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ATENCIÓN A LA NOTA AL FINAL DEL CAP.
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TRACY
Mis sentidos se anulan de inmediato.
La navaja cae provocando un pequeño repiqueteo contra el suelo que resuena en mi cabeza aún por encima de las llamas, del fuego, de los gritos. El sonido se clava en mi cabeza como si su propio filo pudiera traspasar el espacio.
Quedo demasiado aturdida.
Es que el ruido de la navaja en el suelo también se oye en mi cabeza con la sonora risa de Carl. Se oye con toda su inocencia, con su paz, su calidez; con su amor.
Pero esa imagen suya de rulos engominados, de sus mejillas rosadas, de sus hoyuelos... se mancha de sangre. Se ensucia con el líquido rojizo que brota desde su cuello; no es mucha pero sí lo suficiente como para mostrarme que él ha caído sin vitalidad.
-¡¡¡CARL!!!-grito desgargantada y creo ni siquiera escuchar mi propia voz. Es como si fuese incapaz de percibir nada en absoluto.
Sólo a él.
A él y nada más.
-Carl, ¿eres gay?
Sé que la frase de mi parte volvía a escucharse como una pregunta acusadora.
Esta vez no iba dirigida en tono de pregunta pero me tenía tan sorprendida esto que no podía dejar de preguntarlo o decirlo en modo estúpido como si fuese el fin del mundo.
El año pasado cuando se lo pregunté fue un caos, sin embargo en enero de este año ya nos encontrábamos terminando nuestro último semestre escolar y decidimos vernos en cierta ocasión ya que necesitaba un verdadero amigo en quien confiar ya que Lottie había dejado de formar parte de mi lista de personas predilectas y me encontraba en medio de una montaña rusa con mis emociones conmovidas por los problemas con Theo.
-Por favor, deja de decir esa palabra-me pidió.
Estábamos en su casa, en su habitación, comiendo pasteles y viendo series desde Netflix hasta que le di al botón de Pausa y nos pusimos a hablar.
-¿Por qué te molesta?-y seguía con mis preguntas-. Bueno, entiendo que no quieras dar explicaciones... Digo, no es que debas dar explicaciones por ello, ¿a menos que prefieras darlas?
Su mirada glacial fue suficiente para dejarme en claro que no estaba yendo muy bien.
-Ya, no más preguntas de mi parte-prometí y volví a reproducir el capítulo, sin embargo algunos minutos después en los cuales no pude prestar nada de atención más que a un tipo arrancándole el corazón a otro, Carl le puso Pausa nuevamente.
-¿Es muy obvio?-me preguntó.
-¿El qué?
Oh, vamos, para colmo te hacías la que no entendías.
-Ya sabes, lo que dijiste antes.
-¿Tu homosexualidad?
-¡TRACY!
-¡QUÉ!
-¡NO LO DIGAS...así!
Me llené la boca con refresco mientras le pedía perdón a gritos por mi torpeza.
¡Santo cielo! Sólo tenías que responderle y no hacérsela más difícil.
Lo sé querida voz de mi consciencia pero apuesto que no te sería tan fácil si tu hubieses estado en mi lugar para ese momento.
-Verás-empecé tratando de medir mis palabras sin que parezcan atacar su lado más sensible-: Te gustan los chicos y no las chicas. El punto es los chicos tienen entre las piernas una herramienta grande que...
-¡TRACY!
¡OHHH GENIAL, LO HACES DE MARAVILLA! Además tampoco haces bien generalizando si al único muchacho que viste con su herramienta hasta el momento es a Theodore Landon.
-¡Lo siento, lo siento, lo siento!
Vamos, es que realmente mi bocaza es aún peor de lo que creía.
-¡No me estás ayudando!-me dijo Carl tan rojo que parecía a punto de explotar como un tomate exprimido con los puños.
-¡Perdona! Déjame empezar de nuevo ¿sí? No tienes que sentirte mal, en verdad, si a ti te gusta que te...
-¿...que me?
-¡Pero no tienes que preocuparte, eh! Es más, ¡a mí también me gusta que me...!
Me llevé las manos a la boca antes de terminar de embarrarla.
Sólo tenías que hacer un maldito esfuerzo.
-Te parece un chiste todo esto, ¿verdad?-me preguntó ahogado en su propia angustia.
-¡¿Qué?! ¡No! Tampoco digo que sea un tema con el cual debas preocuparte, sólo son cosas que ocurren y ni tu ni yo ni nadie puede impedirlo ni proponérselo. Ocurre y ya; como una persona nace hombre u otra nace mujer, tú naciste así y punto, ¿qué explicaciones tendrías que darle a tu orientación sexual? El amor es así: él nos elige a nosotros. No tenemos opción cuando se trata de amar.
-Wao-suspiró. Y yo también tuve que inhalar profundo porque creo que durante un largo rato me olvidé de respirar.
Yo sabía que podías hacerlo mejor.
Gracias.
-¿Por qué te preocupa si es demasiado evidente?-le pregunté-. Si sirve para tu tranquilidad, no lo es. Eso es lo que me dejó tan sorprendida en cuanto lo mencionaste o mejor dicho, en cuanto logré descifrarlo. Me fuiste dejando las pistas de a poco hasta que ¡pum! Até cabos. Mi cabeza a veces funciona, ¿sabes?
Él soltó una risita que me hizo reír también y el clima se fue suavizando.
-No es tan fácil como parece...-suspiró-. Sólo que tus palabras se oyen más lindas de lo que en verdad es. Cuesta muchísimo y más aún cuando se trata de un padre estúpido que tiene un retrógrado cerebro incapaz de entenderlo.
Empezaba a notar por dónde venía el asunto.
-¿Él lo sabe?-pregunté.
-Lo sospecha, estoy seguro. Y creo que mi madre lo ha constatado pero no dice nada por temor. Las madres lo saben todo aunque a veces prefieran callar.
-¿Tú quieres que ellos lo sepan?
-Si fuesen personas capaces de aceptarlo y de entenderlo sería un enorme peso que me quitaría de los hombros pero es terrible.
-Carl, no entiendo cómo puedes vivir cargando con ese tremendo silencio.
-Silencio, mentiras-él se cubrió la cara con ambas manos y por un instante pensé que empezaría a llorar pero creo que ese es un punto que a ambos nos diferencia: yo soy la que llora por todo, no él. Cuando se quitó las manos, descubrí nuevamente su rostro enrojecido pero esta vez más por tristeza que por vergüenza y la verdad, ya no sé qué era peor-. Ocultar cosas no es todo sino tener que mentir a mi padre ya que piensa que tú eres mi...
-¡¿Qué?!
-Olvídalo. Sólo síguele la corriente a cualquier cosa que te diga, ¿me harías ese favor? Sólo mientras eso no pueda traerte problemas.
-Claro-creo estarlo pillando-. Pero sabes, hay algo que no deja de indignarme en todo esto. Mejor dicho, dos cosas: la actitud de tus padres y que no me lo hayas contado tú mismo antes en lugar de ir dejando pequeñas pistas, a cuentagotas.
-Lo siento.
-¿Alguien más lo sabe?
-Eres la...segunda.
Lo miré asombrada.
-No porque se lo haya dicho yo a otra persona-se excusó de inmediato-, sino porque lo sabe y me acusa todo el tiempo de eso y a veces me siento perseguido ante su actitud.
-¿De quién se trata? ¡Es un imbécil!
-No lo sé... Ocurre que es un chico y también es...
No resultó necesario que termine la frase para comprenderlo.
-¿Me dirás su nombre?-le pregunté.
-No por ahora-declaró sin más-. Aunque conste que eres la primera a quien se lo cuento con tal honestidad.
-Bien-suspiré mirándolo con toda la calidez que fui capaz-. Creo que eso compensa mi segundo punto de indignación.
Y compartir un nuevo momento de risas fue lo que selló una amistad segura como nunca antes tuvimos ni él ni yo.
En efecto el padre de Carl pensaba que en mis visitas, su hijo y yo hacíamos chanchadas en su cuarto cuando en verdad llorábamos con melodramas online en su ordenador o comíamos pasteles hasta reventar.
Quien nunca se lo terminó de tragar fue su madre cuya actitud de sumisión siempre me resultó demasiado incómoda. Ella jamás se tragó el cuento de que Carl era heterosexual y siempre me miró con sospecha.
De todas formas tampoco me encaró ni a mí ni a su hijo para averiguarlo, cuya cobardía me hacía sentir aún mayor bronca que mis sentimientos hacia el señor Villard cuyas actitudes machistas siempre me resultaron despreciables, incluso el juego de lencería erótica que me regaló para mi cumpleaños o la manera repugnante en que me miraba el trasero cuando subía las escaleras para ir donde su hijo.
En una de esas ocasiones me di la vuelta a mitad de camino y le dije mientras estaba de pie mirándome con ojos de mandril:
-Disculpe...
-¿Sí, querida?
Su "querida" me resultó aún más repugnante.
-Si una moto negra se detiene en la puerta, ha de ser un amigo quien me busca.
Enfaticé la palabra "amigo" para generar sospecha en él pero aún así no funcionó para cortarle el hilo de baba.
-Entendido-respondió-. ¿Algo más, querida?
-Ejem... Sí-me acomodé el pelo tras un hombro-. Si me buscan en camioneta rosa y enorme, podrían ser mis padres.
-¿Tu madre vendrá ahí?
-Oh, no, para nada. ¿Ya le comenté que tengo dos papás?
Sé que fui un poco exagerada pero logré mi cometido.
Su mandíbula se desencajó y fue el Turn down for what perfecto para darme la vuelta y seguir mi camino.
En tu cara idiota.
Lo bueno de esto fue que a la semana siguiente resultó su madre quien me recibió en la puerta y el punto de intercambio sólo resultó un "hola" cargado de timidez e incomodidad.
Mi Carl, mi Carl...el amor no se escoge pero la familia tampoco ¡y es una pena!
Theo sale corriendo en dirección a Carl logrando espabilarme.
"No es tan fácil como parece."
Sé que no lo es. Y ahora más que nunca.
-Carl, amor-Tachas va donde su chico en un santiamén y lo toma en sus brazos. May aprovecha la distracción mientras sale de la habitación cubriéndose la nariz rota a duras penas por intentar ubicarse.
Theo mira la herida y la abre pero me niego a mirar. Carl respira con enorme dificultad y siento que me faltan fuerzas para enfrentarme a la situación. No quiero verlo así, no quiero.
-¡Mierda!-grita Theo y sus palabras me hieren. No quiero saberlo, por favor que no lo diga, no quiero saberlo...
-No... No es...-empieza él-. No es un corte profundo.
¿Qué?
Mi corazón se desboca y me vuelvo a ellos.
-Ha sido apenas poco más que un rasguño-declara mi novio intentando abrir la herida para evaluar su "profundidad"-. Lo que no entiendo es por qué se ha desmayado.
Tachas sonríe con un especial brillo en sus ojos sin soltar a su chico.
-Amor mío... Es que tiene fobia a la sangre.
Mi entorno vuelve a surgir tras la declaración.
Vuelvo mi mirada a Carl y tengo ganas de golpearlo yo misma por el susto horrible que me provocó.
-¡Idiota!-le grito y vuelvo a él para envolverlo en mis brazos y arrancarlo de Tachas. Percibo su respiración y el ritmo de su corazón, lo cual me hace sentr viva de nuevo-. ¡No vuelvas a hacerme esto!-le grito al tiempo que me saltan las lágrimas.
El alma me regresa lentamente al cuerpo. Es todo lo que necesito para poder volver a concentrarme en que efectivamente me duele el puño como mil demonios y siento los huesitos moverse bajo la piel de mis nudillos.
¡Maldita sea May y su dura nariz!
-Salgamos de aquí antes de que esto se venga abajo-nos ordena Theo.
Tachas toma a Carl en brazos y con una mano le cubre la herida a su chico en el cuello.
-Tracy, busca la valija-señala Tachas y encuentro lo que me dice.
La abro hasta ver que aquí están los explosivos. Son como pequeños dispositivos (y algunos más grandes) que parecen muy diferentes a las granadas que veo en las películas de acción.
-Ten cuidado con eso-me suplica-. Podrías volar todo el estadio si les das un golpe fuerte.
Theo encuentra la navaja de May en el suelo y la recoge.
-Yo iré delante-señala-. Todos tras de mí.
-¿Qué diablos le pasa a esa loca?
El grito de Theo se vuelve audible apenas caigo en la cuenta de que hemos pasado lo peor y el humo empieza a cesar a medida que estamos más cerca del boquete.
-Juro que si algo le había sucedido a Carl, la buscaría mientras me alcance la vida para no dejarla en paz-señalé dejando que la Tracy Malvada se apodere de mí y esta vez creo que la Tracy Sensible haría una tregua tratándose del bien de mi mejor amgo.
-¡Yo sabía que no nos teníamos que fiar de ningún Glorious!-grita y me siento una pizca discriminada.
-No todos esta...mos metidos en la misma bolsa.
-¡Nos tendrás que explicar cada detalle si es que entiendes una mierda de qué les pasa a esos dos!
Su tono me hace acordar a los viejos tiempos pero lo dejo estar sólo de momento ya que la situación nos tiene alterados a todos por igual. Acto seguido Tachas se acerca a mis espaldas:
-Pierde cuidado que si algo le hubiese sucedido a mi Cacarl, esa zorra no estaría viva por ahí.
Y le creo.
Acto seguido, las caras de Audrey, Charlie y Derek se recortan por los bordes del boquete entre la lluvia de cenizas y la cortina de humo.
-¡Ahí vienen!-escucho la voz cargada de una alegría inesperada por parte de la peliverde y vitoreos llenos de alegría desde los demás.
Ellos son mis amigos.
Sólo en ellos podemos confiar y en nadie más.
Lo que no me dejará dormir en mucho tiempo es que yo tengo una pizca de culpa en todo lo que ha sucedido esta horrible noche.
Y lo peor (para nada alentador) es que aún nos queda lo peor: entrar a Los Túneles.
Ese es el punto que me cierra el pecho en un horroroso nudo de angustia al caer en la cuenta que no volveremos cada uno de nosotros.
Que el peligro es inminente y nos podría condenar para siempre.
Hoy todo cambiará.
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#MALOS #M1 #M2 #M3
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Hola!! No me maten jajajaja sólo fue un sustito.
https://youtu.be/j1KAVSh6iUg
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