Capítulo 10
Habían pasado dos días desde que había ido al restaurante con NamJoon. El mayor no dejaba de ir a verlo al burdel, siempre se quedaban platicando o en la habitación para poder hablar con más comodidad. En esos dos días no le había dicho nada a NamJoon, sabía que en algún momento ese hombre llegaría y lo acusaría con el jefe y tendría su castigo, pero no le importaba.
SeokJin tenía un plan para librarse antes de todo, o eso creía.
Había leído en su habitación una vez más las reglas del burdel, descubriendo que se podía renunciar antes del fin del contrato pero tendría que pagarse una cantidad alta de dinero.
Al principio había puesto el par de opciones frente suyo, pensando si debería pagar el dinero o ir con Irene y decirle que estaba en una "relación" amorosa con uno de los clientes para que lo despidieran, pero eso incluía el hecho de tener que trabajar hasta el final de la semana y posiblemente tener que tomar el castigo en caso de que el hombre llegara a hablar.
—¿Por qué no le pides dinero a tu enamorado? Ese hombre es millonario, lo que pide el burdel seguro no es nada para él. —le había dicho Seulgi quien lo miraba preocupada.
—No lo haré, no abusaré de su dinero. Si me pasa algo yo mismo me lo busqué, sabía las consecuencias de salir con NamJoon y en su momento no me importó.
La chica sobó su espalda y terminó de maquillarlo.
No abusaría de NamJoon. Nunca lo haría.
Y entonces allí se encontraban, ambos sin prenda alguna, disfrutando de un momento antes de que la hora se terminara y tuvieran que alejarse una vez más.
—¿Sabes la historia de la oreja de Van Gogh? —SeokJin negó con una sonrisa cerrando los ojos ante el tacto de NamJoon sobre su espalda, acariciándola suavemente—Es la versión oficial a pesar de que hay muchas que la contradicen. Pero mi favorita es la versión alemán que dice que Van Gogh se cortó la oreja después de pelearse con Paul Gauguin, uno de sus colegas. Era mentalmente inestable y la locura lo llevó a cortarse la oreja.
—¿Y eso qué tiene de interesante? —preguntó SeokJin divertido por las historias que NamJoon le contaba siempre, las cuales SeokJin nunca sabría si no fueran por él.
—Lo interesante de esto es que muchos dicen que perdió la oreja en el lugar de la pelea con su colega, justo en frente de un burdel. Pero todos afirman que es mentira, y que en verdad su oreja se la dio a una hermosa joven francesa de dieciocho años que trabajaba en el burdel, porque él estaba enamorado de ella. Hay pinturas donde retratan a una mujer hermosa platicando cómodamente con Van Gogh, demostrando el profundo amor que le tenía a la muchacha.
SeokJin lo miró a los ojos y rió bajo, acomodándose en el pecho de NamJoon y entrelazando sus dedos con los propios.
—No es oficial pero entonces me puse a pensar en lo enamorado y perturbado que debió haber estado para darle su oreja.
—Yo creo que es romántico, digo, es extraño pero creo que es muy lindo. ¿Quién no desea tener la oreja de uno de tus clientes enamorados del burdel? —NamJoon soltó una carcajada.
—¿A ti te gustaría que alguien te regalara su oreja? —bromeo NamJoon enternecido.
—Solo si tiene un bonita oreja. —respondió riendo y acomodándose en su lugar.
Ambos dejaron de reír y se miraron con dulzura, casi sintiendo el poder del amor que se tenían el uno al otro.
Un cómodo silencio se instaló en la habitación y NamJoon se inclinó para aspirar el dulce aroma de los cabellos de SeokJin, deslizando sus labios hacia su oído para poder susurrarle.
—Si yo hubiera sido Van Gogh también hubiera regalado mi oreja a la persona de la cual estoy enamorado, así podría demostrarle que a pesar de mi locura, siempre esa persona está en mi cabeza, siendo parte de mis pensamientos en las buenas y en las malas. Solo tendría que ver si ese chico de burdel del cual estoy enamorado querría mi oreja fuera o no bonita. —SeokJin no dijo nada, solo lo miró a los ojos, pensado en sí debería reaccionar con emoción o no debería hacerse ilusiones.
El mayor notó la confusión de SeokJin y rió depositando un fuerte beso sobre su sien, acercándolo más y abrazándolo con fuerza.
—SeokJin, estoy enamorado de ti. Estoy perdidamente enamorado de ti, tanto que temo por volverme un completo loco por ti. —el menor apretó sus puños, tratando de evitar sonreír como un tonto. En su interior se revolcaba de la felicidad y la emoción, casi al punto de querer detenerse y preguntar si todo aquello era real.
—Mientes. —dijo SeokJin no muy seguro.
—No lo hago. Desde que empecé a llegar más seguido al burdel luego del día que te conocí, me di cuenta que eras increíble, que tenías tanta vida en tu interior que necesité al instante pasar más tiempo contigo, cada vez más y más, hasta que se me hizo casi imposible no apartarme de tu lado. Conocerte fue lo mejor que me pudo haber pasado SeokJin. Eres joven y hermoso, podrías solo estar actuando a mi lado, fingiendo quererme pero no me importaría, no mientras pueda mirarte y besarte cada vez que te veo.
—No, NamJoon. —SeokJin lo detuvo una vez este se sentó y lo miró triste, tornando su conversación a una revelación—Te equivocas, yo-
—Está bien sino me correspondes, no tienes que responder nada. Esto no quiere decir que vayas a tener que seguir aquí, yo quiero apoyarte a pesar de todo, a ti y a tu familia.
SeokJin tomó con ambas manos las mejillas de NamJoon y deposito un casto beso sobre sus labios, apretando sus mejillas y sonriéndole.
—Cállate. —le dijo respirando hondo—También estoy enamorado de ti. Además, tu oreja no es fea, es muy bonita. —ambos rieron y se acercaron al instante, SeokJin sentándose sobre ele regazo de NamJoon e inclinándose para besarse en un lento y suave beso.
Casi podían sentir el rápido latir de ambos corazones, golpeando sus pechos y gritando a miles de kilómetros de distancia que estaban siendo correspondidos.
Pero un par de golpes en la puerta los sacó de su burbuja. SeokJin miró la hora y notó que ya había acabado el servicio con NamJoon. Bufó y miró a NamJoon con un tierno puchero.
—No sabes las ganas que tengo de tomarte y sacarte de aquí. Ahora con más razón no quiero que estés con otros hombres. —le dijo posando sus labios sobre el cuello de SeokJin y mordiendo suavemente su manzana de adán—El solo pensar que otros hombres van a tocarte que hace enfurecer, llevo días soportando este sentimiento de posesividad y ahora me das más razones de ser un celoso de mierda.
SeokJin rió y tomó la mano de NamJoon para poder ayudarlo a levantarse de la cama y así poder vestirse. SeokJin se vistió y se colocó la bata negra del burdel, ayudando a NamJoon pasando sus prendas.
—Salgamos mañana. —propuso NamJoon terminando de ponerse los zapatos.
—Tengo clases y tengo taller así que salgo tarde. —NamJoon se acercó a SeokJin y besó sus labios en un casto beso sin soltar su mano.
—Pasaré por ti a la universidad, podemos ir a una biblioteca si quieres para hacer tus tareas, te ayudaré a hacerlas si quieres, pero mañana me gustaría salir contigo. Si tú quieres.
SeokJin asintió con una sonrisa—Entonces te espero a la salida.
Luego de darse un beso rápido de nuevo, ambos salieron, viendo a Irene a un costado, mirando a la pareja de manera extraña.
NamJoon miró a SeokJin en busca de respuestas pero en cambio formalmente se despidió y vio a NamJoon irse preocupado.
—¿Pasa algo? —preguntó SeokJin mirándola fijamente.
—Sí, el jefe quiere verte.
Entonces todo gramo de felicidad se esfumó, su sonrisa junto con sus esperanzas de terminar bien. Solo pudo seguir a Irene en silencio hacia la segunda planta del edificio, notando como poco a poco la gente dejaba de transcurrir por los pasillos, llegando a una zona desolada del burdel, donde al final se encontraba una puerta de madera la cual era del jefe y dueño del burdel.
Irene ni siquiera había tocado la puerta, solo había abierto dejando a la vista un escritorio limpio y una habitación llena de muebles hermosos y costosos.
—Hoseok, él es SeokJin. —el hombre le sonrió a Irene y se dirigió a SeokJin, invitándole a sentarse.
—Un gusto señor. —dijo SeokJin con un nudo haciendo presencia en su garganta. Sabía para qué lo habían llamado, esperaba lo peor, y aun más cuando habían llegado al punto de llevarlo con el jefe.
—Dime Hoseok. —se acomodó en su asiento y le miró fijamente—Iré al grano SeokJin. Uno de nuestros clientes nos ha informado sobre todos los malos trato que le has dado, y también nos ha informado que fuiste visto con uno de nuestros clientes, Kim NamJoon para ser exactos, en un restaurante hace un par de días. ¿Está en lo correcto?
SeokJin tragó fuerte y asintió—No ha mentido.
—Bien, entonces supongo que sabes cuales son las consecuencias. Primero tu sanción monetaria por el mal trato hacia el cliente, y segundo la sanción más fuerte. ¿Crees que lo mereces?
El menor volvió a asentir sin despegar la mirada de Hoseok, sin dejar intimidarse, haciéndose cargo de las consecuencias de sus acciones.
—El señor NamJoon y yo también estamos en una relación. —Hoseok alzó una ceja y rió bajo—Nos conocimos por aquí en el burdel y ahora tenemos sentimientos por el otro.
—Bien, pero creo que es casado ¿Lo sabes verdad? —SeokJin asintió y el mayor soltó una carcajada.
—Increíble. —miró Irene y ella le sonrió—Te dejaría ir pero tienes castigos que cumplir pequeño. No te quiero más en el burdel SeokJin ¿Entendido? Tú eras un buen elemento y nos fallaste, muchas veces. Lastima. —se levantó y se acercó a la barra de la habitación, sirviéndose una copa de vino—Toda la paga de esta noche es nuestra, vas a ir con Irene y mis hombres se encargarán de ti. Mañana no vengas, no quiero verte más por aquí. Estas fuera SeokJin.
El menor asintió y pidió perdón, siendo guiado por Irene hacia una habitación vacía.
Solo pudo suspirar profundo cuando su cuerpo fue atacado y moretón tras moretón se formó en su cuerpo, cuando su labio sangró y su aire se fue por un instante. Solo pudo cerrar sus ojos y llorar del dolor en silencio cuando lo dejaron solo y ordenaron a Wonho sacarlo de burdel, o cuando llegó a casa, desangrado y adolorido, con su madre en su espera enojada hasta que vio su estado y lloró desconsoladamente, gritando a Taehyung que le apoyara con el botiquín.
SeokJin solo pudo cerrar sus ojos cuando a los lejos vio sobre uno de los sofás la guía de Bonne Nuit que una noche anterior había leído.
Su madre lo sabía, Taehyung lo sabía.
Taehyung le preguntó por qué lo había hecho, por qué se había prostituido, pidiéndole perdón y culpándose a sí mismo. SeokJin nunca respondió, solo quería dormir y olvidar todo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top