♪All falls down♪
Saludos cordiales.
Bienvenidos al primer One-shot de este libro. No sé muy bien que decir para recibirlos, por lo que simplemente voy a hacer el aviso pertinente y ya.
Este será un songfic de Villainous, enfocado específicamente en Demencia y su amor por Black Hat. Por esta razón, y como ya es mi costumbre, les voy a dar información interesante. Hablemos del amor no correspondido.
El amor no correspondido se trata de una relación romántica unilateral, en la que bien una de las partes no comparte los sentimientos, o bien una de las partes pierde el interés en la relación. El primer punto a considerar para explicar este fenómeno se encuentra en la química; en el proceso de enamoramiento, se ven involucrados una serie de neurotransmisores, responsables de las sensaciones de euforia y plenitud que acompañan está a experiencia. Sin embargo, cuando el sentimiento no es recíproco, la producción y el flujo de dopamina, serotonina y oxitocina se ve interrumpido.
El efecto es similar al de un adicto que entra en abstinencia, el organismo acusa la falta de estas sustancias, sumiéndose en un estado de ansiedad, tristeza y necesidad de reencontrarse con la fuente de placer. Y, así como un adicto, el cuerpo puede regresar a la normalidad tras un periodo de tiempo y aceptación, que puede verse gravemente afectado si se vuelve a ver a la persona. Lo que puede convertirse en un círculo vicioso de recuperaciones y recaídas.
Solo información interesante, que sé que les gusta.
⚠️Este capítulo contiene violencia física, lenguaje ofensivo y Gore ligero. Lean con precaución⚠️
La imagen en multimedia es propiedad de AI Animation Studios.
Por favor disfruten la lectura.
Se arrastró por las paredes con rapidez, huyendo del muchacho que intentaba capturarla, sabiendo que estaba manchando el papel tapiz con sangre y lodo, importándole poco los gritos y reclamos que recibía, indispuesta a distraerse de su objetivo. Había pasado toda la mañana intentando atrapar al mapache que ahora llevaba entre la boca, creyendo que sería un lindo regalo para su amado Black Hat.
Deslizó su cuerpo por una ventila, librándose finalmente de la molesta voz de Flug y sus regaños sin sentido, sabiendo que no estaba lejos de la oficina del villano. Aceleró el paso, riendo suavemente y gruñéndole a las ratas que se metían en su camino, ansiosa por verle y saber su opinión. Estaba segura que le gustaría ese regalo, esperaba que esta vez le gustase.
Con un suave siseo, se arrastró al interior de la oficina, dejando caer sobre el escritorio el cadáver del animar, riendo alegremente y dando un salto para aterrizar delante del escritorio, en el preciso momento en que Black Hat dejaba de hablar por teléfono para mirar con asco el desastre de pelo y sangre que ahora manchaba su escritorio.
— ¡¿Pero qué diablos es esto?! — vociferó con rabia, estampando la bocina contra el interruptor, hundiendo el aparato en sí mismo, rasguñando la madera— ¡Demencia, más te vale tener una buena explicación!
— Es un regalo— canturreó con una sonrisa, enseñando la lengua de forma infantil, esperando por un signo de aprobación, o alguna señal de que había conseguido su objetivo— ¿Te gusta, bombón?
El eldritch chasqueó los dedos con una mueca de asco, envolviendo el cadáver en llamas, disfrutando de verlo arder mientras, para su desgracia, la joven alebrije comenzaba a reír de forma entusiasta, disfrutando también del espectáculo. Se inclinó hacia adelante, para tomarla por el mentón de forma agresiva, enterrándole sin cuidado las garras en la piel.
— No— sentenció sin más, afirmando su agarre, lastimándola sin cuidado. La chica seguía riendo alegre, pese a su respuesta, incapaz de apartar la mirada de aquellos inexpresivos ojos. Ni siquiera había escuchado la respuesta, no le interesaba saber que había dicho, le bastaba con estar lo bastante cerca como para apreciar el brillo rojizo de sus pupilas y sentir el corrosivo aroma de su saliva lastimarle los pulmones— Ahora ¡Largo de aquí!
Sentir su cuerpo volar hasta el otro lado de la oficina, atravesar la enorme puerta y estamparse contra la pared del pasillo, no hizo más que ensanchar su sonrisa. No podía dejar de reír con entusiasmo, completamente hipnotizada por sus ojos. Solo cuando tuvo que levantarse fue cuando dejó de reír, seguramente tendría que ir al laboratorio y asegurarse que no tenía ningún hueso roto por el impacto.
— Te dije que no lo molestaras— regañó el muchacho, que había permanecido en el pasillo, a la espera del desenlace, para hacerse cargo de las heridas de la joven— Lleva toda la mañana con un cliente, de seguro ahora está enojado con ambos.
— Le gustó mi regalo...— celebró en voz baja, aceptando la ayuda que le ofrecía el científico, escuchando sus huesos crujir con cada movimiento, aún demasiado embobada como para preocuparse— ¿Crees que lo haya quemado para guardarlo por siempre? ¡¿Qué tal si quiere otro?!
— Demencia, basta— pidió en tono de súplica, arrastrándola en dirección al laboratorio, dispuesto al menos a curar el profundo corte que tenía en el mentón, cansado de la misma rutina— Probablemente ni siquiera sabe qué diablos le llevaste.
La joven alebrije no contestó, estaba demasiado embobada imaginando una vida junto al villano, planeando su boda y los nombres que le pondrían a sus hijos. Realmente estaba feliz, aun con el mal trato que había recibido, estaba feliz, porque Black Hat había dedicado un minuto de su tiempo para prestarle atención. Sin embargo, y aunque estaba muy ensimismada en su fantasía, no podía dejar de pensar que, en los libros y películas, el amor era mucho más dulce.
— Oye, Flug— llamó mientras el humano le curaba la barbilla, cansada del escozor que causaba el desinfectante al contacto con su carne expuesta— ¿Crees que Blacky sepa amar? ¿Crees que espera a que yo le enseñe?
— ¿Quieres una respuesta honesta? O prefieres las mentiras de siempre— contestó sin mucho interés, cansado de la misma conversación de siempre, esperando que un día la respuesta cambiase, que un día se diera finalmente cuenta y dejase de actuar como un perro persiguiendo su cola.
— Solo contesta— exigió seria, molestando los puntos que acababa de ponerle el científico, recibiendo un manotazo en respuesta. Flug le colocó una venda porosa en el lugar, esperando que no se los arrancase antes de tiempo.
— Dudo mucho que si quiera sepa lo que es un sentimiento— se sinceró por primera vez, recogiendo los implementos del botiquín, esperando que la joven le escuchase por una vez en su vida— Y dudo que quiera que una adolescente le enseñe algo del tema. Demencia, Black Hat es maldad pura, no tiene sentido que sigas intentando.
— Yo sé que él me ama— contestó orgullosa, sacando el pecho como si presumiera el mejor de sus logros, recibiendo en respuesta un suspiro cansado. Sabía que Flug decía cosas sin sentido, el muchacho solo estaba celoso de toda la atención que le daba su jefe.
— Cree lo que quieras, solo no vuelvas a arrancarte los puntos— pidió sin darle importancia a su respuesta, levantándose de la silla y dejándola sola un instante, importándole poco si causaba un desastre o si se marchaba sin más; tenía demasiado trabajo como para preocuparse por algo así.
Demencia dejó el laboratorio segundos después, saltando alegremente y tarareando su canción de amor, pensando en un modo de entretenerse mientras su amado la necesitaba. Pasó frente a la oficina, dispuesta a saciar su curiosidad, quería saber si Black Hat seguía al teléfono, o si ya tenía tiempo para ella.
— Ugh, a estas alturas, no me interesa en que la utilice— le oyó decir, con ese tono de fastidio que reservaba solo para los clientes más incompetentes; la curiosidad la llevó a recargar su peso contra la puerta, pegando la oreja para escuchar mejor— ¿Cuánto tiempo?
Gruñó al entender que solo podría escuchar lo que decía el villano, dejándola con solamente la mitad de la información. El silencio la exasperaba ¿Cuánto podía hablar un bastardo de esos? No creía que tuviesen nada interesarte que decir, no tenía derecho a robarle valioso tiempo a su lado.
— ¡JA! Sin fecha no hay trato— gruñó el villano, tomándola por sorpresa, posiblemente arriesgando su posición de espía en aquel momento. Black Hat se escuchaba irritado, incluso molesto, y eso la hacía sentir molesta con el incompetente que estuviese hablando con él— Los servicios que solicita tienen una fecha límite, sin embargo, adelante. Inténtelo.
Retrocedió al escucharlo colgar la llamada, alejándose lo bastante de la puerta como para fingir que simplemente se encontraba pasando por el lugar. Pensó en alejarse un poco, en seguir su camino por el pasillo, cuando el grito con su nombre resonó en todo el lugar, haciéndola temblar. Adoraba escucharle llamar su nombre.
— Dime, amor mío— pidió con sonrisa tonta, asomándose al interior de la habitación, poniendo su cara más coqueta.
— Tienes trabajo— explicó sin mirarla, firmando un contrato y extendiéndoselo a la chica, evitando en todo momento el contacto visual— ¡Largo de aquí!
Con saludo militar, y el contrato en mano, se retiró del lugar, sin borrar en ningún momento la sonrisa de sus labios. Iba a cumplir con obediencia su misión, y regresar solo hasta haber tenido éxito, le iba a hacer sentir orgulloso.
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Pateó con fuerza la mandíbula del villano que, sin pudor o vergüenza, la abrazaba por la cintura, apretando los puños con la fuerza suficiente como para enterrarse las uñas en las palmas. Hacia horas que había terminado su trabajo, ya debería estar de regreso con su amado Black Hat, sin embargo, aquel incompetente payaso seguía insistiendo en que debía quedarse a su lado.
— Vamos, damita, ¿No te gustaría estar con alguien que de verdad te quiera? — preguntó con una sonrisa, sobándose el golpe como si no fuese la gran cosa, pasándole el brazo por sobre los hombros— Deberías entender que él no te ama, no como yo.
Demencia, que había escuchado esas palabras miles de veces, volvió a golpearle en la mandíbula, derribándole sin problemas, comenzando a patearle con toda la rabia y fuerza que tenía acumuladas; el idiota ya había firmado el contrato, podía hacer lo que quisiese con él. No supo decir si las lágrimas que resbalaban por sus mejillas, salpicando con cada nueva arremetida, eran por rabia o por tristeza.
No entendía realmente que pasaba, o probablemente no quería hacerlo; cuando se alejaba de la mansión, sin importar si eran horas o minutos, siempre empezaba a llorar. Lloraba sin poder evitarlo, como si algo en su interior necesitase salir, desease salir, solo cuando nadie más podía verla. Pateó y golpeó al villano hasta que no supo decir si estaba inconsciente o muerto, tenía la ropa llena de sangre y lágrimas, y estaba lista para regresar.
Se peinó el fleco, limpiando los rastros de sus mejillas, y se encaminó de regreso a su hogar, cargando la prueba de haber cumplido con su misión, asegurándose de llevar el contrato también. Quería creer que había sido suficiente, que había dejado salir todo lo que necesitaba, sin embargo, lo más probable es que no fuera así.
— Voy a estar bien— afirmó a las estrellas, reemplazando la mueca de rabia con su mejor sonrisa, creyéndose de nuevo esa mentira que tantas veces había murmurado. ¿Qué más podía hacer? Si todo se derrumbaba, saba igual; si nada funcionaba, era lo mejor. Realmente, lo único que necesitaba era estar bien, creer que iba a estarlo.
Después de todo, no importaba lo que le dijesen, sabía que Black Hat la apreciaba, así fuera un poco. De otro modo ¿Por qué la conservaba a su lado?
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Fue mas corto de lo que esperaba, pero el resultado me gustó bastante. Espero poder seguir con este ritmo y calidad, no solo aquí, sino en mis demás historias también.
Realmente espero que les haya gustado, no es lo que acostumbro escribir, pero lo hice con el mismo amor y dedicación de siempre. Muchas gracias por haber llegado hasta aquí.
Nos leemos luego :)
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