido, ya casi termina la hora del almuerzo y no queremos que nadie se asuste.

-Muy graciosa- Dice el moreno para hacer su camino a la oficina que su novia compartía con su hermana.

Roman encuentra a la castaña sentada detrás de un escritorio, al parecer bastante concentrada en algún diseño nuevo.

-¿Puedo pasar Señorita Bella?- Pregunta el moreno con una sonrisa.

Nicole levanta la mirada de su trabajo para encontrar a su apuesto novio en la puerta de su oficina.

-Cierra la puerta- Ordena la fémina en un tono serio.

Roman frunce el ceño y hace lo que se le pide.

Con pasos dudosos hace su camino detrás del escritorio.

Sabía que había llegado tarde para salir a almorzar como lo acordadon, pero no era de vida o muerta.

-Llegaste tarde- Dice Nikki poniéndose de pie para quedar frente a su novio.

-Si, lo se, lo siento...

-Tendrás que recompensarme- Dice la gemela mayor interrumpiéndolo.

Roman frunce el ceño pero al ver a su novia apartando algunas cosas del escritorio, no puede evitar sonreír.

-Y como haría eso- Dice el moreno sonriendo mientras observa a su novia sentarse sobre el escritorio de trabajo.

-Tienes mucha imaginación Roman... úsala.

El ex bicolor despierta al sentir los molestos rayos de luz, podría jurar que la noche anterior había cerrado las persianas.

Con pereza, Seth se frota los ojos, tratando de ajustar su mirada a la iluminada habitación.

Flashbacks de la noche anterior invadieron su mente haciéndolo sonreír como idiota.

La habitación estaba en completo desastre, una botella te champaña estaba tirada por el alfombrado piso y prendas de ropas esparcidas por todo el lugar.

Seth logró distinguir un brasier colgando de una de las esquinas del gigante plasma frente a la cama.

El hombre rió por lo bajo, volteando a su derecha para encontrar la pálida y desnuda espalda de su ahora esposa.

El par se encontraba ahora mismo en uno de los hoteles más costosos de Dubai.

Seth siguió admirando la belleza de aquella mujer hasta que un pequeño ladrido hizo que volteara la cabeza hasta su pequeño amigo.

-Hola Kevin- Dice el ex bicolor tomando al pequeño cachorro en manos.

El cachorro comenzó a lamer la mano de Seth haciendo a este reír.

-Vaya manera de despertar- Dice una fémina voz.

El moreno se voltea ante su esposa, quien lo mira con una sonrisa en el rostro.

Seth había pensado que nunca podía ver nada más hermoso hasta ese entonces, la pelinegra tenía las sábanas cubrieron su desnudó cuerpo, con una sonrisa que le llenaba el alma y por supuesto, en su dedo estaba la prueba de que era suya para siempre.

-Lo mismo diría yo- Dice el hombre sonriendo mientras se acercaba a su amada para plantarle un dulce beso.

-Que haremos hoy- Dice la pálida sonriendo.

-Estaba pensando...- Seth es interrumpido por el sonido de un teléfono.

-Es el tuyo- Dice Paige.

El ex bicolor mira por toda la habitación, no encontrando el teléfono, su esposa decide ayudarlo y se pone de pie para buscarlo entre las prendas de ropa.

-Aqui está- Dice la pelinegra encontrándolo debajo de la cama.

Seth frunce el ceño al ver de donde la fémina había sacado su teléfono.

-Es mi madre- Dice el moreno al tener el aparato en mano.

-Contesta- Dice la fémina.

-Es una video llamada.

-Bien, iré a ponerme ropa- Dice Paige rondando los ojos.

Seth sonríe al ver como su esposa se dirige al baño y contesta la llamada, colocando una almohada encima de sus piernas.

-¡¡Cariño!!- La chillona voz de Stephanie se escucha por toda la habitación, haciendo a Paige reír mientras se cepillaba los dientes.

-Mamá- Dice el moreno sonriendo.

-Estás desnudo- Dice la castaña frunciendo el ceño.

-No mamá, solo no traigo remera- Miente Seth rodando los ojos.

-Como sea- Dice la fémina -Necesitó que tú y Paige vengan a Florida, tenemos una noticia emocionante para ambos.

-O nos puedes decir ahora- Dice la Inglesa saliendo del baño con una bata.

-Paige cariño, esta noticia te va a encantar.

Seth frunce el ceño ante el apodo que había utilizado con sus esposa.

Si, en el pasado, Paige y Stephanie lograron congeniar, pero aún había mucho en que trabajar.

-¿Y eso es porque?- Pregunta la Inglesa.

-¡¡Estoy embarazada!!- Exclama la castaña haciendo que el par del otro lado de la llamada se congelen en sus lugares.

El Irlandés sale de otro bar, colgando de los hombros de un furioso hombre.

-Bien Finn, es suficiente- Dice el hombre colocándolo contra un taxi -Tienes que dejar esta vida.

El ojiazul, completamente ebrio solo lo ignora y entra al taxi como puede.

Hace unos minutos atrás el Irlandés casi causa una pelea con un gigante hombre, era obvio a simple vista que él no saldría victorioso.

Su pelirrojo amigo le había dado la dirección de su apartamento al taxista, quien en manos de cinco minutos lo había llevado a su destino.

El ojiazul suelta un fuerte suspiro al entrar en su apartamento, hace tan solo tres años atras, ese mismo lugar estaba lleno de vida, con su mejor amiga siempre haciendo sus locuras y Lexi.

Con tan solo pensar en ella, el Irlandés se sentía débil.

Finn avanza hasta el sofá, donde se deja caer, su cabeza daba vueltas y cerrando los ojos solo empeoraba el mareo.

El sorpresivo sonido de su teléfono hace que el hombre pegue un salto.

Finn toma su teléfono y contesta.

-Diga- Dice en un murmuro.

-¡¡Finn!!- Exclama una fémina voz del otro lado.

El ojiazul siente como aquella voz penetra sus tímpanos.

-Becky- Dice el Irlandés tratando de sonar menos borracho.

-¿Estabas dormido?- Pregunta la pelinaranja del otro lado.

Finn aleja el teléfono de su oreja para poder mirar la hora.

-Si, pero es tiempo que me levante- Dice soltando un suspiro al darse cuanta que serían las siete y media de la mañana.

-Oh bueno, ¿sabes quienes cumplen años?- Dice la Irlandesa con una sonrisa.

El ojiazul sonríe ante el recuerdo de sus pequeños, sobrino y sobrina.

-Dime que hora.

Finn estaba al tanto de la vida de su mejor amiga.

Becky se había mudado a California porque la familia de Phil prácticamente les había rogado y porque Phil había accedido a trabajar con su hermano en un pequeño negocio.

Hace más de dos años, el ojiazul había dejado ir a su mejor amiga para que empiece su vida, ya sin él todo el tiempo a su lado.

Ese había sido el último día normal que el Irlandes había tenido.

Apenas Becky, Phil y los pequeños gemelos habían desaparecido en el aeropuerto, Finn se dejó caer.

-En realidad necesito que te quedes por más tiempo esta vez- Dice la pelinaranja -Luego del cumpleaños tendré que volver a Irlanda.

Finn frunce el ceño.

-Solo unos últimos arreglos que debo hacer para seguir con mi vida y no quiero dejar a Phil solo.

-No te preocupes- Dice el Irlandes -Ahí estaré.

***************

Lo siento mucho por la espera, tengo muchas cosas en mi plato ahora mismo y esa sería mi excusa de porque no eh cumplido con lo prometido.

You are mine aún está en proceso, lo que significa que voy a esperar a terminarla para poder seguir con Boys Issues, pero no quería que pierdan el interés en esta historia así que les dejo el comienzo que les prometo no tardaré en actualizar.

Así que, esto es Boys Issues, espero que lo disfruten.

✌🏻❤️

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