"Bóreas "
Jiang Cheng se levantó sintiendo que se trataba de un día cualquiera, hasta que recordó la fecha.
Comenzó con su rutina de ejercicio, algunas flexiones antes de salir a correr por el Muelle de Loto, esto le servía para aclarar su mente y hacer una lista de todo lo que debía de encargarse en el día. A pesar que aquel día fuera su cumpleaños no era algo que celebraba. No era que quisiera una gran celebración como si fuera algún niño, pero incluso cuando las cosas habían estado tan tensas en el mundo de la cultivación, siempre había tenido a su querida hermana mayor quién le felicitaba con un tazón de sopa de raíz de loto junto con algunos dulces de arroz, todo hecho por ella misma. Recordó con amargura a cierto ruidoso azabache quien solía convencerle de tomar un trago y entregarle todo tipo de amuletos como regalo. Aun cuando había sido un niño más allá de los regalos había preferido pasar tiempo en compañía de sus padres, una palmada en la cabeza de su progenitor y una sonrisa por parte de su madre. Extrañaba esos tiempos, cuando todo era tan sencillo y podía pasar su cumpleaños jugando con sus hermanos.
Volvió a su habitación sonriendo al ver el pequeño bulto moverse en su cama, Jin GuangYao le había dado miles de excusas para dejarle a Jin Ling otra semana, aunque a juzgar por la sonrisa en el rostro del hombre de ropas doradas estaba seguro que solo lo había hecho por su bien.
—A-Ling.—Le llamó notando como unos ojos castaños se asomaban entre las sábanas.—Arriba, hoy tenemos mucho que hacer.
A pesar que su pequeño sobrino tenía su propia habitación, este siempre se las arreglaba para escabullirse por las noches hasta su cama. Claro que se daba cuenta, y sabía que debía llevarle de regreso hasta su cuarto pero no tenía el corazón para regañarlo, Jin Ling decía que descansaba mucho mejor cuando estaba con él.
—Jiujiu.—El pequeño se sentó en la cama con cuidado, frotaba sus ojos con sus pequeñas manitas antes de pararse en la cama y avanzar hasta el pie de esta.—Feliz cumpleaños, jiujiu.—Le felicitó abrazándole, sus pequeños brazos apenas y podían rodearle.
Le miró con sorpresa antes de corresponder al abrazo, sosteniendo aquel pequeño cuerpo. Podía ser que ya no tenía a su hermana, pero tenía una parte de ella en aquel pequeño niño quién desde que había aprendido que día era su cumpleaños le daba todo tipo de regalos y atenciones. Sonrió agachándose para que Jin Ling pudiera besar su mejilla.
—Gracias, Baobei.—Aunque jamás se había visto como alguien que usará motes amorosos aún con su familia, al momento de estar al cuidado de Jin Ling esto cambio por completo pero solo lo hacía cuando se encontraban en la intimidad del Muelle de Loto.
Le tomó en sus brazos para llevarle hasta el baño donde ya estaba la tina lista. Continuó con su rutina cuando Jin Ling se encontraba a su cuidado, le ayudo a lavar su cabello mientras que el pequeño niño jugueteaba con el agua y le contaba sobre su sueño donde un perro había aparecido usando una túnica de su secta, lo había hecho tanta emoción como la que sólo un infante podía tener. Jiang Cheng estaba seguro que su sobrino le estaba dando indirectas sobre su deseo de tener un cachorro, pero no le daría uno hasta que Jin Ling creciera un poco más como para hacerse cargo.
El mismo se había planteado el adoptar uno ahora que nadie saldría huyendo ante la mera mención del animal pero jamás lo hacía. Quizás porque tras tantos años a pesar de su amor por los canes ya no sentía necesidad de tener uno, o quizás porque no tenía tiempo y estaba demasiado ocupado cuidando a Jin Ling. Pero sabía que todo eso eran meras excusas, aún tenía una pizca de esperanza en que Wei Ying volvería. Recordó cuando el azabache a los nueve años le había dado como regalo un dibujo de un perro, a pesar que estos le causaban gran pánico había conseguido el dibujarlo solo para hacerle feliz.
Salieron de la tina volviendo a la habitación para cambiarse, él con sus típicas túnicas aunque siendo éstas de un material más caliente para protegerle de las frías temperaturas. Jin Ling a pesar de haber nacido con una cuchara de oro era un niño bastante independiente, se cambió por sí solo en sus pequeñas túnicas que combinaban con las de su tío, Jiang Cheng solo le ayudo con algunos detalles para que estas no se aflojaran con facilidad. Jin Ling casi siempre usaba sus túnicas amarillas, pero usaba los conjuntos de Yunmeng Jiang cuando se encontraba ahí y era alguna ocasión especial, Jiang Cheng estaba seguro que se la había puesto para hacerle feliz.
Ambos tomaron el desayuno en su habitación, uno de sus discípulos le entregó un montón de cartas de varias sectas, la mayoría se trataba de los líderes enviando sus felicitaciones de manera impersonal. Claramente solo las habían enviado para seguir estando en su buen lado, aunque a él no le importaba si estos le felicitaban o no.
Sonrió al leer la carta de GuangYao, aunque aún no sentía que fuera tan cercano al hombre habían creado una especie de amistad siendo que ambos se encargaban de criar a Jin Ling. Pasó a la siguiente carta, Lan XiChen, frunció el ceño al leer sobre que Lan WangJi también enviaba sus saludos, debía decirle al líder del clan Lan que evitará mentir sobre esas cosas. Pero hubo algo extraño ese año, había una carta faltante. Cada año recibía una carta llena de decoraciones hechas con tinta, las había recibido cada año tras su estancia en el Receso entre las Nubes, cuando le conoció por primera vez. Quizás solo se había retrasado, últimamente él había estado demasiado ocupado aprendiendo a manejar su secta.
Terminando su desayuno fue a su oficina para encargarse del aparente interminable papeleo de la secta, Jin Ling se encontraba en el piso practicando su escritura con una expresión de seriedad. Tuvo que evitar reír al verle, más que escribir su nombre parecía que estaba intentando descubrir los secretos del mundo de la cultivación.
Agradeció la interrupción de uno de sus discípulos cuando Jin Ling entrecerraba los ojos y murmuraba bajo su aliento dándose ánimos. Si el castaño le escuchaba reírse estaba seguro que habría mellado en su autoestima, y eso era lo que menos deseaba.
—Líder Jiang, el líder de la secta Qinghe está aquí.
Aquello sorprendió de sobremanera a Jiang Cheng, pero también le dio sentido a la carta faltante.
—Lo recibiré aquí.
Su discípulo de retiro tras asentir e inclinarse frente a él, volviendo en sus pasos para llevar al hombre de ojos como la miel.
De haberse tratado de cualquier otra persona el poseedor de Zidian le habría recibido en el salón principal, pero se trataba de Nie HuaiSang. Aquel desvergonzado cultivador con quién había entablado amistad en sus tiempos como estudiante, el artista le había visto en sus peores momentos además que juntos habían sufrido los estragos de beber con Wei Ying, si eso no creaba un vínculo no estaba seguro que lo haría.
Ignoró la sonrisa que ansiaba formarse en su rostro, solamente estaba feliz de ver una cara conocida aunque creía que HuaiSang solo había ido para visitarle para huir de sus responsabilidades en su secta.
—Lider Jiang, es un placer ver qué goza de tan buena salud.
Escuchar aquella melódica voz le causó un revuelo en su interior. Nie HuaiSang se encontraba frente a él con su mejor sonrisa tranquila, pero era aquella sonrisa que utilizaba en todas las reuniones de líderes de sectas.
Se levantó de su lugar acercándose a su invitado.
—¿Líder Jiang? ¿Desde cuándo te diriges a mí de esa manera?
Cómo esperaba, un puchero apareció en el rostro de Nie HuaiSang arruinando por completo su fachada de respetado líder. Extendió su abanico de mano, notó como este tenía dibujada una serpiente entre unas flores de loto. Era una imagen hermosa, como toda creación de HuaiSang pero también le había parecido bastante enigmática.
Antes de que pudiera seguir pensando en el significado tras ese dibujo recibió un suave golpecito en la frente, cortesía del líder de Qinghe quien parecía muy feliz de escucharle soltar un quejido.
—HuaiSang, ¿por qué fue eso?
—Por hacer que mi esfuerzo se fuera a la basura.—HuaiSang sonrió.
Soltó un chasquido antes de cruzarse de brazos.—Todos sabemos de tu actuación. Pero ¿qué haces aquí? Me niego a ayudarte en cualquier problema en el que te hayas metido.
Aunque decía eso sabía que le ayudaría, pero dado que su carta anual no había llegado tenía la esperanza que la razón de la visita de su amigo fuera por motivos más personales. Y aunque le costaba admitirlo, que tuviera algo que ver con ese día en particular.
Un sonrisa traviesa apareció en el rostro del líder Nie, antes de voltearse hacia donde el pequeño Jin Ling quien escuchaba su conversación en silencio.
—En realidad, mi presencia ha sido solicitada por el Joven amo Jin. —Tras decir eso realizó una reverencia que fue correspondida por el infante, aunque este se veía inquieto.
—¿Jin Ling te llamó? —Preguntó Jiang Cheng sin creer lo que estaba pasando. Pudo escuchar sus propias ilusiones romperse.
—Sí, jiujiu. Y necesitaré si nos puedes dejar a solas en tu oficina, debo hablar algo con el líder Nie en privado. —Jin Ling volteó a verle como si él fuera quien regía el Muelle de Loto y Jiang Cheng solo un sirviente.
El hombre de ojos morados sintió un tic en su ojo, ¿cómo era que ese mocoso podía tener la audacia de correrle de su propia oficina? Encima de todo, a pesar de su joven edad se expresaba con demasiado respeto y con buenos modales, ¿qué le ensañaba Jin GuangYao en la Torre Koi?
Arrugo su nariz con desagrado antes de cruzarse de brazos. Los ojos de su sobrino estaban llenos de determinación que le hacía difícil negarse, estaba seguro que estos se humedecerían si lo hacía y Jin Ling lloraría más fuerte al haber mostrado una expresión tan humillante frente a otro líder de secta.
—Bien, mandaré que les traigan algo de té.
Dicho eso se dio media vuelta para salir de su oficina, escuchando suaves risas del adulto y el menor.
Pensó en ir a la biblioteca a leer un poco o incluso practicar con Zidian, pero al final se quedó cerca de su oficina sentado observando el lago como si estuviera presenciando el florecer de los lotos. Lo cual era imposible considerando que se encontraban en el otoño, en cualquier momento comenzarían las nevadas. Su mente no dejaba de preguntarse qué asuntos tendrían que tratar con tanta importancia como para echarle de su propia oficina. Además Jin Ling solía sentirse incomodo cuando pasaba demasiado tiempo con quienes no fueran sus tíos, ¿por qué se veía tan feliz con Nie HuaiSang? Aunque había escuchado que el azabache con ojos como la miel había estado visitando frecuentemente la Torre Koi, quizás había sido en esas visitas que se volvió cercano con Jin Ling.
Frunció el ceño recostándose en las tablas de madera, no se sentía tranquilo con la relación de ese par. Quizás Nie HuaiSang le estaba quitando su lugar como la persona favorita en el corazón de Jin Ling (aunque solo suponía que lo era), o Jin Ling solo estaba teniendo una amistad más estrecha con HuaiSang. Su cara se ensombreció ante lo último, no era lindo pensar en la posibilidad que su sobrino le estaba ganando a su amigo, era desagradable tener ese tipo de pensamientos. ¿Cómo podía pensar que eso no le gustaba cuando Jin Ling tenía una historia tan lamentable? Consideraba que el castaño tenía incluso el derecho divino se robar los amigos que quisiera con tal de que fuera feliz.
Soltó un bufido decidiendo dejar de pensar en eso y darles el tiempo que necesitaran. Pero solo lo cumplió por media hora antes de entreabrir apenas un poco las puertas de su oficina, solo lo suficiente para poder ver el interior y con cuidado de no hacer algún sonido. En la pequeña mesita se encontraban ambos, Jin Ling sostenía su pincel mientras que HuaiSang a su lado parecía también estar concentrado en su propia hoja pero cada tanto miraba el trabajo de Jin Ling.
—¡Ah! —El pequeño parecía haber remojado demasiado la punta en la tinta y había hecho un desastre en su hoja, o eso era lo que Jiang Cheng imaginaba que había pasado a juzgar por su expresión que había pasado de la sorpresa, al enojo y ahora que se veía tan lastimoso.
Jiang Cheng conocía aquella expresión como las pequeñas alarmas en el rostro de Jin Ling antes de llorar. Se preparó para entrar en la habitación en cuanto el primer hipido saliera de la boca de su sobrino, pero HuaiSang dejó su propio pincel de lado para ver el trabajo de Jin Ling.
Con una amable sonrisa tomó su pincel pasándolo por el trabajo de Jin Ling. —Joven amo Jin, no tiene que llorar. En el arte incluso un error puede volverse algo hermoso, ¿ve?
El labio tembloroso del Jin se calmó, sonriendo como si hace unos segundos no estuviera a punto de echarse a llorar desesperadamente.
—¡Es cierto! —Felizmente volvió a tomar su pincel para reanudar su tarea.
Jiang Cheng decidió dejar de intentar descubrir lo que ese par tramaba, aunque por las palabras de HuaiSang se imaginaba que era algo relativo al arte, ¿acaso Jin Ling quería volverse una persona habilidosa en ese arte? Pero pudo haberle dicho, así habría buscado a los mejores maestros.
Aunque él no era muy culto en cuanto al arte, estaba seguro que nadie podía ser mejor que Nie HuaiSang. Todas las piezas que el líder de Qinghe creaba eran preciosas, desde sus abanicos que pintaba con tanto esmero hasta, y se avergonzaba de tan solo pensarlo, aquella colección de libros que iban contra toda la pureza del clan Lan. HuaiSang podía parecer una persona despreocupada en cuanto a la cultivación, pero se tomaba el arte demasiado en serio al ser su verdadera pasión.
Pero había escuchado que tras la muerte de su hermano y tras ascender como líder del clan, HuaiSang se había visto en problemas para seguir trabajando en su arte. Era una pena, si MingJue aun viviera el menor solo habría tenido que preocuparse por la cantidad de pintura que le quedaba.
Por la tarde volvieron a reunirse en los jardines para tomar la comida. Jiang Cheng había tenido que ayudar a limpiar muy bien las manos de Jin Ling al estar estas llenas de pintura,
—No te debes de manchar tanto con eso, puede ser peligroso. —Le regañó mientras que los platillos llegaban a la mesa.
Jin Ling hizo un puchero cruzándose de brazos. —Pero gege incluso tiene su lengua oscura. —Señaló causando que HuaiSang se estremeciera al ser arrastrado a aquel problema, pronto Jiang Cheng le miró con el ceño fruncido.
—¿Gege?¿Qué es eso de gege? Y no porque él haga algo significa que está bien que tú lo hagas. Además el que se lleve sus pinceles a la lengua es antihigiénico, tú no lo hagas.
HuaiSang tomó su abanico extendiéndolo, cubriendo la mitad de su rostro para voltearse al pequeño Jin Ling.
—Tu jiujiu tiene razón, no debes de meterlo en tu boca. Son cosas que hago yo como una mala costumbre, pero no debes de hacerlo nunca. —Le explicó con calma.
Jin Ling asintió comprendiendo el punto de ambos adultos, no dijo nada más comenzando a comer una vez que le pusieron su platillo en frente.
—¿Y ya tendré mi oficina de vuelta? No sé qué tanto hacen ahí. —Preguntó aunque era una mentira a medias.
Tanto HuaiSang como Jin Ling se apresuraron a negar con la cabeza.
—¿Entonces cuando podré ir a MI oficina? —Le parecía inaudito como ese par había tomado el control.
Jin Ling dejó su sopa para contestar. —Gege dice que no podemos apurar el arte. —Esa fue su gran explicación antes de continuar comiendo.
El mayor de túnicas oscuras le dio una mirada nada agradable a su invitado, HuaiSang solo se encogió en hombros.
—No es mi culpa que el Joven amo Jin tome mis sabias palabras. —Cerró su abanico comenzando a comer con una gran sonrisa.
Jiang Cheng soltó un suspiro rindiéndose ante ese par, por lo menos estaba compartiendo una comida con dos personas que le importaban.
Tras comer se dedicó a meditar un rato antes de entrenar en compañía de sus discípulos, era una buena manera para que sus cuerpos entraran en calor y después rematar con un baño caliente para deshacerse del sudor. Caminaba en dirección a su habitación cuando notó a HuaiSang saliendo de la cocina con algo de harina en su rostro e incluso algunas de sus mangas, se preguntaba que había estado haciendo ahí siendo que las veces que el Nie le había visitado jamás se había parado a aquel lugar. Cuando entro a su habitación para tomar un nuevo cambio de túnicas se encontró con su pequeño sobrino tomando una siesta, era más tarde de cuando usualmente la tomaba pero esperaba que esto no fuera un problema cuando durmiera en la noche.
Cuando terminó de asearse y cambiarse pidió que acondicionaran una habitación para HuaiSang, ya era hora de la cena y el azabache seguía ahí, no era tan descorazonado como para enviarlo de regreso cuando el cielo estaba tan oscuro y menos cuando le había visitado sin acompañantes en su camino de regreso. Se sorprendió al saber que no solo HuaiSang ya había tomado una habitación, sino que desde que había llegado había dejado claras sus intenciones.
En la hora de la cena Jiang Cheng juraba que HuaiSang estaba usando otras túnicas de las que había visto esa mañana, en realidad solo se trataban de pequeños detalles como que el dorado de estas predominaba e incluso había un delineado por encima de sus ojos que no hacía más que alargar su mirada. No lo mencionó porque sintió que eso sería mostrar cuanto lo había observado, en su lugar alzó una ceja al notar un plato de dumplings en medio de la pequeña mesa.
—No recuerdo haber pedido dumplings. —Murmuró para sí mismo tomando uno con sus palillos, estos eran pequeños y gorditos, se veían torpemente cerrados pero el olor era exquisito.
Le dio una mordida maravillándose con el sabor de la carne especiada.
—Eso es porque yo los hice. —HuaiSang exclamó sin una pizca de vergüenza.
El líder del clan Nie le miraba esperando su veredicto sobre los dumplings con una mano apoyada en su mejilla.
Jiang Cheng casi se atraganta con aquella afirmación. A su lado Jin Ling había estado bastante ocupado pelando semillas de loto, dejó las que ya tenía listas sobre su plato para después darle pequeñas palmaditas en la espalda, mirándole con preocupación y con sus ojos ya húmedos.
—No jiujiu, no te puedes morir antes de ver nuestros regalos.
Jiang Cheng comprendía al pequeño, la muerte había estado acechando a su familia desde su nacimiento así que era normal que le tuviera un gran miedo a esta.
Tras toser le hizo un gesto a su sobrino, acariciando su cabello. —Ya estoy bien, solo me sorprendí. —Explicó mientras que tomaba algo de té, ayudando a que su garganta se sintiera menos rasposa. Una vez que pudo respirar con tranquilidad su mirada fue hacia Nie HuaiSang quien había estado tan normal. —¿En serio los hiciste?
—Por supuesto, A-Cheng. —Respondió este con una voz cantarina. —¿Acaso no lo sabes? En tu cumpleaños debes de comer dumplings, así tendrás muchas riquezas ese año. —A pesar de la seguridad en su voz, su tono bajo a uno curioso. — ¿Te gustaron?
Jiang Cheng creía que había escuchado mal, pero por un momento y por la mirada que le daba HuaiSang había sentido que ese "¿Te gustaron?" en realidad era un "¿Te gusto?", pero podían ser secuelas de su ahogamiento. O eso quería creer.
—Están buenos, no esperaba que supieras cocinar. —Al final agradeció con honestidad, o la suficiente para que no se avergonzara en ese momento diciéndole que estaban deliciosos.
Además HuaiSang los había hecho para festejar su cumpleaños, ya hacía algo de tiempo que nadie cocinaba especialmente para él. Su interior se llenó de calidez conforme tomaba otro dumpling, Jin Ling a su lado seguía pelando las semillas dando algunas cucharadas a su sopa y dumplings, pero dejaba las semillas en el plato de su tío.
—Solo son unas cosas que se hacer. —HuaiSang se encogió en hombros sin darle tanta importancia al asunto.
—Pero gege, dijiste que todos tus discípulos solo han comido dumplings de tus intentos fallidos.
HuaiSang no estaba acostumbrado a estar tanto tiempo alrededor de niños, por eso no sabía lo poco discretos que estos podían llegar a ser.
Jiang Cheng se deleitó con el rostro tan rojo de HuaiSang, el que nunca entrenara bajo el sol había hecho que su piel se mantuviera nívea y que sus sonrojos solo fueran más notorios.
—No sé de qué me hablas, A-Ling. —El azabache desvió la mirada, huyendo de los ojos tormentosos de Jiang Cheng.
El líder de Yunmeng Jiang sonrió. —¿Aprendiste a hacerlos especialmente por mi cumpleaños?
HuaiSang al ver que no podría hacer oídos sordos y que el terco azabache no dejaría el tema, se rindió mirándole a los ojos.
—A-Cheng, ¿y que si así fue? Eres una persona muy preciada para mí, sería una desgracia si te volvías la victima de mis primeros desastres culinarios.
La sinceridad en las palabras de HuaiSang le asombró, en ocasiones deseaba poder hablar con tanta honestidad sin temer las repercusiones que causarían sus verdaderos pensamientos.
No supo cuánto tiempo se quedaron de esa manera, con sus ojos fijos en el contrario, en ocasiones ambas miradas chocaban y huían con una pequeña sonrisa, observaba con atención como HuaiSang debía de sostener su cabello para que este no cayera en su comida cuando se inclinaba.
Solo se dio cuenta que estaba observándole demasiado cuando su sobrino le interrumpió.
—Jiujiu, con ayuda de gege te hice esto. Feliz cumpleaños. —De sus túnicas extrajo el papel en el que había estado trabajando tan arduamente desde el mediodía, se lo entregó depositando un beso en su mejilla antes de volver a sentarse mirándole con emoción.
Sonrió tomando el dibujo en sus manos. En este había dos figuras, una más grande y otra pequeña con sus manos unidas, le gustaba el detalle que Jin Ling había puesto en su listón morado y el ceño fruncido. A su alrededor había distintos perros (Jiang Cheng imaginaba que eran eso), y en la parte donde el infante aparentemente había tenido su accidente ahora era un lago con pequeñas flores.
—Es hermoso A-Ling, jiujiu lo cuidara muy bien. —Prometió acariciando los suaves cabellos de su sobrino, este sonreía con orgullo mientras que comía algunas semillas de loto.
Jin Ling asintió, confiando en que su tío lo haría antes de señalar a al líder de la secta Qinghe.
—Gege también te hizo uno.
HuaiSang pensó en la siguiente vez hacer prometer a Jin Ling de no decir nada. Extendió su regalo, también se trataba de un dibujo pero este era un retrato de la familia Jiang.
—Espero te guste, A-Cheng. —Le deseó mientras que el cumpleañero tomaba su regalo en sus manos.
Como era de esperarse de HuaiSang, este era hermoso.
Su corazón dolió al ver a sus padres, a su querida hermana, a su tonto hermano mayor e incluso a su odioso cuñado quien sostenía la pequeña mano de Jin Ling, todos ellos le estaban rodeando en lo que parecía un cariñoso abrazo. Tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no llorar frente a sus dos personas tan importantes, si lo hacía Jin Ling se preocuparía.
—HuaiSang, muchas gracias. —Aunque su agradecimiento podía ser algo simple, su voz había sonado algo rota.
El líder de Qinghe sonrió.
—Feliz cumpleaños A-Cheng, no olvides que ellos deben estar cuidándote.
Jiang Cheng jamás admitiría como terminó llorando, siendo consolado por su pequeño sobrino quien también se había unido a su llanto solo para ser abrazados por Nie HuaiSang.
Por la noche Jin Ling dormía plácidamente a su lado, el llanto le había cansado que al momento en que su cuerpo tocó su cama había caído rendido. HuaiSang también se encontraba con él, dado que todo su día se la había pasado al lado del pequeño heredero del clan Jin, no habían tenido tiempo de ponerse al corriente de esos últimos meses.
HuaiSang siempre se sentía en casa en Yunmeng, Jiang Cheng no tenía por qué darle permisos siendo que el hombre de ojos como la miel se tomaba sus propias libertades. Como en ese momento que, desvergonzadamente, estaba recostado a su lado en la cama.
—No puedo creer que tú y Jin Ling se pusieron de acuerdo. —Murmuró mirándolos con incredulidad, aparentemente todo había sido un plan orquestado por la pequeña peonia para que pasara su cumpleaños acompañado.
—A-Ling te quiere mucho, no quería que pasaras tu cumpleaños solo ustedes dos. —HuaiSang hizo una pequeña pausa antes de mirarle. —Yo tampoco quería que lo pasaras solo.
—No estoy solo, lo tengo a él.
—Lo sé. Pero A-Cheng, no contestaste a mi pregunta apropiadamente. —HuaiSang hizo un puchero.
Jiang Cheng intentó recordar qué le había preguntado el azabache. Sus mejillas enrojecieron, aparentemente no se había tratado únicamente de los dumplings. Tomó la mano del líder de Qinghe, alzándola hasta su rostro para depositar un suave beso en el dorso de esta.
—Me gustas.
HuaiSang con una sonrisa se acercó a él para compartir un suave beso mientras que unían sus manos, sus labios apenas habían conseguido sentir la calidez del contrario cuando ambos se separaron. Ambos sonrieron antes de seguir con su conversación pero conforme avanzaba la noche sus voces comenzaban a sonar más aletargadas hasta que cayeron profundamente dormidos con sus manos unidas.
[___]
MDZS no me pertenece.
Y llego muy tarde pero, feliz cumpleaños al mejor jiujiu de todos!
Por favor aprecien que mencione un chingo de veces a Nie HuaiSang como líder de secta, solo para eso mi hermana y yo estuvimos investigando las líneas del tiempo de mdzs xD y seguramente lo tengo mal pero pues...ahí está, hicimos el intento.
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