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Parecía un día tranquilo, el silencio del hogar era perturbado únicamente por la llovizna del exterior y los "pequeños" gestos de una pareja.
-Haru~- La mujer exclama, a lo que su esposo no puede evitar caer enamorado una vez más. Él quería escuchar como su nombre salía de los labios de ella una, y otra, y otra vez. Quizás él quería escucharla hasta el final de los tiempos.

-¿Si?- Haruchiyo pregunta con aparente calma, aunque si uno se fijara en la comisura de sus labios, podría ver una pequeña sonrisa (si se ignoraban sus cicatrices...).

-Se esta... haciendo tarde- La mujer insiste con su respiración un poco entrecortada.
Las manos de Haruchiyo estaban recorriendo centímetro a centímetro de la piel de la mujer de cabello negro y ojos azules, sintiendo con sus dedos la suavidad y las curvas de la figura de su esposa.

-Mmm, no. No quiero salir de la cama todavía- Haruchiyo responde, quizás un poco infantil, pero le gustaba estar debajo de las sábanas con ella.
No era nada sexual, al menos no en este momento, pero Haruchiyo sentía cierto placer emocional al tener a su esposa tan cerca, sentir como ella daba pequeñas bocanadas de aire y ligeros suspiros, como algunas gotas de sudor resvalaban por su piel y como podían acurrucarse juntos.

-Pero Haru, son ya las nueve de la mañana- La mujer continúa insistiendo, mientras que su esposo insiste en no soltarla y continuar dándole algunos besos o mordidas por su cuello -Quiero cocinar algo mientras llueve-

-Mmm, bueno, tu comida definitivamente es una buena razón para salir de la cama. Ta-ke-mi-chi~- Haruchiyo llama a la mujer a su lado.

La pareja finalmente puede salir a prepararse para su día, aunque definitivamente, Haruchiyo Sanzu no tenia forma de haberse preparado para lo que ocurriría.
Su 'vida hogareña perfecta' estaba a punto de irse a la mierda, por dos particulares mellizos que Sanzu quería asesinar.

*******

-Voy a preparar nikujaga y unos bizcochos ¿Quieres algo más Haru?- Takemichi pregunta con calma mientras preparaba la cocina para el estofado de res y patata, mientras que Haruchiyo estaba prestando atención a su teléfono.

-¿Eh? No, eso esta bien- Haruchiyo responde rápidamente -Takemichi, surgió un asunto urgente y tengo que interceptar a unos compañeros de trabajo- El hombre de cabello largo exclama rápidamente, mientras se coloca su mascarilla para salir.

-Te dije que era mejor salir temprano de la cama- Takemichi insiste, a lo que su esposo prontamente se disculpa mientras abre la puerta para irse corriendo.
-¡Haru!- La pelinegra vuelve a llamar, era raro que su esposo estuviera tan apresurado -Te olvidaste de tu paraguas- Takemichi menciona en balde, puesto que Haruchiyo se ha alejado bastante de su pequeña casa.
-Bueno, voy a aprovechar para comprar algunas cosas- La pelinegra exclama prontamente.

Sin saberlo, mientras que Takemichi se preparaba para irse a comprar algunas cosas a la tienda frente a la calle, dos figuras estaban buscando la dirección de su superior (Haruchiyo Sanzu, que estaba precisamente corriendo para evitar que sus compañeros de trabajo entraran a su casa).

*******

-La puerta esta abierta- El hermano mayor menciona con cierta sorpresa, pensando que alguien como Sanzu siempre tendría su puerta cerrada.

-Ohhh, así que esta es la casa de Sanzu...No es lo que me esperaba- La hermana menor exclama en respuesta, para empezar era una casa bastante pequeña para la mano derecha de uno de los hombres más poderosos de Japón.
Y dicha casa tampoco parecería pertenecer a alguien como Haruchiyo Sanzu.
Era demasiado hogareña, con colores suaves y bien ordenada, lo más fuera de lugar eran los numerosos puzzles y juegos de mesa que estaban en casi cada rincon de la casa.

-¿Que te esperabas?- El hermano mayor pregunta con curiosidad.

-Para ser sincera, me esperaba el vertedero de un drogadicto- La hermana menor responde simplemente.
El mayor de los mellizos lanza una pequeña carcajada ante las palabras de su hermana -Bueno ¿Vamos a husmear un poco más?- La hermana menor propone con malicia.

-Mmm, me tientas. Pero la posibilidad de que Sanzu nos dispare es bastante alta- El hermano mayor contra-argumenta -¿Y si encontramos algo que no debiamos encontrar? Como una colección privada de uñas de Mikey o algo así-

-Si, Sanzu es un raro- La hermana menor parece casi convencida de abandonar su plan -Pero encontrar algo que no debiamos de encontrar suena emocionante-
Igual que rápidamente ella había considerado las palabras de su hermano, prontamente las ignoro.
La chica se quito sus zapatos y se adentro en la casa con sus ropas un poco mojada. El mayor de los mellizos lanza un gruñido, probablemente Sanzu los regañaría después de esto, pero pronto el hermano mayor se puso a seguir a su hermana al interior de la pequeña casa de Sanzu.

El duo de hermanos pronto se fijo en la cocina -Parece que se fue de la casa hace apenas unos momentos- Exclama el mayor de los mellizos, viendo varios ingredientes y utencilios que parecían recientemente colocados -Seguramente Sanzu vuelva pronto-
Él insiste, pero su hermana continúa revolviendo cajones, pero pronto ella se sobresalta.

La puerta principal de la casa se había abierta levemente, pero el delicado sonido producido por la misma había sido detectado por los mellizos.
Lo que ellos no esperaban era que quién abrio la puerta era una mujer, que estaba sorprendida de ver unos zapatos desconocidos en su casa -¿Haru, estas ahí?- Takemichi pregunta, sin encontrar respuesta.
La pelinegra es sorprendida por dos cabezas asomándose por su cocina, observándola de manera extraña.

Una de las figuras en su cocina era un hombre alto y delgado, vestido con un traje elegante y llevando un bien estilizado cabello en trenzas. La otra figura era una mujer mucho más baja y igual de bien vestida, con un cabello de color rosa-purpura (con algunos detalles azulados) peinado hacía atrás.
Lo que caracterizaba a ambas figuras no solo eran los muchos accesorios que llevaban encima de sus prendas, pero también un particular tatuaje en las partes frontales de sus cuellos, que recordaba bastante a los pendientes hanafuda que llevaba la dueña de la casa Takemichi Sanzu (legalmente Akashi, mientras que su apellido de soltera es Hanagaki) y al tatuaje de Haruchiyo...

En otro lugar de la ciudad de Tokyo, un molesto Sanzu estaba buscando a los mellizos Haitani.
Sanzu estaba realmente impaciente buscando a los Haitani, puesto que los mellizos no parecían estar donde le habían informado que estaban. Cualquiera podría sufrir las consecuencias de un Sanzu molesto, que estaba más que dispuesto a dispararle a alguien (ya sea a los Haitani u otra persona que se pusiera en su camino), pero entonces Sanzu se detiene en seco puesto que su tono de llamada especial estaba sonando.
-Lo siento, todavía no encuentro a mis "compañeros" de trabajo, Michi~- Sanzu exclama intentando evitarse un regaño de su esposa.

-Haru, tus compañeros están aquí en casa- Takemichi responde con cierta confusión.

-Voy de inmediato- Haruchiyo Sanzu pronto corta la llamada sin avisar, el hombre de pelo largo guarda su teléfono con calma y educación antes de empezar a correr.
En su interior, Sanzu quería gritar con mucha fuerza, si los Haitani se pasaban de la raya...quizás no iba a contenerse.

-Debería llegar en unos momentos...¿Quieren algo de beber?- Takemichi ofrece a los mellizos, que todavía la miran demasiado sorprendidos, como si ella estuviera fuera de lugar.

-Perdón un momento, pero...- El hermano mayor inicia.
-¿Quién eres?- La hermana menor finaliza la pregunta.

Takemichi estaba nerviosa y se podía notar bastante, demonios para el mayor parecía que ella estuviera al borde de las lagrimas -Soy Takemichi...eh, Takemichi Akashi-

-Espera...¿Sanzu tiene otra hermana?¿O eres una prima o algo así?- El mayor pregunta sorprendido.

-...Soy la esposa de Haruchiyo- Takemichi corrige con una pequeña sonrisa al mayor de los mellizos.

Se había formado un silencio mortal por unos instantes -¡¿Qué?!- Pronto la hermana menor excalama, parecía incluso aterrorizada con la idea de que Sanzu estuviera casado.
Al principió los mellizos pensaron que Takemichi podía ser una especie de mucama, dedicada a atender la casa de Sanzu (no sería nada extraño, siendo Sanzu un hombre aparentemente muy ocupado y con dinero), pero entonces la pelinegra había sacado su celular y llamado a Sanzu como si nada.
El hecho de que ella lo llamara "Haru" y usara el apellido Akashi fue una sorpresa, pero pensaron que era posible que fueran familiares o algo así.
En ningún momento cabía la idea de que Sanzu estuviera casado, simplemente él no parecía del tipo de persona que buscaba casarse (no con una mujer al menos). Sanzu parecía casado únicamente con su trabajo y su rey.

La realidad es que había una extraña 'dualidad' en esta situación, para Bonten la persona en cuestión era "Sanzu" (el segundo ejecutivo de Bonten, un lunático drogadicto, etc) y para Takemichi, la persona en cuestión era "Haru" o Haruchiyo (su esposo).

*******

La puerta había sido abierta de forma abrupta, y con la misma velocidad había sido cerrada por Sanzu.
El hombre observo que había 3 pares de zapatos en la entrada de su casa, y Sanzu podía reconocer bien de quién era cada par...Sanzu realmente estaba al borde de cometer una locura, ya que pronto tenía dentro de su bolsillo un arma que estaba más que dispuesto a utilizar si algo malo había ocurrido en su casa.
-¡Haru!- La voz de Takemichi llama y Sanzu se había abalanzado hacía el marco de la entrada de la cocina, una de sus peores pesadillas se había vuelto realidad.

Ran y Rindou estaban sentados en su mesa, tomando té junto a su amada esposa.
La parte de Takemichi tranquila, mientras la comida se estaba haciendo era perfecta para Haruchiyo, pero la mera presencia de los mellizos Haitani era un desastre.

-San-zu- Los mellizos saludan, y se podía notar verdaderamente el veneno de sus palabras.

-Takemichi, podrías- Sanzu intenta hablar con su esposa.

-¡Haru! Te fuiste sin tu paraguas y estás todo mojado, antes de hablar con tus compañeros hay que secarte- Takemichi insiste, cortando al segundo hombre más importante de la mayor organización criminal de Japón.
Los mellizos Haitani observaron repentinamente como el perro loco de Bonten, era completamente domesticado por una simple mujer de 26 años.

La pelinegra pronto se fue y trajo una toalla para secar el largo cabello de su esposo.
En este momento, Sanzu quería que se lo trague la tierra.
Normalmente ser mimado por su esposa estaría bien, pero Sanzu todavía estaba manteniendo contacto visual con los mellizos Haitani, que no despegaban por un momento la vista.

Una vez Sanzu estaba un poco más presentable, la conversación parecía poder continuar -Perdonen ¿Podríamos continuar las presentaciones?- Takemichi pregunta con amabilidad, mientras que Sanzu sufre de un escalofrío que recorre toda su espalda.

-Ah...yo soy Ran Haitani, pero puedes llamarme Ran, mucho gusto- El hermano mayor del duo se presenta.

-¡Yo soy Rindo Haitani! Ran y yo somos mellizos- La hermana menor hace lo mismo, aunque con mucha más emoción -Venimos del distrito de Roppongi para discutir ciertos asuntos- Rindo indica hacía Takemichi, y no hacía Sanzu.
Y esto era a proposito, porque Rindo claramente se estaba divirtiendo de ver al alto y usualmente serio Sanzu sufrir detrás de su más bien despreocupada esposa (Takemichi realmente era una luz para Sanzu, pero ella usualmente era poco consciente de muchas cosas).

-¡Un placer!- Takemichi saluda nuevamente.

-¿Pueden irse ya- Sanzu insiste.

-¿Quiéren quedarse a comer?- La pelinegra ofrece a sus inesperados 'invitados' -Haru nunca invita a nadie a comer- Takemichi exclama con emoción de finalmente tener a alguien más en la casa fuera de las visitas de fines de semana.

-¡Por supuesto!- Los dos mellizos Haitani aceptan con educación y emoción.
Sanzu suspira y se disculpa un momento de la cocina, para contener sus emociones, antes de que los mellizos Haitani lo empujaran a hacer una escena desagradable frente a su esposa...Sin embargo, Sanzu definitivamente, conservaría el arma que ocultaba, por si acaso.


Mientras que Takemichi continuaba cocinando el nikujaga y bizcochos, Sanzu se sentó junto a los Haitani, que lo estaban mirando incrédulos.
Lo único que estaba perturbando el silencio de la casa era la llovizna que todavía continuaba afuera y el tarareo de Takemichi, a Sanzu le habría gustado estar en la cocina, de no ser porque los Haitani pronto abrirían la boca.

-Así que...¿Es seguro hablar aquí?- Ran pregunta con cierta educación, primero había que hablar de negocios...luego Ran pensaba en molestar a Sanzu acerca de su esposa.
-¿Desde cuando estas casado?¿Como demonios conseguiste una chica tan fuera de tu liga?- Rindo pregunta sin contenerse, a lo que recibe una mirada reprensiva de su hermano mayor.

-Cuida tus palabras Rindo- Sanzu exclama sacando la pistola.

-Haruchiyo, no quiero armas en la mesa- Su esposa, como si tuviera ojos en la espalda, menciona ante las amenazas en la mesa.

-¿Que tal si traigo algo que no sea un arma de fuego?- Sanzu menciona pensando en su katana.

-No, tampoco- Su esposa responde, y el hombre de pelo largo vuelve a abandonar la habitación para contener sus emociones y deshechar el arma que traía oculta hasta ese momento.
Hay una mezcla confusa de emociones entre los mellizos Haitani, entre el asombro, la sorpresa y el miedo que sienten viendo la vida 'civil' de Sanzu. 

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