ii.

Johnny parece sorprendido.

Deja caer el teléfono en la mesa y se cruza de brazos.

—Nunca dije que podían besarse. —dice, frunciendo el ceño.

Doyoung se encoge de hombros, riéndose.

—Nunca dijiste que no podíamos. —responde, enarcando las cejas.

Sí, esto se siente muy bien.

—En tu cara de gay, Suh. —agrega, y bebe felizmente de su cerveza.

Y claro, es agradable ver la expresión de derrota de Johnny, pero Doyoung ya se siente al borde y ha vuelto a fantasear con besar a Jaehyun otra vez, tenerlo todo sobre su rostro, justo como anoche.

Suspira.

—De acuerdo, ¿Qué pasa? —Johnny pregunta, inclinándose hacia adelante. —¿Qué con ese sonido que acabas de hacer?

Doyoung traga en seco, luego bebe más cerveza.

—Oh Dios mío. —Johnny dice, golpeando con ambas manos la mesa, haciendo el redoble de tambores más inútil de la historia. —¡Lo amas! —grita, ganándose una patada por debajo de la mesa. Pero no parece notarlo. Doyoung debería haberse puesto botas militares.

—No lo amo, Johnny. —lo corrige, rodando los ojos. —Tan solo me gusta. —dice, mirando a su alrededor. Jaehyun no suele pasar el rato ahí, ¿Cierto? —Me gusta un montón, ¿Bien? —murmura, tomándose el resto de su cerveza.

Johnny asiente, sonriendo como el idiota que es.

—Lo sabía. —dice. —Esta vez estás jodido.

Doyoung desearía ser jodido.

—Cállate. —escupe, jugando con su camisa.

Y por supuesto que Johnny no se calla, nunca lo hace.

—Vas a enamoraaaarte. —dice, parpadeando mil veces. —Y vas a conocer a su mami y lo vas a presentar con la tuya. —agrega, aplaudiendo.

Doyoung siente como que Johnny podría estar jodiéndolo.

Es solo una idea.

Bueno, mencionó a Jaehyun dos, tres o veinte veces mientras hablaba con su mamá en las últimas semanas, y esa es otra cosa que Johnny nunca sabrá.

—Luego se van a mudar juntos a una casita rosada en el campo. —Johnny explica. —Van a adoptar un perro, un gato y unas gallinas.

—¡¿Gallinas?! —Doyoung grita, lanzando sus manos al aire. —¡¿Por qué querríamos adoptar gallinas?! —y mientras lo dice, se da cuenta de que tal vez debió discutir sobre esa casita rosada que Johnny mencionó. Oh bueno.

Johnny se encoge de hombros.

—No lo sé. —dice. —Así podrían matarlas y hacerlas en estofado, supongo.

Doyoung golpea la mano de Johnny con la botella vacía de cerveza, porque ya se ha divertido suficiente.

Pero.

—Y finalmente. —Johnny insiste, frotando su mano donde le duele. —Se casarán y probablemente comprarán un pequeño restaurante en Hawaii.

—¿Eso también será rosado? —Doyoung bosteza, recoge su chaqueta del suelo y se la pone.

—Jaehyun cocinará y tú te ocuparás de servir las mesas en un bikini sensual.

¿Por qué diablos Doyoung usaría un bikini?

—Claro. —responde, se levanta y deja algo de dinero en la mesa.

Eso no cubre lo que se comió, pero que se joda Johnny de todos modos.

—Buenas noches. —le dice, presionando un beso en su mejilla. —Nos vemos el otro fin de semana.

Johnny le da una palmada a su trasero, se acomoda la chaqueta y le sonríe.

—Sé que Hawaii suena bien. —dice. —Pero deberías reconsiderarlo.

—¿Por qué? ¿Me extrañarías mucho? —Doyoung dice, alejando sus manos de él.

Johnny todavía lo está mirando, sacudiendo la cabeza.

—Te extrañaría, sí. —admite, sonriendo. —Pero no me refería a eso.

Doyoung no quiere saber a lo que se refiere.

—Adiós, Johnny. —dice rápidamente, girándose y básicamente, sale corriendo del club.

Johnny le escribe veinte segundos después.

En este momento, debería tirar su teléfono en un basurero, pero tiene demasiada curiosidad como para tomar las decisiones correctas.

En Hawaii, si usas tu bikini, todos van a ver tu tatuaje ;)

Doyoung se ríe.

Johnny está muy seguro de que va a ganar, ¿Eh?

Se le olvida lo mucho que a Doyoung le encanta demostrar que está equivocado.

Doyoung responde con un montón de emojis de cocktail y se va a casa.

Jaehyun lo está esperando frente a su apartamento, con una bolsa en su mano y una sonrisa en el rostro.

Doyoung se disculpa por llegar tarde, pero ni siquiera se está escuchando a sí mismo, porque, Jesucristo, siempre olvida lo bien que se ve Jaehyun cuando están separados.

Luego lo mira otra vez y Jesucristo.

¿Debería besarlo?

¿Debería solo abrir la puerta?

Abre la puerta, mientras Jaehyun espera detrás de él.

—¿Podrías esperar cinco minutos? —Doyoung le pregunta, encendiendo las luces. —Necesito una ducha rápida.

—Claro, tómate tu tiempo. —Jaehyun responde, desapareciendo en la cocina.

A Doyoung le gusta tenerlo en su apartamento. Ama el hecho de que Jaehyun dejó de pedirle permiso para moverse de acá para allá, para abrir el refrigerador y encender la TV mientras están cocinando.

Su ducha es tan rápida que casi se resbala al salir, pero no puede evitarlo, quiere estar con Jaehyun lo más pronto posible, sin importar lo patético que suene.

Por un momento considera aparecer así como está ahora, con el trasero desnudo y todavía un poco mojado, tan solo para ver cómo reaccionaría Jaehyun.

Tal vez se avergonzaría y esperaría a que Doyoung hiciera algún movimiento, pero en la cabeza de Doyoung, Jaehyun lo inclinaría sobre la mesa y lo follaría como un animal.

Sí, eso sería super agradable.

Pero no ha tenido sexo en tres semanas y si Jaehyun hiciera eso, Doyoung probablemente moriría desangrado. Bueno, si él pudiera escoger una manera de morir, definitivamente sería empalado por la polla de Jaehyun, pero luego Johnny le haría el tatuaje a su cadáver y eso no es lindo.

A regañadientes se pone la ropa y se dirige a la cocina, donde Jaehyun está picando lo que parece perejil.

Se detiene por un momento y le sonríe.

—Tal vez deberías evitar tocar objetos puntiagudos por un tiempo. —comenta, con una linda arruga en el entrecejo.

Doyoung se encoje de hombros y le enseña su mano que está envuelta en vendaje limpio.

—¡Puedo usar la otra! —sugiere y claro, inmediatamente se imagina a sí mismo envolviendo sus dedos la polla de Jaehyun.

Demándalo.

—¿Qué vamos a hacer hoy? —pregunta, acercándose para mirar dentro de la bolsa.

—Bolas de carne. —Jaehyun responde, él dice bolas y carne y Doyoung vuelve por allá.

Esto es una tortura.

Jaehyun lo está torturando.

Doyoung estaba bien, más o menos, todavía lo tenía bajo control.

Más o menos.

Hasta que Jaehyun insistió en mirar bajo el vendaje para ver si su mano estaba sanando y luego presionó una mano sobre su espalda mientras Doyoung mezclaba los ingredientes dentro del tazón, y luego le apartó el flequillo de sus ojos y ahora lo estaba guiando mientras Doyoung intentaba voltear las bolas de carne sin romperlas, sostenía su muñeca y le decía qué hacer y todo lo que Doyoung puede pensar es en quitarse su ropa.

Para cuando terminan, Doyoung está sudando.

—Ahora tenemos que esperar un poco. —Jaehyun dice, dándole por fin algo de espacio. —Están demasiado calientes. —agrega, colocando el plato sobre la mesa.

Doyoung solo lo mira, porque está bastante seguro de que su voz saldría toda rota y temblorosa si intenta decir algo.

—Así que ahora nos podemos enfocar en la segunda parte. —Jaehyun dice, mientras Doyoung lo sigue hacia la sala de estar.

—¿Cuál es? —pregunta, y sí, rota y temblorosa.

Jaehyun sonríe, palmeando el cojín del sofá junto a él.

—La parte en la que te beso. —dice.

Oh, a Doyoung le gusta esa parte.

Es la mejor.

El viernes se besan durante horas, hasta que sus bolas de carne se enfrían, se secan y ni siquiera se las comen cuando por fin logran alejarse del otro.

El martes empiezan a besarse cuando Jaehyun llega allí, porque Doyoung no puede evitarlo, básicamente lo ataca en el momento que lo ve y parece que Jaehyun estuvo esperando a que él le diera un punto de partida.

El miércoles, Doyoung le pregunta:

—¿Qué vamos a hacer hoy?

Y Jaehyun simplemente responde:

—Besarnos.

Así que se besan.

Ni siquiera cocinan.

Dios.

Jaehyun es tan bueno besando.

Han hecho esto antes, y se supone que Doyoung tiene que acostumbrarse en algún punto, ¿Cierto?

Pero el viernes, Jaehyun lo acerca antes de que Doyoung pueda pestañear y en el momento que abre su boca para dejar que Jaehyun meta su lengua, su cerebro se convierte en papilla.

Sus manos vuelan a su pecho, jodidamente gime, mientras Jaehyun profundiza el beso. Doyoung chupa su lengua, muerde sus labios, tira de él más cerca hasta que Jaehyun positivamente lo tira al sillón, presionándolo contra el reposabrazos, sosteniendo sus caderas con ambas manos.

Decir que se están besando, sería una mentira descarada.

Básicamente están follando con la ropa puesta, frotándose contra el otro, tocándose, rasguñando, apretando y Doyoung va a perder, va a perder el reto.

No puede.

Simplemente no puede.

Tira del cabello de Jaehyun para hacer que se detenga pero eso solo lo empeora, Jaehyun presiona su cuerpo más fuerte contra él y joder, joder, esto es tan caliente, es tan bueno, Doyoung lo quiere tanto.

—Fóllame. —dice, empujando a Jaehyun solo para poder subirse sobre él. —Quiero que me folles. —le dice, mirando sus ojos vidriosos, su cabello despeinado, sus labios hinchados. Es un espectáculo.

Doyoung lo desea.

Está sucediendo. Ahora.

—¿Estás seguro? —Jaehyun dice con voz ronca, e incluso si obviamente solo lo está diciendo para ser amable, Doyoung se derrite.

—Te deseo tanto. —susurra, rozando sus labios con un dedo. —He estado pensando en esto desde la primera vez que te vi. —confiesa, empezando a darse cuenta de que no ha dejado de mover sus caderas ni por un segundo.

Y Jaehyun también lo desea, si la dura polla presionada contra su trasero es algún indicio.

Jaehyun empuja sus caderas, gime y Doyoung necesita tenerlo ahora.

—Se siente grande. —dice, mirándolo a los ojos. —Quiero verlo, quiero tocarlo. —divaga, moviéndose más fuerte contra él. —Quiero ponerlo en mi boca. —continúa, metiendo su mano bajo la camisa de Jaehyun. —Quiero montarlo.

Jaehyun tira su cabeza hacia atrás, sus manos todavía están agarrando las caderas de Doyoung, intentando mantenerlo quieto.

—Hay algo que necesito decirte. —jadea, arrastrando una mano por la espalda de Doyoung.

No, lo que necesita es callarse. Doyoung no puede arriesgarse a cambiar de opinión.

Así que se baja de su regazo, por muy difícil que sea y tira de su muñeca hasta que Jaehyun se levanta, tropezando todo el camino hacia la habitación.

Doyoung podría morir al ver la manera en que el rostro de Jaehyun cambia cuando se saca sus jeans y, nuevamente, cuando se quita la camisa, e incluso más cuando se sube a la cama.

—Doyoung. —dice simplemente, su voz suena tan ronca que la polla de Doyoung se mueve en sus calzoncillos.

Luego, finalmente se acerca, envuelve una mano alrededor del cuello de Doyoung y lo mira con ojos hambrientos.

Eso es.

Su rostro lo dice todo: Doyoung ya lo tiene en la palma de su mano.

Está en su zona, en su reino cachondo, sucio y obsceno, donde puede poner las reglas.

—Quítate la ropa. —murmura, mirándolo, pestañeando, lamiendo sus labios.

El rostro de Jaehyun lo dice todo.

Así que Doyoung empuja más duro, porque Jaehyun necesita más, puede sentirlo.

Levanta la camisa para revelar su estómago, presiona un beso seco arriba de su ombligo y luego, uno húmedo debajo de este.

Y, finalmente, coloca una mano en su erección, apretando ligeramente, con los ojos fijos todavía en el rostro de Jaehyun.

Es todo lo que necesita, de verdad, para terminar siendo aplastado contra el colchón, con el cuerpo de Jaehyun cerniéndose sobre él de la manera más deliciosa.

Porque es pesado y enorme, y Doyoung apenas puede respirar, moverse o hablar, pero le encanta.

Él pone las reglas en la habitación, sin importar lo grande y fuerte que sea Jaehyun, esta es su zona, esto es en lo que Doyoung es bueno.

Así que extiende sus piernas, muerde la mandíbula de Jaehyun y agarra su rostro con las dos manos.

—Te quiero dentro. Quiero sentirte por días. —le dice, haciendo que sus bocas choquen y sus cuerpos lo hacen más duro.

Y Jaehyun está justo ahí, justo donde lo quiere, completamente perdido, mareado con lo caliente que lo pone, jodidamente tartamudeando.

—Doyoung, n-necesito... —dice, pero Doyoung lo hace callar otra vez, porque él sabe exactamente lo que necesita y sabe cómo dárselo.

Así que mete una mano entre sus cuerpos, desabrocha los pantalones de Jaehyun y palmea su erección a través de sus calzoncillos.

Dios, está tan duro, tan caliente, tan grande. Doyoung podría correrse tan pronto como vea su polla.

Pero luego los dedos de Jaehyun aprietan con fuerza su muñeca, hasta que Doyoung retira su mano.

—Espera. —Jaehyun le dice, empezando a alejarse.

No, no, no, están tan cerca, no puede arruinarlo ahora.

—No me digas que no quieres esto. —Doyoung responde, apretando los muslos alrededor de él, sosteniéndolo en su lugar. —Porque tu polla dice lo contrario. —se ríe, luchando para acercarlo.

Jaehyunse ríe también, sacudiendo la cabeza.

—No, claro que quiero. —murmura en medio de respiraciones entrecortadas.

Okay. ¿Qué mierda está pasando?

¿Por qué no están desnudos? ¿Por qué la polla de Jaehyun no está en la boca de Doyoung todavía y qué mierda está hablando Jaehyun?

Doyoung frunce el ceño y lo empuja de la frustración.

Jaehyun se levanta de la cama, todo arruinado y hermoso, con sus pantalones desabrochados, cabello revuelto, músculos temblorosos y Doyoung quiere golpearlo en este momento.

—¿Qué pasa? —escupe, cruzando los brazos sobre su pecho desnudo.

Jaehyun se frota el rostro con las manos y suspira.

—De acuerdo. —empieza a decir, dando otro paso atrás. —Va a sonar mal, pero...

—¿Qué pasa, Jaehyun? —Doyoung sisea, levantándose también.

Jaehyun sigue dando pasos hacia atrás, como si estuviera asustado, y Doyoung está tan confundido, tan caliente, tan enojado, ¿Qué mierda está pasando?

—De acuerdo. —Jaehyun repite, levantando sus manos en señal de rendición. —Aquí va.

Doyoung enarca una ceja y se muerde el interior de su mejilla cuando Jaehyun toma otra respiración profunda.

—Johnny y yo...

Los ojos de Doyoung se abren de sobremanera.

—No me digas que te estás follando a Johnny. —le suplica, apretando los puños.

—¡No, no! ¡No lo estoy haciendo! —Jaehyun grita. —No es eso.

Joder. Lo asustó por un segundo.

—No, es que nosotros... —Jaehyun intenta decir de nuevo, bajando la mirada. —Nosotros hicimos un...

Doyoung se burla.

—¡¿Un qué, Jaehyun?!

Porque esto no era lo que tenía en mente cuando se imaginó a sí mismo en su habitación con Jeong Jaehyun, ni siquiera se acerca a lo que tenía en mente y hace un minuto estaban en su jodido reino y ahora, ¿Qué diablos es esto?

—Un trato. —Jaehyun dice por fin, apretando sus ojos. —Lo siento mucho, Doyoung.

¿Qué diablos es esto?

Doyoung se persigna, porque, ¿Qué más puede hacer?

—Es el Diablo. —dice.

Johnny Suh es el Diablo.

—Déjame entender esto. —Doyoung dice, una vez que se ha puesto su ropa de nuevo y están en la sala de estar, y muy lejos de follarse a Jaehyun otra vez. —Johnny te apostó que no podrías meterte en mis pantalones. —continúa, mientras Jaehyun asiente, obviamente avergonzado. Y debería estarlo. —Y tú aceptaste. —agrega, señalándolo con su dedo. —Y es por eso que eres tan amable conmigo todo el tiempo...

—No, Doyoung, así no son las cosas. —Jaehyun lo interrumpe, colocando las manos en sus hombros. —Lo prometo.

Doyoung se burla.

—Sí, bien. —escupe, rodando los ojos. Jaehyun se ve lindo incluso cuando está avergonzado.

—Doyoung. —Jaehyun dice, poniéndose las manos en el rostro esta vez. —No me importa ese estúpido reto, nunca me importó. —dice, mirándolo a los ojos.

Doyoung casi le cree.

—¿Entonces por qué aceptaste? —discute.

Jaehyun se muerde el labio inferior.

—Porque creí que tenía razón.

Doyoung inclina su cabeza hacia un lado, lo mira con el ceño fruncido.

—¿Sobre qué? —murmura, alejando las manos de Jaehyun. No puede ceder y besarlo ahora.

Jaehyun suspira, rascándose nerviosamente el rostro.

—Sobre mí.

—¿Qué hay sobre ti? —Doyoung lo presiona, cambiando de pie. Jaehyun se ve incluso más lindo cuando está dolorosamente incómodo.

—Nunca... —dice. —Solo he tenido sexo con dos personas.

De acuerdo, espera un segundo, espera.

¡¿Qué?!

—¡¿Qué?! —Doyoung jadea.

Eso no puede ser cierto. Esto es jodidamente ofensivo.

—¡¿Qué?! —repite, con una mano presionada contra su propio pecho. —Cállate.

—Es verdad.

—Cállate.

Jaehyun frunce el ceño.

—Pero es verdad.

—¿Qué? —Doyoung dice. —Cállate.

—Eres jodidamente repugnante. —Doyoung le ladra al teléfono. —¿Me escuchas? Eres el pedazo de mierda más grande del planeta.

Johnny se echa a reír.

Doyoung lo odia.

—Eres repugnante. —repite, caminando de aquí para allá en el lobby del hotel. —Eres el Diablo. —dice, y esa señora no debería estar escuchando a escondidas. —Eres el Diablo, Johnny, el Diablo.

—¿Entonces te lo dijo? —Johnny se ríe.

—Eres repugnante, me das asco. —Doyoung responde, mirando a la anciana con el sombrero del siglo diecinueve. —Necesitas un exorcismo. —finaliza, terminando la llamada.

—Para que sepas. —Doyoung dice. —No dejaré que ganes esto.

Jaehyun se ríe, sus ojos brillan.

Hunde un dedo en la masa y lo chupa.

Tal vez Jaehyun es el Diablo, después de todo.

Doyoung podría haber estado equivocado todo este tiempo.

—¿Entonces crees que yo voy a dejar que ganes? —dice. —¿Estás seguro?

No, no está seguro, por supuesto que no, míralo, solo míralo. Todavía lo desea como un loco. Joder, lo desea incluso más ahora.

—Sí, estoy seguro. —miente, añadiendo harina a la mezcla. —Ya verás. —dice, encogiéndose de hombros.

Jaehyun sabe que es mentira.

El martes hacen tostadas francesas y Jaehyun se las da de comer, y tener los dedos dentro de su boca no es la situación ideal para Doyoung. Chuparlos rápido no le hace quedar bien, está seguro.

El miércoles hacen cupcakes, y embarrar de glaseado el rostro de Jaehyun no fue una buena idea. Eso le hace pensar en cosas, cosas malas, cosas calientes, sucias, sexys, y él no debió hacer eso.

Sin embargo, lo lame de sus labios, nariz y barbilla, porque, ¿cómo no iba a hacerlo?

El viernes hacen champiñones rellenos, sí, champiñones rellenos.

Doyoung ama esa palabra.

Rellenos.

Jaehyun continúa repitiendo.

"Los champiñones rellenos son mi acompañamiento favorito", dice. "Los rellenas correctamente", "Agradable y lleno", "Sigue, mételos en el horno".

Doyoung no va a ceder.

—He llegado muy lejos. —le informa, cuando el temporizador termina. —No te dejaré ganar.

Quedan tres semanas.

—Nuestros champiñones rellenos están listos. —Jaehyun simplemente responde.

Quedan tres semanas. Solo tres semanas.

—¿Ya te lo follaste? —Johnny pregunta, con esa sonrisa orgullosa suya. Él cree que lo conoce, pero no es así. —No mientas. Los mentirosos se van al infierno.

Doyoung necesita un buen abogado, uno de esos que no les importa lo enfermo que fue tu crimen.

—No lo he hecho. —dice, lanzando maníes en el cabello de Johnny. —Y no lo haré. —dice, apuntando a su boca esta vez. Tal vez se quede atascado en su tráquea.

—Te tengo un regalo. —Johnny le informa, colocando de repente una caja en la mesa.

Doyoung suelta una risa amarga.

—Sabes dónde puedes metértelo, ¿Verdad?

Johnny sonríe, acercándole más la caja.

—No, amor. —dice. —Se supone que tú lo metes por tu trasero.

Y ahora Doyoung está bastante seguro de que hay un dildo ahí dentro.

Sacude la caja, la destapa y la vuelve a tapar.

Síp. Hay un dildo allí, no hay dudas de ello.

—Jódete. —Doyoung espeta. —Adiós. —agrega, se levanta y se va.

Con la caja.

Sin duda se lo va a meter por el trasero.

Martes por la tarde.

—¿Qué vamos a hacer hoy? —Doyoung pregunta.

—Chiles rellenos. —Jaehyun responde.

Miércoles por la tarde.

—¿Qué vamos a hacer hoy? —Doyoung murmura.

—Calabazas rellenas. —Jaehyun responde.

Vienes por la tarde.

—¿Qué vamos a hacer hoy, hijo de puta? —Doyoung sisea.

—Panqueques. —Jaehyun se ríe. —Solo panqueques.

Doyoung suspira. Gracias Dios.

—Entonces, sobre lo que me dijiste. —Doyoung empieza, mientras Jaehyun lava los platos. —Ya sabes, sobre lo de tu vida sexual. —continúa, sintiéndose aliviado cuando Jaehyun se ríe.

Bien, entonces pueden hablar sobre ello.

Doyoung necesita hablar sobre ello.

Jaehyun se seca las manos y le sonríe.

—¿Qué quieres saber? —pregunta, sentándose junto a él.

Doyoung se encoge de hombros.

—Bueno. —dice, dejando un pequeño beso en los labios de Jaehyun. Y otro, y otro más. —¿Por qué? —por fin dice.

La risa de Jaehyun lo sigue rápidamente, y luego la irritación de Doyoung se una también.

—Digo, ¿Por qué? —insiste, porque, ¿De qué otro modo lo puede decir? ¿Por qué? Simplemente quiere saber por qué, carajo.

Sin embargo, Jaehyun todavía se está riendo, le toma un tiempo detenerse.

—He estado con el mismo chico durante años. —explica. —Más o menos.

Doyoung aprieta sus labios, preguntándose a sí mismo si esa sensación dentro de su pecho es realmente lo que cree que es.

—¿Cuántos años? —pregunta, moviéndose en su silla.

—Cuatro. —Jaehyun responde, y sí, es lo que cree que es.

Celos.

Eso es nuevo.

Es horrible, un desastre.

—Wow. —comenta. —Eso es mucho tiempo.

Jaehyun frunce el ceño y sus hoyuelos comienza a aparecer.

—Felicidades. —Doyoung espeta, y tal vez si no lo hubiera dicho, Jaehyun no se vería tan presumido ahora.

—¿Estás...?

—No. —Doyoung lo interrumpe, golpeando su mano. —No me importa.

—Sí, sí te importa. —Jaehyun lo provoca. —Mírate, ¡Estás furioso!

—Vete. —Doyoung le ordena, saltando de su silla. —Vete a casa.

Jaehyun parece sorprendido, pero eso no es problema de Doyoung, ¿Cierto?

—Vete. —repite, dándole su chaqueta. —Nos vemos el viernes.

Jaehyun lo sigue confundido hacia la puerta, está a punto de irse, ya casi se ha ido.

—No te enojes. —dice, envolviendo un brazo alrededor de las caderas de Doyoung. —Ya lo superé.

Doyoung rueda los ojos y deja que Jaehyun lo bese por un minuto.

—No estoy enojado. —le asegura, mordisqueando su mandíbula.

Jaehyun tira de él más cerca, colocando una mano en su espalda baja.

—Solo estoy caliente. —Doyoung murmura, empujándolo suavemente.

La sonrisa de Jaehyun es dolorosamente hermosa.

—Vete, joder. —Doyoung espeta, empujándolo más fuerte. —Vete.

El martes, Jaehyun lo lleva a otro nivel.

Doyoung lo subestimó.

Gran error.

—Eres tan sexy —Jaehyun le dice de la nada, mientras Doyoung pela una papa con torpeza.

Doyoung se atraganta con su propia saliva, deja caer la papa al suelo y la persigue durante diez segundos.

Cuando empieza a pelarla otra vez, sus manos están temblando.

—Detente —gruñe, evitando mirar sus ojos.

—La manera en que te mueves —Jaehyun lo ignora—. La manera en que mueves tu trasero cuando estás batiendo.

Doyoung se va a cortar de nuevo si Jaehyun no se calla, y tal vez debería. Desmayarse suena como un buen plan.

Empieza a cortar en cubitos las papas. Jaehyun sigue hablando.

—La manera en que juegas con tu cabello, esa pequeña actuación de diva que haces cuando te miro.

Doyoung lo mira, lo suficiente como para considerar besarlo, luego vuelve a apartar la mirada.

Mierda.

—Sabes de lo que estoy hablando —Jaehyun presiona, acercándose al tazón para inspeccionar su trabajo. Doyoung pone el mango del cuchillo en la palma de su mano.

—Cierra la boca.

Jaehyun continúa.

—Miras hacia arriba, juegas con tu camisa, suspiras —ilustra, mientras su voz se vuelve más profunda—. Haces todo lo que se necesita para mantener mis ojos en ti.

—Y funciona, ¿No? —Doyoung espeta, tirando el cuchillo en el fregadero—. Me miras como un idiota todo el tiempo, así que supongo que funciona.

—Claro que sí —Jaehyun responde tranquilamente—. Me pone tan duro.

Doyoung traga.

—¿Qué hago ahora? —pregunta, dándole el tazón a Jaehyun.

—Las sazonas —Jaehyun explica, intentando esconder su risa—, y las colocas en el horno.

—¿Eso es todo?

—Eso es todo —Jaehyun confirma, sonriéndole.

—Bien —Doyoung dice—. Entonces ya te puedes ir.

—Ni siquiera tengo tu número de teléfono —Jaehyun señala el miércoles, mientras Doyoung hace todo lo posible para entender cómo asar un pedazo de salmón sin convertirlo mágicamente en basura.

—Lo sé —dice simplemente, apartando el brazo de Jaehyun para mirarlo trabajar—. No te lo daré hasta que esto termine —agrega, adquiriendo confianza con sus habilidades culinarias.

Eso parece fácil, puede hacerlo.

Jaehyun le da un pedazo de pescado crudo, le hace señas para que se acerque a la estufa.

—Está bien, pero, ¿por qué? —pregunta, asintiendo cuando Doyoung lo pone suavemente en el sartén—. ¿Dónde está la lógica en tener sexo antes de intercambiar números?

Doyoung no tiene tiempo para esto, su salmón ya se está quemando.

—Yo me encargo —discute, empujando a Jaehyun.

Huele bien, se ve decente, en realidad podría ser comestible esta vez. Además, es el único pez que puede soportar, no puede dejar que se desperdicie.

—¿No me vas a contestar? —Jaehyun presiona, enseñándole a Doyoung cómo poner la lechuga en los platos antes de colocar allí el salmón.

Doyoung rueda los ojos.

—Porque probablemente terminaría enviándote nudes, Jaehyun —gruñe—. Ahora cállate y come.

—Debería irme —Jaehyun susurra entre besos, acercando más a Doyoung de todas formas—. Se hace tarde.

Doyoung tararea, riéndose contra sus labios.

—Nadie te detiene —señala, trazando su labio inferior con la punta de su lengua. Eso siempre tiene a Jaehyun gimiendo.

Doyoung lo vuelve a hacer.

—Tengo que irme —Jaehyun repite, sosteniéndolo cerca, rozando sus narices y luego sus labios—. A menos que estés de humor para perder esta noche.

Dios, es tan sexy cuando se vuelve arrogante.

—No voy a perder —Doyoung replica, tirando de su cabello—. No ahora que estoy tan cerca.

Jaehyun se ríe por lo bajo y besa su cuello hasta que Doyoung lo empuja.

—Pero estás tan caliente —Jaehyun murmura, apretando su trasero esta vez. La fuerza de voluntad de Doyoung recibe un duro golpe.

Lo considera durante un momento, realmente lo considera.

Contiene la respiración cuando la mano de Jaehyun se cuela entre sus pantalones y luego entre sus calzoncillos, rozando su agujero durante un agonizante segundo.

—¿Es aquí donde me quieres?

Doyoung está jadeando, quedándose sin aliento y energías para luchar contra él.

Asiente.

—Sí, joder —dice, apenas luchando contra el impulso de gritar cuando la mano de Jaehyun abandona su trasero.

—¿Sí? —Jaehyun insiste, presionándose contra él, como si Doyoung no hubiera notado ya su tremenda erección.

Sentirla contra su muslo solo empeora todo.

Joder.

—¿Me quieres dentro? —Jaehyun pregunta, con su voz tan baja que Doyoung se estremece.

—Te quiero afuera —dice, obligándose por fin a empujar a Jaehyun—. Afuera.

El viernes Jaehyun le dice que escoja una de las recetas que le enseñó y le cocine algo.

Doyoung lo mira con decepción.

—Mi refrigerador está vacío, Jaehyun —le recuerda, porque Jaehyun ya debería saberlo. Doyoung nunca tiene comida real en su casa.

Jaehyun frunce el ceño.

—Traje vegetales frescos, fideos y algo de carne —explica, levantando su bolsa del suelo—. ¿Quién te crees que soy?

Doyoung se inclina contra la mesa, sin perderse la manera en que Jaehyun lo mira sutilmente.

—Lo siento —él dice, con un pequeño puchero—. No te enojes.

Jaehyun parece confundido.

Oh, vamos.

Doyoung se burla.

Se gira, se inclina sobre la mesa y mueve su trasero.

Jaehyun se queda boquiabierto.

—¿Qué haces? —pregunta, más para sí mismo que para Doyoung.

Doyoung lo mira sobre su hombro, admirando su expresión vulnerable y la manera en que su pecho comenzó a agitarse.

—¿Estás enojado, papi? —lo provoca, conteniendo la risa.

Jaehyun traga en seco.

—¿Me vas a azotar? —Doyoung insiste, balanceando sus caderas un poco, pero es lo suficiente para hacer que Jaehyun se sonroje.

Oh, no, espera un segundo.

¿Por qué se está sonrojando? ¿Por qué está apartando la mirada?

—¿Jaehyun? —Doyoung lo llama, todavía inclinado sobre la mesa—. ¿Estás bien?

—Síp —Jaehyun murmura, aclarándose la garganta.

Oh Dios.

Doyoung espera que no sea lo que está pensando.

—Hey —dice, esperando que Jaehyun lo mire. Y lo hace, así que Doyoung arquea su espalda—. ¿Y? ¿Dónde están esos azotes? —insiste.

Eso es importante.

Este es un maldito factor decisivo.

Jaehyun empieza a toser, luego intenta reírse un poco, pero no dura mucho.

—Jaehyun —Doyoung dice—. Azótame.

Jaehyun simplemente se queda ahí parado como un idiota, solo lo mira y Doyoung no tiene la intención de dejarlo pasar. De ninguna manera.

—Jaehyun —repite—. Azótame.

Jaehyun se muerde el labio y se encoge de hombros.

—Yo no... ¿Y si te lastimo?

Oh Dios.

Oh Dios, no.

Doyoung finalmente se rinde y se acerca a él.

—¿Qué tipo de sexo vainilla has estado teniendo, exactamente?

—Tu salsa quedó genial —Jaehyun comenta, limpiándose la boca.

Doyoung está traumatizado.

No puede ser.

—¿Has usado juguetes sexuales en la cama? —pregunta, mordiéndose las uñas.

Jaehyun sacude la cabeza.

—Pero la próxima vez ten cuidado con la sal —dice.

Doyoung no puede creerlo.

—¿Qué tal el roleplay? Has probado el roleplay, ¿Cierto?

Jaehyun le ofrece una sonrisita avergonzada y vuelve a sacudir la cabeza.

—Los fideos están perfectos, buen trabajo —dice.

Que se jodan los fideos.

—¡Que se jodan los fideos, Jaehyun! —Doyoung espeta, alejando su plato—. ¿Alguna vez has intentado el bondage?

No, no, por supuesto que no.

—¿Un poco de dominación?

No, Dios no lo quiera.

—¿Hablar sucio?

—Sí, sí, claro que he hecho eso.

Oh. Bien.

Pero la opinión de Jaehyun no es confiable.

Doyoung le dirige una mirada de desconfianza.

—¿Cómo qué? —pregunta.

Jaehyun enarca una ceja.

—¿Quieres que diga las mismas palabras?

—Sí, Jaehyun, ¡Eso es todo lo que pido!

Por favor, déjalo ser bueno en esto, por lo menos en esto.

Jaehyun se muerde su labio inferior durante un momento, pensando.

—Te, uhm... —empieza a decir, mientras aleja la mirada—. ¿Te gusta? —continúa—. ¿Te gusta mi polla, eh?

—Uhm, está bien. ¿Qué más? —Doyoung lo alienta—. Continúa.

Jaehyun respira hondo.

No dice nada.

Doyoung está sorprendido.

—¡¿Eso es todo?! —grita, saltando de su silla—. Me estás jodiendo, ¡¿Cierto?!

Jaehyun se cruza de brazos.

—A mi ex novio no le gustaban ese tipo de cosas —discute.

Doyoung entrecierra los ojos.

—¡A todos les gusta ese tipos de cosas, Jaehyun!

Esto está mal, tan, tan mal.

—A mí no —Jaehyun replica.

Oh, ahora se está poniendo a la defensiva. Está bien. Doyoung sabe cómo solucionarlo.

—Te encanta —dice, acercándose a él—. Te encanta —repite, subiéndose a su regazo.

Jaehyun todavía luce algo ofendido.

Pobrecito, Doyoung no debería haber sido tan duro.

Él lo mira por un momento, pero Jaehyun no le devuelve la mirada, así que Doyoung hunde ambas manos en su cabello, presionando pequeños besos en su boca.

—¿No te gusta? —susurra, meciendo sus caderas suavemente—. ¿Cuando te digo que quiero que me folles?

Jaehyun está siendo terco, pero su cuerpo lo traiciona.

Doyoung deja un chupón en su cuello.

—Quiero que me abras primero. ¿Cómo voy a tomar esa enorme polla si no lo haces?

Sí, eso es.

Los ojos de Jaehyun ya están sobre él, con sus pupilas dilatadas.

Eso es.

—Y yo realmente quiero tomarla, la quiero toda, quiero que me abras.

Jaehyun intenta ocultarlo, pero Doyoung lo escucha gemir.

Lo besa, metiendo la lengua en su boca.

Jaehyun podría estar batallado, pero su polla se rindió hace mucho tiempo.

—¿Vas a hacer que me quede quieto? —Doyoung pregunta, arrastrando sus manos por el estómago de Jaehyun—. ¿Te vas a asegurar de que la tome?

—Está bien —Jaehyun suspira—. Me encanta.

Doyoung deja pequeños besos en su boca y se baja de su regazo.

—A mí también me encanta —le informa—. Así que será mejor que trabajes en ello.

Queda una semana

Una semana no es nada.

Ni siquiera es una semana entera.

Es un martes, un miércoles y un viernes.

Eso es todo.

Es pan comido.

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