Dos

Tan demasiado tarde era, que estaban por fin dispuestos a ir a dormir, porque ya era la una de la madrugada, así que se pusieron de pie para apagar la televisión, pero el destino tenía otros planes y Off presionó el botón equivocado, encendiendo el cable... en el canal para adultos.

La sala se llenó de gemidos, la pantalla de acción y Gun de vergüenza, tratando de quitarle el control a su estático y no menos rojo amigo.

—¡Apaga eso, nos van a escuchar los vecinos! —gritó lleno de rojo en la cara Gun, forcejeando con su amigo quien parecía hecho de piedra. —¡Off!

Pero el castaño no se movía, parpadeando apenas ante lo que sus ojitos santos veían. Inevitablemente —Gun giró los suyos en dirección a la pantalla y tragó saliva con fuerza— mirando como los enormes pechos de la chica sobre sus rodillas iban de adelante hacia atrás, manteniendo hipnotizado a su mejor amigo.

—Off... en serio apaga eso, no me siento cómodo...

—Shh. —fue lo primero que respondió el chico, llevando el control remoto al frente para bajar el volumen—. ¿No te gusta?

—¡N-No! —respondió apresurado, bajando la vista al suelo donde sus deditos se retorcían de angustia. Pero Off no parecía tener intención de cambiar el canal y cuando el chico se sentó de nuevo en el sofá. Gun decidió que sería mejor cooperar—. ¿A... a ti si?

Off se encogió de hombros sin dejar de ver.

—Son grandes —A Gun le faltaban ganas de preguntar a cuál de los dos pares en la pantalla se refería.

—Nunca había visto nada igual.

—Ni yo. —El menor sonríe, de lado, con el brillo en los ojos de un niño travieso—. Lee me habló de esto, pero nunca pensé que existiera de verdad.

—¿El porno?

Off niega en silencio.

—El deseo.

El aire a su alrededor se hizo pesado, denso y caliente. Gun estaba seguro de que no era el único que se sentía como en un horno ahí dentro, pero no por las mismas razones que su compañero de delito y tragó saliva, cayendo en cuenta del sudor frío de su nuca.

—Off... —le salió bajito como una queja silenciosa y cuando los afilados ojos encontraron los enmarcados de pestañas gruesas, Gun supo que era hora—. No... no me gustan las chicas.

Recuerda que cerró los ojos con fuerza, que se mordió los labios y esperó el empujón de Off fuera de su sofá, tan bien como recuerda la forma en que le sonrió y le revolvió el cabello de forma dulce.

—No importa. —Dijo apagando el televisor y acomodándose para quedar de frente al preocupado chico—. Te sigo queriendo igual, eres mi mejor amigo y te apoyo en todo.

Y fue ahí, cuando se convirtieron en hermanos.

Pasaron los últimos dos años de la secundaria con gloria, defendiendo Off a Gun de cualquier ataque que pudiera y de hecho pudo —en más de una ocasión— llevarlos a la enfermería con narices rotas y calzones demasiado enterrados. Se hicieron mancuerna del otro para absolutamente todo y cuando a Off se le ocurrió invitar a salir a Jane, fue Gun quien le acomodó la corbata antes de que el guapo chico de 17 años saliera triunfante de casa con un ramo de flores para recoger a su cita.

Afrontaron juntos a los padres de Gun, cuando hubo que dar la noticia de que tenía un novio y todo lo que esto significaba. Se plantaron frente a sus padres tomados de la mano y Gun dijo la frase icónica de todo adolescente que sale del closet sujetando los dedos de su mejor amigo entre los suyos. Afortunadamente todo fue bien y lo único que su madre atinó a preguntar fue: "¿Es Off?", haciendo que el mencionado se soltara a reír a carcajadas mientras el padre de Gun le pegaba de golpecitos en la espalda a su hijo "Ya, hijo, perdón, pero es que llegan agarraditos y bueno, no puedes culparnos..."

Tenían diecisiete cuando se les ocurrió ir a la fiesta de graduación de su generación y les sirvieron cerveza adulterada por ser menores y porque los mayores creyeron que sería divertido emborracharlos. Salieron de ahí juntos, abrazados para no caer el piso de lleno y a lo mejor fue el frío o que era viernes y el cuerpo lo sabía, pero estaban hechos un mar de risas y comentarios tontos cuando debajo de un árbol, se dieron su primer beso.

—Las chicas, son crueles. —dijo Off, a como pudo en su estado de ebriedad. Acarició la cabecita de su Gun con supuesta delicadez y continuó su monólogo—. Qué bueno que no te gustan, Gun-nie.

—Todo el mundo es cruel. —Respondió con la mirada fija en ese que, desde su costado le miraba los labios—. Menos tú, a ti te amo, O-off.

Una enrome sonrisa gatuna se pintó en sus labios.

—¡Yo también te amo!

Y habría sido súper romántico decir que se miraron a los ojos y el mundo dejó de existir, estrellas bajaron del cielo para bailar entre sus dedos, pero la realidad es que Off se le fue encima y le besó los labios con torpeza, pero fue su primer beso y eso es lo que importa.

A Off le rompieron el corazón dos veces y la segunda vez se puso una borrachera digna de un coma etílico —sujetando el hombro de su amigo, ambos bajo la mayoría de edad permitida para beber, en casa de Gun con tres botellas vacías frente a ellos—. A Gun una vez, pero dolió como el demonio cuando Pak dijo que iba a casarse y que, básicamente, muchas gracias por participar.

Off se ofreció a hacerle pasar por un accidente pero el tipo corrió con suerte y no hubo que matarlo o dejarlo inválido. 

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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