♪Horrible kids♪

Saludos cordiales.

Hoy vengo a ustedes con una obra original, inspirada en una hermosa canción que, en ocasiones, parece más cruda de lo que es. Pero, antes de poder pasar a la historia, me permitiré darles una explicación rápida del personaje y del universo en que se desarrolla du historia.

Soy bastante nerd en lo que respecta a fantasía y las cosas sobrenaturales, por lo que me hice cargo de crear un mundo en que puedo combinar ambos y añadirle un toque de realidad, que nunca está de más. La fantasía urbana es un subgénero que mezcla las maravillas de la magia y lo imposible, en un entorno cotidiano, al que se pueden añadir problemas del mismo tipo. Mis historias transcurren en un universo así.

Hiding Woods es el nombre de la ciudad donde, con algunas reglas especiales, conviven diariamente demonios, ángeles, sombras, dragones, vampiros y demás, con los humanos. Es aquí donde toman lugar las historias de la gran mayoría de mis OC's; naturalmente, Dark Blood, o Dakota Owens, no es la excepción. No creo que muchos la conozcan, y no los culpo, pues nunca hablo de mis personajes abiertamente, sin embargo, la canción encaja perfectamente con quien es y como se comporta, por lo que voy a tomarme la libertad de hablar de ella.

Hay tres cosas que necesitan saber para poder leer este short.

1) Nació con la capacidad de ver las almas de la personas, un poder singular que solo algunos adquieren, pero que es tremendamente codiciado. Es la única humana en siglos con esta capacidad.

2) Vendió su alma a un demonio para poder proteger a Luka del mundo. El trato era que él le daría el poder que tanto quería, a cambio de su alma y sus ojos. Quería la habilidad para cazar almas por su cuenta, sin embrago, algo salió mal y terminó convertida en un ente inmortal.

3) Trabaja para la muerte cazando almas que han perdido por completo la voluntad de vivir. Esto le ha dado fama de asesina y, naturalmente, un desprecio por quien es y lo que hace.

Confío que estos cuatro datos ayudarán a entender esta historia, y espero que la disfruten.

Si surgen dudas, no teman en preguntar, realmente me gustaría hablar más de mis bebés.

Por favor, disfruten la lectura.

Se miró en el espejo, poco convencida de lo que su reflejo le enseñaba, no muy segura de que era ese algo que le hacía sentir como una extraña. El vestido era hermoso, probablemente el más bello de toda la tienda, sin embrago, en su cuerpo perdía esa belleza que mostraba en el escaparate. Dirigió una mirada a la vendedora, negando suavemente y regresando al vestidor para cambiarse, decepcionada.

Era el tercero de ese local, y el décimo de la tarde; nada le parecía apropiado, todos los vestidos estaban hechos para chicas con curvas y altura de supermodelo, no para alguien con sangre latina que apenas pasaba el metro sesenta. Analizó su figura antes de salir, sonriéndole al reflejo que conocía y adoraba, tragándose las lágrimas y huyendo sin decir adiós. Al menos al vestir una camiseta básica y un pantalón de corte recto se sentía como ella misma.

Sentía que debía ser cuidadosa, que la elección de atuendo afectaría cómo sería la noche, y por eso perdía tanto tiempo en la plaza comercial, buscando algo apropiado, algo que la hiciese sentir cómoda. No entendía del todo el tema de un baile, no le gustaba la música o la atención, sin embrago, había aceptado asistir solo porque había sido ella quien se lo había pedido.

El recuerdo de sus palabras, de lo dulce que había sido ese día, le daba razones de sobra para seguir en aquella inútil búsqueda. "No me digas que no" le rogó cuando se animó a invitarla, asegurándose que nadie pudiese interrumpirlas o enterarse de con quién irían, prefiriendo ahorrarse las burlas e insultos.

Suspiró cansada, sentándose en el borde de una fuente, intentando entender. Incluso antes de ser la cazadora de almas que ahora era, incluso antes de tener unos brillantes ojos magenta y una enorme cicatriz en la mejilla, era víctima de bromas y jugarretas, de insultos y sobrenombres despreciables que no tenía las ganas o la energía de recordar; toda su vida había sido así, siempre la habían atacado por algo. Podía bien ser por su estatura, o su físico, o el que su madre no fuera "americana", siempre había una razón, una ridícula razón.

Pensó en Aidenne, en cómo su novia también era una mestiza, una criatura mitad humana que nunca había encajado ni en un mundo ni en el otro ¿A ella la acosarían también de niña? No quería pensar en cómo, aun siendo una princesa, el mundo le daba la espalda y la abandonaba a su suerte. En cómo, su propia gente, esperaba pacientemente su muerte por una razón u otra. La simple impresión de que, en miles de ocasiones, la necesitó y no estuvo a su lado le oprimía el pecho, le hacía sentir una culpa que le revolvía el estómago.

Suspiró cansada, divisando la cafetería en donde trabajaba su primo, buscando las banderas que ondeaban al viento, queriendo encontrar en ellas un apoyo o una razón más para sonreír; nunca entendería como los humanos eran tan cerrados, el por qué le decían que estaba rota o incompleta cuando expresaba su asexualidad. Sin dudas, de todas las criaturas que vivían en la cuidad, los humanos eran los mas estúpidos de todos. Sonrío tristemente y retomó su camino, dispuesta a encontrar un atuendo apropiado.

No avanzó mucho, apenas unos pasos, cuando alguien le empujó por el pecho hacia la fuente, robándole el equilibrio y asegurándose que cayese en el agua helada, salpicando a todo aquel que estuviese cerca. Las risas no tardaron en aparecer, junto a los insultos y malas palabras, haciéndola sentir vulnerable, aún con todo el poder que tenía.

Un frío extraño le trepó por las manos, como si algo se hubiese colado en sus venas y ahora infectarse su sangre; notó como el agua se teñía de negro conforme el frío le cubría los brazos. Se había lastimado, gravemente, y ahora su cuerpo curaba las heridas. Las personas, los humanos, que estaban a su alrededor no tardaron en mencionar aquel espeso líquido que salía por sus manos, soltando toda clase de comentarios ridículos.

Se levantó, pretendiendo que nada había pasado, salpicando el oscuro líquido a quienes se seguían burlando, avanzando hacia algún local que le ofreciese refugio o una mano amiga. No iba a permitir que vieran cuando la habían lastimado, no en esa ocasión.

Las burlas aún resonaban en su cabeza, aunque no podía estar segura de si eran de verdad o solo su mente jugándole una mala pasada; se abrazó para no temblar, apresurando el paso y tragándose las lágrimas. En otras circunstancias habría dejado un caos detrás, un alboroto digno de una despiadada asesina, sin embargo, no estaba de humor. Creía que ya se había acostumbrado a esos maltratos, pero realmente no era así, no había modo de habituarse a eso.

— ¿Necesitas ayuda?— cuestionó una amable voz a su lado, una chica no mayor que ella, o probablemente mucho mayor, que limpiaba la entrada de un local gótico al cual nunca había entrado— Parece que vas a desmayarte...

— ¿No importa?— cuestionó con la voz temblorosa, agradeciendo que el cabello le cubriese los ojos, al menos un poco— ¿No te molesta que una asesina entre en tu local?

— Tonterías, aquí eso es lo de menos— insistió, ampliando su sonrisa e invitándola a entrar, con una cordialidad que no recordaba haber experimentado en su vida. Se adentró en el local con curiosidad, dejando a su paso húmedas huellas y gotas de agua negra.

— Asombroso— reconoció, pasando la mirada por los pequeños detalles que saltaban a la vista, sintiendo que había cruzado la puerta a otro mundo, a uno desconocido pero que le hacía sentir como en casa. Volvió a ver a quién le había convidado a entrar, descubriendo que tenía entre sus manos una toalla, y a su espalda una cola blanca— Demonio...

— En pocas palabras— explicó mientras regresaba tras el mostrador, señalando la dirección en la que podría encontrar un vestidor— Si gustas, hay ropa seca dentro.

Se adentró en el pequeño cuarto, con la cabeza en otra parte y una sensación extraña en el pecho. No lo entendía, sin importar cuanto tratase, no podía entender por qué razón aquella demonio la trataba tan bien, tan amablemente ¿A caso esperaría obtener algo a cambio? Era común que eso buscasen, sin embrago, no tenía nada que ofrecerles.

Aprovechó la oportunidad para cambiarse de ropa, al menos así no tendría después una gripe o algo peor. Tomó una camiseta negra, sin estampado o detalles llamativos, un jean azul medio que le quedaba como anillo al dedo y unas converse rojas, dejando todo lo que antes traía en una bolsa, para no seguir empapelando el lugar. Salió después de un rato, acomodándose el cabello y dejando la toalla en la vitrina del mostrador, agradeciendo con una sonrisa.

— Son horribles ¿No? — planteó la demonio, mirándola directamente y permitiéndole detallar el color de sus ojos y el de su alma, sus iris eran brillantes, de un color aqua poco peculiar, adornados por delineador negro y sombras purpura; sus mejillas estaban salpicadas por cicatrices y pecas, ocultando unas marcadas ojeras; su cabello era negro, tan oscuro como la noche, abundante y esponjoso. Era sin duda llamativa, pero tenía ese toque de belleza que forzaba a voltear la vista, sin importar la orientación del espectador— Los humanos, quiero decir.

— Tienen la cabeza vacía— secundó sin mucho interés, buscando ansiosamente su alma; no era su trabajo, nunca lo había sido, pero la curiosidad siempre la obligaba a buscar un color, o una fisura, cualquier cosa que le ayudase a identificar a su interlocutor— ¿Cuánto debo? Por la ropa.

— Nada, quiero creer que con eso ganaré un cliente— se apresuró a explicar, impidiéndole sacar dinero de su bolsillo, ofreciéndole una sonrisa que empezaba a ponerla nerviosa. Desconfiaba de todo aquel que le sonriese sin razón, había aprendido a hacerlo tras años de falsas amistades y sonrisas mentirosas; aquella demonio, de alma azul, le generaba mas desconfianza que todos los humanos con los que había coincidido en la vida— Pero, si gustas, puedes llevarte algo que si cueste dinero.

Consideró la idea como una buena oportunidad para conseguir un regalo para Aidenne, pronto sería su aniversario y quería darle algo tan lindo como ella; sin embargo, apenas dio media vuelta para recorrer el local, una multitud irrumpió sin cuidado, creando una alharaca digna de un circo.

— ¡Ahí está el monstruo! — vociferaban con odio, intentando alcanzarla todos al tiempo, lanzando insultos y maldiciones que le estrujaban el corazón. A cada segundo, se sentía mas atrapada, mas indefensa; tenía un poder inimaginable, habilidades que incluso ella desconocía, era perfectamente capaz de abrirse paso y huir, sin embargo, se sentía atrapada, acorralada como un animal enjaulado.

No quería pensar, no quería escuchar, simplemente quería huir y jamás volver a aquel lugar. Cerró los ojos con fuerza, escuchando como la demonio solicitaba silencio y orden, temiendo que pudiese salir lastimada; sentía que era suficiente, que la estaban orillando a un límite que no quería alcanzar, se sentía agobiada y vulnerable, como si fuese de nuevo una niña pequeña que regresa llorando a casa porque sus compañeros la llaman "mestiza" despectivamente.

— ¡BASTA! — ordenó, encogiéndose en su lugar, dejando que una ola de adrenalina recorriese su cuerpo. Había sido herida, estaba siendo atacada y estaba afectando a alguien inocente, no iba a permitir que nadie más que ella saliese perjudicada. Una brillante energía roja la rodeó, iluminando el local y a quienes se encontraban más cerca, llenando el ambiente con un aroma metálico y putrefacto, el aroma de la sangre descompuesta.

Se levantó secándose las lágrimas, avanzando hacia la multitud con enojo, cargando consigo ese desagradable aroma y la ilusión de que algo la rodeaba. No necesitaba ver a nadie a los ojos para saber que estaban aterrados, que querían pedir perdón y rogar por sus vidas, podía sentirlo. Se disculpó con la demonio antes de salir, antes de empezar a correr hasta que las piernas no le respondiesen o hubiese llegado a casa.

"Lo lograron" pensó mientras avanzaba, limpiándose las lágrimas e ignorando los llamados de atención de quienes pasaban a su lado, murmurando disculpas que no llegaban a oídos de nadie "Miren lo que lograron... miren lo que logre..."

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Bueno, escribir esto fue complicado, porque no quería hacer nada explicito, sin embargo, todas las ideas que surgían involucraban muertes violentas que, en este momento, no estoy en ánimo de escribir. A pesar de eso, creo que resultó bastante bien, el resultado puede ser confuso, pero igual funciona.

Les agradezco un montón que hayan leído esto, significa demasiado para mí que se interesen, medianamente, por mis personajes y OC's, probablemente más de lo que las palabras pueden expresar.

Espero que les haya gustado.

Nos leemos luego :)

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