04.nacimos para sentir

iv. chapter four, we were born to feel 
written by eunice !

Los pasos de los chicos aumentaban cada que Alex soltaba más un suspiro de enojo, el temor se lograba sentir como una tensión abrumadora que aplastaba sus instintos de ser valientes y defender a su amigo.

El rubio entro al salón y molesto miro a quien alguna vez le dijo ser su mejor amigo.

—Diego. —le llamó— ¿tienes los huevos para hacer poste a mí?

La expresión del joven que estaba sentado en el escritorio cambió a una más burlesca, alzo la ceja mirándole con cierta gracia.

—¿Estas encabronado por eso? —la burla aún seguía en él, como el hacerle pasar un mal rato a su compañero no fuera gravedad.

—Es fácil ¿no? Pasarse de lanza así todos, a ver tú solo.

La tensión de que ahí habría una pelea aumentaba, Memo quien estaba siendo aun abrazado por Mariana tomo el hombro de Alex para calmarlo.

—No te preocupes Alex, no me dolió tanto, en serio. —dijo Memo tratando de hacer parar ese caos, pero no parecía que ambos quisieran calmarse.

—Relájate mi Alex —dijo Diego aún con la actitud relajada. — Memito no las debía, ¿no es así? —el chico miró al contrario y el ojiazul asintió. — Estamos a mano, a no ser que la vuelva a cagar.

Musitó, el tono ya no era de burla, ahora parecía soltar dagas con cada letra, amenazando en empuñarla a cualquiera que quisiera desafiarlo.

—Deber nada, mangos. —Camille soltó el primer acto de violencia en contra de ellos, su palma derecha estampó contra la mejilla de Diego.

Alex en un reflejó hizo a un lado a la chica y se abalanzó hacía él aprovechando que aún se recuperaba de haber recibido dicha cachetada.

Benny y Eric se lanzaron también tratando de separarlos, puesto que Axel había optado por el camino de la violencia. La bulla de pelea crecía en los estudiantes, pero mas por el lado de separarlos.

Camille vio el desastre que ocasionó por una simple cachetada.

La miss Ilse llegó casi como corredor de maratón ansioso por llegar a la meta al oir a los pocos metros que su salón era posiblemente un estadio o una persecución en el coliseo romano.

—A ver ya, ¡sepárense! —gritó hincándose aventando su maletín el cual gracias a los reflejos de Memo logró cacharla.

Camille se mordió con suavidad su labio al sentir los nervios recorriendo toda su espina dorsal, una sanción y quizás mandaban llamar a su madre.

—Quietos, ¡quietos ya! —advirtió la profesora viendo que, a pesar de haberlos separado estos seguían con ganas de seguir.

Ambos jóvenes se miraban con cierto resentimiento, pero la notificación y viendo como la mujer se los llevaba a la dirección calmó un poco la irá de ambos.

( . . . )

Después del aturdido día de clases, Camille solo quería llegar a su casa y encerrarse y no salir jamás, todo iba perfecto, ya se imaginaba yendo a la tienda por unos churrumais y un refresco jarrito de tamarino o piña. Pero se frustro todo al recordar que quedó con Daniela el ayudarle con las tareas de historia.

—Camille...

Se sobresaltó un poco al oír su nombre, y particularmente, bien expresado. Se dio la vuelta parea reconocer al autor de haber captado su atención.

—Oh... Memo... ¿Pasa algo? ¿Volvieron a molestarte? —inquirió al ver el rostro de su dulce compañero.

El negó rápidamente.

—No, solo, quería darte las gracias... digo, nadie haría eso por alguien que apenas conoce...

—¿El qué? ¿acudir a la violencia? —cuestionó con ironía, sonriendo y soltando una suave risa. — Es la primera vez que lo hago... digo, no es que no tuviera ganas de hacerlo hace mucho tiempo, no lo niego... pero digamos que siempre optó arreglar las cosas hablando.

—Aún así... Gracias, nadie me había ayudado de esa manera.

La chica solo se dedicó a suspirar en el transcurso de la conversación, no era que le molestara la presencia de Memo, al contrario, el que él le agradeciera le hacía sentir mejor, pero ahora no estaba del todo concentrada.

—Te dije que seremos amigos ¿No? Bueno, los amigos se cuidan de todo, creo que hasta cuando seamos viejitos te protegeré del colesterol —dijo con dulzura y eso hizo sonreír al chico.

Un coche color café se orilló casi a la entrada de la escuela, el chico reconoció inmediato el vehículo divisando a Pascual, su chófer.

—Ya me tengo que ir... ¿quieres que te llevemos?

El joven se ofreció mirando a su compañera expectante a la respuesta, la rubia negó con cierta pena.

—No, no. Ya casi pasan por mí, aun así, gracias.

Memo asintió y se despidió de Camille subiéndose al vehículo, la chica aprovechó que el acompañante de su amigo dejo ver y se despidió también del hombre amablemente, alzó la mirada al oír el sonido de un claxon sonar, se despidió por última vez corriendo ahora hacia el vehículo que hace un momento había llamado la atención de la joven.

—¿Un nuevo amigo? Luce amable —escuchó por parte de Francisco apenas se subió ella al auto y este arrancó.

—Se llama Memo, llegó apenas, es, lindo. —dijo sin entrar en muchos detalles.

—Parece un cachorro asustado. —pronunció Marisol.

Camille le miró con extrañeza, y por dos específicas razones. Ella jamás pronuncia una palabra tan dócil en la presencia de su nueva hermanastra, y la otra, es que opine sobre el compañero nuevo de ella. A suerte, la conversación terminó ahí, sin abordar más en detalles, quizás por pena o algo que pudiera suceder si entablaban una conversación acerca del nuevo compañero de Camille.

Llegaron a la casa del vecindario de Camille y el cuál poco a poco las cosas terminaban en cajas para la mudanza, miró a sus alrededores en busca de la presencia de su madre, y sintió un parte de paz al ver que su ella no estaba por haber ido a la prueba de su vestido.

Subió a su habitación sin dar muchos detalles, a ser sincera, nunca lo hacía, no es como que alguien se preocupara por ella o que es lo que ella iba a hacer después de la comida, en ocasiones Francisco le proponía indirectamente que fueran por un helado o comparan una pizza, pero ella no daba el siguiente paso para formar una relación de padre e hija, o, aunque sea de ganarse la empatía por parte de ella.

( . . . )

Después de comer y escuchar a su madre contar con emoción los detalles de su nueva etapa, tomo su mochila con libros y hojas blancas de repuesto, tomando su bicicleta para avanzar rumbo a la casa de su amiga Daniela.

—¡Cami! —llamaron a lo lejos de la calle.

La chica volteó quitándose los audífonos del walkman y sonrío al ver que era Rafa, su vecino y amigo gay de confianza.

No era un secreto en el vecindario que el joven Medina, tenía gustos raros, y tampoco era un secreto que la chica de la viuda respetable Dupont era una gran amiga a este joven.

Sin embargo, para Rafa no le importaba el prejuicio que se formaba entre los dos, al momento que conoció a Camille, sintió un fuerte lazo con ella, y sobre todo una enorme confianza.

—Creí que... estarías en el video cine.

—Si... solo que, hoy pedí entrar tarde. —dijo haciendo una suave mueca.

—¿Está todo bien? No me digas que ya te hartaste de Alex. —se burló y su amigo se unió con ella.

—No, no, al contrario, es lindo trabajar con él, no lo sé, me siento tranquilo de cierta forma.

Camille ladeo los labios al escucharlo feliz por su amigo.

—Además, ese trabajo te viene como anillo al dedo no, por ti me volví adicta a ver películas. —ríe leve

—El cine es como un abrazo ante tus problemas —mencionó mirándola.

—Si, ojalá y tener una máquina para retroceder y arreglar mis problemas. —susurro soltando un suspiro.

Gracias a Rafa, se volvió adicta a ver Volver al Futuro, era de sus cintas favoritas sobre todas las del mundo, le emocionaba todo acerca del futuro y el pasado. Gracias a él encontró una nueva forma de reír y llorar que no fueran los libros o las novelas.

—Si sabes que, puedes confiar siempre en mi ¿no? —cuestionó y ella asintió. — Te quiero demasiado —comentó abrazándola, y para ella, era como un abrazo a su corazón roto, que sin notarlo ya estaba llorando sobre su pecho.

—Perdón, no, ay dios, odio hacer esto. —murmuró separándose limpiando sus lágrimas.

—No debes de, es normal, incluso en el ser humano más feliz, han corrido unas lágrimas sobre su rostro.

Para ella, el mostrar sus emociones siempre fue difícil, aún le costaba entender que, es normal tener sentimientos.

—La cagué.

Es lo único que pudo pronunciar después de calmar sus lágrimas, Rafa ladeo la mirada en busca de una explicación sin entender bien.

—Me enamoré de quien no debía. —confesó y su amigo cambió el semblante de tranquilo a asustado.

—No es un hombre casado, ¿cierto? —inquirió con preocupación.

—Estoy mal, pero, no tan mal —aclaró con cierta frustración, jamás creyó llorar por un hombre que no fuera su padre. — Tenoch, quedamos en, ser, compañeros y socios, pero... ¡Agh! ¡maldita sea!

Aquello fue como una bocanada de aire que tenía guardada en sus pulmones por mucho y que sintió un alivio ahora que soltaba.

—Me gusta Tenoch, y él, no me corresponde.

Maldita adolescencia que hace que te guste otra persona. 

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no, no es una ilusión, acabo de actualizar!

tuve una semana de locos, al momento de tomar el puente de de día de muertos, tuvimos un incidente en la carretera que si me dejo pensando si me gustaría manejar un auto yo solita, y luego que la señorita quiso tomar clases o cursos para aprender francés, me volví loca, pero bueno aquí andamos.

A raíz de todo, me quedé sin inspiración para escribir y bueno... Todo un caos.

Pero, ya estoy aquí, con un nuevo capítulo, y muy pronto, con un fic de Tenoch, y hablando de mi paisano.

¿Qué opinan del amorío? ¿lo veían venir? leo sus teorías 👀

sin más que decir, espero no desaparecer otro mes, y aprovechar la semana que me queda, porque el 22 de noviembre me entregan mi horario de universidad, y siendo sincera, estoy bien nerviosa :c. Pero bueno, ya les vendré con el chisme si es que les interesa verdad, y bueno.

Gracias por llegar hasta aquí y leer las pocas palabras que logré redactar, son casi la una de la mañana y estoy que me caigo de sueño. perdonen las faltas de ortografía de haber sido así :((. Cuídense mucho y tomen agua <3

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