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#MuerteEnLaBadHouse
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Jacob
¿Así que me extrañaste? Pero par favar, ni que fuese taaan importante...
Oh, es verdad.
Soy importante.
Supongo que ya conoces eso de que las personas que aparentan ser sumamente egocéntricas en realidad son tan pobres de autoestima que necesitan estar reafirmando quiénes son en voz alta y siempre tener el ingenuo oido de alguien que les escuche.
Bueno, es mi caso pero... no puedes decírselo a nadie.
Que sea nuestro pequeño secreto.
Rechazado de madre, entregado a un orfanato, negado por un padre, excluido por parejas que nunca quisieron adoptar al niño raro. Pero aún así me gusta ponerle buena cara.
Son desgracias, desgracias humanas, ya sabes. Esa clase de eventos desafortunados que te hacen odiar la vida, odiar a los nenes malcriados y a los adultos que dicen entender a chicos como yo.
Pero no saben una mierda de nada.
Estar un poco apartado de la realidad me ha hecho ver las cosas con otros ojos. Aportar una mirada diferente.
Ahora sé, por ejemplo, que desaparecer puede ser asombroso porque estás en boca de todos pero lo malo es que eso no es más que algo que puedes suponer.
¿Por qué suponer? Obviamente no estás ahí.
A excepción de mis intentos de regresar a modo de fantasma merodeando el cementerio tras El Muelle.
Regreso por las noches.
Por las mañanas.
Por las tardes.
Me paso escondido entre árboles de cazadores furtivos, de parejitas ebrias, de la mirada de Bad Boys, de la mirada de los gloriosos.
«Tienes que estar aquí, no salgas por nada, ¿entendido?» decretó mi padre alguna vez y Dios Santo, qué imbecilidad es esta... «Sí pá, oooobvio que me la pasaré metido en esta casita de mala muerte que tienes en los túneles de la city».
Mi respuesta no fue cosa que lo haya convencido, creo que nadie se convencería de semejante ironía pero aún así lo dejó estar.
Veamos, ¿qué había en este espantoso agujero de muggle donde me tocaba vivir?
Una tele, una cama, una heladerita, una mesa y una caja de cartón con algunos de mis libros favoritos. ¿Cómo lo supo? Bueno, veamos. La biblia y El Quijote no son mis favoritos.
Por supuesto, él no tiene idea de cuáles son mis gustos, mis preferencias.
Toda su puta familia es sólo su linda esposa de tetas de goma y su hijito rubio de ojazos azules que no tiene idea del mundo.
Me pregunto si a alguno de ellos los encerraría bajo tierra quién sabe durante cuánto tiempo. ¿Por qué simplemente no me eliminó del mapa al enterarse de lo que hice?
Tengo mi teoría pero antes debo esclarecer que las cosas fueron de este modo:
Cuando decidimos liberar al glorioso, (¿Armand? ¿El poli que torturaban en la celda de la Bad House?), dejamos nuestros móviles pero alguien dio aviso de esto. Una mala decisión, o buena según quien lo mire.
Capturaron a Theo, persiguieron a Tracy pero mi padre me culpó a mí.
Y por supuesto que era mejor creerle a un ex Jefe que a algún metiche que dio un dato falso cual luego retiró.
¿Cuál es la necesidad de un padre de delatar a su hijo bastardo para ser perseguido y asesinado? Y aún peor, ¿qué necesidad existe de esconderlo en su propia morada, en los túneles?
Cuando él me encontró merodeando, recientemente se había enterado de que Los Jefes nos estaban buscando.
Me interceptó al salir de la casa, me tomó del cuello de la chaqueta y me llevó contra un árbol.
-¿Qué mierda crees que estás haciendo?-preguntó con sus ojos inyectados en sangre.
-Oh... Me iba a hacer una pajita pero me invitaron a una fiesta. ¿Cuál es el problema?
-No te pases de listo conmigo, mocoso, ¿qué mierda has hecho? ¿Piensas matarte y matarnos a todos?
-Oye...me arrugas la ropa-declaro lo evidente señalando que me está jalando de la chaqueta más de lo debido. ¿Pero qué le pasa?
Él suspiró y decidió soltarme.
-¿Cuál es el plan?-me preguntó.
-Ir a una fiesta en lo de una amiga y darle besitos a un amigo...
-Ya, ya. ¡Habla en serio, por Dios!-su gesto exaspera monumentalmente así que antes de que le de un paro o un golpe de presión decido que es hora de decir la verdad:
-Bueno, está bien... Quizá falté a las normas de la casa.
-¿Por qué? Ya sé lo que hiciste.
-Y para qué preguntas.
-Quiero saber cuál es el maldito plan que hicieron.
-¿«Hicieron»? Oye, no metas a otros en esto...
-Theo y tu amiga están metidos, no es necesario que lo ocultes. Dime, Jacob cuál es el maldito plan.
-Ammm-me encojo de hombros-. Quizá deshacernos de los malos.
-¡¿Qué?!
-Ya sabes, destruir Bad Boys y esas cosas. Todo casual.
Los Túneles que conectan todo Iconic Valley tienen una de sus salidas en el Bosque y ésta sólo la conoce el donador de esperma que me dio la vida.
Porque obviamente también le dio la vida a este túnel. Sí, con sus propias manitas cabó hasta arriba en un pasillo inhabitado desde hace tiempo (en caso de que las emergencias lo solicitasen). Sin ayuda para evitar depender de un bocazas indebido.
El punto es que entramos por este sitio y cuando ya me resignaba a tener una bala en el cuello dentro de un par de minutos, me confesó algo interesante:
-Te estoy protegiendo.
-No. Me vas a entregar... Por cierto, ¿qué hacemos entrando desde atrás? Ya lo sé, te encanta el misterio.
-Nadie nos va a encontrar y nadie va a entregarte.
-Oh...
-Te voy a resguardar.
Cuando llegamos a la caja de zapatos donde me la he pasado viviendo los últimos meses, me dio las coordenadas de que he de estar encerrado en este sitio como muerto en un ataúd hasta que logre calmar las cosas.
Pero era y soy consciente de que nunca se iban a calmar los asuntos.
Estaba convencido de que las cosas empeorarían y no me equivocaba. Lo que iba a necesitar era saber el momento exacto para salir de este sitio y aparecer como una chica pop detrás de una cortina de humo. Ya me imaginaba gritando a viva voz «¡Buenas noches, Iconic Show!»... aunque no fue del todo posible.
-¿Vendrás a verme?-le pregunté esperando tener algo de contacto con el afuera.
-No creo que eso pueda ser posible...
-¿Y cuánto tiempo me quedaré aquí?
-El tiempo que sea necesario...
-¿Y cuándo dejará de ser «necesario»?
-Deja de preguntar, ¿quieres? Tienes que confiar en mí.
Claro, confiar en ti. No sería la primera vez que me abandonas.
-Ejem...-se volvió-. ¿Dónde está Theodore?
-¿Y para qué quieres saber?-su mirada asesina me hizo ceder con una risita despreocupada-. Ya, ya. En la fiesta de su novia.
-¿«Su novia»?
-Ajam. Tiene Theotitis.
Acto seguido dio un resoplido y antes de marcharse lo detuve hasta quedar a medio metro de él.
-¿Al menos me darás un abrazo, pa? Digo, quizá puede que no volvamos a vernos en mucho tiempo y tendré que estar tras esta enorme puerta de metal quizá meses enteros.
-Tienes los suficientes recursos como para vivir durante dos años.
-¿Dos años? ¿Y no le darás un abrazo a tu hijo?
Puso los ojos en blanco y sin mediar más palabra me dio un abrazo fuerte. Tanto que casi me deja sin aire.
-Ya, ya-le dije con unas palmaditas, también en busca de apartarme. Demasiado contacto familiar debería ser ilegal.
-Re...recuerda-me dijo con la voz quebrada, incluso tenía lágrimas en los ojos...¡JAJAJA!-, que todo lo que hago es para protegerte-declaró con un hilo de voz.
Dio media vuelta y se fue, cerrando las puertas con sus debidos códigos.
Lo divertido está en que pude sacarle su teléfono móvil en ese abrazo que llevó una pizca de interés.
De este modo es que encontré en el apartejo ese todos los códigos necesarios para burlar su extrema seguridad.
Lo peor es que jamás regresó ni para buscar su teléfono.
Por supuesto que no volvería a arriesgar su pellejo por mí.
El punto contrapuesto es que nadie podría verme pero yo realmente necesitaba salir.
Decidí de pronto que podría vivir sin entrar con contacto con Theo o con Tracy o con ninguno de los chicos en la Bad House.
Pero de quien realmente no podría vivir apartado es de... Carl.
Así fue que tomé la decisión de visitar regularmente el cementerio. Tendría que venir. En algún omento tendría que venir.
La desesperación,su falta, el encierro, la invsibilidad, la soledad, la angustia...me fueron desbordando.
Carl era mi única esperanza.
«Tendrá que volver» buscaba convencerme a mí mismo.
Y cada vez que los arbustos se movían, me llenaba de unas tortuosas esperanzas que se esfumaban al ver que se trataba de un animal o de algún borracho.
Lo extrañaba al punto de convencerme que jamás desistiría en ir a buscarlo.
Pero mi consciencia tenía un dato interesante para mí...
No es que solamente Theo tuviers Teotitis sino que su peligrosísima enfermedad del amor era ¡una cosa contagiosa!
Tarde me di cuenta de que tenía Jacobtitis y me alegraba de esto. Nunca me había pasado antes.
No me rehusaría a perder a mi Cacarl así de fácil.
No, señor.
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#BOYTOYS #Parte2 #MuerteEnLaBadHouse
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