bad meeting.

Ciertamente no es lo que ella esperaba.

Creyó que si es que volvía a ver a Mina por azares del destino sería sumamente diferente. La nipona la empujaría y le reclamaría, le gritaría y seguramente le daría una bofetada. Incluso le diría que la odia tanto que es imposible ponerlo en palabras.

Se lo imaginaba todo, el rencor en su mirada, el disgusto palpable en su voz y aquel enojo en su aura.

Lo preferiría así siendo totalmente honesta.

Pero entonces, una vez más la vida le demuestra que no es su favorita.

Sus ojos curiosos se encuentran justo después de que Nayeon termine de ordenar, la misma siente que alguien la observa fijamente y el pensamiento incómodo la hace girarse para buscar el culpable de tal sensación.

La halla justo a un metro de distancia, luciendo ropas llenas de comodidad y no de elegancia, es la vestimenta más simple que alguien puede colocarse encima pero a Nayeon le encanta. En sus ojos hay un dejé de dolor, ese brillo que solía hipnotizarla parece perdido en la inmensidad de oscuridad de su pupila que está dilatada, lo que provoca una chispa de esperanza navegar por todo su pecho.

Eso significa que todavía le gusta a Mina.

Pero no canta victoria, porque antes de que pueda seguir en busca de un cariño oculto nota como el shock principal cambia a una expresión endurecida y enfurecida. Sus preciosas cejas hacen el intento de unirse en una misma, sus delgados labios rosas se fruncen y esas ojeras oscuras que descansan justo por debajo de sus orbes la hacen lucir amenazante.

Y lo espera, cualquier cosa impulsada por el enojo que ruge dentro de su ex.

No sucede, en su lugar tiene asiento en primera fila para ver cómo la calma se rompe poco a poco, como si de vidrio se tratara y Nayeon fuera quien le da golpe tras golpe. Lo primero que pasa es que sus ojos comienzan a tornarse acuosos, reteniendo esas lágrimas que añoran salir. Después, su cara se transforma en aflicción pura, sus belfos comienzan a temblar y Mina se ve obligada a apretar sus labios.

La rompe, ver cómo el dolor sigue siendo la principal emoción de la nipona en relación a ella y su antiguo amorío.

Las palabras se atascan en su garganta y antes de que se de cuenta, Mina ya está caminando en dirección contraria.

⌗ ⨟ ♡

Ciertamente cuando Mina despertó supo desde el segundo uno que no sería un buen día.

No pudo pegar ojo en toda la noche por lo que termino ignorando su alarma y no se presentó a trabajar.

Sí, Mina era una empleada en el negocio de su madre debido a la insistencia de sus amigas de conseguir algo donde ocupar su mente que no fuera aquella coreana de labios deliciosos y personalidad dulce.

De solo pensar en el regaño que le daría su progenitora ya le dolía la cabeza. No pasa nada, se repite. Su día todavía puede mejorar. Con el cuerpo pesado por su mal sueño sale de la cama después de treinta minutos viendo fijamente al techo preguntándose qué hizo mal.

¿Es que fue demasiado rápido? ¿La asustó con tanta intensidad? Mina lo sabe, tuvo que ponerle un candado gigante a su corazón bruto para no terminar arruinándolo. ¿Pero quién la podía culpar? Quería a la chica y estaba dispuesta a demostrárselo.

Y justo cuando logra ahuyentar esos pensamientos sus ojos recaen en el plato con el nombre "Chilaquiles" en el. No lo volvió a ver desde que Nayeon estuvo en su casa, compartiendo una platica amable y divertida con su madre, desde que Nayeon se adentro en su cuarto y beso el sueño en su colchón.

Si su corazón se había quebrado con la partida misteriosa de su chica, perdón, ex chica. Definitivamente se había roto con el adiós no dicho de su perro.

Se pregunta todos los días si esta bien.

Lo salió a buscar bastantes días, a veces sola, a veces con sus amigas y otras cuantas con su madre y su hermano. Pero jamás lo encontró y ya no le quedaba más cuerpo para seguir con otra decepción.

Aparta de nuevo cualquier mal pensamiento y se enfoca en seguir buscando los ingredientes para un desayuno a la altura.

Un buen plato de cereal.

Oye, no juzgues a Mina. Las últimas semanas no había podido tragar un simple bocado, por lo que esta vez esté decidida a por fin ingerir algo es admirable. Habla bien de ella, esta comenzando a sanar.

Después de acabar (literalmente, con cada cucharada que tomaba las ganas de devolverla eran tan fuertes) su plato lo deja en el lavabo con la promesa falsa de que lo lavara después se dirige a su habitación para intentar encontrar su teléfono.

Después de una búsqueda pequeña lo encuentra debajo de la montaña de ropa que hay en la silla de su escritorio, sonriendo al ver mensajes en el grupo de sus amigas.

Después de una par de tweets finalmente cede ante Sana y acepta acompañarla, se da una ducha rápida y se pone lo único que le queda de ropa limpia. Y no sabe cómo, cuándo, dónde o por qué, pero pronto se encuentra con Sana con una bolsa en su cabello ahora naranja y con Chaeyoung pintándole sus tan preciados mechones a un tono rojo.

Es tonto, pero mientas su color original se oculta y se va, ella misma se despide de él y de alguna forma de Nayeon. Pues recuerda lo mucho que ella amaba su tono castaño.

Esta bien. Se siente bien después de un mes. Ha tenido unas semi recaídas pero sus reales han estado ahí para sostenerla y traerla de vuelta al mundo real. Ese donde ya no es nada de Nayeon.

Y mientras vuelve a estar debajo de una regadera ella y su corazón se sienten en calma. No hay un corazón roto que un rato con sus amigas no pueda arreglar. Suspira al verse en el espejo, su aspecto es horrible pero al menos ya cambió una parte.

De vuelta al presente, Mina creyó que su día había sido arreglado por la misericordia de Dios.

Pero no. Equivocada estaba.

La oye. Aquella voz que aun la acecha en sus más tristes sueños donde nunca se separaron.

Puede sonar extremo, intenso o simplemente estúpido. Pero a Mina realmente le gustaba Nayeon, llevaba tanto tiempo sin estar en una relación que todo su sentir se desparramó sobre ella. Todo su amor lo desperdició con Nayeon y ahora toca aguantar las consecuencias.

Lo intenta, ignorarla. Hacer qué no está compartiendo el mismo aire y el mismo espacio con la chica de sus sueños, fingir que no la reconoce y que ya está más cerca de olvidarla qué de recordarla pero no puede.

Su torpe corazón con vida propia (una que solo tiene cuando se trata de ella) la hace mantener la mirada fija sobre su cuerpo, rastreando todo lo posible. Como sus ropas son oscuras a excepción de aquella camiseta que la hizo confundirla con su amiga, como su piel luce más pálida de lo normal y como es que sigue siendo la chica más hermosa que ha visto en todo el mundo.

Su perfil parece sacado de una obra de arte, su nariz fina y respingada, sus labios cerrados en una línea mientras espera y sus dulces mejillas regordetas que ella tanto adoraba apretujar. Sigue todo igual pero se siente diferente.

Lo nota, Nayeon también tiene ojeras y luce más delgada desde la última vez que la vio. Luce más pequeña, más frágil, como si con un simple golpe pudiera caerse y romperse en mil pedazos. Le duele, el principal querer de su corazón es cuidarla de todo mal a pesar de lo que le hizo.

Y justo cuando las cosas no pueden ir peor, sus miradas se encuentran.

La sorpresa es tan grande que ella misma nota como la coreana deja de respirar por unos segundos.

Sus ojos siguen tan negros como siempre, pero hay un rastro de cansancio en ellos. Sus preciosas pestañas rizadas mantienen su largo habitual acariciando su párpado, tal y como ella solía hacerlo. Y sus cejas no tan pobladas se mantienen alzadas debido a su shock.

La odia. Odia que tenga el mismo aspecto descuidado como el suyo. Mira que había que tener ovarios para lucir tan afectada siendo el principal victimario.

La odia.

La odia

La odia... Pero la sigue queriendo tanto.

¿La quiere?

La quiere...

La quiere.

Y la entristece.

Su corazón aún guarda amor para ella.

Como la simple víctima estúpida que es, adora con pasión a quien más daño le ha hecho.

Su cerebro toma el control de su cuerpo y la obliga a huir de la situación, con lagrimas en los ojos y la garganta repleta de preguntas, pero sobre todo...

¿Por qué?

⌗ ⨟ ♡

A Nayeon le cuesta todo. Notar que su ex se aleja a paso veloz, que el chico está esperando que le pague el pedido o que sus extremidades están tan duras como roca. Lo siente lejano, todo. Pronto su alrededor se comienza a ver aun mas nubloso por el agua formándose en sus orbes, siente su respiración agitarse segundo tras segundo y el sudor comenzar a pegarle la ropa al cuerpo. 

Mina, lo siento.

Mina, te falle.

—¿Nayeon? ¿Me escuchas?

La suave voz de su amiga se oye distante y le cuesta enfocar su imagen.

—Cálmate, estoy aquí. 

El bullicio a su alrededor le parece ensordecedor, su figura comienza a ser mas pesada y no se da cuenta de los temblores que recorren por sus brazos y piernas.

Mina, te extraño.

Mina, te hice daño.

—¡No lo sé Tzuyu! Ella estaba bien hace menos de cinco minutos—Sus dedos se aferran a su brazo mientras que el teléfono se apoya en su hombro contra su oreja—¡Puedes dejar de gritarme y venir aca porfavor!

Cuando la llamada se corta Jeongyeon ocupa toda su fuerza existente para arrastrar prácticamente a Nayeon hacia una de las tantas terrazas del centro comercial, mientras que en el camino le susurra que todo estará bien y acaricia su espalda de forma reconfortante.

Mina, lo arruine.

Mina, ¿podrías perdonarme?

—Calma, Nayeon. Ya estamos aqui, estoy para ti, ¿vale?—Le acomoda el cabello hacia atrás para que no se le pegue a su rostro sudoroso, sigue murmurandole cosas tranquilizantes e intenta ser la figura tranquila, aunque cada vez le cuesta más. 

Y justo cuando siente que la situación la sobrepasa ya que el temblor que recorre los músculos ajenos parece no acabar Tzuyu aparece con una botella de agua y unos audífonos. Agradecida con ella por trabajar tan cerca del centro comercial.

—Nayeon, mírame—Pide la morena mientras toca con delicadeza su brazo. Le duele el corazon al ver las lágrimas derramarse de forma continua—Esta bien Nay, sostén esto.

La coreana acepta la botella helada y se enfoca en ella mientras que Jeongyeon de forma rápida pero cuidadosa le coloca los auriculares y reproduce una de las canciones favoritas suyas. Es raro, pero es lo que funciona en los ataques de pánico de Nayeon. La mencionada se sienta en el suelo con la botella en la nuca.

—¿Qué pasó?

—No lo se, estaba realmente bien cuando jugamos para ver quien tenia que pedir la comida y también en el trayecto, aunque escucho la llamada que tuve con Chaeyoung y lo que dijo de Mina. No se si fue por eso...

Tzuyu niega con los ojos aun fijos en su amiga—No lo creo, tenía mucho que no le pasaba alguno. Tuvo que ser muy estresante para que reaccionara así. 

—¿Chuwi?—Una voz débil y ronca la llama.

La chica inmediatamente se agacha y enfrenta a su amiga, colocando sus manos en sus mejillas para secar el rastro de lágrimas que aun reposa ahí—Dime.

—¿Lo arruine completamente con ella, verdad?—Sus ojos llenos de tristeza, sus pestañas mojadas y sus mejillas sonrojadas son suficiente para ella, la destroza completamente y como si no fuera suficiente aquella pregunta la remata.

¿Qué le puede responder? De cualquier forma le haría daño. Decir que si es la verdad pura, pero bastante crudo para alguien que está pasando por las últimas consecuencias de un ataque de pánico pero mentirle tampoco es lo mejor, se siente sumamente incomoda engañandola que le es casi imposible.

Suspira y deposita un beso en su frente—Vamos a casa, Nay.

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OLA

no canten victoria q esto solo es la parte 1

el siguiente cap sera combinado pq si

por cierto, abri un instagram para la cuenta. es el mismo user y si lo siguen podrán participar en votaciones y adelantos de boo y otras historias.

estaba pensando en darle final triste a la historia, me imagino que les gustara mucho algo asi vea? jaja

besos en la cola, nos leemos pronto 😽😽

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