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TRACY

Los últimos días transcurridos han resultado extrañamente felices.

No por eso menos difíciles. Las cosas fluyeron según su curso de una manera que me resultó inesperada: desde la noticia de mi embarazado aún no caigo, sin embargo tras la certeza de un análisis de sangre y dos test, me sigue dejando consternada, sin podérmelo creer del todo. Según la doctora, las semanas coinciden con la primera vez que lo hicimos.

Lo que cambió mi perspectiva es Theo: ayudarlo a salir de su shock tras la noticia me ayudó a mí misma con la tarea de tener que asimilarlo. El día que me enteré, escapé directo donde mi madre porque no tenía otro lugar donde ir, si bien conocía los riesgos de venir hasta acá, sabía que no habría otra persona en el mundo capaz de entenderme mejor que ella misma por el hecho de que pasó por esta situación tiempo atrás. El primer autobús de larga distancia que venía hasta Iconic fue lo que me salvó en su momento.

Mamá pareció no haberse sorprendido con la noticia, a la cual se mantiene sin mostrar sus sentimientos. Lo bueno es que de a poco va dejando entrever que lejos de haberla enojado la noticia, no ha hecho más que enternecerla y entusiasmarla. Tengo la pequeña esperanza de que esto pueda hacerla luchar contra la enfermedad y sostenerla en pie por mucho más tiempo, sin embargo la otra opción es que la derrumbe por completo.

Mi última opción fue recurrir a Margot donde llevé a Theo en su estado de estupefacción absoluta. Hasta tuve que conducir yo su auto porque él no decía una sola palabra ni emitía reacción.

Margot se convirtió en un mar de lágrimas en cuanto le di la noticia. Lloró de felicidad, me abrazó durante casi cinco minutos seguidos, luego intentó lo mismo con Theo pero como este no reaccionaba, lo abofeteó. Fue necesaria la llegada de Paris quien también saltando de felicidad, logró sacar a su hermano del shock sólo con un abrazo. La pequeña habla mucho mejor, ha crecido demasiado en poco tiempo, le preguntó a su hermano cómo hizo para ponerme un bebé en la panza. Yo creo que la pequeña entiende más de lo que aparenta; en verdad creo que todos los niños entienden de ciertos temas y son los adultos quienes no están preparados para comprender la picardía de los chicos de hoy.

Le explicamos el asunto de la cigüeña a Paris quien sólo respondió con un "ajá". No se creyó ni una pizca del cuento pero lo dejamos ahí al menos hasta que esté más crecidita como para que conozca bien el asunto...

Aunque bien sabido es que en lo referido al sexo, la televisión y el Internet educan más a un chico que un padre y no quiero pertenecer a futuro de esos modelos de negligencia.

Ian se encargó de prepararnos una habitación en la casa logrando así darle apoyo afectivo a Theo en lugar de tener que volver a la Universidad donde se encontraría con sus viejos amigos y buscaría la ebriedad o drogarse como una de sus salidas más inmediatas; al menos eso hizo en el pasado y lleva un tiempo considerable en abstinencia.

Por suerte, ambos alcanzamos a terminar con nuestros exámenes de fin de semestre y faltamos pocos días a clases ya que de inmediato iniciaron las vacaciones de Navidad. Han resultado momentos difíciles pero con el apoyo necesario como para seguir adelante. Convivir con Margot y su familia ha sido agradable no obstante me hacen sentir mal ya que no me dejan poner nada de dinero y sólo me dejan ocuparme de la comida.

Mamá se ha negado a venirme a ver acá. Al parecer, no está preparada para una visita de consuegras, lo cual es una realidad inevitable. Tarde o temprano será el momento.

Richard sí me ha visitado quien me explicó que la noticia no alteraría sus planes para casarse. Él me regaló una camisola blanca para mamás embarazadas pero creo que no me servirá sino hasta dentro de un par de meses en adelante. Luego llegó otro presente más acorde a mi talle a la casa junto a una nota "yo misma lo elegí". Mamá. Esta vez la blusa es justa de mi talle y muy parecida a otras de mi armario.

El 23 de diciembre contrajeron matrimonio en una celebración pequeña. Si bien la familia de Theo fue invitada (¡hasta su padre!) sólo acudieron la esposa de Henry Landon con su pequeño hijo (hermano no aceptado hasta ahora por parte de Theo) y Paris a su cargo. La niña se lleva bien con su hermanito y lo estuvo cuidando toda la noche.

Mamá no se casó por Iglesia sino por Civil. Más tarde se hizo una cena en casa donde asistimos los abuelos, los padres de Richard y su única hermana Claude, también la madrastra de Theo, Dessire alias "Dessi" o "La Esposa de Mi Padre, esa Rubia con Tetas de Goma" tal cual él la llama, su pequeño medio hermano Benji, un niño de unos tres años que camina torpemente, tiene ojos grises y las mejillas regordetas. Paris no se despegó de él en toda la jornada. Por supuesto, también estuvimos Theo y yo (logré que él fuese con esmoquin lo cual sólo tuve el placer de ver una vez en mi vida, anterior a esta).

Al terminar, ayudé a Richard con la limpieza de la casa y mamá se fue a dormir demasiado agotada, tanto que tuvimos que arreglar el sofácama por primera vez ya que no quería subir escaleras aquejando que se sentía demasiado agitada. Al día siguiente ella me llamó y ofreció que fuésemos con Margot y su familia a pasar Nochebuena en casa.

Aceptaron la propuesta pero terminamos acordando la inversa: ellos vinieron a lo de Margot. Los hubiese invitado a la casa que Theo compró para nosotros (aún no entiendo con qué fondos más allá de algún dineral que seguramente le pasó su padre), resulta que más que un alquiler es una compra en cuotas pero se puede cambiar en caso de que a mí no me guste; no obstante las referencias que me ha dado son todo lo que soñaba: con tal de tener un lindo estudio donde colocar nuestros libros y un gran patio donde dar tránsito a animalitos de la calle, ya puedo darme por satisfecha.

Sin embargo, la mudanza será el 26 de diciembre recién.

Estos días también sirvieron para despejarme de los grandes dramas de mi vida que me hacen distanciarme tanto de lo que parecería una chica normal de mi vida: no regresaron ningunos entes extraños bajo el nombre de La Orden, no hubo novedades de Kylie, las burlas al triángulo invertido continuaron al igual que los "experimentalismos" en el cementerio. Los "pandilleros web" también continuaron haciendo de las suyas pero según Theo, nada de qué preocuparse. Dessi quien pertenece a Bad Boys asegura que hay más bandos, más ramificaciones de los mismos y tiene la certeza de que Glorious fue sólo el comienzo.

Es cierto que no desaparecieron pero por lo menos en esta ciudad, sí. Se fueron con Beth. Carl y Jacob viven tranquilos a quienes me entusiasma mucho la idea de volver a ver. Están invitados a pasar Nochebuena con nosotros pero parece seducirles la idea de pasar su primera navidad en su casa nueva y propia.

Me enorgullece mucho que ellos ya puedan llevar una vida independizados y juntos, exactamente eso que se me viene a mí y me carga de terrores.

Audrey y Charlie no han sido noticia para mí, no obstante la madre de Charlie quien fue invitada al casamiento de mamá, no fue debido a que yo hice las invitaciones y por miedo a la aparición indeseada de Neo, sólo la invité a la señora Walk sola.

Mejor prevenir que lamentar, dicen...

De todas formas sigue dejándome consternada esa unión, esa pareja tan extraña. Debí haberlo sospechado, cuando se incendió la Bad House, se los veía demasiado juntos. ¿Desde cuándo se supone que vienen con su historia?

Por último, está Kylie. No ha vuelto a aparecer. No hubo noticias de ella. Temo que haya muerto en Los Túneles pero las noticias emiten cada semana la identidad de nuevos cuerpos hallados y hasta el momento no hubo cadáver alguno de mujer identificada. Al parecer no llegaron hasta el fondo, donde Beth Folleth.

Sospecho que en el camino se encontró con May y murieron ambas por alguna explosión en cierto encontronazo.

Pero esto, sólo es una suposición mía.

—▲▼—

—¿Y ese olor a quemado?

—¡¡AY, NOO!!

Salgo corriendo en dirección a la cocina antes de que llegue Margot de sus compras.

¡Si se da cuenta de mi mala mano para los quehaceres diarios, esta navidad será un fracaso! Quemar la comida sería oficialmente el título a mi incapacidad para llevar adelante una familia con su hijo. Después de todo, quedan menos de dos días para irnos a vivir juntos, no me conviene dar una mala impresión.

Sin embargo al entrar a la cocina me encuentro con que la tarta ha sido retirada del horno, hay un olor exquisito y la tapa está dorada a punto justo.

—¡Theo!—le llamo, presa de la furia por su terrible engaño.

Él entra riendo como si la situación ameritase mis broncas, lo cual no me parece en absoluto algo que lleve gracia.

—Sólo te ahorré la tarea—se escuda mientras se acerca a mí.

Me afirmo frente al lavaplatos y me llevo las manos a las sienes masajeándome. Es mucha presión, es un estallido de hormonas, son muchos cambios en poco tiempo, ¿cómo podré sobrellevarlo cuando además tenga que cambiarle los pañales a un chiquito que grite en la noche?

—Te ves tensa, nena—dice él mientras rodea mi cintura con sus brazos firmes. Lo tengo tan cerca que cuando enderezo la mirada, me encuentro con su inconfundible aroma a menta—. Deberías relajarte un poco.

—Tengo miedo—le digo con un ligero tembleque en la voz—. Tengo mucho miedo de estar haciendo las cosas mal, Theo. ¿Y si en verdad resulto un fracaso como madre? ¿Y si no puedo con los estudios de la universidad? Me siento horrible, no puedo creer que finalmente repetí la historia de...

—Nunca—me corta en seco—, nunca digas eso. La historia de tu madre fue muy diferente a la nuestra.

—Al menos, con un final distinto. Yo no he tenido que escapar de la ciudad... por ahora.

—Eres la mandamás, no puedes escapar.

—¿Mandaqué? Eso fue un título absurdo que me asignaron y luego desaparecieron. Sólo son un montón de locos. Aún me pregunto cómo es que hicieron para entrar en la residencia, ¡en tu habitación! Donde supongo que sólo tú tienes llave de ahí.

—Por eso, nuestra nueva casa si bien es pequeña, tiene una fuerte inversión en equipos de alarma y vigilancia privada.

Lo observo. Sus ojos grises expiran confianza, lo cual nunca pensé que sería luego de tantos vaivenes en nuestra relación.

—Cinco habitaciones no implican una casa pequeña—le recuerdo. Mi casa si bien tiene dos pisos, sólo tiene dos habitaciones cuales están en planta alta y abajo una sala de estar y la cocina.

—Sólo son dos. Las otras tres las convertiremos en nuestros cuartos de estudio y de la bebé. Además no deberías preocuparte por el asunto de limpieza ya que será necesario contratar a alguien que esté a cargo de eso, lo cual no será para nada fácil de encontrar.

—No es justo—sin mencionar que un tercer cuarto de estudio será anticiparse demasiado—, cargarás con todo ese peso mientras yo no seré más que una estresada madre que intenta estudiar mientras el bebé llora como un condenado o lo amamanto.

La bebé—me corrige. Está obsesionado con que será niña; por mi parte, sueño todas las noches con un pequeño varón que juega en los jardines o que come chocolate hasta ensuciarse toda la cara.

—Todavía no me puedo creer que la IVU tiene un programa de estudio para estudiantes embarazadas o que no puedan asistir por enfermedad. No me imagino lo terriblemente incómodo que será tener que estudiar por mi cuenta los apuntes que me envíen a las cátedras virtuales o tener a un profesor online sólo para que responda a mis dudas a través de una pantalla.

—¿Y quién dijo que sería fácil?—me pregunta Theo—. Respecto a ese tema, recuerda enviar las fechas de tus controles médicos y día estipulado de parto. Después de todo, tenemos hasta agosto para acostumbrarnos al pequeño frijolito—murmura apartándose y lleva una mano hasta mi abdomen. No me puedo hacer una idea de aquello en lo que me convertiré cuando aumente de peso, suerte que hace algunos meses bajé haciendo dietas estúpidas y ejercicio diario.

—Ya está todo enviado—confirmo. Tras un momento de paz en que él acaricia mi abdomen, se me cruza una pregunta que hace tiempo me viene dando miedo—. Theo, ¿te seguiré pareciendo atractiva cuando tenga quince kilos encima y una sandía en el vientre?

Él ríe.

—¿Una sandía?—repite—. Creo que ese apodo es mucho peor que frijolito.

—Los frijoles dan gases y nuestro hijo no es un gas.

—Por supuesto que no. Podríamos decirle ¿semilla? Vamos, quedaría bien: "te planté mi semilla". Me gusta.

—¡Hey!

—¿Qué? Yo creo que es cierto.

Acto seguido escuchamos la puerta de la casa abrirse y en la cocina irrumpe Paris como un torbellino sacudiendo un paquete de salchichas.

—¡Mamá me dejó comer hot dogs...! Eh...

Lo deja a un lado de la nevera y se retira dando carcajadas al pillarnos tan cerca.

—Creo que le da risa el amor—me dice su hermano.

—Espera a que le ocurra a ella. Te aseguro que llorará tantas veces como reirá.

La cena transcurre con un ambiente extrañamente tranquilo. Mamá desde su llegada se aparece con el respirador lo cual le resulta un poco incómodo al andar y a nosotros de ver. Creí que Paris se le quedaría mirando, no obstante se mostró bastante madura y logró ganarse la confianza de mamá.

Ian hizo buenas migas con Richard aunque se pasaron debatiendo acerca de equipos de futbol y política una buena parte de la noche, dos puntos en los que al parecer coincidían pero en momentos disentían.

Margot se la pasó conmigo ya que apenas logró cruzar pocas palabras con mi madre quien en su lugar, sí estuvo mucho tiempo con Paris, esa chiquita que le cae bien a todo el mundo.

Estas fechas me gustan aunque nunca antes las viví con todo el entusiasmo que lo vivo ahora: se respira un aire diferente. La familia de Theo es asombrosa, demasiado cálidos, con todo eso que nunca antes tuvo. No impresiona que durante este tiempo se haya comportado de esa manera, si tiempo atrás tuvieron que vivir atravesando hambrunas, pobreza y luego escapando por cada vez que su padre hacía algo que a Bad Boys no les gustaba. Hecho que le costó la vida a su hermano mayor, herida a su vez que lo marcaría el resto de su existencia.

Para cenar hubo pavo asado y tarta de verduras. De postre un delicioso cheesecake con trozos de fruta fresca. Estuvimos hablando mientras las horas se nos pasaron con una rapidez increíble. Cerca de las once y media de la noche, nos sentamos en los sillones alrededor de la sala y Richard abrió un champagne. Para mí, sólo hubo jugo de manzana al igual que para mi pequeña cuñada. Es ella quien se ofrece a llenar mi copa a quien le agradezco y luego se sienta a mi lado mientras el resto también se acerca. Margot trae copas con helado, lo cual me niego ya que me siento repleta.

—¿Va a ser nena?—me pregunta Paris en voz bajita una vez que su madre se ha ido.

—¿Qué?

—Que si la semillita de tu panza será nena.

¿Semilla? Oh, creo que ya sé a qué viene esto.

—¿Por qué hablas tan bajito?—le pregunto.

—Theo me contó que tienes un bebé en la panza que todavía es semilla pero luego será un niño como yo. Aunque asegura que será una nena y la tendré que cuidar porque será mi sorinina. Si es nene, Theo dice que se llamará Frijol pero mejor si es niña.

—¿Sobrina, no será? –Últimamente la pronunciación de Paris ha mejorado considerablemente, no obstante, se le dificulta cuando se trata de palabras nuevas.

—¡Eso!

—Sobrinita. Sí, eso será...Y vaya, no sabía que él te lo hubiese dicho.

En verdad a ella la dejamos al último previendo que se pueda poner celosa y se arruine nuestra cálida relación. O bien, es que tampoco queremos crearle un trauma a la nena destronándola de su predilecto lugar en tanto la menor de la familia.

—Me contó muchas cosas—explica—, pero me pidió que no te dijera nada. Aunque me pone muy feliz la noticia así que tengamos cuidado de que Theo no nos escuche. Podría andar cerca.

—¿No te pone... no sé, celosa?

Se encoge de hombros.

—Quizá. Pero, ¿sabes una cosa?—incorpora su manito libre en mi vientre—, yo la querré mucho, como si fuese mi hermanita. Siempre quise una hermanita con quien jugar.

Le dedico una sonrisa y mis ojos se llenan de lágrimas.

—Será algo parecido a eso, estoy segura.

Acto seguido brindamos y luego de un trago al jugo de manzana, se aparecen mamá con Richard e Ian. Detrás viene Margot quien refiere a todos ponerse cómodos. Detrás está un árbol enorme de navidad con cajas muy tentadoras envueltas con regalos. Ya le di varias miradas a los míos, sin embargo hay uno en particular que me llama la atención porque tiene forma de libro aunque no me quisiera hacer ilusiones.

—¿Brindando sin nosotros?—pregunta mamá tomando asiento en el sillón de mi derecha. Richard se coloca a su lado y luego viene Theo para acomodarse a mi izquierda atrapando a Paris acariciando mi vientre y la observa con suspicacia.

—Creo que alguien no pudo guardarse un secreto...—murmura y lo codeo.

Cuando Ian se sienta con Margot en el lado yuxtapuesto al de mi madre y su marido, refieren que quedan menos de dos minutos para navidad.

—Podríamos ir abriendo los regalos que trajo Santa, ¿no?—dice Ian guiñando un ojo a Paris.

—¡Sí, por favor!—a la niña se le ilumina el rostro.

—Primero el brindis—señala Margot riendo y tras cerciorarse de que todas las copas estén llenas, se ponen de pie. Paris lo hace también sin dejar de lado algunos refunfuños.

Recuerdo que la última vez que participé en algo así, fue también el último día que Stefano tuvo vida. Sólo era cuestión de horas hasta que la muerte lo encontrase al igual que a los guardianes de Los Túneles. El recuerdo de Stef, me hace pensar en Kylie pero indefectiblemente también me obliga a dirigir una mirada a mamá quien se pone de pie no sin dificultades. Una punzada de culpa atraviesa mi pecho al caer en la cuenta de qué fue lo que me hizo vincularlos: la muerte. Es injusto que dos personas tan jóvenes como ellos hayan tenido que pasar por tanto sufrimiento y ahora morir de la misma forma. Al fin y al cabo cuando elaboran su última esperanza de vida, es cuanto más cerca de la muerte parecen estar. Por parte de Stefano, su esperanza era destruir Bad Boys y seguir su camino en paz al igual que Carl, Jacob, Theo y yo. En mamá, su aliento de vida es...mi hijo. El frijolito, como le dice mi novio, es nada menos que eso a lo cual siempre temí, de lo que mi madre siempre me protegió y de modo paradójico fue precisamente lo que hice y resultó ser la salvación a nuestra relación caótica. Ni siquiera su enfermedad limó asperezas entre nosotras; mi embarazo al principio la pilló desprevenida pero de algún modo lo esperaba. Lo que no deja de sorprenderme es que resultó ser la chispa que nos acercó, que le ablandó el corazón y ahora nos tiene muy cerca una con la otra, brindando con nuestra nueva familia, con su nuevo marido y con su nuevo yerno. Está bien que Theo no es el novio que toda madre quiere para su hija pero intenta ser todo lo bueno que puede, más ahora que hay un integrante nuevo en camino el cual parece enternecer a todo el mundo. Incluida a mí. Que me deja emocionalmente aún más inestable que antes.

—Si me permiten—Ian se aclara la garganta—, me gustaría que el primero en dar sus motivos para brindar, sea Theo—lo mira y a todos nos causa sorpresa. ¿Y eso a qué viene?—. Nunca lo hemos tenido con nosotros y me gustaría escuchar sus palabras.

Él los mira a todos sorprendidos y sé que en su fuero interno está asesinando a Ian.

—¿Lo dices en serio?—dice más incómodo que sorprendido.

—Completamente—señala—. Adelante. Haz tu parte.

Parece que él se lo piensa un rato hasta que sin atreverse a mirar a la cara directamente a los presentes, fija los ojos en la botella de champagne sobre la mesita ratona de vidrio que está al centro y deja que las palabras fluyan desde sí:

—Bueno, yo... Quisiera brindar porque siento que en verdad mi vida ha cambiado. Me considero, no sé demonios, una mejor persona—cuando suelta la palabrota, su madre le arroja una mirada cargada de reproche pero él la evade—. Apenas fumo, ya no bebo, excepto con estos motivos sociales, mantengo la monogamia—todos sueltan unas risitas y lo codeo pero sé que lo dice en verdad; su fama de mujeriego es algo que lo ha caracterizado desde tiempos inmemorables—. Me siento, no lo sé, feliz... La palabra me suena extraña pero es la única que encuentro para describirlo. Estoy vivo, me siento como nunca antes, estoy ¡tranquilo! Y esa tranquilidad con uno mismo tiene precio, saber que hay alguien que te espera en casa todos los días, saber que dos vidas hermosas depende de ti es un motivo para cuidarte, es un motivo valiosísimo para vivir y entender que no conviene hacer mierda la vida de uno.

Las palabras de Theo han ido creando un nudo en mi garganta que me hace sentir de a poco con cierto ardor en los ojos e inundados en lágrimas. Trato de contenerlos pero en cuanto distingo su mirada de niño triste, sus pupilas grises se detienen en mí y algo se mueve en mi interior. No como si se rompiera, al contrario: algo nuevo se crea entre nosotros y nos arma, junta nuestros pedazos y cura heridas.

—Tracy—mi nombre siempre se oyerá hermoso en sus labios. De pronto parece ser que se olvida de todas las personas que están a nuestro alrededor—: Cambiaste mi vida. Me convertiste en alguien nuevo: De una persona triste, enojada con el mundo y frustrado por las desgracias que me persiguen en alguien mejor, en alguien feliz, maldita sea. Y quiero que estés conmigo. Quiero que estemos juntos el tiempo que nos reste en adelante. Hemos probado el sabor del peligro, hemos vivido al límite, nos hemos rechazado, nos hemos reencontrado, hemos llorado y reído. Hemos discutido, nos hemos gritado, nos hemos besado y de nuevo, nos hemos vuelto a amar. ¡Y de eso se trata! Tras casi año y medio de esa noche en que una coincidencia enorme nos unió y nos cruzó en esa fiesta, mi vida dio un giro sin igual. Sé que hemos pasado por mucho pero ahora también tengo la certeza de que pasaremos por más y me niego a dejar ir esa esperanza de felicidad que creaste en mí desde el primer momento en que te vi. Quiero amarte y quiero dejar que me ames. Quiero también ser parte de la vida de ese bebé que viene en camino, ser su padre ejemplar y que no me deje dormir por las noches culpa de sus llantos. Quiero que me sonrías cuando yo quiera llorar, que me abraces cuando no lo merezca, que me acompañes cuando más me sienta solo. Quiero que te cases conmigo cuanto antes.

Acto seguido mis sentidos se intensifican aún más ante un efecto que me deja consternada...

Parece llevarme a otra dimensión lo que veo: Theo se adelanta, apoya una rodilla en el suelo y saca una diminuta caja color azul hielo del bolsillo de su jean y me muestra un resplandeciente anillo dorado con un diminuto diamante al centro que no puedo apreciar del todo debido a las lágrimas que complican mi visión.

Todos se quedan paralizados.

Sé que ya me lo había propuesto antes pero no frente a un montón de personas.

Por un momento creo que todos se han olvidado de respirar y me incluyo. Estoy decidida con mi respuesta pero creo que también se me ha olvidado cómo hablar y le doy mil vueltas a qué decir pero mi cabeza se ha hecho un lío sin poder atar cabos ni saber bien qué palabras pronunciar.

No sé cuánto tiempo me paso en silencio pero son segundos que transcurren como horas o bien horas que se pasan como años pero mi vida se ha detenido y la de los presentes. Cada instante es desgarrador, sobre todo en Theo quien se ha quedado como niño al borde de las lágrimas en la espera de que le digan que lo aman, como un chico que siempre ha estado solo, al que nunca le enseñaron a amar, al que tuvo que aprenderlo a los golpes y a las patadas. Ese niño herido que se convirtió en una bestia, busca ahora su redención, busca a quien lo salve y me lo está pidiendo a mí.

Así que le dedico mi sonrisa más sincera mientras las lágrimas me humedecen las mejillas y le digo:

—Sí, Theo. Quiero casarme contigo. Quiero que sea cuanto antes y ser esa persona que propones. Quiero construir mi presente y mi futuro a tu lado... Y al lado de todas estas hermosas personas que nos rodean.

Apenas termino de hablar, todos sueltan el aire retenido y sueltan gritos de alegría, de euforia. Margot rompe en llanto, mamá se deja caer en el sillón, Richard va en su ayuda pero también está llorando, Paris grita una y otra vez ¡que viva Theo, Tracy y el Frijol!

Tomo el anillo y él se reincorpora. Rodeo a Theo por los hombros y nos fundimos en un abrazo caluroso de lágrimas y risas hasta que caigo en la cuenta de que he torcido demasiado la copa y le termino mojando la espalda a mi chico y me aparto de golpe.

—¡Oh, perdona, perdona, lo siento tanto!—me aparto extremadamente avergonzada por mi torpeza pero todos ríen y Richard se apresura en recibirme la copa.

—No pasa nada—dice Theo—, sólo es un poco de frío. Se secará.

Justo ahora que está vestido con camiseta blanca. Sólo espero que no quede una mancha y le arruine esa bonita prenda que le transparenta los tatuajes.

—Lo siento—repito intentando colocarme el anillo de compromiso y todos se intentan acercar para felicitarnos, sin embargo Theo un poco reacio reacciona no sin una sonrisita socarrona cargada de timidez:

—Terminemos el brindis. Después el protocolo de los abrazos y eso—menciona y caigo de la cuenta de que hay ciertas cosas que nunca cambian.

Y son esas cosas lo que más me enamora de él.

Su amor. Sus defectos. Su historia.

Mi Theo...



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#MALOS #FINAL #1deABRIL

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https://youtu.be/j1KAVSh6iUg

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