Saved
Cuando era pequeño tenía una cama de barco, aquella cama que a mi consideración era la cama más grande del mundo, siempre había espacio de sobra, amaba esa cama... hoy dormía en un sofá pues la cama de la caravana era no lo suficientemente grande para mí, medir 1,90 era complicado en espacios pequeños, dormir en una cama que me llevaba como a la mitad de las rodillas era un martirio.
Antes solía dormir en la habitación principal sin embargo con el inició de las hemodiálisis mi hermano requería un lugar más estable y mejor vigilado, apesar de que en la parte superior era enorme para él podía ser difícil cuidarlo ahí.
Desperté con el cuello todo torcido, un pie sobre la mesa y el otro en el aire, al parecer a Owen no le había ido tan bien pues estaba en el suelo con media cobija aún sobre el sillón.
—Se te hará tarde —me dijo Tom mientras preparaba el desayuno.
—Si, si ya voy —insistí.
Cargue a mi hermano para acostarlo en su cama, los días después de su sesión no iba a clases pues siempre estaba cansado.
Me metí a bañar para prepararme, desayuné algo rápido recibiendo el desayuno en la lonchera de las tortugas ninja.
—¿Tu quieres que se burlen de mí verdad? —me quejé
—La verdad si —sonrió burlón.
—Cuídense regreso en la tarde —me despedí chocando puños para salir.
En mi salida aquel moreno llegó, Javier Uicab era el mejor amigo de mi hermano Owen, un chico que vivía a un par de caravanas de aquí.
—Que haces aquí ve a la escuela, sabes que hoy no va Owen —le recordé subiendo a la moto
—No eres mi padre tu no me dices qué hacer —bufó abriendo la puerta.
—Bueno hijo hay algo que quería decirte...
El moreno solo me levantó el dedo medio, seguramente ya no tenía comida en casa y por eso venía, a decir verdad siempre se la pasaba aquí, podía ser por la negligencia de su madre o los abusivos tratos de su padrastro, no me importaba que estuviera, realmente me gustaba pues nunca nadie de su edad se había tomado la molestia de aprender lenguaje de señas para Owen, era un verdadero amigo, pero claro nunca se lo diría porque somos hombres y no podemos mostrar nuestros sentimientos a la sociedad o eso es lo que dicen...
Volver andar en motocicleta... es de las cosas que más añoraba, sabía que en algún momento cuando la situación se estabilizara podría volver a tener una, gracias a mis hermanos hoy podía andar otra vez, gracias a mi nueva moto había llegado temprano lo que no era normal en mi.
—¡Te volviste a quedar aquí! —me atacó el Jefe
—No, llegue temprano —señalé dejando mi casco
—Buen chiste, pero si te vuelves a quedar aquí descontaré de tu sueldo el uso del remolque —amenazó el viejo.
El remolque era una pequeña casa rodante que teníamos aquí, algo así como la enfermería que utilizábamos en muy raras ocasiones.
—Yo no... a como sea —negué
—Pues ya que llegas ve a desayunar, tenemos donas antes de que se acaben —señaló mi jefe Allen, un hombre en sus cincuenta tal vez aunque aparentaba más.
—¿Trajiste donas? —cuestioné incrédulo
—Todos los días, pero siempre llegas tarde así que nunca alacanzas —explicó— Anda ve.
Fui al comedor donde en efecto en las mesas se encontraban las larga cajas de donas y café.
—Mierda ya perdí— se quejó Lee
—Conozco a mi muchacho —dijo Bobby recibiendo un billete del cabron, al parecer no creían que llegaría temprano alguna vez.
Me senté a disfrutar de mi dona y café mientras alguien contaba algo sobre un partido de fútbol y alguien más sobre el festival de su hija... así eran las cosas por aquí.
—Buenos días —dijo esa odiosa voz sentándose a mi lado.
Mire al moreno que me miraba con una liguera sonrisa, era particularmente desagradable, el muy listo se me había pegado tanto que no me dejaba escapar teniendo a la montaña de Robinson a mi lado.
—He chico nuevo —lo llamo Lee— tenemos una apuesta de dónde eres
—¿Qué? —me preguntó directamente
—Al Chino le gusta apostar por todo —contesté comiendo mi dona— no es el único.
En este lugar se apostaba por todo, lo que no voy a negar es una buena fuente de ingresos extras solo Dani donde apostar.
—Japonés —aclaró— y el gringo tiene razón, así que dinos de donde eres.
El chico sonrió para mirar a todos quienes esperaban con ansias.
—¿De donde creen que soy? —se hizo el interesante.
—Ni puta ida —afirmo Lee— tienes apellido inglés, pero no pareces inglés, diría que latino por tu piel, pero el color de tus ojos no encaja.
—Wow cuántos estereotipos en tu boca —lo regañó Rita— que un latino no pueder tener ojos azules, o un inglés tener piel morena.
—Mira Rita no me vengas...
No me quedé para escuchar su conversación, con dificultades me levanté para tirar la basura de mi plato y taza para salir, el deshuesadero solía ser frío sin embargo después de todo el equipamiento podía llegar a dar calor, me puse a trabajar para salir temprano hoy.
Mi trabajo era variado, podía usar la maquinaria moviendo chatarra grande, o quitar partes de metal a distintos aparatos, incluso llegaban a veces cosas buenas como computadoras que mi hermano arreglaba para luego vender, o piezas de motor que servían para otros coches, hoy me tocaba ver si llegaba algo bueno de metal.
—Nunca vi a nadie pelear durante tanto tiempo por saber de dónde es una persona —me alcanzó el moreno con su plática casual.
Me gire para ignorarlo, pero parecía que este cabron no entendía.
—¿Que hacías ayer en el hospital? —me preguntó
—No te interesa —señale— no lo voy a repetir, no te quiero cerca de mí.
—Oh por favor este rollito de chico malo no te lo compro después de como cojimos —aclaró con una risa.
Mire a mi alrededor, por suerte no había nadie, no me importaba que supieran que me gustaba cojer con hombres... pero este no era el lugar.
—Cojimos una vez, eso no significa que mantendremos una relación —dejé en claro— no necesito el drama de alguien que ya tiene novia.
—¿Novia? —me miró confundido— yo no tengo novia... no, no Elizabeth no es mi novia —dijo riendo— Elizabeth es mi prima
—Claro porque besas en la boca a tus primas —bufe, que sinico.
—Pues si soy latino, muchas... familias lo hacen —asintió.
—Pura pendejada dices —me giré, la chica era la mujer más blanca que conocía.
Una risita estupida salió de él.
—Tu no me dijiste que tenías un hijo pequeño —señaló— que me dice que no eres casado.
—Primero que nada no es mi hijo es mi hermano y no es un niño pequeño, tiene trece años —aclaré
—¿Con ese tamaño? —arqueo la ceja.
Bufé para darme la vuelta dejando mis guantes sobre un viejo coche
—¿Por qué insistes tanto en rechazarme? —preguntó irritado.
—Porque insistes tanto en estar a mi lado —cuestioné
—Tal vez por qué creo que vales la pena —aclaró acercándose.
—Pues yo no creo que lo hagas —le mire seguro— así que déjame en paz de una buena vez.
Me giré para irme con su voz llamándome
—Jason...
—¡Que te calles! —gruñí
—¡Cuidado imbécil!—me gritó
Apenas me gire y ya estaba sobre mí empujándome fuera del camino a unos centímetros donde cayó un pedazo de carrocería, el bullicio se hizo al rededor, mi mirada se quedó sobre aquel coche que me pudo haber matado... en las miles posibles de lo que les hubiera pasado a mis hermanos si eso hubiera sucedido
—¿Estás bien? —me preguntó el moreno a mi lado
—Aja —murmure aún en shock.
—Estás sangrando —dijo alterado.
Mi mano se había enterrad un pedazo de cristal, no me dolía pero la sangre era mucha y se veía bastante aparatoso.
—¿Están bien? —llegó Allen con los demás
—Perdón Jay la garra se balanceó de más y la puerta salió volando —se disculpó Jon.
—Casi dejas a mis hermanos huérfanos —le reclamé sentado presionando la muñeca para tratar de parar la hemorragia.
—Lo bueno es que están vivos —calmo Allen ayudándome a levantar— ve a la enfermería de acuerdo y tómense ambos el día.
Asentí, no me iba a poner a discutir de un día libre así que me fui al pequeño remolque para que me curaran, era peor de lo que creía pues el cristal estaba profundo.
—Tendrás que ir a urgencias —anunció Ronda mientras me revisaba y fumaba a la vez
—Solo sácalo quieres —murmuré.
—Y arriesgarme a que pierdas la mano, no lo creo —dijo con una pastilla en la mano metiéndola bajo mi lengua y cerrándome la boca a la fuerza— ahora ve príncipe.
—Gracias por nada —bufé molesto
Me fui al estacionamiento recayendo en que traía la mota.
—Mierda...
—Parece que necesitas ayuda —mencionó el ya tras de mi.
—Prefiero perder la mano antes que pedirte ayuda —dejé en claro
—Anda ya... príncipe —se burló.
Bufé para aceptar, no podía darme el lujo de perder el trabajo así que me subí en su coche, por suerte ya había dejado de sangran, al llegar entré por urgencias, uno de los doctores me revisó, junto claro con Elizabeth.
—Estás un poco pálido, ¿te sientes bien? —preguntó Eli
—Si es solo que no me gusta la sangre —dije algo mareado.
Era diferente ver la sangre en la máquina de hemodiálisis que fuera de mi.
—La mano parece estar bien, quitaré el vidrio y con un par de puntos estarás bien —asintió el doctor
—Y lo va anestiar o se lo va a quitar así —mencionó el moreno preocupado.
—Te pondría un poco de lidocaina para adormecer la mano de acuerdo —dijo preparando la aguja.
—Será mejor que yo me vaya... no me gustan las...
No pudo acabar la frase pues se desmayó en cuanto vió la aguja, Oliver terminó a mi lado en la camilla con una bolsa de hielo en la cabeza después del golpe que se metió contra el suelo.
—Ya quedó, mantenla seca y en reposo de acuerdo —me ordenó el doctor— te mandaré antibiótico y analgésicos.
—Seguro —asentí, mantenerla seca no era problema pero el reposo sí, siendo que la necesitaba para comunicarme.
—Y tú aléjate de agujas —mencionó el doctor palmeando el hombro del moreno.
—Lo tendré en cuenta —asintió, ya estaba tomando su color de nuevo.
Al salir tuve que irme con el chico pues necesitaba regresar por mi moto.
—Y bien —me dijo
—Bien que —le mire
—Te salve —señaló— así que ahora estás en deuda conmigo.
—¡Oh Dios que quieres de mí! —le grité
—Tal vez un amigo para empezar —aprovechó para suspirar— escucha soy nuevo aquí y me es difícil confiar en los demás.
—No te lo creo si te cojes a un tipo que no conoces a la primera —le recordé.
—Eso... es otra cosa —aclaró— entonces... que te parece si iniciamos siendo amigos, me lo gané salvándote el culo no es así.
—Bien... con una condición —establecí.
—Que no me enamore de ti —dijo burlón.
Bufé para mirarle con molestia, el chico se limitó a reír.
—Ya perdón —aceptó— ¿cuál?
—No seremos novios —dejé en claro— no busco una relación y mucho menos la quiero contigo
—Pero... que te parece sexo casual sin relaciónes —afirmó— solo sexo.
Mire al chico que hablaba muy decidido.
—Si puedes prometerme que se quedará en solo sexo casual sin compromiso está bien —acepte extendiéndole la mano.
El chico sonrió para estrecharla... algo de sexo casual no me caería mal, y así tal vez dejaba de joder.
Regresé con mi moto para irme a casa, al llegar ahí estaba mi hermano y su mejor amigo jugando en la consola de videojuegos.
<llegas temprano> dijo Owen confundido
<Te despidieron> cuestionó Javier con una sonrisa burlona.
<¿Ya comiste? > cuestione
El moreno asintió confundido de la pregunta.
<Entonces largo> —ordene, no estaba para soportar a tres adolescentes.
El moreno solo sonrió para despedirse de Owen e irse, ya era hora de que se fuera a trabajar pues ayudaba en el taller de mecánicos de su tío, solo una excusa para no estar en casa.
Me senté a lado de Owen que miró mi mano vendada.
<Deberias conseguir un empleo más seguro> insistió lo mismo de siempre.
<No es lo mío > negué <¿Y tu gemelo?>
<No soy su niñero> se quejó.
Los niños se peleaban días sí y día también, pero a lo que les duraba el enojo no sé si llamarlo pelea.
<Pero si es el tuyo >le recordé.
Bufo con una sonrisita, no me lo iba a decir por lo que seguro anadaba con alguna de sus pendejadas, el niño se sentó para acomodarse en mí y ver mi mano, revolví su cabello para calmarle.
<¿Cómo te sentiste hoy?> le pregunté preocupado
<Bien Jay, te preocupas demasiado> señaló.
<Tu también >le dije.
A peor empleo era mejor el seguro... y mi hermano necesitaba el seguro más que nada.
Claro les creeremos que solo serán "amigos" 😉😉
Nos vemos la siguiente semana ✨
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top