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—¿M-Miles?—Frank se apoyó sobre sus hombros en un segundo, giró su cabeza y vió a Miles parado a unos pasos de el sillón, el corazón rojo en la camiseta de su pijama resaltaba. Con una de sus piernas empujó a Gerard, haciendo que se caiga a un costado, en el suelo.
—¿Vamos a ver a Lois? Quiero darle cereales—El menor tenía los ojos entreabiertos, Gerard estaba colocandose su abrigo y Frank terminó de acomodarse su ropa.
—No Miles, mañana. Ahora vamos a la cama—El castaño acompañó a su hijo a la habitación, que lo siguió sin ninguna protesta. Lo acomodó en la cama porque ya se había dormido nuevamente, en realidad nunca dejó de estarlo.
—¿Por qué quería hacer eso?—El pelirrojo estaba intrigado por la peculiar interrupcion.
—A veces se levanta y dice cosas, pero sigue dormido, creo que es sonámbulo—El mayor se rió desde su lugar en el sillón.—¿Qué te da risa?
—Nada, sólo estoy feliz de que Miles no se haya quedado con un trauma—Frank no quiso reírse pero no pudo evitarlo.
—¡Es culpa tuya!—El castaño señaló acusadoramente a Gerard, él puso cara de asombro.
—¿¡Mía!?, yo no soy el que dijo "ciandi quiris".
—Pero vos lo preguntaste, yo solamente me dejé llevar.
—Ay, pobre alma inocente—El pelirrojo dijo lo último sarcásticamente, se había parado frente a el menor y lo sostenía de la cintura. El tatuado no sabía si tomar eso como una continuación o un gesto cariñoso.
Al final descubrió que sólo era un cariño, Gerard lo abrazó y acarició su cabello lentamente.
—Todo va a estar bien Frank, ¿sí?—El menor asintió, sentía que esas palabras sí iban a ser ciertas.
Estuvieron dandose pequeños besos un buen rato, tonteando como adolescentes mientras en la pantalla estaba Hannah Montana. A el castaño le pareció un poco raro que Gerard propusiera ver esa serie, pero no mencionó nada.
*
El lunes siguiente, Frank estaba en casa de su madre pasando a buscar a su hijo. Su madre lo hizo pasar y le presentó a un niño con una mujer. A la mujer la conocía, era amiga de su madre desde hace tiempo, pero el jóven no le resultaba familiar.
Con Miles en un costado, tironeando de su abrigo diciendo que tenía una sorpresa, el chico castaño se presentó con él como si fuese un adulto más.
—Frank, él es mi hijo, está buscando un trabajo y Linda mencionó que necesitas un niñero para Mimi—Habló la señora, por alguna razón le decía Mimi y no Miles a su hijo, le resultaba extraño pero no iba a decirle nada. El jóven se veía bastante maduro para su edad.
—Estuvo jugando con Miles, se llevan bien—Mencionó Linda.
Habló un poco con Aidan, el chico le cayó bien, podría cuidarlo con los mismos horarios de Hayley, además de que podía cocinar y Miles estaba muy emocionado de verlo todos los días.
Arreglaron los horarios y todas las cosas necesarias. Esa semana sería para ver si el trabajo le parecía bien y si podría acomodar los horarios para poder hacer también sus tareas de el colegio.
Después de dejar todo dicho, Frank se despidió para irse a su hogar con Miles, pero su madre lo detuvo un momento en la entrada.
—Decile a Miles que te muestre—El castaño se confundió un poco por esa petición, pero luego recordó la insistencia de su hijo por una tal sorpresa. El niño buscó inmediatamente en su pequeña mochila y sacó una cajita un poco mal envuelta.—Estaba mejor envuelta pero la abrimos y ya después no la acomodé mucho.
Frank desenvolvió la cajita con mucha intriga, le pareció muy metiche por parte de su madre abrir algo que era para él, pero probablemente hubiera hecho lo mismo.
Terminó de sacar el papel y vió que eran unas galletas con chispas de chocolate, parecían muy ricas. En la parte de arriba había una notita con un pequeño dibujo que entendió eran él y su hijo, tenía escrito "Las hicimos Bandit y yo para ustedes, las pequeñitas son de ella (me dijo que te lo dijera), pora agradecer la invitación de el sábado :)".
En una esquinita decía Gerard y al lado una B un poco temblorosa. Murió de ternura por el presente, estaba sonriendole a la nota, su madre lo miraba con una ceja alzada.
—¿Estas saliendo con el maestro de Miles?—El castaño la miró y supo que no le gustaba esa idea, le importaba poco su opinión sobre ese tema pero igual tendría que escuchar su sermón.
—Sí mamá, pero ahora está el bebé y no quiero que hables de esas cosas frente a él—Trató de salvarse de escucharlo en ese momento pero su madre le dijo a el menor que vaya a jugar adentro.
—¿No le da verguenza mandarte cosas por medio de tu hijo?
—Linda, no estamos en los años veinte, Gerard no mandó nada malo; es una buena persona, a Miles le cae bien y yo lo quiero, no puedo ver nada malo en él ¿por qué vos sí?
—Tampoco podías ver algo malo en Jamia—Estaba harto de que su madre recordara a Jamia cada vez que tenía la oportunidad, aunque esta vez le había prestado más atención porque tenía que hablar sobre eso.
—Ah, hablé con Jamia.
—¿¡Qué!?, y qué más hiciste, ¿nadaste con vagabundos?—Esa ocurrencia casi le hace perder la seriedad al castaño.
—Me dijo que quería ver a Miles, no sé qué hacer porque...
—Claramente le dijiste que no, ¿cierto?—Le interrumpió su madre. Le caía demasiado mal la mujer, podía decir que hasta más que a él mismo.
—No le confirmé y tampoco le dije que no, parece que maduró mucho, no quiero que Miles la conozca pero al mismo tiempo si, no sé qué hacer—Su madre lo entendió y le dijo que lo pensara bien, su nieto no era un objeto, tenía sentimientos.
—Si lo pensas y llegas a la conclusión de que ella no va a volver a lastimarlos está bien, pero pensalo tranquilo, si ella te está presionando ignorala.
Sabía que Linda se había tragado todas las cosas que realmente pensaba de Jamia, aunque tenía razón con lo que dijo, y eso era lo que planeaba hacer, no tenía por qué apresurarse. Volvería a conocer a la "nueva" Jamia para saber si era buena para su hijo.
*
Frank: Hablé con mi mamá sobre ese tema
Gerard: Ah y qué te dijo?
Frank: Que tengo que pensarlo bien y esas cosas
Llevaba enviandose mensajes hace bastante tiempo, después de el agradecimiento y todos los stickers de corazones que le envió, decidió contarle su conversación con Linda.
También le contó sobre Aidan, el pelirrojo estaba feliz por Frank, tal vez su vida se tranquilizaría un poco después de la sorpresa de encontrar a la madre de su hijo.
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