━ 001 : white sunflower

𝘰𝘰𝘰 ┊ ﹟ 𝗕𝗢𝗥𝗡 𝗧𝗢 𝗗𝗜𝗘 ࿐ྂ
CAPÍTULO UNO
▬ ❛ girasol blanco ❜ ▬

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para el capítulo 002]


















❛ Según el Septón Eustace,
todos con al menos un ojo
en la cara podían darse cuenta
de la belleza de Dhaenessa
Velaryon, haciéndolos caer enamorados de ella al
instante: nadie se salvó de
ello, mucho menos su hermano
mayor por un año, Jacaerys
Velaryon, quien, se dice, le
obsequio un girasol blanco
que no se marchitó hasta que
ambos dieron su último
respiro de vida: eso, sin duda,
fortalece la leyenda de los
amantes trágicos de la
Danza de los Dragones ❜








⋆ ゚ 🥀 ⋆ ゚ 🐉 ゚ ⋆

Las manos de Dhaenessa acariciaban con sumo cuidado la carta que entre ellas yacía, mientras se alejaba de su ventana y se dejaba caer sobre la silla de su escritorio con impaciencia bajo la atenta mirada de su guardia, Ser Erryk Cargyll, quien la observaba con una pequeña sonrisa ante la notoria emoción de la menor.

—¿Quién le ha escrito, princesa? —le preguntó, aún desde la puerta.

—Mi abuela —se limitó a decir Nessa, con una pequeña sonrisa—. Como ya es costumbre, Ser Erryk.

Una vez a la semana, sin falta, llegaban cuervos a Desembarco del rey desde Marcaderiva; todos y cada uno de ellos dirigidos a Dhaenessa, quien solamente chillaba de la emoción antes de escribir una respuesta de inmediato para la princesa Rhaenys.

No era su única nieta, pero si fue la primera. Y eso, fuese o no fuese suya de verdad, se sentía distinto para la reina que nunca fue: quizá de ahí era de donde provenía el cariño enorme que la mujer sentía, aunque de todos modos no se lo remontaba mucho, o al menos no como con los otros dos (próximamente tres) vástagos de Rhaenyra y Laenor.

Las cartas nunca eran tan largas. Tampoco eran demasiado cortas. Su contenido, para Dhaenessa, era más que suficiente: o al menos lo era para que le llegase una por semana. La castaña se entretenía por horas aunque la carta durara simples minutos, pues Nessa, a pesar de la distancia, podía sentir cerca a su abuela a través de un par de palabras que la hacían sentirse especial, como si fuera igual a Baela y a Rhaena.

—¡Nessa!

Dhaenessa hizo una mueca de dolor tras mover su cabeza hacia la puerta de forma ruda, pero aún así no dudó en dirigirle una mirada cálida al niño que se adentraba a sus aposentos. Su hermano menor, Lucerys, entraba en la recámara con una pequeña sonrisa, mientras trotaba hacia donde se encontraba la castaña, quien ocultaba la carta en uno de los cajones.

Lēkia —lo saludo Nessa con una sonrisa, recibiéndolo con los brazos abiertos—. ¿No deberías estar donde mamá?

Lucerys se sentó sobre las piernas de su hermana, negando—. Me mando a bañarme, así que huí para mi propia supervivencia.

Dhaenessa lo olisqueó para después fingir una mueca de asco y alejarlo de ella ligeramente, sin soltarlo—. Con justa razón, lēkia, apestas a dragón.

Mentía. Su hermano aún no podía impregnarse de tal aroma porque su dragón, Arrax, era todavía pequeño para que fuese montado, pero ver el brillo en los ojitos oscuros de Lucerys era como un cariño para la Velaryon. Eso si: olía un poco a azufre, por lo que asumió que debió de estar en sus clases diarias en pozo dragón.

—¡Hey! No es cierto —las mejillas del rizado se inflaron, mientras cruzaba los brazos sobre su pecho con aire ofendido—. Hoy ni siquiera vi a Arrax... ¡el guardia sacó solamente al dragón de Aegon!

—Pero Fuegosol es muy bonito, Luke —recriminó la de ojos violetas, con el ceño fruncido.

—Tú lo dices porque te gustan todos los dragones —murmuró Lucerys en respuesta, manteniendo la mueca en sus labios—. Y porque es de Aegon.

Dhaenessa rodó los ojos, divertida—. Eso no tiene nada que ver, Luke —dijo ella—. No defiendo a Fuegosol porque su jinete sea Aegon: lo hago porque al igual que Arrax y Tormenta negra, es un dragón: ¿no crees que eso los hace nuestra familia al nosotros tener parte de su sangre?

Nessa sabía perfectamente lo celoso que resultaba su hermano menor con respecto a la relación cordial que ella llevaba con sus tíos: si bien eso se le hacía tierno, no negaba que a veces llegaba a un punto donde se cansaba. Su trato amable con ellos iba más allá de estar en un ambiente sano en todo el castillo.

La Velaryon era inteligente, y muchos en Desembarco del rey lo sabían, ella misma lo sabía, y por ello aceptaba en sus adentros que su comportamiento se debía a la esposa de su abuelo, la reina consorte, que aunque intentaba negarlo, odiaba con todas sus fuerzas que sus hijos se relacionaran con ella y sus hermanos: Dhaenessa suponía que era esa la razón por la que seguía intentando mantener una amigable (o mínimo cordial) relación con sus tíos.

Detestaba que la reina la viera como si fuera un bichó raro entre todos. Como si su existencia fuera un pecado, o una cosa que jamás debería haber pasado. Por ello había decidido cobrarse todas esas miradas y expresiones repletas de repugnancia de una manera silenciosa y tranquila. Después de todo, nadie iba a pensar que una niña actuaria con el afán de dañar a los demás, ¿no?

—Ya sé, ya sé —Dhaenessa le revolvió sus rizados y oscuros cabellos con una sonrisa diminuta—. ¿Mañana vas a ir con nosotros, lākia?

La diminuta sonrisa de la princesa se agrandó al oír el intento de Valyrio que escapó de la boca de su hermano menor. Le besó la mejilla de manera cariñosa antes de dejarlo en el suelo, asintiendo.

—Luke, hermana es "mandia" —el de ojos oscuros rodó los ojos al oírla—. Y si, mañana espero ir con ustedes.

—Las sesiones son aburridas cuando estoy sólo con Jace, Aemond y Aegon —Dhaenessa rió al ver el como su hermano se acercaba a ella de nuevo, con cierto aire misterioso—. No vayas a decirle a nadie, pero tú eres mi hermana favorita.

A la castaña le pareció tierno él como Lucerys susurraba aquello, como si se tratara de su secreto mas valioso, así que asintió, lanzándole una pequeña mirada cómplice mientras asentía. Le estiró su dedo meñique, y Luke, con la sonrisa que a Nessa le parecía bonita e inocente, hizo lo mismo, entrelazando su dedo con el de ella.

—No le dire a nadie, Luke —apretó el agarre sobre sus meñiques, y antes de que pudiese decir cualquier otra cosa, la puerta de la habitación fue abierta—. Ser Harwin —la princesa se puso de pie, sonriente.

El caballero atravesó el marco de la puerta, dando una pequeña reverencia.

—Princesita —Dhaenessa no sabía con exactitud cuál era el sentimiento que sentía cada vez que miraba al hombre, estaba segura que era cariño, y eso lo sabía su madre, quien la aconsejaba a diario cuando un dilema se abría paso en su cabeza—. Su madre me envió. Se supo en el castillo de la repentina fuga del príncipe Lucerys, y asumí que debía de estar aquí en sus aposentos, como ya es costumbre para él.

Nessa sonrió divertida ante el tono de exageración que usaba el hombre con el afán de hacer salir al pequeño niño que se escondía detrás suyo.

—Pues a acertado, Ser —afirmó la de cabellos castaños, recibiendo un ligero jalón en el vestido por parte de Luke—. Justamente aquí tengo a un príncipe que se ha fugado de su baño.

La sonrisa brillante de Dhaenessa fue más que suficiente para provocar que el corazón de Ser Harwin Strong diera un vuelco en su lugar. De sus tres (en días cuatro) hijos, su pequeña Danny era la luz de sus ojos, aunque se viera obligado a mantenerlo en silencio. Era un deleite el verla cerca suyo, ya fuese jugando, recorriendo los pasillos de la fortaleza o simplemente imitando en secreto los movimientos de espada que sus hermanos practicaban casi a diario, en el patio del castillo junto a sus tíos y guardia Criston Cole.

Era su dulce niña, y nadie que pudiese ver bien a través de sus ojos podría ir a decir lo contrario.

—¡Dhae! —chillo Luke, saliendo de las espaldas de su hermana mayor con un gesto similar al de un berrinche—. ¡Yo no soy yo, Ser Harwin! ¡Lucerys se fue de Desembarco, si! ¡Debe ir tras él, yo lo vi!

El castaño volvió a esconderse tras su hermana, aferrándose a la tela azul de su vestido.

—Luke —lo llamó delicadamente la de ojos violetas, tomando con cuidado su mano más cercana a ella—. Tienes que bañarte.

—¿Por qué? —bufó él, con un mohín de inconformidad en sus labios.

—Por qué sino vas a hacer enojar a mamá —Dhaenessa alzó una de sus cejas—. Y no es bueno que ella esté enojada. Le hará mal... y al bebé de igual modo.

De forma disimulada, la princesa empezó a caminar hacia la salida de sus aposentos aún de la mano del menor, con Ser Harwin y Ser Erryk detrás de ellos, ambos sorprendidos con el nivel de obediencia que Luke tenía con su hermana mayor.

—Tu no quieres que nada malo vaya a suceder, ¿verdad?

Lucerys negó con urgencia—. ¡No, no quiero!

—Entonces a bañarse, mi príncipe.

Muchos lo llamarían "manipulación".

La princesa lo llamaría "conseguir lo que quieres sin sangre de por medio".



























ֺ ָ ֙ ⋆ ꒰ 🔥 ꒱ .°ャ

—Madre.

Dhaenessa se adentró en la recámara de su madre, encontrándose a una Rhaenyra recostada en su cama, con su estómago muy hinchado y el cabello platinado completamente suelto.

—Mi adorada Nessa —la mujer, con rostro cansino según Nessa, extendió una de sus manos hacia su hija, quien no dudó en caminar hasta el extremo de la cama en donde Rhaenyra yacía recostada—. Creí que te vería hasta la cena.

—No bajaste a comer con nosotros, y me preocupe —admitió la menor, con una mueca abriéndose paso en sus labios—. Papá me dijo que te sentías muy cansada, así que decidí venir a hacerte algo de compañía.

La princesa heredera sonrió de forma cálida hacia su princesa, alargando su mano hasta tomar la de ella.

—Estoy bien, mi niña: solo cansada —acarició los nudillos de Nessa—. Mejor ahora que te veo.

A Rhaenyra no le gustaba admitirlo, y cuando lo escuchaba ponía una de sus mejores expresiones de indignación, pero no podía mentirse a ella misma con respecto a su ligero favoritismo por su Nessa. Quizá era el deseo de protegerla del resto de las personas, quienes juzgaban a su hija con más ímpetu que a sus hijos, o el hecho de que se veía reflejada en ella cuando también tenía su edad: no lo sabía, aunque tampoco se esforzaba mucho por descubrirlo.

Después de todo era suya. Su hija. Su pequeña niña. Y ella iba a pertenecerle hasta el fin de sus días.

—¿Qué tal te trata mi hermano? —la mano libre de la castaña acarició con cuidado el abultado vientre, mirando de reojo a su madre.

—Dicen que ya está muy abajo —Dhae hizo una mueca al oír aquello, pero la trató de disimular lo mejor que pudo—. Y que es probable que nazca en dos días.

Nessa adoraba a sus hermanos. Eran, en pocas palabras, su adoración. Los amaba, y trataba de disfrutar la mayor parte del tiempo con ellos pues, no era tonta, y sabía que llegaría el día donde se separaría de ambos: uno subiría al trono de hierro y el otro viajaría hasta Marcaderiva para convertirse en el señor de las mareas. Faltaba tiempo, lo sabía, pero aún así le preocupaba el futuro. Su futuro.

Al menos ahora le consolaba que iba a tener compañía del bebé que venía en camino.

—Será niño —murmuró Dhaenessa, sintiendo una pequeña patada sobre la palma de su mano. Volvió los ojos hacia Rhaenyra, con una sonrisa débil—. Puedo sentirlo.

—Con Luke creíste que sería una niña —exclamó la peli-plateada, curiosa—. ¿Qué tal si te equivocas de nuevo, mi dulce Nessa?

—Me encantaría equivocarme, madre —admitió la castaña, alejando la mano del vientre de Rhaenyra—. Pero estoy segura que esta vez no estoy errándole al pronostico, es un niño... otra vez.

Por la mueca que se creó en sus labios hizo reír a su madre, quien esta vez le acarició la mejilla a su hija.

—Bendita entre los niños —Dhaenessa soltó un suspiro—. No es aburrido, al menos... o no todo el tiempo.

Rhaenyra cesó su risa y se removió sobre la cama, haciéndole un pequeño espacio en el colchón a la menor. Con duda, Dhaenessa tomó asiento a la par de su madre con sumo cuidado de no hacer un movimiento brusco que la lastimara. Nessa recargó su cabeza en el pecho de su madre, dejando que le acariciara el cabello.

—¿Hablaste con el abuelo? —los ojos violetas de Dhaenessa miraron con un deje de curiosidad a su madre—. Ya... ya sabes, de eso.

Rhaenyra detuvo brevemente sus caricias, mientras que una mirada pensativa se abría paso en sus ojos. Sabía que tarde o temprano su hija llegaría en el transcurso del día para preguntar, y con lo impaciente que a veces resultaba ser, no le gustaba hacerla esperar.

—Si, tuve un breve encuentro con él y le comenté sobre tus deseos de poder aprender a utilizar una espada, como tus hermanos —reanudó sus caricias, sintiendo ella misma como su pequeña hija comenzaba a desesperarse por la respuesta—. Y para tu suerte, cariño, él aceptó con gusto tu petición, con la pequeña condición de que lo invites a ver tus progresos.

Una sonrisa brillante se extendió en los labios de la princesa. Rhaenyra juraba ver dos pequeñas flamas en aquellos ojos violetas que amaba, las cuales bailaban de la emoción. Una de sus manos, de nuevo, recayó en una de las mejillas de Dhaenessa, quien recargó su cabeza contra la palma de su madre, ansiosa al tacto.

—Ser Harwin será tu instructor por el momento, hasta que logres alcanzar a tus tíos y hermanos en sus progresos podrás practicar codo a codo con ellos —Rhaenyra frunció el ceño—. Sabes que hice esto por ti, ¿verdad, hija mía? Que lo hice para que puedas defender tu honor, intelectual y físicamente, pero has de entender que mi miedo por tu bienestar prevalece...

—Seré cuidadosa —alegó Nessa, con una determinación que Rhaenyra reconoció muy bien, pues era como verse en un espejo—. No vas a tener que temer por mi, madre. Te lo prometo... voy a hacer que estés orgullosa de mi.

—Oh, mi dulce Dhaenessa: ya lo estoy.

Rhaenyra besó la coronilla de su hija bajo la atenta mirada de Sir Harwin, quien intentaba ocultar la sonrisa de su rostro.



























ֺ ָ ֙ ⋆ ꒰ 🔥 ꒱ .°ャ

Existían tres cosas en todo Westeros que Dhaenessa amaba, además de su propia familia, claro.

Una de ellas era su dragón, Tormenta negra, con el que mantenía un enorme vínculo y conexión desde que él salió de su cascarón, eclosionando una luna después de que ella naciera. Desde ese momento, Dhaenessa había adquirido a un protector, que le impedía a quien fuera el acercarse a ella: con el tiempo y al este ir creciendo, lo llevaron hasta Pozo Dragón, donde Nessa lo visitaba casi a diario, cuando conseguía huir de su Septa.

Tormenta negra crecía con mucha rapidez, algo que sorprendía a los guardianes y, en realidad, a todos al ser éste un dragón en cautiverio: la más emocionada era Dhaenessa, a quien le habían asegurado que, a más tardar en un año, podría montarlo por primera vez.

La segunda cosa que adoraba desde que tenía uso de razón era el azulado mar en donde su padre, Ser Laenor Velaryon, le había enseñado a nadar desde antes que comenzara siquiera a caminar: según le contaba, pues para Dhaenessa era una historia fantástica y digna de repetir, había sido en mitad de un día soleado y la marea resultaba calmada. Se adentró junto con ella y dejó que una ola la revolcara: así fue casi cinco veces hasta que la sexta la pequeña Nessa fue capaz de no llegar al extremo de hundirse.

Dhaenessa no sabe como lo hizo si tan solo era una bebé, pero se enorgullecía de ello: era inteligente aún usando solo pañales.

La tercera y última cosa que a Nessa le encantaba era sentarse en el jardín, debajo del viejo cerezo que la cubría de los molestos rayos del sol al medio día, que era el tiempo que su Septa le daba de descanso: a veces huía hacia Pozo Dragón, pero mayoritariamente estaba ahí, leyendo bajo la vigilancia de Sir Erryk, quien solía recomendarle algunos libros.

Le gustaba el aroma que el enorme árbol desprendía, los colores claros pero deslumbrantes de sus pétalos, como estos caían voluntariamente hasta sus pies, esparciéndose sobre sus libros.

—¡Danny!

La castaña alzó la mirada de su libro casi de inmediato al oír la voz de uno de sus hermanos. Jacaerys corría por el jardín hasta donde ella se hallaba, con una sonrisa adornado su aniñado rostro.

—Jace —Nessa colocó un mechón de su cabello tras su oreja, devolviéndole la sonrisa y cerrando su libro—. Creí que estarías en tus aposentos, junto a Luke.

—¿Y que me mandarán a bañar a mi también? No, gracias Dhae —frunció el ceño y negó, se giró hacia el hombre a unos metros de ellos, dirigiéndole un asentimiento—. Buenas tardes, Sir Errik.

—Buenas tardes, mi príncipe —el guardia dio una pequeña reverencia, antes de volver a su posición inicial.

Dhaenessa entrecerró los ojos hacia Jacaerys.

—Yo fui la que llevo personalmente a Lucerys, de hecho —alzó las cejas, con un gesto burlón—. Así que si intentas ocultarte para seguir siendo todo un "Lord suciedad" este no es el mejor lugar para que lo hagas, rȳnar.

Jacaerys terminó de acercarse hasta donde Dhaenessa se hallaba, la niña se hizo a un lado, dejándole un lugar junto a ella a su hermano mayor.

—Sabía que Luke no le hacía caso a cualquiera —bromeó Jace, una vez sentado junto a Nessa—. Claro que solo te hace caso a ti.

Dhaenessa sonrió—. Es un efecto que tengo sobre mis hermanos, ¿no crees, Jace?

—Quizá.

Existía una conexión. Un extraño lazo que mantenía unidos la mitad del día a Jacaerys y a Dhaenessa: quizá solo era el hecho de que se llevasen un año nada más lo que los volvía hasta cierto punto inseparables. Se entendían con facilidad, se leían con solo una mirada de soslayo: se comunicaban tan bien, hasta el punto donde parecían ser uno mismo.

—¿Qué tal el entrenamiento? —la de ojos violetas volvió a tomar su libro, dirigiendo una mirada inquisitoria a su hermano—. Quise ir a verlo, pero no me dejaron salir de mis aposentos hasta que mis lecciones terminaran.

Jace sonrió burlón—. ¿Aprendes a ser una dama por fin, princesa?

Dhaenessa frunció la nariz ante eso y, con falsa indignación, abrió una vez más su libro, reanudando su lectura bajo la atenta y divertida mirada del príncipe heredero.

—¿Te enojaste?

Nessa chasqueo la lengua, negando—. Solo leo, hermano —lo miró de reojo—. Algo que deberías considerar hacer en tu tiempo libre.

—Me ignoras, querrás decir —siguió él—. Sé que eres una dama, Dhaenessa, no te enojes.

—No estoy...

Jace no la dejó terminar. Con cuidado de no lastimarla, Jacaerys recostó su cabeza sobre las piernas de Dhanessa, cerrando los ojos por los rayos del sol que se colaba por entre las ramas del cerezo.

—Eres molesto, ¿lo sabes, no? —habló la castaña, aún sin quitar la vista de su libro.

—Y tú eres una princesa quejumbrosa —replicó él, aún utilizando un tono de voz divertido, ganándose un pequeño golpe en la cabeza—. ¡Ay, oye!

—Hablas mucho —se limitó a murmurar Nessa en modo de defensa, pasando la pagina de su libro.

Al notar que ella no lo había quitado de sus piernas, Jacaerys no dudó en removerse, buscando un mejor lugar para no cansarla a ella con el peso de su cabeza. Mantuvo los ojos cerrados, jugando con sus dedos de manera distraída.

—Pelee con Aemond hoy —"mhm" le respondió Dhaenessa, incitándolo a seguir—. Lo hubiera dejado en el piso si Ser Criston Cole no hubiera llegado a intervenir.

—Por primera vez, he de admitir que Ser Crispín hizo algo coherente —un suspiro salió de la princesa, negando—. No necesitamos más problemas con la reina consorte, lo sabes, ¿no? Por lo menos no hasta qué mamá de a luz.

—No sé cómo soportas todo el rechazo  —bufo Jacaerys—. Es insoportable.

—Quizá porque no pasó tanto tiempo con el caballero —Dhaenessa se limitó a hacer una mueca, cerrando una vez mas el libro en sus manos para dejarlo a su lado—. O al menos no lo pasaba: ahora lo haré.

El ceño del príncipe se frunció al oírla decir aquello: Jace abrió uno de sus ojos para mirarla, pero pronto volvió a cerrarlo cuando el sol le golpeó este.

—¿De que hablas, Dhae?

La castaña sonrió, notoriamente mas emocionada—. Hace algunos días logré convencer a mi mamá de que hablara con el abuelo para poder entrenar con ustedes, ya sabes, en el patio —Nessa sonrió—. Y él aceptó... sólo con la condición de que pueda estar presente... eso si: no entiendo por qué, pero mientras pueda hacer algo que de verdad me gusta, no me interesa.

—Entonces... eso quiere decir que vamos a pasar más tiempo juntos, ¿verdad?

Nessa asintió, aunque después se dio cuenta que él no podía verla.

—Se supone —Jace volvió a abrir uno de sus ojos, moviendo su cabeza hacia un lado para evitar que el sol le diese de lleno.

—¿Se supone? —Nessa asintió—. No te entiendo, Dany.

—En realidad me entrenará Ser Harwin —admitió la castaña, encogiéndose de hombros—. Gracias a los siete, por suerte.

—¡Oye! —Jace frunció el ceño, negando—. No es justo. ¿Por qué tú si puedes entrenar con Ser Harwin y nosotros no?

—Por que ustedes ya están mucho más avanzados que yo —argumento ella, obvia—. Apenas y sé sostener la espada, tú recién me estabas diciendo que estuviste cerca de derribar a nuestro tío: creo que ahí hay una ventaja notable, hermano.

—Como si Aemond fuera un rival tan difícil de vencer.

Esta vez, el ceño que se frunció fue el de Dhaenessa.

—¿Fácil? —inquirió con incredulidad ella, recibiendo un sonido afirmativo por parte de Jacaerys—. No creo que pueda considerar a Aemond como un rival fácil, Jace.

Nessa jamás había consentido ni una sola de las bromas que Aegon y su par de hermanos le hacían al pobre chico sin dragón. No era su culpa que a fin de cuentas, la sangre Hightower fuera predominante en sus genes, haciendo que su huevo jamás eclosionara: eso le parecía irónico y gracioso a la castaña, más nunca lo externaba.

Su burla no iba hacia su tío, sino hacia la madre de él... tampoco era tan mala.

—No puedes ver con claridad todo el combate desde el palco del rey, Nessa —Jace se sentó, mirando con un deje de diversión a la menor, a quien no le gustó aquello: ella no era inferior por no haber podido aprender desde más pequeña a pelear—. Pero yo, que lo he de vivir en carne propia todos los días, puedo garantizarte que hasta tu, aún siendo inexperta, podrías tirarlo con una uña.

—Bien, como tú digas, "Lord experto en combate".

Dhaenessa odiaba los repentinos (y a veces odiosos) alardeos de Jacaerys. Ella solía soportarlo, a fin de cuentas era su hermano, su familia, pero Jace solía sacarla de sus casillas demasiado rápido: más cuando se refería a ella como una simple dama que no salía en todo el día de sus aposentos por estar con la Septa, aprendiendo cosas que en su mayoría le son irrelevantes.

Ella estaba consciente que estaban preparándola para casarla en algún punto de su vida, pues las alianzas nunca estaban de más, agregando el hecho de que deberán fortalecerlas apenas su madre hacendiera al trono de hierro. Si bien no era la vida que ella quería, nunca se negaría a acatar sus deberes como princesa, mucho menos a desobedecer a su madre.

—A veces me gustaría poder elegir —murmuró Dhaenessa, mirando caer los pétalos del cerezo sobre ellos de manera melancólica—. Elegir entre que actividades realizar, elegir si en realidad quiero cocer o aprender el manejo de una espada, elegir todos mis tiempos libres, elegir poder enamorarme, elegir mi futuro...

Para ser una niña solamente, Nessa sabía que hubiera tenido una mejor vida siendo un varón. Tendría más posibilidades, tendría oportunidades de hacer lo que quisiera, de tener poder sobre ella. Por ahora eso no la perjudicaba, pero cuando contrajera matrimonio con algún Lord que solo la vería como una máquina de simple reproducción, perdería cualquier tipo de control que alguna vez pudo tener sobre sí misma.

Eso le aterraba. Perderse a sí misma.

—Mamá nunca te dejaría en manos de alguien que te hiciera daño, Dany —la mano de Jace se posó sobre la de ella, dedicándole un pequeño apretón en esta—. Y yo tampoco lo permitiría.

—Quizá sea maravilloso con ustedes —Dhaenessa bajo la cabeza—. Tener una esposa que tenga un dragón haría que todos los hombres se comportaran de formas espectaculares para dar buena impresión, ¿no crees, rȳnar?

—O quizá te casas conmigo —él soltó de forma repentina, esperando que su hermana no notara lo caliente que sus mejillas estaban—. Cómo nuestros tíos lo harán.

Dhaenessa inclinó ligeramente su cabeza, comenzando a considerar lo que Jacaerys había dicho.

—Aunque suena buena idea, no creo que eso pase, Jace —musitó la castaña con tranquilidad—. Cuando mamá se siente en el trono va a necesitar más aliados para mantener a los reinos en paz, y los matrimonios suelen ser la mejor forma de conseguirlos. Tu mano será muy solicitada según lo pronostico; después de todo tu ocuparás su lugar cuando el momento llegue. Y yo... estaré atada a un joven de alguna casa noble.

Jacaerys intentó disimular la pequeña decepción que lo abarcó, limitándose a guardar silencio a la par de Nessa, sin soltar su mano en ningún solo momento.

—¿Y hijos? —Dhaenessa miró con un brillo de curiosidad a Jacaerys, quien había retomado la charla—. ¿Te gusta la idea de ser madre?

Nessa lo pensó.

¿Le gusta la idea de llegar a ser algún día madre? Siempre había sentido cierta debilidad por los bebés, sobretodo con Luke, pero si existía algo a lo cual temiera con cada fibra de su piel, era a la cama de parto.

—No sé —admitió ella, en un hilo de voz—. Me aterra la cama de parto, y no poder decidir sobre mi misma si algo viene mal... —un escalofrío subió por su espina dorsal—. Volverme una hermana de la fe se escucha mucho mejor, siendo honesta.

Bromeó, comenzando a ponerse de pie, quitándose restos de césped del vestido con una mueca, sabiendo que si su madre la veía con manchas, iba a retarla... o a reírse de su descuido. De todas formas, no quería comprobarlo.

—¿Ya te vas? —inquirió él.

Dhaenessa asintió, acomodándose sus rizos por los hombros—. Iré a leerle al abuelo.

—Papá me dijo que estabas con él esta mañana —curioseó Jace, ladeando la cabeza ligeramente.

—Me pidió compañía, no iba a decirle que no —alegó ella, obvia, terminando de sacudir las manchas notorias de suciedad.

—Su princesa consentida —bromeó él.

Nessa se encogió de hombros con un gesto superior—. Lo soy, ¿y?

Jacaerys rió ligeramente, alzando las manos a los lados de su cabeza.

—Si, si, no me linches, princesa.

La castaña le hizo una reverencia exagerada antes de comenzar a caminar hacia la salida del jardín, siendo seguida por Ser Erryk casi inmediatamente.

—¡Dhaenessa!

Dhae espero a que Jacaerys llegara a su lado con expresión curiosa: ¿qué había olvidado?

—¿Qué sucede, Jace?

Jacaerys tragó ligeramente, clavando sus orbes oscuros en los violetas de su hermana, comenzando a buscar algo dentro de la camisa de su traje rojo. Las cejas de Dhaenessa se alzaron, confundida.

—Olvide darte esto —Nessa no quito sus ojos de las manos de Jace hasta que sacó de su traje una muy peculiar flor que la princesa no había visto en toda su vida, y eso que ella era una amante empedernida de las flores—. La encontré por la mañana, y decidí recogerla para ti antes de que alguien más la viera y pudiese hurtarla.

Jace, con las mejillas ligeramente sonrojadas, estiró la flor hacia ella. Dhaenessa recibió la blanquecina flor con una enorme sonrisa, dejando a la vista sus hoyuelos, que para Jacaerys eran tiernos.

—Tome uno de tus libros para saber que flor era, y descubrí que se trataba de un girasol —Jacaerys guió su mano hacia su espalda, con gesto nervioso—. Decía que comúnmente son amarillas, pero esta... no lo era.

—Es única, Jacaerys —murmuró ella, con notoria fascinación—. Solo crece en el Norte, pero no con frecuencia. Son afortunados los que llegan a ver una preciosura cómo está... muchos solo sueñan con verla antes de morir.

—¿Eso quiere decir que acabo de cumplir uno de tus sueños, princesa?

Nessa asintió, regresando sus ojos a su hermano mayor—. Si, Jacaerys. Lo has hecho.

Ella se acercó a él, se puso de puntillas y dejó un suave y pequeño beso sobre la mejilla pecosa y rosada de Jacaerys, quien se limitó a sonreír ante el suave tacto.

—Gracias, Jace —Nessa le dio una vez más una reverencia pequeña—. O más bien, mi príncipe Jacaerys.
























——— AUTHOR'S NOTES.

holuu

basta, la relación de nessa con luke y eso que yo soy la que la está haciendo jskdjs

jace tenía q ser targaryen vdd, bn norteño el niño (pero así lo amamos aquí).

dhaenessa va a ser una niña con dos personalidades bn diferentes: a veces la van a ver siendo tierna y después va a desearle la muerte a la mitad de todo el castillo 💪🏻

muchos le dicen bipolaridad, yo le digo saber cómo comportarse con quienes quiero JAJAJA

recuerden, voten, comenten y compartan la historia para que así crezca esta pequeña gran familia💕

subo edits de esta y otras historias a mi cuenta de TikTok por si quieren ir a darse spoilers antes de tiempo JAJA, la cuenta es idfpotter

eso es todo travesuritas, soooooo

-Travesura Realizada-







Majo P.

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