Capítulo 2
—¿Bromea? —pregunta SeokJin divertido tomando un sorbo de su copa de vino sin dejar de mirar al hombre frente suyo.
NamJoon negó y rió bajo sintiéndose levemente intimidado por la mirada de SeokJin. El menor posó la copa sobre la mesa y se inclinó levemente, acercándose hacia el rostro de NamJoon y entrecerrando sus ojos, juzgándolo con diversión.
—Es usted un hombre muy apuesto, no le creo que no tenga a alguien. —NamJoon rascó su nuca.
—Te he dicho que no me hables de usted, no me gustan las formalidades.
—Pero a mí sí me gusta. Me gusta tratar a los hombres con respeto, así ellos pueden tratarme por igual. —dijo pasando su mano sobre la mesa hasta tomar la del otro, acariciando con su pulgar la palma de su mano.
NamJoon miró sus manos entrelazadas con las de SeokJin. Lucían tersas a contrario de la suya, su mano era áspera y grande, la de SeokJin era de tamaño neutral, suave y con un lugar adornándola, sonrió al recordar cada uno de los lunares que adornaban bellamente su cuerpo, en su espalda, en sus muslos y en su cuello—Ven aquí. —le dijo señalando sus muslos. El menor sonrió complacido y se levantó para tomar asiento sobre NamJoon.
Lo necesitaba, estaba esperando como un loco desde que había llegado que lo sentara en su regazo, que lo besara o que posara sus grandes y cálidas manos sobre sus muslos.
Pero no lo había hecho en toda la noche y SeokJin lo odiaba. Parecía un loco necesitado, siempre que NamJoon llegaba iba directamente con él, como si SeokJin fuera suyo y Jin lo supiera, corriendo a sus brazos y dejando a su cliente o convenciéndolo de acabar antes su servicio.
No entendía qué clase de relación especial tenía con ese cliente, NamJoon era diferente a los otros hombres, era respetuoso, cariñoso y divertido, le hacía reír siempre que estaban juntos, por torpezas, bromas o simplemente una anécdota que le había ocurrido en ese mismo día. Normalmente SeokJin se hacía el interesado cuando hombres solitarios llegaba a contarle su aburrida vida, pero NamJoon nunca lo aburría, y si parecía hacerlo, le pedía perdón y amablemente le invitaba a tomar la palabra.
SeokJin suspiró aliviado cuando el moreno abrazó su cintura y depositó un suave beso sobre su mejilla. Mierda, ni siquiera había sido alguna insinuación SeokJin ya estaba derretido entre sus brazos.
—¿Iremos a arriba? —preguntó SeokJin pasando sus manos por el pecho de NamJoon y acomodando el cuello de su camisa negra.
—Lo siento pequeño, pero hoy no puedo. —SeokJin mordió su labio inferior y asintió ocultando su devastadora decepción.
Ridículo, eres un ridículo SeokJin. Se dijo a sí mismo enojado y reteniendo las inmensas ganas de besar a su cliente.
No debería de pasar eso, SeokJin debería sentir asco y no debería ser tan insistente con NamJoon, debería sentirse aliviado que esa noche no iba a ter que acostarse con otro hombre más, pero era como si su cuerpo se negara y dijera "No, NamJoon tiene que hacerse cargo".
—Tengo un compromiso y no puedo faltar, de verdad.
—No se preocupe señor. —dijo el menor sintiendo como NamJoon acariciaba sus mejillas y su barbilla con una sonrisa.
—No te enojes. —SeokJin frunció su ceño—Sé que querías que me quedara.
—No estoy enojado, para nada señor, se está confundiendo. Este es mi trabajo. —SeokJin se cruzó de brazos.
—Hey, SeokJin...
—No hable, quedan solo cinco minutos y usted debería aprovecharlos si realmente no quiere que esta compañía haya sido en vano.
—Jin. —lo llamó de nuevo, el muchacho asintió prestando atención aun con su ceño suavemente fruncido—SeokJin, eres hermoso.
El mencionado sintió como su corazón se detuvo por un instante y luego disimuló relajando sus facciones y riendo suavemente.
—Si espera que agradezca y lo bese lo siento pero no será así, usted debe de tomar la iniciativa.
NamJoon negó y besó la comisura de sus labios con suavidad, haciendo a Jin dejarse hacer. Tomó las manos de NamJoon y las colocó sobre su cintura, buscando sus labios y llevando sus manos a la nuca del mayor.
Sus labios se movieron instintivamente y sus uñas se clavaron en la nuca de NamJoon, jadeando al sentir por fin la cercanía que necesitaba con NamJoon, sus labios moviéndose dominantes contra los suyos, su toma de control y toda la necesidad creciente saliendo relucir sobre los sentidos del muchacho.
—Pensé que no ibas a besarme. —bromeó NamJoon sin soltar su cintura.
SeokJin se acomodó sobre su regazo y depositó un rápido y casto beso sobre los labios de NamJoon antes de levantarse de su regazo y hacer una leve inclinación para luego decir:
—Reviens vite, monsieur. —NamJoon miró su reloj, faltaba menos de medio minuto, era hora de despedirse.
—Gracias por el buen rato SeokJin. —SeokJin miró a sus costados buscando que Irene no se encontrara a los alrededores observando.
Cuando un chico terminaba su servicio y se despedía, no tenía permitido decir ninguna palabra más hacia el cliente, era una de las cientas de reglas que se tenía en el burdel.
SeokJin pasó a su costado lo suficientemente cerca para murmurar—Gracias, NamJoon, ya necesitaba verte. —y se fue caminado hacia la barra, sintiendo la mirada de NamJoon a su espalda.
SeokJin mordió su labio inferior y sintió un dulce revoloteo en su interior.
«Está prohibida la informalidad entre trabajador-cliente, quien sea descubierto rompiendo el lazo de respeto con su cliente, será sancionado en primer nivel.»
Habían tres niveles de sanciones en el burdel. Primer nivel era una simple sanción con dinero, toda una noche no sería de tu pertenencia; el segundo nivel era una sanción violenta, la cual era una ronda de golpes las cuales por consecuencia dejaban moretones haciendo que tu precio como chico del burdel bajara y por lo mismo tu paga era mínima; y la tercera era la expulsión de Bonne Nuit. Sonaba cruel, pero el contrato lo decía claramente, todas las reglas y consecuencias que aplicaban si no las cumplías.
«No mantendrás relaciones sentimentales con los clientes, en caso de ser descubierto será expulsión total de la casa Bonne Nuit por infringir la regla principal del burdel.»
No sentimientos, solo trabajo.
NamJoon salió del burdel con su auto por una de las salidas privadas del lugar con una enorme sonrisa, una tonta y encantadora sonrisa. Recordando cada uno de los gestos, caprichos y rabietas de SeokJin. Su precios rostro, sus ojos mirándole y gritando "bésame".
Habían pasado alrededor de dos meses viendo a SeokJin en el burdel, todos los días sin faltar a la misma hora, ignorando a cualquier otro chico o chica que le ofrecía sus servicios, a pesar de los bellos que fueran y los dulces que parecían ser, NamJoon únicamente tenia cabeza para SeokJin, ese muchacho de ojos grandes y suaves labios. Solo quería sus besos, si no eran de él, no quería los de nadie.
Abrumado, era como se sentía cuando SeokJin estaba a su lado, cuando se reía de sus palabras y le miraba embobado. NamJoon se sentía borracho de amor cuando lo tenía cerca. Sonaba ridículo, pero SeokJin lo volvía loco, lo encaminaba a su pasado, cuando era adolescente y se enamoraba de hermosas chicas y las deseaba como todo un joven hormonal de dieciocho años.
Por dios, tenía treinta y cuatro años, ya no era un adolescente, y SeokJin, un chico de un burdel sacaba de él todo lo que no había sentido desde que se había casado con Wendy.
—Mi amor, ya llegaste, pensé que no lo harías y llegarías tarde como siempre. —la mujer besó sus labios y NamJoon la cortó cuidadosamente abrazándola y sacando de su bolsillo un brazalete con hermosos diamante incrustados.
—Feliz décimo octavo aniversario. —la mujer gritó de emoción y pidió a su esposo que se lo pusiera, NamJoon tomó su muñeca y la colocó con suavidad.
—Es precioso, me encanta. —NamJoon asintió con una mueca y la abrazó de nuevo, para luego ser conducido hacia la mesa y ser sentado para disfrutar de una cena la cual ella misma había cocinado.
NamJoon solo podía ver su gran y reluciente sonrisa, sirviéndole el vino, acomodando las flores en el centro de la mesa y prendiendo las velas mientras le platicaba algo a lo cual NamJoon ni siquiera prestaba atención.
En cambio NamJoon no podía despegar los ojos de la botella de vino, Merlot, la misma botella de vino que había disfrutado con SeokJin esa misma noche.
NamJoon sonrió por primera vez desde que había llegado a casa.
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