Titiritero
Era una noche de invierno del año 1785 en Liverpool -Inglaterra, las calles estaban repletas de personas de traje y trabajadores de fábricas saliendo de sus trabajos presurosos de llegar a sus hogares, otros se encontraban haciendo unas últimas compras antes de que las tiendas cerrasen, entre aquella multitud se encontraba un niño de apenas 10 años que recorría con la mirada los artículos de las tiendas sin decidirse aún que comprar. Era la víspera de Navidad y ya todos en su familia habían comprado sus regalos, solo faltaba a él comprar el regalo a su padre a quien admiraba y quería por su trabajo de titiritero, era el mejor y él lo sabía y ya había decidido que de grande seguiría sus pasos,
Después de andar por espacio de 2 horas en la ciudad no encontró nada que le agradara a él o a los gustos de su padre, se abrigo aún más con el suéter y se caló la bufanda para protegerse del frío, se disponía a regresar ya a su casa por el camino más corto que era una callejuela que daba al cementerio de la ciudad que debía cruzar y llegar al otro extremo y a 100 metros donde terminaba el cementerio tomaba un atajo derecha y allí vivía el y su familia. Todas las tiendas habían cerrado sus puertas y las personas poco a poco iban abandonado las calles, dio media vuelta y se encaminó calle abajo mientras se habría paso entre extraños y de vez en cuando daba una mirada a las chimeneas de las casas que botaban humo producto de las fogatas que encendían para calentarse en familia y preparar la cena, se imagino a toda su familia reunida, a su madre , su hermana, su madre, su abuelo y su padre aunque este último casi siempre estuviera ausente por su trabajo.
Siguió caminado hasta que llegó a la entrada del cementerio, escaló la verja y se interno entre las tumbas con la oscuridad pisandole los talones, a pesar de ser un lugar sombrío y solitario aquel joven se sentía a gustó entre tumbas y mausoleos , criptas y el sonido de las aves nocturnas entonces como si viera un reflejo de su padre se le presento ante sus ojos la visión de una persona que con una lámpara de aceite sujeta a una rama de un árbol estaba atareada haciendo muñecos pero en ves de hacerlos de madera como eran comunes estos estaban hechos de hueso, los había de casi todos los tamaños imaginables para aquel niño, se acercó con cautela hasta situarse detrás de un lápida vieja donde sin darse cuenta había una rama que crujio al poner el pie, el desconocido alarmado dejo su trabajo a medias y se incorporó sobresaltado mirando al lugar donde provino el ruido y exclamó;
-Hey, quien anda ahí.
No hubo respuesta.
- Responde quien anda ahí o queréis que vaya y os sepulte como a estos desdichados que están aquí.
Al oir aquella amenaza no le quedo de otra que salir de su escondite .
-Ah sois un chicuelo, que hacéis por aquí a estas horas?. Veo que no os asusta este lugar.
- De ninguna manera señor.
-Bien, sois muy valiente ¿eh?.
- No lo sé señor, tan solo me dirigía a mi casa por el camino más cercano.
- Decidme que hacéis espiandome, no te han enseñado que es de mala educación, ¿eh chaval?
- Perdóneme señor, me quedé fascinado observando su trabajo, ya que mi papá también es titiritero no pude evitar mirar.
-Jo! que bien, últimamente son pocos los titiriteros por está ciudad y contadme, ¿es bueno en lo que hace?
- Si señor, el mejor y si no es molestia podría ver vuestro trabajo, si me lo permites.
- Adelante chico.
Y le ofreció espacio para que observará, después de unos minutos impresionado con el trabajo realizado por aquel hombre, el niño le pregunto.
- Están a la venta.
- Jajaja no. No lo están son mi colección y no se venden. Sin embargo dijo con voz sombría no he comido en un par de días, ya veis que es un trabajo que no da mucha ganancia.
- Entonces ni uno de estos se vende.
- Como escuchasteis, pero... como os dije sin embargo no he comido en días y estoy dispuesto a separarme de uno de ellos, pero ninguno de los que veis aquí.
Entonces se dirigió a una tumba vacía y saco una maleta negra desgastada y polvosa, la trajo frente al chico y la abrió, los gosnes chirriaron y dentro apareció un muñeco reluciente como el marfil con un color plateado y lo que más asombro al chico fue su gran apariencia humana, llegando casi a lo real.
- Veo que os ha dejado prendado, eh chaval, vereis es una pieza de excelente calidad y no estoy dispuesto a regates ni a caridad.
decidme le dijo en voz baja y profunda:
-¿Qué estáis dispuesto a dar?.
- Pues tengo ahorrado 2 libras y 10 chelines junto con...
- Me basta.
Y tomando el dinero del chico saco de un bolsillo secreto una especie de carta de venta.
-Ahora debes firmar aquí para sellar la compra, ya sabes para sea más legal, lo pillas verdad.
Le entrego una pluma con la punta de de metal muy afilada, el chico dudo un momento miro al sujeto que tenía al frente luego al títere, pensó en lo feliz que estaría su padre con aquel regalo y se propuso a firmar.
-Espera debes pintarte el dedo con la pluma para poder firmar.
-Pero no me va a doler, ¿verdad?
-Para nada es algo sencillo, mira me voy pinchar yo también, ves no pasa nada.
El chico hizo lo que aquel hombre le pidió y le entregó la pluma después de escribir su nombre en aquella hoja en la que no entendía nada,pues no sabía leer.
- Me caeis bien chaval, siento que nos estaremos viendo.
Guardo el dinero en un bolsillo y en el otro bolsillo secreto el papel firmado, recogió sus cosas, echo una ojeada al lugar y se fue.
El chico agarró como mejor pudo al muñeco y se alejó muy contento hablándole asi: bien es hora de irnos a casa, ya quiero ver lo feliz que se pondrá papá cuando te vea.
Continuará...
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