Capítulo 3: Destino entrelazado

«YeonJun, ¿Recuerdas cómo nos conocimos? Ese bello recuerdo... se siente como si fuera ayer que todo sucedió».

El polvo flotaba en el aire seco del viejo bar de carretera, mientras la música sonaba de fondo y las luces parpadeaban débilmente.

En un rincón oscuro, Choi Yeonjun se encontraba sentado solo en una mesa, observando con indiferencia el vaivén de la multitud que lo rodeaba.

Yeonjun, con su mirada intensa y su sonrisa traviesa, estaba sentado en una esquina, observando con interés el bullicio a su alrededor. Su chaqueta de cuero y sus botas desgastadas lo hacían destacar entre la multitud, pero era su aura de peligro lo que realmente lo hacía sobresalir.

Sus felinos ojos se dirigieron hacia un punto exacto, en dónde alguien había logrado captar su atención.

En el otro extremo del bar, un joven mesero estaba rodeado de sus compañeros de trabajo, riendo y charlando animadamente. Su cabello castaño caía desordenadamente sobre su rostro juvenil, y su camisa blanca le daba un aire de inocencia.

El bar estaba iluminado por una suave luz tenue, creando un ambiente acogedor y relajado.

El castaño, con su uniforme de mesero impecable, se movía con gracia entre las mesas, llevando bandejas de comida y sirviendo bebidas con una sonrisa en el rostro. Mientras tanto, Yeonjun, sentado en una mesa cerca de la ventana, observaba con interés el ajetreo del lugar, con una expresión de curiosidad en sus ojos.

El joven mesero se acercó a la mesa de Yeonjun con una bandeja en la mano, su sonrisa brillando con calidez.

── Buenas noches, ¿qué le gustaría pedir esta noche? ─preguntó con amabilidad, su voz suave y melodiosa.

Yeonjun levantó la mirada para encontrarse con los ojos del mesero, sorprendido por su belleza y encanto natural.

── Hola. ─respondió con una sonrisa pícara─. Me gustaría una recomendación especial tuya. ¿Qué plato me sugieres esta noche?.

Los ojos de Yeonjun y el mesero se encontraron, y en ese instante, algo cambió. Una conexión eléctrica pasó entre ellos, como si el universo hubiera decidido unir sus caminos en ese preciso momento.

El castaño inclinó la cabeza ligeramente, pensativo.

── Bueno, si te gustan los sabores que te emocionen, realmente te recomendaría nuestro plato especial de la casa: el salmón glaseado con salsa de miso y jengibre. ─sugirió con entusiasmo.

Impresionado por la descripción de Beomgyu, Yeonjun asintió con aprobación.

── Suena delicioso, definitivamente quiero probarlo. ─respondió con una sonrisa juguetona.

Mientras Beomgyu tomaba nota del pedido de Yeonjun, sus ojos se encontraron brevemente, y en ese instante, una chispa de conexión se encendió entre ellos.

El ambiente fluyó fácilmente entre risas y coqueteos, creando una atmósfera de complicidad y atracción mutua, pero se suponía que Beomgyu estaba en horas laborales.

A medida que la minutos avanzaba, Yeonjun y Beomgyu se sumergieron en una charla animada, compartiendo historias y risas como si fueran viejos amigos. La química entre ellos era palpable, y cada interacción estaba cargada de tensión y anticipación.

Con una gracia innata, Beomgyu regresó a la mesa de Yeonjun, llevando consigo el especial platillo recomendado. Su corazón latía con una mezcla de emoción y nerviosismo mientras colocaba el exquisito manjar frente al misterioso y apuesto cliente.

── Aquí tiene, la especialidad de la casa: salmón glaseado con salsa de miso y jengibre. Espero que lo disfrute, señor -dijo Beomgyu con una sonrisa, su voz llena de anticipación mientras observaba la reacción de Yeonjun.

Yeonjun tomó un momento para apreciar el plato frente a él, admirando la presentación impecable y el aroma tentador que emanaba del platillo. Sus ojos brillaban con intriga mientras miraba a Beomgyu, impresionado por la sugerencia del joven mesero.

── Gracias. Esto se ve increíblemente delicioso —respondió Yeonjun, su voz suave pero cargada de aprecio.

Beomgyu sonrió con satisfacción ante la respuesta de Yeonjun, sintiendo un caluroso resplandor de orgullo en su pecho. Era gratificante ver que su recomendación había sido bien recibida por el cliente.

── Es un placer servirle, señor. Si necesita algo más, no dude en llamarme. —dijo Beomgyu con cortesía.

── Al menos dime tu nombre, para lograr llamarte fácilmente.

── Me llamo Beomgyu. Park Beomgyu. ─sonrió antes de retirarse con elegancia para permitir que Yeonjun disfrutara de su comida.

Mientras Yeonjun saboreaba cada bocado de la deliciosa pasta, su mente no podía evitar volver a Beomgyu, el encantador mesero que había hecho que su visita al bar restaurante fuera tan memorable. Una idea audaz comenzó a formarse en su mente mientras contemplaba su siguiente movimiento en este emocionante juego de misterio.

Al final de la cena, Beomgyu se acercó a la mesa de Yeonjun con la cuenta en la mano, pero antes de que pudiera decir una palabra, Yeonjun lo detuvo con una sonrisa traviesa.

── Creo que me olvidé de algo. ─dijo, sacando un bolígrafo y un trozo de papel de su bolsillo.

Con una mirada cómplice, Yeonjun escribió su número de teléfono en el papel y se lo entregó a Beomgyu con una sonrisa pícara.

── Por si acaso necesitas darme alguna otra recomendación especial. ─bromeó, su mirada llena de entusiasmo.

Beomgyu tomó el papel con manos temblorosas, sintiendo la emoción burbujeando en su interior. Con una sonrisa radiante, guardó el número en su bolsillo con cuidado, sabiendo que este encuentro en el bar restaurante era solo el comienzo de algo especial entre él y Yeonjun.

Yeonjun extendió su mano con una sonrisa juguetona, desafiando a Beomgyu a aceptar su destino. Beomgyu tomó su mano con determinación, su corazón latiendo con una emoción desconocida.

Sin decir una palabra más, Yeonjun se levantó de su asiento y comenzó a abrirse paso para retirarse; no sin antes regalarle una sonrisa al lindo mesero que lo había atendido aquélla noche.

꒰ 🫀 ꒱

En las calles embriagadas por el resplandor de los letreros de neón en Seúl, dos chicos se encontraron nuevamente, en aquél lugar que cambió el curso de sus vidas.

Yeonjun, con su mirada astuta y sonrisa seductora, capturó la atención de Beomgyu, quien vagaba perdido en sus propios pensamientos en medio del tumulto del bar. Sus miradas se cruzaron, y en ese instante, un palpitar distinto resonó en sus corazones.

Yeonjun, un hábil ladrón callejero con un pasado oscuro, vio en Beomgyu un destello de inocencia que lo intrigó al instante. Beomgyu, un soñador empedernido con un corazón noble, se vio atraído por el misterio que envolvía a Yeonjun.

«𝘌𝘭 𝘮𝘶́𝘴𝘪𝘤𝘰 𝘱𝘰𝘦𝘵𝘢 𝘴𝘦 𝘦𝘯𝘢𝘮𝘰𝘳𝑜́ 𝘥𝘦𝘭 𝘩𝘢́𝘣𝘪𝘭 𝘭𝘢𝘥𝘳𝘰́𝘯»

A medida que sus encuentros se volvían más frecuentes, Yeonjun y Beomgyu comenzaron a compartir historias de sus vidas, creando un vínculo que desafiaba las barreras del tiempo y el espacio. Sin embargo, en medio de las risas y las confesiones, una sombra acechaba en las profundidades de la noche.

Conversaciones furtivas en callejones oscuros y susurros cautelosos en habitaciones vacías, su conexión se intensificaba con cada encuentro clandestino. Mientras se sumergían más profundamente en el torbellino de sus emociones, la amenaza de un peligro desconocido se cernía sobre ellos.

── ¿Crees que alguien nos haya seguido?
—susurró Beomgyu, su voz temblorosa con la incertidumbre mientras miraba a su alrededor con cautela.

── No te preocupes, cariño. Estamos seguros aquí —respondió Yeonjun, su tono tranquilizador apenas un susurro en la oscuridad─. Además, ¿Por qué nos seguirían, amor?.

── Las calles últimamente han estado llenas de pandilleros, además siempre violentan a los demás porque sí.

Pero incluso mientras se aferraban el uno al otro en busca de consuelo, el presentimiento persistente de que algo estaba mal no los abandonaba. En cada esquina, en cada sombra, la sensación de ser observados los perseguía como un fantasma inquietante.

── Debemos tener cuidado, Yeonjun. No podemos permitirnos cometer un error; recuerda que seguimos siendo dos varones en una relación. —advirtió Beomgyu, su voz cargada de preocupación mientras apretaba la mano de su amante con fuerza.

── Lo sé, cariño. Pero mientras estemos juntos, podemos superar cualquier obstáculo que se interponga en nuestro camino.
—respondió Yeonjun, su determinación resonando en cada palabra.

En un mundo donde el peligro acechaba en cada esquina y la traición era una moneda corriente, Yeonjun y Beomgyu se aferraron el uno al otro con más fuerza que nunca, sabiendo que solo juntos podrían enfrentar los desafíos que se avecinaban.

Su historia de amor, envuelta en suspenso y conspiración, se convirtió en una epopeya moderna de pasión y redención, donde cada palabra susurrada y cada gesto compartido los acercaba más al precipicio del destino.

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