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TRACY
—Ya, ya, calma, no pasa nada chiquilla, no pasa nada.
La voz de dulzura extremadamente fingida del guardián de Bad Boys que intenta apartarme de Jeffrey, no acompaña la presión que el sujeto ejerce en mis brazos para tratar de apartarme.
Cuando trato de reincorporarme, caigo en la cuenta de que tengo la mano rota enyesada y sólo he podido ahogarlo al otro con la que hasta el momento se está salvando. Creo que dolerá demasiado mañana...
Si es que un mañana exista para mí.
—¡Les advertí que a ella también deberían haberla atado!—grita Jeffrey pero la voz de la mujer lo manda a callar:
—No intentes darme órdenes a mí, Jeff.
El tipo trata de responderle pero luego opta por no hacerlo y le da un ataque de tos. Ojalá tuviere la fuerza de Theo y así haberle podido romper su delgado y frágil cuello.
¿Por qué me han enyesado? ¿Por qué a mí no me han atado? Hasta casi pareciera que intentan protegerme ¡ja! De no ser que sé quiénes son todos estos miserables, me creería el cuentito de que ellos son los buenos.
Sentada en la cama, dos tipos me tienen sujeta desde las manos y otros dos me atan las piernas a los bordes de la cama pero me siento demasiado absorta ahora mismo como para poder defenderme. Miro a mí alrededor en busca de lo que quiero pero en verdad, nada de lo que hay aquí dentro es de mi interés: sólo el doctor loco y un montón de matones uniformados. ¿Y Theo? Lo escuché, juro que lo escuché, ¡¿dónde diablos se han llevado a Theodore?!
Las paredes están empapeladas de blanco, el suelo es de mármol del mismo color y frente a mí, se encuentra un enorme espejo rectangular al cual Jeffrey se dirigió un rato antes.
He escuchado hablar de estos lugares antes.
Los llaman Cámara Gesell. Se supone que al otro lado del vidrio espejado, se encuentran un montón de personas observando. Ellos nos pueden escuchar pero nosotros a ellos sólo cuando lo deseen y activen los micrófonos. Recién Beth tenía activado el suyo cuando Theo gimió logrando que yo lo percibiera. Lo tiene del otro lado.
—¡¿Qué quieres?!—la reto mirando directamente al punto del medio en el cristal.
—Vaya, vaya, eres muy audaz—gracias a este nuevo dato, percibo que la voz proviene desde un parlante esquinado en la parte superior de la sala—. Te metes aquí, llegas hasta las profundidades de mí propia casa, pones unas cuantas bombas con tus amigos y hasta te preocupas por ellos una vez que has despertado. Que por cierto, fingiste haber estado inconsciente para luego intentar ahogar a uno de mis hombres preferidos en este enorme cerebro subterráneo.
¿Cerebro subterráneo?
Creo que alguna vez Evans me habló de algo así. La Base de Datos. Se supone que es un centro de información, de todo lo que se necesita saber para sostener las cuerdas de un poderío escalofriante.
¿Al parecer resultó una obviedad escondida bajo nuestros pies? En caso de que eso sea posible es porque la ansiada Base de Datos está aquí. No solo eso sino que es...
¡ES ELLA!
¡BETH FOLLETH ES LA BASE DE DATOS!
Por un momento me la imagino como una horrible computadora de alta tecnología lo cual es estúpido. Ninguna máquina tiene la crueldad y el odio que una persona sí. Que una persona como ella y como cada uno de los enfermos que la ayudan a sostener una práctica monstruosa a espaldas del mundo entero.
Ella dirige Bad Boys, ella manipula la información que desea que se sepa y la que no, ella es quien ha matado a mis amigos, es quien nos ha herido, es quien mató a mí padre, quien enloqueció a Kylie, quien asesinó a Austin, el hermano de Theo; ella es la culpable de sus pesadillas, de su dolor, de su infancia aterradora.
—Al parecer—continúa—, eran ciertos todos los rumores: tú eres la hija de Ethan, ¿verdad?
No le contesto. Sólo miro el cristal fijamente como si mis pupilas pudiesen tener el poder de romperlo y arrojarme al otro extremo para luego asesinarla. Por algún motivo, ahora mismo no me importaría ensuciarme las manos si una lacra como ella es eliminada del mapa. No me importaría en absoluto.
Atar cabos me hace sentir un odio repugnante que va cediendo lugar al dolor tras ser consciente de que la culpable de tanto caos está personificada delante de mis ojos y no soy capaz siquiera de verla o de moverme.
Y lo que es peor: puede que conozca más de mí que yo misma...
—Al parecer te comieron la lengua los ratones. ¿Y si mejor nos cuentas un poco acerca de tu vida? ¿O acerca de los motivos que te trajeron aquí o que te hicieron darle vuelta la cabeza a mis chicos de la Bad House? Fue algo muy muy feo lo que has hecho y no estoy dispuesta a cambiar de posición.
Acto seguido, sucede algo que impacta en mi visión: el vidrio espejado va perdiendo su capacidad de reflejar lo que hay del otro lado como un vidrio que se desempaña y observo atentamente...
Ahí está ella.
Es tal cual la foto que nos enseñó Tachas: una mujer delgada, de facies afiladas, ojos color café, cabello tirando recogido en un rodete, labios finos marcando una media sonrisa.
—¿Y bien?—insiste mirando por encima de un hombro.
Va vestida por con un atuendo negro ceñido, es delgada y le marca la cintura. El cuello está cubierto por un trozo de encaje. La tela cubre cada centímetro de su piel dejando sólo su rostro visible. Sus manos están cerradas tras de sí lo cual también me hace preguntar si esconde algo o es sólo una pose que combinada a su pecho en alto, la utiliza para infringir temor en los demás.
A continuación observo en la dirección que ella está mirando: a sus espaldas. Me está señalando que...
...tras ella, están todos.
Seis grandes equis de madera. Seis monstruosas estructuras sostienen a mis amigos.
Derek, Audrey, Charlie, Carl, Tachas y Theo. Todos ellos en ese orden, atados y maniatados, con sus rostros cargados de dolor, algunos entregados ya como Charlie o exasperando furia tal cual Theo o Audrey.
A su vez, Beth está rodeada por otro par de doctores uniformados, tres guardianes y en un lateral, diviso inclusive dos sillas: aquí está Evans sentado con un tipo a su lado apuntándole con una de las ballestas. Lleva un corte al costado de una soja con sangre seca cual evidencia que lo han atrapado y derribado en seco; eso sí me hubiere resultado interesante ver. En total son cuatro guardias. Me pregunto qué habrá sucedido con May.
La mujer que me enfrenta se inclina hacia un micrófono bajo el cristal y ordena:
—Jeff y el resto: salgan de ahí. No es necesario que continúen dentro.
De inmediato todos responden a su voz monocorde y me sueltan. Al mismo tiempo sigo atónita mirando a mis amigos del otro lado.
Apenas me han dejado sola, me suelto de los pies donde me han atado a la cama; al parecer no fue una soga muy buena. Después de todo, el cuarto con sus queridos juguetes de tortura se encuentra ahora mismo tapado de escombros, seguro han perdido sus mejores municiones en esas cuatro paredes que ahora consta de concreto hecho pedazos.
Ya libre (o en la medida que la palabra pueda tener validez), corro hasta el cristal y me agolpo a este justo donde da con el lugar donde Theo yace en su cruz.
Sus ojos están cubiertos de lágrimas, tiene rasguños en el rostro, un moretón en el pómulo y una cinta plateada que le cubre la boca al igual que al resto de los chicos sin dejarle hablar.
De repente sus ojos grises vuelven a evidenciar el dolor de su niñez. Vuelve el muchacho herido y vulnerable, cargado de odio que conocí y no al Theo dulce que decide darle una segunda oportunidad al amor, en el cual se convirtió en los últimos meses.
El lobo no puede ser el ángel cuando las heridas siguen sangrando.
Sus ojos me duelen en el alma.
Theo...
Beth camina y sus tacones de aguja repiquetean en el bonito suelo de mármol tan reluciente como desesperante.
Sin embargo me sorprende ver que donde ella se dirige no es a mí sino a Carl.
La mujer tiene un revolver en su mano derecha cual levanta y coloca en la sien de mi amigo. El corazón me sube a la garganta al verlo amenazado en el mismo instante que reconozco ese revolver: es de Theo. Me lo quitaron a mí. Nos han desarmado a todos.
—Carl...—dejo escapar su nombre en un jadeo sin aliento—. ¡CARL! ¡NO LO TOQUES! ¡¡NO LE HAGAS NADA!!
—Empieza a hablar—ordena Beth. Su micrófono está activado—. Empieza a hablar o verás morir a tus amigos uno por uno.
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#MALOS #MALOSFINAL #M1 #M2 #M3
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https://youtu.be/j1KAVSh6iUg
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