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—¡No!—Miles miró a su padre sorprendido porque le había gritado.—¡no saques las cosas de ahí!.
Frank se encontraba muy nervioso intentando acomodar la casa por la mudanza, Gerard sospechaba que en cualquier momento lloraría y se tiraría al suelo por la frustración.
Miles se quedó quieto un segundo al ser reprendido, pero cuando su padre se giró para seguir con sus cosas, el niño continuó en lo que estaba.
Debía cuidar a sus tres hijos mientras ordenaba todas las cosas en cajas y bolsas.
Así había descubierto que Cherry era la más revoltosa, junto a Miles desordenaban todas las cajas y ponían lo que había en su interior en las piernas de Lily, que estaba siendo peinada de una manera muy extraña por Bandit.
—Miles, Cherry, ¿quieren que dibujemos?—El pelirrojo buscó en su mochila una libreta con varios dibujos coloridos en las portadas. Arrancó algunas de las últimas hojas y las apoyó en la mesa, luego sacó una cartuchera llena de colores y crayones. Los niños se acercaron y eligieron las hojas que iban a utilizar, todas eran iguales pero de todas formas se estaban disputando una, la última. Gerard vió la situación y la tomó de entre sus manitos.—Esta voy a usarla yo.
Los dos menores dejaron de pelear y le prestaron atención. Gerard dibujó un gato, de una manera animada, con los ojos grandes y asomando dos pequeños colmillos.
Cherry inmediatamente reclamó ese dibujo, y tuvo que hacer uno igual para Miles, se los entregó y ellos se quedaron pintando en la mesa.
—¿Por qué a vos sí te prestan atención?—Preguntó el castaño seriamente, llevaba intentando tranquilizarlos hace un rato y no podía.
—Porque yo no estoy casi llorando de los nervios—Frank lo miró enojado, él sólo se sentía estresado. Esa casa era alquilada y para la próxima semana ya no tenía que haber ni un rastro de que estuvieron allí. Además de que tenía que pintar las paredes que habían sido rayadas por Miles.
—Esto no está siendo fácil para mí, ¡hay demasiadas cosas!.
—¡Ya sé!, estoy acomodando tus adornos hace como una hora—Gerard se lo tomaba con tranquilidad, aún tenían una semana para terminar, pero Frank no estaba siendo de ayuda intentando mantener todo bajo control cuando era demasiado obvio que esa situación lo sobrepasaba.—Creo que deberías donar algunas cosas, pareces de esas personas que no tiran nada y casi no se puede entrar a sus casas por todas las cosas que hay.
—Qué exagerado, solamente guardo lo que es importante—Se imaginó teniendo una casa así, le pareció simplemente desagradable, porque siempre había sido muy ordenado y limpo.
—Hay un par de piedras en un cajón.
—¡Son importantes!, las tengo de un viaje que hice cuando era adolescente.
—Bueno...tenías—Gerard se mordió el labio inferior con nerviosismo, había tirado esas piedras porque le parecieron muy innecesarias.
—¿¡Las tiraste!?—El contrario blanqueó sus ojos ante la pregunta, la respuesta era obvia. Pensó que Frank le estaba haciendo una broma al preocuparse, pero cuando se dió cuenta de que lo preguntó en serio se sintió un poco mal.
—Sí Frankie, pero puedo buscarlas si de verdad son importantes—El menor negó avergonzado, realmente sólo eran piedras, y ni siquiera recordaba que estaban guardadas.
—No es necesario, no sé qué estaba pensando cuando traje piedras—Se rió un poco, al igual que Gerard.
***
—¿Todo bien?—Frank llegaba de llevar a sus dos niñas hasta la casa de Jamia, era sábado, pero ella le había pedido que las llevara para poder visitar a sus padres. El castaño no tuvo ningún problema en llevarlas antes, las mismas niñas estaban emocionadas por ver a sus abuelos.
—Sí, Gee, ¿por qué preguntas?.
—Pensé que ella actuaría diferente después de todo—Frank lo miró sin entender lo que quería decir.—No sé, que sería difícil tratar con ella.
—Oh, sí. Yo también pensé eso, pero al menos en estos meses todo estuvo muy bien, desde que pudimos ponernos de acuerdo, nada salió mal. Y no noté nada extraño en ella, tal vez reflexionó sobre lo que pasó.
—Seguramente, supongo que es lo más lógico, ¿no?—Frank asintió, él también había pensado mucho sobre todo lo que ocurrió, aún no se sentía con las energías suficientes como para hablar sobre eso con Jamia o su madre, pero de todas formas estaba mejor.—Ah, ya es muy tarde, tengo que irme.
—¿Por qué?, pensé que te quedarías—El castaño se desanimó un poco al escucharlo, él esperaba quedarse con Gerard hasta el día siguiente.
—Es que...Bert me invitó a un bar, amo totalmente ese bar y Bert dijo que hoy habría una banda—El pelirrojo se veía totalmente emocionado.—Tengo que llevar a Bandit con Lindsey, por eso tengo que irme rápido.
—Nunca me mencionaste ese lugar, podríamos haber ido nosotros.
—Ni siquiera lo recordaba, solía ir hace mucho tiempo, pero Bert me lo recordó y queríamos visitarlo de nuevo.
—Supongo que iban ahí cuando salían, ¿no?—El castaño cuestionó, aunque era obvio que así era. Gerard sólo asintió, no deseaba dar demasiadas explicaciones innecesarias.—¿No es raro que todo esté tan silencioso?—Dijo de la nada, sus instintos decían que algo malo había pasado, porque no era normal que haya silencio cuando dos niños estan jugando, en especial ellos.
Apenas el menor mencionó eso, ambos se levantaron para revisar la habitación donde los pequeños se encontraban. Los dos descansaban, de una manera muy incómoda y aún con juguetes encima. Gerard sintió demasiada ternura y les tomó una fotografía.
Salieron de la habitación nuevamente, luego de acomodarlos y arroparlos. Sin tener la suficiente fuerza como para despertarlos.
—Voy a tener que llevarmela igual, así que tengo que despertarla.
—Mejor quedate, mandale un mensaje a Robert diciendo que no podes ir, por cualquier cosa. ¿O queres que le mande yo?—Frank ya estaba sacando su celular del bolsillo para contactar al rubio, pero el mayor se lo impidió.
—Sí voy a ir, además ni siquiera tenes su número para llamarlo.
—¿Por qué no te queres quedar conmigo?
—No es eso, sólo que ya tenía algo planeado, mañana si queres vengo para seguir ayudandote y lo que quieras.
—Está bien, hasta mañana Gerard—El castaño dió media vuelta y se encaminó a su habitación.
—¿Estas enojado?—Gerard siguió sus pasos y entró a la habitación junto con él.—¿En serio estas siendo tan egoísta?
—Yo no te dije nada Gee, sólo hasta mañana, ¿que esperas que te diga?.
—Al menos que cierres la puerta cuando me vaya.
—Solamente tenes que cerrarla, de afuera no se abre así que no es nece...—El menor comenzó a explicar el mecanismo de la puerta, intentando evadir el tema principal.
—Ya sé cómo funciona, lo que quiero decir es que no me gusta que estes enojado, y mucho menos sin razón, sólo voy a salir con Bert.
—Todos estos días estuve tan estresado y esperaba que te quedaras, sólo es eso, pero si mañana me prometes que vas a venir a darme mimos...—Frank sostuvo su mano y la agitó como un niño pequeño.
—Claro que sí, voy a venir y después vamos a estar juntos todos los días cuando convivamos y me tengas que soportar a todas horas.
Frank se acercó al mayor y tomo su rostro entres sus manos, dejándole varios besos suaves en los labios. Luego bajó por su mandíbula y atacó su cuello con besos húmedos.
* * *
Estoy en la escuela u.u
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