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TRACY
La rubia empieza a tiritar.
Parece que han vuelto sus sacudidas por un cerebro que falla enormemente, sin embargo logra incorporarse de pie dejando el cuerpo de Stefano en el suelo. Está muerto. Aún no me lo termino de creer.
Theo me envuelve en sus brazos pero no logra conmoverme. Estoy atónita.
De pronto, todos tenemos miedo a lo que pueda suceder.
Acto seguido miro en dirección al tipo que le disparó a Stefano. Mientras Kylie sostuvo al chico, Charlie se encargó de ir hasta el moribundo del guardia y patear lejos el arma. Audrey por su parte, le desencajó la cabeza de un movimiento en seco.
Por otro lado, a lo que ahora tenemos miedo es a la reacción que la muerte de Stefano Guilty pueda desencadenar en Kylie Moore.
-Kylie-musita Theo tratando de mantener la calma-, lo...lo siento mucho...en verdad...
Ella levanta su rostro.
La rubia está manchada de sangre. Desde su boca hacia abajo. Con sangre de Stefano, del guardia, con sangre de todas las personas que ha asesinado a lo largo de toda su vida.
Está desquiciada.
Ahora más que nunca.
Y no tiene nada que perder.
-Te buscaré del otro lado-murmura ella pero no es una respuesta a Theo sino que tiene la vista clavada en el cadáver del guardia que mató al amor de su vida.
Acto seguido saca la metralleta de Stefano, busca la de otro cadáver próximo y suelta un grito desgarrador.
-Theo...-lo presiono muerta de miedo y miro en dirección a Carl y Tachas quienes también están aferrados en un abrazo.
-¡¡¡AAAAHHHHHHHHHH!!!
Puedo percibir que la garganta de Kylie sufre mientras grita y vuelve corriendo hasta el agujero en el suelo con ambas metralletas en sus brazos y se deja caer por este lugar.
Los seis restantes que estamos arriba nos miramos sin entender del todo qué demonios acaba de ocurrirle.
-¿Qué fue eso?-pregunto.
-No lo sé pero no me ha gustado nada-musita Carl tratando de evitar mirar los cadáveres.
-Yo creo todo lo contrario-responde Theo-. Me parece que nos allanará el camino y no se dejará matar así de fácil hasta que haya logrado su objetivo.
-Coincido contigo aunque me pese-Charlie es quien habla. Esta vez capto que se ha puesto el uniforme de uno de los guardianes cadavéricos: pantalón, chaqueta abierta y una de las metralletas en manos-. ¿Qué? No podía andar desnudo toda la noche o todo el día o la hora que quiera que sea.
-No me quejaría-musita Tachas y Carl lo codea.
-La van a matar-vuelvo al tema de Kylie-. ¿Qué hacemos con ella y con el cuerpo de Stefano?
Theo lo mira.
-Dejarlo aquí. Al igual que al de la rubia una vez que la atrapan si es que lo logran. Aún así, tenemos que ir tras ella.
-Es cierto-conviene Audrey-. No descansará hasta que haya matado ella misma a cada uno de Los Jefes.
-Y a Beth-convengo.
-Y a May-añade Tachas-. Pero sobre todo... a Evans.
Hacerme una idea de lo horrible que sería mi vida si asesinasen a Theo, es espeluznante.
Ahora mismo todas nuestras vidas penden de un hilo pero el hecho de tener a Kylie fuera de casillas nos deja una pequeña esperanza de que dispondrá toda su locura a fin de conseguir vengar la muerte de su amado.
En cuanto pasamos junto al cuerpo sin vida de Stefano, ya no siento náuseas sino dolor. Punzadas y punzadas de dolor en mi pecho, en mi garganta, en mi estómago, en mi cabeza. Está sobre los escombros con la cabeza hacia arriba tal cual lo dejó la rubia. Sus manos van extendidas hacia los lados y del agujero en el pecho, ha dejado de brotar sangre. No veo dónde ha quedado alojada la bala pero vino desde abajo hacia arriba, ha de haber quedado obstruyendo alguna arteria importante.
Sus tatuajes le dan un aire extraño. Será que nunca imaginé un muerto con tatuajes pero más allá de eso, no deja de ser él, no deja de ser Stefano. Quizás en otro momento su muerte no me hubiere dolido tanto pero ahora lo siento peor que nunca. Las lágrimas caen humedeciéndome el rostro pero no hay llanto, es como si ni siquiera eso quedase. Ninguno de los restantes lloramos. Sólo hay silencio.
Tras el rastro del Kylie, decidimos saltar desde el agujero. La caída es amortiguada por los escombros que tienen por lo menos un metro y medio de alto y a mayor profundidad, los subsuelos van siendo más y más pequeños.
Luego de dejarme caer, pierdo un poco el equilibrio pero unos brazos firmes me sostienen desde atrás. Theo.
-¿Estás bien?-me pregunta.
Asiento.
Me deja en el suelo hasta que recobro el equilibrio. Abajo ya está él, Tachas, Carl y yo. Detrás nos siguen Audrey y Charlie.
-Se han ido-murmura Carl mirando a todas partes. Al parecer esto fue algo así como un laboratorio pero las conexiones y aparatos eléctricos indican que quizá puede haberse tratado de algo más que eso.
-Qué demonios-musita Audrey y nos volvemos a ella.
Está de pie frente a una silla arrinconada. La misma tiene apoyabrazos con alambres de púas incluidos en el respaldar. Desde atrás salen una especie de cinturones con cerraduras y un montón de cables, palancas y botones propios de una era inquisitiva actualizada.
-Quienquiera que le gustase este trono, era bastante masoquista-añade la peliverde acercándose demasiado a la silla pero Charlie la sujeta por un brazo y le advierte:
-No te acerques demasiado. Podría tener corriente.
-Claramente esto no era una clase de trono ni nada digno para un rey-menciona Tachas-. Hasta me jugaría que Stefano mismo fue sentado aquí junto todas estas palancas encendidas y la corriente quemándole sus terminaciones nerviosas.
Figurarme una imagen de lo que dice lo creo algo posible pero que de sólo imaginarme, ya supongo que no sería capaz de tolerar dicha tortura.
-Tienes razón-musita Theo-. Esto era una jodida silla eléctrica. Pero con algunos especiales agregados, claro. Me pregunto qué sentirán esos hijos de puta si los sentásemos a ellos aquí.
-Imagina el odio con el que cargan esos chicos-convengo-. O...cargaba...-me llevo las manos a la boca, apesadumbrada.
Theo me estrecha en sus brazos y la voz de Derek vuelve desde otro lado de la habitación.
-¡¡WAAAAOOOO!!
Nos volvemos de inmediato hacia él. Está contra una de las paredes laterales mirando asombrado una estantería con extraños objetos colgando. De pronto empieza a sacarles la tierra y descubro unos elementos que sólo conocía de las películas: ballestas.
-¡Mira esos bebés!-anuncia Audrey corriendo en la dirección del chico. También voy donde ellos mientras se cargan a la espalda unas relucientes flechas de acero y cargan las estructuras de sus armas.
-Me quedaré con una de estas-anuncia Derek-. ¿Alguien quiere la metralleta?
Pero resulta que todos van cargados menos Carl y yo.
Entonces levanto mi mano derecha.
-¿TÚUUUUU?-me pregunta.
-Sí-camino hasta él-. No quiero sentirme inútil.
-Vaya pero si era la chica que hasta hace unos momentos no me dejaba llevar uno de estos-me provoca Theo acariciando el arma que lleva en manos.
-Por defensa propia-murmuro y el pelirrojo me pasa la suya para luego cargarse con una de las ballestas.
El peso del metal me impacta, pensé que sería más liviano pero su forma resulta fácil de poder llevar. En las películas no son tan modernas o bien resultan de madera y arrojan trozos astillados para asesinar vampiros.
De pronto siento un poder enorme al colocar mi ojo detrás de una mira superior cual sobresale.
-Wo, wo, no apuntes con eso-Audrey levanta sus manos y retrocede.
-¡Oh, lo siento!-me disculpo algo divertida.
-Chicos, no es por sabotearles la fiesta pero-se mete Charlie-, deberíamos seguir. Hemos perdido de vista a la rubia y no quiero que resurja otro soldado entre trozos de cemento para volarnos la cabeza a otro de nosotros.
-Tiene razón-añade Audrey quien saca otra de las ballestas y le arroja el revólver de Theo a Carl quien lo atrapa con torpeza.
-¿Eh?-musita Jacob.
-Es peligroso no usar protección-Audrey le guiña un ojo y Carl se pone colorado.
-Bien, ¿nos vamos?-pregunto. Definitivamente me siento con un coraje diferente.
-Creo que la salida por la que optó Kylie fue esa-Tachas señala una puerta al extremo opuesto de las escaleras.
Son las mismas que vimos desde las cámaras, donde tiempo atrás estaban escondidos los doctores y profesionales que estaban a cargo de este maldito salón de experimentos de tortura. Ahora están siendo tapadas por los escombros que no dejan de caer. Me pregunto cómo haremos para salir de este sitio en caso de que las demás salidas se encuentren igual de obstruidas. Será como una cárcel.
-Chicos, el arsenal que quedó aquí no creo que haya sido por cortesía-les señalo mientras caminamos al umbral-. Ha de haberles sobrado luego de que se equipasen hasta los dientes.
-No lo creo-señala Theo a mi lado-. Los científicos locos que suelen andar por estos "laboratorios" tienen el cerebro pero no la fuerza. Sólo han de llevar chalecos antibalas, cascos y cosas así.
Entonces, las paredes empiezan a vibrar de nuevo. Esta vez las sacudidas son más extensas, más largas.
-¡Derek!-aúlla Tachas mientras nos metemos en un largo pasillo-. ¡¿Activaste otra de las bombas?!
El chico mira la valija de la cual se encarga ahora Carl.
-¡No!-le contesta su ex.
-¡¿ENTONCES QUÉ DEMONIOS ES ESO?! ¡¡TODOS AL SUELO!! ¡¡CÚBRANSE!!
Y empieza un nuevo terremoto.
En el momento que el estruendo toma mayor intensidad, el suelo empieza a abrirse bajo mis pies y Theo quien está a mi lado lo capta. Me dice algo pero no logro escucharlo.
Aún así, ninguno de nosotros queda al margen.
Mientras el estallido cesa, sólo quedan vibraciones intensas en los muros, la piedra, el suelo.
Tachas se nos acerca e intento huir a las grietas del suelo cuales nos empiezan a perseguir a todos nosotros. Se desmorona todo lo que nos sostiene y ninguno tiene idea de cuánta profundidad hay o qué nos espera al otro lado de nuestros pies.
-¡¿Cuántos subsuelos dijo Stefano que había?!-pregunta Jacob y me siento tan mareada que es como si lo viera moverse a través de un caleidoscopio.
Es Theo quien da una respuesta cual me deja helada:
-¡Este es el último!
De pronto las grietas se abren y caemos al vacío.
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#MALOS #M1 #M2 #M3
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https://youtu.be/j1KAVSh6iUg
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