♪Me vale♪
Saludos cordiales.
Llevo queriendo escribir este songfic desde que empecé el reto y Spotify decidió que debía utilizarla. "Me vale" es una canción icónica, sin importar en que época hayas nacido, y no me lo pueden negar.
Los obligo a volver a "Horrible kids" para que recuerden a la demonio que ayudó a Dark en su momento; esta chica es nuestra protagonista el día de hoy. No les voy a contar mucho de ella, la historia está hecha para que la conozcan mejor.
Eso sí, advierto desde ya que no es lo que parece, no es un demonio cualquiera. Entre las múltiples especies de demonio que habitan en Hiding Woods, existen los que son capaces de cambiar de forma a voluntad; no solo pueden alterar temporalmente su apariencia física, también pueden tomar forma animal y, en ocasiones, hasta adoptar la identidad de una persona, esto con el fin de obtener un beneficio.
Espero que les guste lo que van a leer, porque ella para mí es especial, aunque sea apenas un personaje secundario entre las historias de mis personajes principales.
Con todo dicho, por favor disfruten la lectura.
Se sentía orgullosa de su apariencia aquella mañana, aun si su madre le decía que parecía una prostituta, estaba orgullosa de verse bien en lo que llevaba puesto, y en como su cabello, a veces azul, a veces negro, brillaba bajo la luz de su habitación. Se maquilló suavemente, resaltando lo apropiado sus ojos, delineando sutilmente con azul sus parpados, peinando y alargando sus pestañas.
Sin dudas se veía genial.
Dejó su habitación con una sonrisa, tomando la mochila que llevaba siempre al trabajo, guardando la camiseta con el logo y nombre de su tienda, un libro para matar el tiempo, y su teléfono. Apenas pudo avanzar por el pasillo antes de escuchar los regaños de su madre.
— Asterin ¿Pero qué diablos llevas puesto? — reclamó la mujer, cortándole el paso hacia el primer piso— ¿Acaso piensas ir a trabajar así? Regresa allí dentro y ponte algo decente.
— Mamá, es solo una falda— se excusó sin ganas, rodeándola y comenzando a bajar las escaleras, escuchando como los pasos de su madre la seguían de cerca. A veces no entendía como es que alguien tan estricta y conservadora como era mujer podía hacerse llamar demonio ¿Qué no eran ellos la imagen de la desobediencia y el desorden?
La risa de su hermano, que desayunaba sentado frente a la barra de la cocina, fue el toque final para aquella maravillosa mañana; viva rodeada de clones. Su madre y hermano eran iguales el uno del otro, a veces incluso le costaba diferenciarlos si ninguno hablaba, mientras ella era la oveja negra de la familiar, en más de un sentido.
— Aster, deberías escuchar a mamá— intentó regañarla, riendo burlón y subiendo las piernas a la silla, comiendo distraídamente, mas entretenido en la discusión que en su desayuno.
— No molestes Orión— exigió sin escuchar a ninguno de los dos, tomando del refrigerador un frasco de mermelada, preparándose algo de comer. Todas sus mañanas eran así, ya le importaba poco lo que ellos pensaran de su apariencia o su maquillaje, incluso su cabello era un tema de controversia cuando decidía no dejarlo en el blanco natural que ellos tenían.
¿Quién podía culparla? Ellos eran cambiantes, podían elegir el rostro de cualquiera y hacerlo pasar como suyo mientras así lo quisieran; su madre y hermano habían elegido el cabello blanco, supuesto color natural en su familia, y los ojos dorados. Su pecado era no elegir esa apariencia como suya, porque creía que tenía derecho a experimentar, a descubrir cual era el rostro que le pertenecía antes de declararlo como suyo.
Dejó la casa sin esperar una despedida, acomodándose la falda y emprendiendo su camino hacia el centro en que trabajaba, con una sonrisa en los labios y una actitud positiva. No necesitaba la aprobación de su familia para ser feliz.
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— Entonces ¿No has pensado en independizarte? — Dakota se recargó en la vitrina, buscando la mirada de su amiga, intentando convencerla, nuevamente, de dejar su casa y el ambiente tan pesado que tenía que soportar diariamente— Quiero decir, piénsalo. Podrías vivir como tu quisieras, incluso podrías usar tu nombre sin tener que escuchar "Mónica no es un nombre de demonio" todo el tiempo.
— Es tentador, Dark, pero no creo que sea buena idea— admitió con tristeza, alargando la mano para despejar el rostro de la inmortal, suspirando pesadamente, huyendo de la brillante mirada de su amiga— Mi hermano es un bueno para nada, y mi madre no soporta la idea de trabajar... sin mí, creo que se mueren de hambre.
— Eres demasiado buena persona— lamentó la pelinegra, sonriendo y negando, identificándose mas de la cuenta con la demonio que tenía delante. Quería decir algo más, intentar subirle el animo, pero la intromisión de lo que supuso era in cliente le impidió seguir la conversación; sabía que no podía entrometerse entre el trabajo de nadie.
— Aster, mamá dice que si vuelves a olvidar el almuerzo, te dejará morir de hambre— la demonio rodó los ojos como si no pudiera tomarse las palabras de su hermano en serio, recibiendo la bolsa de su almuerzo e ignorando de inmediato al muchacho, volviendo su atención a la asesina que tenía como amiga.
— Y ¿Cuándo es la boda? — preguntó de la nada, notando el anillo que portaba en el dedo, deleitándose con la vergüenza que se apoderó del rostro de la pelinegra.
— Mochi por todos los dioses...— murmuró cubriéndose el rostro con las manos, murmurando cosas que nadie más alcanzaba a escuchar.
— ¿Aun usas ese ridículo nombre? — intervino el peliblanco, recordándoles que seguía en la tienda, escuchando sin permiso— Mamá se va a molestar, deberías agradecerle por tu nombre, no cambiarlo por uno tan humano.
— Oye, si me importara lo que mamá piensa de mi nombre, no me presentaría con el a todos mis amigos— se defendió con desinterés, cruzándose de brazos y retando con la mirada al menor, que parecía genuinamente sorprendido por la actitud arisca de su hermana— Mónica es mi elección de nombre, así como esta es mi elección de rostro. Si a ustedes no les gusta, es su problema, no el mío. Yo soy feliz con mi identidad y eso basta y sobra.
Dakota alternó la mirada entre ambos, preguntándose si su amiga no sería adoptada y una extraña en su familia, como a veces parecía afirmarlo ella misma. No se parecían en nada, al menos no físicamente; tenía el honor de conocerlos ambos, a Mónica y a Orión, y sabía que eran polos opuestos, tan distintos que nadie se atrevería a confundirlos con familiares ni por error.
— Si eso es verdad ¿Por qué sigues llorando en las noches? — atacó el menor, demostrando que no tenía miedo en enfrentarse a ella; la demonio suspiró profundamente, cerrando los ojos un instante y pensando detenidamente en sus palabras, sabiendo que tenía aún la presencia de Dakota a su lado, sintiendo que eso le ayudaría.
— ¿Eres tan cuadrado que no piensas más allá de lo evidente? — cuestionó con severidad, cruzando los brazos sobre el pecho y mordiéndose el labio, notando de inmediato como su voz temblaba— Dime ¿En verdad crees que puedes abusar de alguien verbalmente sin llevarlo al punto de quiebre? ¿Sin causar sufrimiento y lágrimas? El que no me importe lo que ustedes dicen de mí, no quiere decir que no me duela. Al contrario, elijo que no me importe porque duele demasiado.
Las lágrimas le nublaban la vista, tenía la voz pañosa y sabía que, por más que intentara, no iba a poder mantener su maquillaje intacto. Volvió a suspirar para poder seguir hablando, agradeciendo que Orión se mantuviera en silencio.
— Me encanta quien soy, como me veo y las personas con quién trato— admitió alegremente, sonriendo a pesar de lo que sentía— mis amigos respetan mi nombre, mi apariencia, y me animan cuando ustedes se encargan de lo contrario. Me encantaría que dejarán de joder, que en lugar de criticarme se dedicarán a encontrar lo que está mal en ustedes, pero sé que no va a pasar. Por eso no me importa su opinión.
— Mochi ¿Estas bien? — la asesina se acercó a su amiga sin importarle si seguía allí o no el otro demonio, acariciándole la espalda y ayudándola asentarse mejor, susurrando cosas dulces que, en aquel momento, eran lo que más necesitaba.
Su hermano, su madre, y cualquiera que fuera como ellos, jamás iba a entender lo poco que en verdad le importaban sus palabras. Estaba segura que podrían pasar mil años y aún así seguirían juzgando la igual. No le importaba, pero le dolía.
Sin embrago, la sonrisa sincera que le brindaban personas como Dark, que se preocupaban por sus emociones y por hacerla sentir bien, eran lo que necesitaba para seguir adelante.
— ¿Sabes Dark? — murmuró cuando su hermano se marchó entre acusaciones y murmullos, encarando de nuevo a la pelinegra con una sonrisa sincera— La independencia ya no suena tan mal.
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Cuando me di cuenta que unas 1000 palabras se perdieron porque Word decidió no guardar mis cambios quería llorar. Había pasado mucho tiempo puliendo esa idea solo para que el universo decidiera que no tenía permitido seguirla trabajando. Este resultado me gusta mucho, pero obviamente no es igual que el primero.
Pero, llorar sobre la leche derramada es una pérdida de tiempo, así que me decidí a no lamentarme y simplemente seguir escribiendo.
Mónica es uno de mis OC favoritos, porque está pensada para ser la consejera de los principales en sus historias, de hecho, ella conecta todas las historias que alguna vez he pensado con mis personajes, pero eso no quiere decir que no tenga su propia historia. Si tienen preguntas sobre ella, no duden en hacerlas, yo feliz de contestar.
Espero que les haya gustado, a mí me hizo feliz escribir esta historia.
Nos leemos luego :)
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