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Theo
Siempre que la llevo al cine, se pone más cariñosa.
Sobre todo, después de ver esos romances melodramáticos que a cualquier persona normal le harían dar arcadas, sin embargo ella se la pasa suspirando y regresa con una sonrisa de oreja a oreja.
Esta noche hemos salido en la motocicleta porque mi auto se ha jodido con un tornillo clavado en un neumático y no me di cuenta a tiempo. Sólo espero con ese frío no se pesque Tracy un resfriado.
Al llegar al campus de la IVU, entro por la calle del perímetro hasta dar con el estacionamiento techado en el subsuelo. El mismo es sólo para estudiantes que puedan pagarlo y si mi padre tuviera que costear un palacio de oro con tal de mantenerme estudiando lejos, lo haría sin pensarlo.
Después de todo, trae sus beneficios.
-¿Estás bien?-le pregunto mientras vamos calle abajo.
-¡Si!-grita efusiva por encima del ronroneo de la motocicleta.
Al entrar al estacionamiento percibo que hay algunos autos, reconozco así el de Rick o la camioneta rosa de Rebecca Turner. Esta chica pudo escapar del incendio ocasionado por ella misma y algunos de sus amigos desquiciados. Volvió al campus y en los pasillos ni se ha animado a cruzar la mirada conmigo, anda muerta de miedo tras la desaparición de su amiguito Derek y su hermana peliverde.
Que en verdad, no están "desaparecidos" precisamente... Sólo participando de un plan casi suicida liderado por Tachas donde únicamente deben meter un montón de bombas en los Túneles de Iconic y salir vivos en el intento.
-Fin del viaje, Trais-le suelto. Hace tiempo que no la llamaba de ese modo.
Ella se quita el casco y yo hago lo propio con el mío. Le he comprado uno para que la poli no nos detenga en cualquier sitio culpa de una negligencia mía.
-Estuvo lindo. Gracias-señala sonriéndome y me guardo las llaves de la moto en el bolsillo de mi chaqueta de cuero marrón. Sí, "marrón" al igual que mis zapatos deportivos. Digamos que estoy en el intento de salir un poco del negro lo cual me tiene poco acostumbrado.
-Todo lo que yo hago tiene su precio-levanto una ceja y me cruzo de brazos.
Me inclino en el costado del asiento de la motocicleta hasta quedar sentado en ella, mirando desafiante a mi chica.
-Yo... He salido sin dinero-me dice con gesto herido-. Te puedo pasar luego el...
-No me interesa tu dinero.
Y algo cambia en su expresión como un click de magia que la hace recordar quién soy. Si me reconociera, captaría que lo último que quiero de ella son los pocos pesos que le depositan en su beca universitaria con tal de sobrevivir.
-¿Entonces?-pregunta levantando ambas cejas e intentando hacer un gesto de picardía que no hace más que resaltar su inocente semblante.
-Te quiero a ti, nena.
Ella sonríe como niño que hace una picardía y la tomo por la cintura.
Sentado en el lateral del asiento de mi ducati 1299, la atraigo hacia mí y pego mis labios a los suyos. Acaricio su espalda por encima de la chaqueta rosa que lleva puesta (¿esta chica conoce otro color?) y busco por debajo hasta encontrarme con su blusa. También lleva unos jeans ajustados lo cual me sorprende, desde que empezó a hacer ejercicio la encuentro más confiable con sus propias curvas.
Y es su actitud lo cual la vuelve más atractiva para mí, no sus dietas.
Tracy acaricia mi cabello negro ondulado (cual ha crecido más de la cuenta) al tiempo que jugueteo con su labio inferior.
-Eres increíblemente deliciosa.
Y suelta una sonrisa inocentona que me enciende aún más.
-Tú eres increíblemente peligroso-contesta acariciando el borde del cuello en V de mi camiseta blanca. Es abierto a tal punto que permite ver mi clavícula y donde empiezan los pectorales.
Sello sus labios con un nuevo beso al cual conviene. Exploro la suavidad de su boca, el aliento dulce, su lengua exquisita y la extraña sensación de un poco de labial cual lleva puesto.
Mis manos siguen buscando por debajo de su abrigo hasta que hallo en la parte delantera su cierre y lo bajo. Ella me detiene justo al final.
-Alguien podría llegar y vernos-se excusa.
-Es un peligro que estoy dispuesto a correr.
Y termino por arrancarle la chaqueta cual cae al suelo pero a ninguno de los dos nos importa.
Estamos al final de un estacionamiento oscuro que queda en el subsuelo de un edificio. Al no haber luz, sólo con algunos gemidos nos podrían encontrar, de lo contrario nada se ve. Además que estamos dentro de un recinto cerrado, no es que ande confiando en todo el mundo ni besando chicas en cada lugar donde pueda aparcarse un vehículo.
Tracy inclina el cuello hacia atrás y voy donde su cuello. Beso la base de su garganta percibiendo su respiración entrecortada. Sigo disfrutando y explorando con mis manos los bordes inferiores de su blusa.
Ella me tira aún más por el pelo atrayéndome a su cuerpo.
Termino por quitarle la camiseta y la dejo colgando del manubrio de la moto. De pronto, vuelvo a ella y me la encuentro con un sostén negro con encaje lo cual me asombra. Se la ve fabulosa.
-Una buena adquisición-digo con la voz ronca mientras rozo con mis dientes su clavícula hasta dar con el bretel.
-¿Te... Te gusta?-intenta articular al tiempo que una peligrosa explosión de mariposas se libera en su interior.
-Sí. Luego te regalaré otros.
Sigo recorriendo con mis dientes el encaje en la taza derecha de su sostén. Termino por morder la fina tela hasta empezar a romperla. Al comienzo parece alterarse pero luego lo deja estar dejándose llevar por el momento caliente. No miento si digo que luego le regalaré mil de estos y aún mejores aunque debo admitir que lleva su atractivo el poder romperlos sólo con los dientes.
Sigo mi tarea hasta que encuentro sus pezones de color claro cuales apenas se ven bajo la mortecina oscuridad que nos envuelve pero me los tengo de memoria.
Exploro hasta el punto que deseo y percibo el modo en que su interior se retuerce mientras muerdo con suavidad el pezón al descubierto.
Tracy afirma sus manos en mis bíceps por encima de la chaqueta. La estoy desnudando y de momento no he necesitado quitarme una sola prenda...hasta que llegue su hora.
Su pecho sube y baja pidiendo clemencia mientras tironeo de su pezón y lo lamo mientras mi sexo presiona cada vez más bajo la incómoda tela del bóxer.
Opto por seguir con mis manos hasta su pantalón y lo desabotono. Bajo el cierre y me encuentro con la fina tela de sus bragas cuales acaricio logrando que se retuerza sobre mí. De momento sigue siendo tan sensible que, sumando al peligro de la exposición, la vuelve aún más irresistible.
-Theo-gimotea en mi oído.
Vuelvo a ella y le pregunto al oído:
-¿Qué deseas?
Sigo jugueteando en su entrepierna.
-Yo... Yo...-se muerde el labio y presiono esa zona que la vuelve tan débil-. Hazlo... Hazlo por favor.
-Eres música en mi cuerpo, nena. Me encantas.
Soltarle esa frase de Rosas para Jude la pone aún más caliente. De momento ni piensa que soy yo quien ha escrito la novela lo cual envuelve de sospecha el mundo entero.
Muerdo el lóbulo de su oreja mientras mis dedos entran por debajo de sus bragas y la penetro con suavidad. Jugueteo un poco con su infernal clítoris logrando que se retuerza y empieza a humedecerse.
Con mi mano libre busco en el bolsillo interno de mi chaqueta y saco un frasquito portable de lubricante. No es que tenga una colección de estos pero en dicha ocasión, traje uno en especial que la hará dilatar más rápido (sólo espero que la etiqueta no mienta o le dolerá un poco más porque no tenemos demasiado tiempo esta vez).
Me aparto un poco y ella me quita la chaqueta cual deja caer también al suelo.
-¿Qué es eso?-me pregunta mientras humedezco con el gel dos de mis dedos.
-Magia para ti.
Ella se muerde el labio y cierra los ojos para dejarse llevar por el placer.
Una vez que ambos estamos desnudos sobre el amplio asiento de la motocicleta, cruzo una de mis piernas hacia el otro lado y ella se sienta delante de mí, buscando apoyo contra el manubrio aunque termina optando por cerrar sus manos alrededor de mi cuello.
-Hazlo, Theo-me suplica mientras mi pene erecto presiona contra su piel.
-Suplica-le ordeno.
-Yo... Yo... Quiero que me hagas el amor. Te lo suplico.
Suelto una lúgubre sonrisa y observo en dirección a la entrada. No hay nadie ni lo habrá.
Levanto un poco a Tracy con mis manos quien intenta colaborar pero no es necesario. Acto seguido busco con mi pene el punto justo donde entrar y al tiempo que lo hago, ella suelta un gimoteo impregnado de euforia.
-¿Duele?-le pregunto. Espero que el gel lubricante haya colaborado.
-Un...poco-admite.
-Se pasará, amor. Relájate.
Después de todo, ella buscó esto. Y ya le advertí que una vez que comience, no me podrá parar. La bestia no renuncia a su ángel si lo puede pervertir.
Empujo con suavidad hacia adentro y afuera logrando dilatarla un poco más; en cierto instante salgo y me ayudo con dos dedos. Podría entrar inclusive el dedo angular, cuando ella suelta contra mi oído:
-¡¡Ay, Theo!!
Clava sus uñas en mi espalda y río como el ronroneo de un puma en mitad del bosque más oscuro.
-Estás lista, nena. Voy a entrar.
Tracy muerde mi hombro mientras empujo mi pene y la penetro con dureza hasta el fondo.
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#MALOSIII #THACY #DEQUELADOESTAS
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https://youtu.be/j1KAVSh6iUg
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