Capítulo 8

[Flash-Back]

Yoongi sobó la espalda de su amigo mientras lo escuchaba quejarse de la vida, quejare de lo miserable que era y de lo aburrido que todo se estaba tornando, sin un propósito emocionante que lo hiciera sentirse vivo de nuevo.

Se encontraban en la oficina de NamJoon, con él apoyado en su escritorio y Yoongi a un costado suyo escuchándole. Ese día en especial la empresa había dado salida a todos los trabajadores por la gran noticia de uno de los jefes quien se casaba pronto.

Park Jimin, también hermano de Wendy y el fundador junto a NamJoon de la gran línea de empresas de economía en su país. Jimin normalmente aprovechaba su tiempo en la empresa para dar juntas y negociar ya que su carácter era impresionante, haciendo a cada uno de los clientes internacionales caer en sus encantos y aceptar cualquier propuesta. En cambio, NamJoon era quien monitoreaba a sus trabajadores que hicieran la correcto y no perdieran su tiempo en hora de trabajo, al igual que hacía largos papeleos y escritos para sus clientes.

Jimin tocó la puerta y se asomó por ella con una gran sonrisa. Yoongi miró a NamJoon y este suspiró haciendo un ademan para invitarle a entrar.

—NamJoon, me tengo que ir porque Chanyeol me está esperando. Iremos a cenar con papá y sus padres para celebrar nuestro compromiso. —NamJoon asintió. Jimin sacó unas llaves de su bolsillo y se las entregó—Por favor dáselas al conserje para que cierre todas las oficinas antes de irte. Voy retrasado.

—Yo me encargo.

—Gracias, a ambos. —guiñó un ojo y salió corriendo de allí. Yoongi rió y negó para devolver su vista a NamJoon.

—No entiendo como su papá aceptó su relación con Chanyeol. El señor Park Son es el hombre más cerrado de mente de la historia.

—No fue realmente difícil. —dijo NamJoon—Chanyeol es multimillonario y trata como se debe a Jimin, su pequeño bebé consentido, ni a Wendy le hizo tanto revuelo el día de su boda.

—Ustedes no se casaron por las mismas razones, Jimin y Chanyeol se aman, y Wendy y tú no lo hacían, al contrario, lo hicieron porque estaba embarazada. —Yoongi vio como NamJoon gruñía y regresaba sus antiguos pensamientos antes de que su cuñado llegara—¿Por qué no le pides el divorcio? Tienes treinta y cuatro, aún puedes rehacer tu vida con una mujer que ames.

NamJoon rió sin gracia y se levantó para tomar su sacó sobre el perchero y ponérselo—¿Crees que no lo he pensado? Puedo hacerlo, la empresa nunca dejará de ser de mi propiedad y mucho menos todo mi dinero, eso es lo de menos. Yo solo no lo he hecho por JungKook, no puedo hacerle esto.

Yoongi lo siguió, caminando juntos hacia fuera del lugar en busca de los conserjes.

—JungKook ya no tiene cinco años NamJoon, tiene diecisiete y entenderá la situación, no tienes que explicarle con peras y manzanas.

—No, Yoongi, pero él está muy ilusionado con que tenemos una familia perfecta. Además, no tengo prisa, no es como si tenga a alguien más o algo que me haga tener que divorciarme. —dijo por fin saliendo del lugar y despidiéndose de todo el personal que quedaba en el edificio.

Yoongi negó e invitó a NamJoon a llevarlo su casa él mismo, pero entonces una notificación le llegó al celular y sonrió, teniendo una mejor idea.

—¿Tienes planes en casa? —NamJoon negó—Entonces te llevaré a un lugar.

—¿Qué es? No tengo ganas de beber hoy Yoongi, o de conocer a otra mujer con tus infantiles citas a ciegas. —Yoongi rió y negó.

—Te llevaré a un burdel, se llama Bonne Nuit. No es por gusto, realmente me ha invitado a tomar algo y de paso voy a llevarte a conocerlo y para que te diviertas un rato.

NamJoon negó y amenazó con bajarse del auto, pero en cuanto Yoongi se dio cuenta lo puso en marcha.

—Sabes que no me gustan ese tipo de cosas. Sobre todo tengo valores. —dijo enojado, pero su amigo lo ignoró y siguió manejando hacia el lugar.

—Quiero que pienses lo mismo cuando algunas de las chicas de la casa te gusten, hay chicos también, no lo sé tú podrás tomar lo que quieras. —NamJoon bufó cansado.

Yoongi siempre había sido un hombre soltero, siempre renegaba el compromiso, prefiriendo gastar su dinero en viajes y en su familia, alegando que las relaciones no era n lo suyo desde que a los doce años una niña lo había "engañado" besándose con su mejor amigo, entendiendo que no le gustaban los engaños, por lo que los evitaba no estando en relaciones amorosas.

Una vez habían llegado al burdel, NamJoon notó al instante como Yoongi entraba por un lugar diferente. Era privado, lo había notado desde que el burdel no era tan llamativo a la vista de los demás.

—Lo increíble de este burdel es que es de gama alta, los servicios son costosos pero lo vale. Ya verás. —dijo estacionándose e invitándolo a seguirle.

Entonces confirmó lo que su mejor amigo le decía. El interior era magnifico, era hermoso, elegante y con un aura superior, casi con un letrero de: "Solo gente millonaria entre aquí."

—Bueno, que te parce esperarme en la barra mientras voy a hablar con el jefe, ya regreso, no tardaré nada. —NamJoon asintió, tomando asiento y mirando alrededor.

Habían chicos y chicas, jóvenes, posiblemente de los dieciocho a los veinticinco. Todos ellos lucían hermosas sonrisas y dulces maquillajes que relajaban sus facciones. No iba a negarlo, todos eran hermosos, debilidad para cualquier hombre millonario en busca de una doble vida o una costosa aventura. Pero a pesar de ello, ninguno llamaba su atención, todos le parecían sacado de revistas, modelos, nada que no hubiera visto antes.

O eso era hasta que a lo lejos observó a un chico de no muy alta estatura, apoyado a una pared acomodando el cuello de la camisa a un hombre mayor. NamJoon supuso que acababa de estar con él por la bata negra que usaba el muchacho a diferencia de los demás.

Vio como el hombre le daba un sobre y el menor sonreía, depositando un caso beso sobre su mejilla.

El joven guardó el sobre en el bolsillo de su bata y alzó la mirada, encontrándose con la de NamJoon, brindándole una suave sonrisa.

Él era diferente.

Pudo ver su tierna sonrisa, pareciendo casi inocente, sus ojitos y sus tiernas mejillas rojizas. Su rostro era hermoso, lo pudo ver de lejos y de cerca, cuando él se acercó y le preguntó si podía tomar asiento a su lado.

—Siéntate, no hay problema. —dijo NamJoon nervioso, dando paso al menor. El chico se sentó y acomodo su bata, volteándose hacia NamJoon y sonriéndole. —Mi vino favorito es el Merlot, sería fantástico si me invitaras una copa.

El mayor entendía y se dirigió al barman, pidiendo una botella para ellos solos. Sirvió una copa para cada uno y en silencio ambos tomaron un sorbo sin dejar de mirarse a los ojos.

—Usted es nuevo ¿Verdad? No lo había visto antes en Bonne Nuit. —NamJoon asintió.

—Realmente no planeo volverme un cliente constante, solo he venido el día de hoy por acompañar a un amigo, que andará por allí.

—Todos dicen eso el primer día, hasta que encuentran a alguno o alguna que los vuelve locos y los hace quedarse en el burdel hasta que toda su fortuna se hay terminado. —NamJoon rió y vio al muchacho hacerlo por igual—Creo que yo podría ser ese chico para usted, ¿No lo cree?

Le preguntó, entonces sintió la mano de SeokJin sobre su muslo, tomando una de sus manos sin mirarle fijamente a los ojos.

Los muslos del muchacho estaban descubiertos, su bata se había subido y la parte superior se había deslizado por uno de sus hombros, revelando su clavícula, no era exagerada, era perfecta, podía casi sentir sus labios besando aquella zona.

Entonces perdió la noción de tiempo y de las copas que bebía, al igual que la mezcla de todas las bebidas alcohólicas que habían el lugar. A duras penas se recordaba contarle de su vida al muchacho, ya borracho mientras le decía que estaba cansado, que no tenía razón de vivir, pero sobre todo, ignorando el tema de que era casado y que tenía un hijo.

—La felicidad no es necesariamente encontrada en otra persona, ya sabe, hay distintas maneras de ser feliz, el dinero, compras, inversiones, simple hecho de sentirse realizado en la vida. —el muchacho acarició el brazo de NamJoon—O invertir dinero en chicos los cuales puedan darle un propósito, o una pizca de emoción a su vida. Yo solo soy un chico de diecinueve años con el propósito de tener dinero para poder ayudar a mi familia y sobre todo a mi hermano.

SeokJin ya no se molestaba por contarle su vida al hombre, sabía que estaba tan borracho que no recordaría nada, podría desquitarse emocionalmente con él, contarle todos sus problemas y él lo escucharía atento, sintiéndose en algunas partes identificado, sobando u hombro y diciendo que lo sentía.

—Pues yo soy un aburrido hombre de treinta y cuatro años que no tiene idea de que es la felicidad desde hace años. Solo quiero alejarme de todo y todos y tener un momento de tranquilidad.

NamJoon miró al chico, sus ojos estaban brillosos, podía sentir su empatía, y la gran necesidad de abrazarlo, de besarle y decirle que estaba agradecido con él ¿Por qué? No lo sabía, estaba lo suficientemente borracho para no pensar correctamente.

Y sin decir nada, el muchacho tomó su mano y lo llevó hacia un largo pasillo, mintiéndolo dentro de una de las habitaciones. Ni siquiera se dio cuenta cuando ya estaba sentado en un sofá de la habitación, con sus labios siendo atacados por el muchacho quien había desatado su propia bata, dejando a la vista rastros de su piel la cual a duras penas hacia lucir uno que otro lunar. NamJoon los acarició y SeokJin se dejó hacer, acariciando sus cabellos y sonriéndole dulcemente.

Pero recordó que no se suponía que debería haber llegado a ese punto. Nunca le había sido infiel a Wendy a pesar de todo, siempre había respetado su matrimonio.

No debía.

La culpabilidad debería de esta nublando su cabeza sus sentidos deberían de estar inundándolo al punto de hacerlo correr de allí instintivamente, pedir perdón y pagarle a ese hermoso muchacho por hacerle perder el tiempo.

Pero no era así.

Cada vez más y más la idea de ese chico con sus preciosos ojos mirándolo, sus suaves manos tomando sus hombros con fuerza solo para sostenerse mientras besaba sus labios, tan bonitos.

—No le dije mi nombre. —dijo el chico sobre sus labios, con una suave sonrisa.

—Lo hiciste. —el joven negó.

—Se encuentra muy borracho para recordarlo. Me llamo SeokJin.

NamJoon no respondió nada, y bajó su mirada hacia su cintura, era hermosa, definida y no lucía mal en él, por primera vez se preguntaba si era natural la belleza del muchacho, se le hacía casi irreal que un chico fuera tan perfecto como lo era SeokJin.

—¿Cuál es su nombre? –pregunta SeokJin con una suave y coqueta sonrisa. NamJoon encogió sus hombros para seguido cerrar sus ojos. Escuchó una risa y luego el calor el cuerpo desapareciendo, para bajar hasta que unas manos se deshicieron de sus zapatos y los asentaron a un costado.

Entreabrió sus ojos y vio a SeokJin inclinarse para depositar un casto beso sobre sus labios y luego mencionar un nombre muy conocido "Yoongi" hacia uno de los guardias fuera de la habitación. ¿Cómo sabía su nombre?

—Muchas gracias SeokJin eres un ángel, como siempre—La voz suave de Yoongi se escuchó sobre el eco de la música en el exterior—Déjame pagarte.

—No, él está inconsciente y no pasó nada, en serio, no pagarás solo por un beso. Está bien, llévalo a casa y cuídalo, mañana tendrá la resaca de su vida.

NamJoon apenas logró ver como el joven salía de la habitación sino antes observarlo por última vez con una mirada preocupada murmurando unas suaves palabras las cuales desconocía.

¿Por qué su corazón bombeaba tan rápido? ¿Por qué su subconsciente gritaba "regresa"? Solo vio la sombra de su amigo y escuchó a duras penas una voz llamándole. Inconscientemente, NamJoon llamaba a SeokJin.

Quería mirarlo aún más tiempo.

Al día siguiente se levantó con un inmenso dolor de cabeza, gruñendo y mirando su celular, viendo los cientos de mensajes de Yoongi diciéndole que estaba jodido, porque jodidamente había caído en los encantos de SeokJin, el chico más hermoso del burdel, y el más manipulador de todos.

"Estas condenado amigo, ahora eres propiedad de SeokJin." Había sido su último mensaje.

SeokJin. Pensó NamJoon con una enorme sonrisa.

NamJoon sonrió llamando a su mejor amigo, necesitaba saber más sobre él, recordar lo que había pasado la noche anterior. Entonces luego de ese día, le dijo a su esposa que necesitaba pasar más tiempo en la empresa haciendo papeleo, posiblemente llegando a casa a altas horas de la noche.

Mintiendo, viendo a SeokJin, consintiendo, amando y deseando a alguien que solo quería su dinero.

NamJoon no podía sacar a SeokJin de su cabeza ¿Por qué?

Reviens vite, SeokJin. Eres hermoso.

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