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Bright ahora fue colocado inconsciente en un pastizal grisáceo lleno de hojas secas. Parecían no tener ganas de mostrar sus colores. Él estaba ahí tirado con sus muñecas atadas en cinta adhesiva negra sobre su regazo. Sus tobillos igualmente pegados en cinta adhesiva negra.

Great al parecer lo había llevado a una laguna para deshacerse de su cuerpo. La laguna estaba burbujeando toda verdosa como si tuviese ácido. Era una laguna muy contaminada que succionaba todo lo que se metiese en ella.

Aún y todo empapado de sangre, el chico se le quedo viendo a la laguna con desconcierto. Si lo tiraba ahí; estaba decidido que él era un asesino. Un cadáver por "accidente" y ahora un cadáver con la consciencia estable.

Lo tomo de los tobillos de todas formas. Doblandose hacia enfrente. Arrastra su inconsciente cuerpo hasta la laguna. Al borde de esta.

Y lo patea del costado para que el cuerpo de Bright ruede y ruede hasta meterse al agua. El agua lo va succionando poco a poco. Primero haciéndolo flotar sobre esta.

El atacante se le queda viendo. Seriamente.

Lo único que puede ver es como el agua succiona de a poco aquel cuerpo. Hasta sumergirlo. Las burbujas de la laguna estallando de esquina a esquina. La formación de burbujeos se escuchaban por toda la laguna. Era como explotar bolitas en una bolsa de plástico.

Great se le queda viendo.

Mediante la sumersión la cabeza de Bright voltea a su dirección tronando fuertemente su cuello. Aquel joven millonario se espanta. Retrocediendo no más que un paso. Agitado. Trata de suavizar su respiración agitada para mirar al cadáver.

El cadáver del chico nuevo tiene los ojos enteramente blancos con una escalofriante sonrisa que muestra sus dientes. Parecía estar riéndose. ¿Y cómo era eso posible si ya estaba muerto? Los cadáveres podían moverse debido a los nervios pero ¿Formar una sonrisa? Nada como eso. Ya eso era otra cosa. Con un último vistazo de ese aterrador cadáver, el joven se apuro a irse. Alejándose de ese lago oscuro.

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  A la mañana siguiente, estaba estacionado en su auto frente a la comisaria. Con los ojos llorosos. Temblando de cabeza a los pies. Todo nervioso. Él miraba las puertas de aquel lugar forrado de detectives.

«¿Seguro no te resultaría mejor ir a prisión y pagar por lo que hiciste, Great?»

Aquellas palabras resuenan por su cabeza. Él vuelve a ojear la pantalla de su teléfono. Mirando la temprana hora de la mañana y el fondo de pantalla en el que estaban él y su novia: una chica de cabello rojizo casi caramelo vistiendo un uniforme azúl completo de granjera. Ambos abrazándose mientras le sonreían a la cámara.

—¿Pagar yo? Aún me falta mucho por vivir como para pagarlo. Además, jamás encontraran el cuerpo de ese chico nuevo...— Recalcula el chico con sus viles actos en un solo plano. Ojeó de lado a lado su auto con histeria. —y ya escapé la prisión con el asesinato de aquella chica sin valor. Puedo seguir viviendo sin preocuparme. Ya quedo en el pasado. Eso es correcto. En el pasado. Iré a ver a mi novia.

Él se dice como si se tratase de convencer. Asintiendo su cabeza ante su propio razonamiento. Enciende el auto con una mirada histérica. Su pánico lo hace mirar a todos lados como si estuviese en una persecución constante.

Va saliendo de dónde había estacionado para dar la media vuelta cuando un camión se lo lleva consigo. Desbaratando el lado del conductor y arrastrándolo hacia adelante.

Para cuando Great abre los ojos, parpadeando lento, lo borroso de su campo visual muestra figuras de piel rosada. Figuras gorditas. Con orejitas caídas. Y una nariz saltona muy redonda. Todas esas figuras en unión. Bien juntitas. Todas con respiraciones bruscas.

«¿Eh? ¿Dónde estoy?» Piensa el joven asesino.

El campo visual va mejorando cuánto más él parpadea. Escucha unos bruscos «oink, oink» como los claxones de los autos en cualquier carretera.

Su campo visual esclarece y revela cerdos. Todos ellos amontonados mirando de aquí a allá. Mayormente sucios.

«¿Qué? ¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy entre los cerdos?»

Pregunta Great mirándolo todo. Están dentro de un enorme granero con las puertas de esto abiertas, dejando entrar la luz del sol para iluminarlos.

—¡¿QUÉ HAGO AQUÍ?!— Él grita pero su voz sale como bruscos «Oink, oink» así que él se detiene y mira abajo. No tiene manos. Sino pezuñas. Ni tampoco se puede poner de pie. Se siente muy pesado.

Es correcto.

Se convirtió en un cerdo.

Mágicamente había sido convertido en eso.

Miro a todos lados con miedo. —Esto no puede estar sucediendo. No, no, no.— Él dice pero vuelve a sonar en el idioma de un puerco.

Escucha unos gemidos cerca.

Gemidos femeninos.

Así que al mirar a la derecha, puede ver a Bright vestido completamente en azúl como un granjero. El mismo uniforme granjero del que su novia.

Se sorprende al verla fornicando con Bright. Él la estaba cargando de los muslos contra una pared, ella con su uniforme bajado hasta los talones revelando su sostén blanco de tiras finas. Su cabello todo despeinado. Sus manos sujetadas a los toscos hombros de Bright quién se esmeraba en hacerla gemir hasta el nivel de gritar.

Básicamente estaba gritando sin vergüenza alguna y en plena jornada. Con su boca en una desvergonzada "O" muy jodidamente sensual mientras que sus flequillos despeinados estaban contra sus párpados.

Bright la embestía con una sonrisa. Haciendo brincar las suaves piernas brillosas de la chica.

—Nini...— Great murmura en bajo y en tristeza al ver la traición de su novia. Tal parece a ella no le importaba su novio en absoluto. Tal vez siempre estuvo ahí por el dinero del joven.

Bright le baja uno de los copos del sostén para lamer su pezón rosado y meter medio seno a la boca en una sensual chupada con los ojos cerrados. Haciéndola gemir más.

Él suelta el seno que rebota para mirar al joven chico que ahora estaba convertido en un lechón. Lo mira al principio serio hasta comenzar a formar una sonrisa pícara. Sin detener las embestidas.

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En unas horas más tarde, la misma chica está dejando entrar a turistas que vengan a ver o a comprar los cerdos. Great ya estaba agotado. Acostado en una esquina. Desperanzado. Sin querer comer de la comida que sus primos lechones comían. Parecía un muerto tirado en el césped.

Ella está guiando a los turistas a la celda de los lechones. Pero Great no quiere ni mirar a los humanos que se acercan a esa celda incluso si las sombras de sus figuras ya estaban abarcandolos. Acabando con la luz del sol.

—¿Ese cerdo está enfermo?

Great escucha una voz masculina que lo hace agrandar sus ojos de lechón.

—De hecho, hoy ejecutarán a un cerdo. Así que si este sigue comportándose así... Lo van a ejecutar.

Escucha a su novia decir. Se alza en sus cuatro patas y puede ver a Bright ahí de nuevo. Solo que sin el uniforme de granjero. Esta vez estaba vistiendo como un estudiante justo como ayer cuando arribo a la escuela. Y estaba sonriendo todo orgulloso como si supiera que Great era un cerdo. La chica por alguna razón no parecía conocerlo incluso si hacen unas horas estaba gimiendo con él.

«Debe ser un sueño. Yo lo maté. Lo vi morir. ¡Lo hice!»

Piensa con pánico el cerdo.

—Ah. Qué triste.— Bright se pone de cuclillas para quedar al nivel de todos los cerdos. Viéndolo fijamente a él con una sonrisa. —Ósea que luego de morir su cadáver lleno de sangre será abandonado en una mesa y luego colgado en unos refrigeradores como ¡a un animal!

Dice el moreno con una sonrisa. Comienza a reír. Y a reírse. Y a reírse.

Great trata de quejarse pero su idioma solamente es el de un cerdo. Es el de un animal. No es humano pues con sus dos actos aberrantes demostró que trataba a los humanos como simples animales a los que podían ser tirados al matadero.

Aquel puerco de identidad humana gritaba tan fuerte que las gotas de saliva brincaban por alrededor. Movía su cabeza de manera frenética. Gritaba por su vida. Mientras que el chico nuevo de su escuela solamente reía.

En unas horas aquel lechón sollozante terminó colgado boca abajo en un refrigerador. Con el estómago cortado en una línea recta. Mucha sangre alrededor de esa línea y con gotas chorreando de su cuello. Colgado como a un simple animal.

Con sus pezuñas atadas. Rotando en un mismo sitio.

A veces los humanos olvidan que son humanos y pagan las consecuencias de aquellos pobres a los que cazan.

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  Great volvió a despertar. Respirando todo agitado y con vida. Estaba en un hospital. Ya parecía ser de noche porque el hospital estaba oscuro. Tenía muchos cortes en el rostro y estaba entubado. Una venda alrededor de su cabeza y alrededor de sus manos. Miró todo a su alrededor con lágrimas desbordando de sus ojos.

—Vine a traerte unas flores.— Vuelve a escuchar aquella voz masculina y mira enfrente suyo para encontrarse a Bright parado al final de su camilla.

Este vistiendo el uniforme escolar.

Cubriendo su rostro con un ramo de girasoles.

La respiración de Great vuelve a agitarse. Su estómago bajando y subiendo con demasiada rápidez. Estaba muy débil como para hablar o como para moverse así que solo le quedaba llorar.

El chico rodeó su camilla para acercarsele. Con pasos suaves.

Sin bajar el ramo de flores.

Cada paso cundiendo pánico en aquel pelinegro.

—Espero hayas aprendido tu lección, Great.— Sigue diciendo el chico. Sin bajar el ramo de flores de su rostro. Simplemente acercándose con ellos.

El de abajo se agita. Desesperado y horripilado. Hasta el tope de miedo.

—En tu estómago te dejé la cortada de cuando moriste como animal. Solo para que lo recuerdes una y otra vez.

Great quiere gritar. Gritar fuertemente. Pero el tubo no se lo permite.

Bright culmina sus pisadas al estar a su lado.

—Espero elijas lo que es correcto para tu vida, Great. O volverás a verme.

—N--N--Ngh--o.

El encamado trató de decir. Bright baja el ramo de flores y tiene los ojos totalmente en blanco con una aterradora sonrisa que hace gritar al otro ahogadamente.

*N/A: Woah 😱 ¿Qué les ha parecido? A mi en lo personal me gustó y me dio escalofríos el final jajaja. Les doy este primer capítulo para que esperen a los próximos (que ya me estoy encargando de ellos y creo que este libro será muy corto debido a que escogí los casos puertorriqueños más interesantes✨