Zorrito
Espero que les guste~
Boruto se quejo, moviéndose con un gruñido ligero. Tenía el cuerpo rígido y sentía los músculos tensos, como después de una intensa sesión de entrenamiento pero esta vez, sin la parte del ejercicio físico. Estiro todo lo que pudo sus extremidades, intentando despertarse del todo y calmar las ligeras molestias, tardando unos segundos en recordar lo que había sucedido, abriendo los ojos con alarma. Había sido secuestrado, aun era un rehén.
-¡Rayos!- fue rápido en sentarse, quejándose cuando un repentino mareo lo invadió, obligándose a quedarse quieto mientras se llevaba una mano a la frente, haciendo una mueca. -Agh, mi cabeza- todo se sentía pesado, como cuando te despiertas después de dormir demasiado y profundo pero obligo a su mente a despertarse por completo, parpadeando para aclarar su vista. Aun estaba en esa habitación.
-Hey~- Bunny tarareo, a lo que el gruño al notar que aun estaba presente, ella parecía estar contenta con estar sentada en el suelo y solo mirarlo fijamente. -¿Cómo te sientes?- parece relajada, lo suficiente como para frustrarlo.
-¿Tu como crees?- bufo entre dientes y aunque su intención era no ser escuchado, parece que fracaso, porque la sonrisa de ella solo se agranda. -¿Qué fue lo que hicieron?- estaba un poco cauteloso pero al mismo tiempo, curiosos. Había sentido dolor, podía recordarlo, y estando despierto después de eso, no se sentía diferente. Su chakra aun estaba ahí, su extraño ojo también, nada parecía haber cambiado.
-Un cambio~- Boruto se sobresalto ante la voz y fue rápido en levantarse, tropezando un poco para su sorpresa al voltearse y retroceder. Sunny rio alegremente, flotando, luciendo divertida y orgullosa por tomarlo por sorpresa. -Míralo por ti mismo...- chasqueo los dedos y un espejo apareció pero él mantuvo su mirada en ella por unos segundos, desconfiado. -...debería ser imposible pero te vez aun más adorable que antes- sus ojos brillan con encanto puro y una alerta se prende en la mente del menor, quien casi se lanza hacia el espejo para ver lo que hicieron.
-¡NO!- chilla con puro horror cuando puede verse por primera vez desde que llego allí. Ya de por si era pequeño según la mayoría a su alrededor, tenía baja estatura para su mala suerte, pero en ese mismo instante, era mucho peor. Era un niño, entre los 5 o 6 años si mal no recordaba las muchas fotos que su mamá le sacó en esa edad, pero había un extra que estaba más que seguro que no deberían estar allí. Orejas, paradas y en punta, de un zorro quizás y combinando con una cola esponjada que se seguía moviendo sin su consentimiento, de pelaje rubio como su cabello pero con la punta de aquellas partes de un tono más claro, casi blanco. -¡¿Qué me hicieron?!- levanta sus manos temblorosa, sin poder apartar la vista de su reflejo, sus ojos abriéndose aún más mientras sujetaba las orejas y le daba un firme tirón. Dolían, estaban conectadas a él, como una parte más de su cuerpo.
-Me gusta como te vez así~- Bunny sonrió, luciendo tan orgullosa de si misma que Boruto apretó los dientes con fuerza, sorprendido ante el gruñido animal que emano de su pecho y murió tan pronto como empezó.
-Sabía que las partes de un zorro te quedarían perfectos- Sunny asintió, satisfecha, de piernas cruzadas y flotando a pocos centímetros del suelo.
-¡E-Eso no importa!- sus mejillas arden de vergüenza e ira, golpeando el suelo con uno de sus pies, sin poder controla la cola que se erizaba y agitaban en una muestra de sus sentimientos en ese momento. -¡Devuélvanme a la normalidad y déjenme ir, ahora mismo!- no le importaba quienes eran ellas, ni siquiera le preocupaba sus intenciones y poderes locos que parecían tener, solo quería tener su cuerpo normal, sin las extremidades extra, y alejarse del par para quizás encerrarse en su habitación para jugar videojuegos.
-Ah, me temo que eso no va a pasar- negó con seriedad fingida, sonriendo enormemente a los pocos segundos, mostrando sus colmillos.
-Ya es hora de que te vayas- acaricio una de sus largas orejas con cierta diversión.
-¡Esperen, yo...!- la coneja chasqueo los dedos y en un parpadeo, Boruto se encontraba en el medio del bosque. Sus sentidos entrenados de repente se sentía mucho más agudos, pudiendo escuchar los múltiples cantos de los pájaros a su alrededor y el viento que agitaban tanto las ramas como las hojas de los arboles. Incluso podía oler mucho mejor, naturaleza y humedad, mezclado con más cosas que no podía reconocer de momento.
Bueno, las partes de animal no parecían ser solo un simple adorno ahora.
-Maldición- bufo, sacudiendo ligeramente la cabeza antes de poder detenerse, haciendo un puchero mientras movía con cierta cautela las orejas y cola. Se sienten tan naturales, como si hubiera nacido con ella, incluso si sabe que no es así. -¿Y ahora?- olfateo, pudiendo detectar el olor a comida que venía de la aldea. No estaba muy lejos. -No puedo volver así, seré un chiste...- empezó a caminar por la zona, pensativo, su cola esponjada por su ligera ansiedad sacudiéndose sin su permiso. -...pero tampoco puedo quedarme a vivir en el bosque hasta que esto desaparezca, ni siquiera se si...- hizo una mueca, bajando las orejas, retorciendo sus pequeños dedos. -...puedo luchar correctamente así- su ropa se adapto a su trasformación para su suerte pero su bolsa de armas ya no estaba, tampoco su cinta que había portado con orgullo, y no sabía cuán hábil podía ser ahora. - ¡Agh!- se detuvo, despeinando su cabello con cierta desesperación pero teniendo cuidado con las orejas. -¡Las maldigo!- hizo una mueca al sentir un dolor punzante, se mordió por accidente. Se tocó los dientes con uno de sus dedos, frunciendo el ceño al sentir que un par de esos estaba más en punta y afilado de lo que debería. -Colmillos también, genial- rodo los ojos, repentinamente cansado. -¿Qué más me puede salir mal hoy?-
-¿Boruto?- se tenso, pudiendo reconocer la voz, sin notar como sus nuevas orejas se agitaban ligeramente mientras se volteaba con lentitud y cierto horror, encontrándose con los ojos claros de su compañero de equipo. Ah, ahí esta la respuesta a su pregunta retórica.
-Yo...- sus mejillas arden y no necesita verse para saber que esta sonrojado, haciendo que las marcas de bigotes que tiene resaltaran. -¿Alguna posibilidad de que te vayas y finjas con no me viste nunca?- podía ocultarse en el bosque, al diablo con todo, ya luego como podía disculparse con su mamá y su hermana por desaparecen quien sabe cuanto tiempo.
-Me temo que no- la expresión de Mitsuki se relaja en algo más suave y casi empático, sonriendo con ligera amabilidad a pesar de sus ojos algo fríos. -¿Qué te sucedió?- se acerca y se agacha para estar a su altura, mirándolo con curiosidad, como si pudiera obtener las respuestas solo con analizarlo.
-...no lo sé- decirle que dos locas con poderes desconocidos y con detalles de animales lo habían transformado por necesidad de drama estaba fiera de sus opciones. -¿Y los demás?- faltaba su maestro y su compañera.
-Buscándote. Desapareciste durante algunas horas- ladea la cabeza y el rubio frunce el ceño, decidido a ignorar los ojos claros que se fijan en su cola que se agita ante su estado pensativo.
-¿Horas?- piensa con extrañeza. No se había sentido así. Mitsuki abre la boca para hablar pero hay alguien más que salta de una rama y aterriza con agilidad, el rubio bajando las orejas con una mueca de espanto.
-¡¿Boruto?!- Sarada chilla, anonadada y los ojos bien abiertos, arreglándose las gafas en una especie de gesto para asegurarse de no estar alucinando, y en este punto, el rubio quiere enterrar su rostro en la tierra, quizás para nunca más mostrarse.
-Alguien, quien sea, mátame ahora- suplico en silencio. La chica parecía entre encantada y divertida, Boruto agradecía que no pudiera sacarle una foto, aunque sabe que su apariencia no va a poder mantenerse en secreto para siempre. Ella habla pero Boruto no le presta mucha atención, sintiéndose repentinamente algo cansado y flotante, sus mejillas ardiendo por algo más que vergüenza. -Yo...no me siento muy bien- se tambalea un poco y eso es suficiente para callarla.
-¡Volvamos, te llevaremos con mamá para que te revise!- esta genuinamente preocupada y extiende las manos con una sola intención, a lo que él retrocede con una ligera mueca. -No seas un bebé- frunció el ceño, molesta y el rubio solo desvía la mirada. No, no iba a dejarla alzarlo.
-¡Mitsuki!- el mencionado parpadeo, mirándolo aún. -¿Soy tu sol?-
-Siempre- sonrió, cariñoso y divertido.
-Bien- asintió, satisfecho, acortando la distancia entre ambos, empujando su orgullo y dignidad de momento. -Llévame- se metió entre los brazos ajenos, alzando los brazos para rodearlo como el niño que era, parándose de pintillas para aplastar su mejilla con fiebre ligera contra el hombro ajeno. Mitsuki quedo congelado por unos segundos, confundido, pero no tardó mucho en sujetarlo con cierta cautela y torpeza, asegurándose de tener un buen agarre antes de enderezarse y pronto, estaban saltando de rama en rama en dirección a la aldea. -Qué día...- se adormecido contra el hombro de su amigo, notando algo de reojo.
Ellas estaban allí, flotando y siguiéndolos, luciendo tan encantadas como siempre.
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