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Frank: Estas seguro que fuiste a la cafetería que dijimos?

Gerard deslizó un poco su dedo por la pantalla para ver los mensajes anteriores, efectivamente, se había confundido de cafetería.

Estuvo casi cuarenta minutos en el lugar equivocado, técnicamente él había dejado plantado a Frank. Pensó en cómo podía seguía hablandole, le había dicho mal padre y encima lo dejaba plantado, aunque no fue su intención.

El pelirrojo se giró al sentir que tocaban su hombro, Frank lo miraba con intriga, pero él no quería mirarlo, se sentía estúpido. Sus mejillas ardían y tenía una tonta sonrisa nerviosa.

—¿En serio estuviste ahí todo este tiem...?—Comenzó a hablar el castaño con gracia, pero se calló al ver a Gerard poner sus ojos en blanco con cara de fastidio.

—Pasado pisado—Gerard ahora sonrió genuinamente.

—Está bien, es mi culpa por no haber explicado mejor cómo es el lugar.

Al más alto le provocó mucha ternura lo educado y comprensivo que Frank podía ser. Si un idiota se confundiera de lugar y después le hubiese dicho "pasado pisado", probablemente lo mandaría a la mierda, pero el tatuado no hizo nada de eso, hasta se hechó la culpa.

—Claro que no Frank, yo soy el que se equivocó, discúlpame.

—Está bien, no te preocupes. ¿Por qué no me presentas a Bandit?

—Sí—Gerard tomó a Bandit en brazos y le susurró "saluda", la pequeña lo hizo tímidamente.—Él es Frank preciosa, decile tu nombre.

—Bandit, tengo cinco—Añadió su edad por si las dudas, levantando todos los dedos de su mano derecha.

Gerard se rió y Frank igual, pero a Miles no le hizo ninguna gracia no ser el centro de atención de su padre.

Mientras Frank le hacía más preguntas tontas a Bandit, Miles más ignorado se sentía. Aunque estuviera de la mano de su padre y con un pequeño libro para colorear que le compró hacía unos días.

—El mío es el naranja—El pequeño se incluyó a la conversación cuando Frank le preguntó a Ban cuál es su color favorito.

Ya sentados en la mesa de la cafetería, esta vez la correcta, el tatuado empezó a tener una conversación con Bandit sobre los girasoles, se desviaron un poco de tema y terminaron preguntándose sus colores favoritos.

—El mío también es el naranja Miles—Gerard se dió cuenta de los intentos desesperados de obtener atención por parte de Frank. Conocía demasiado bien el comportamiento de los niños.—¿Me dejarías ver tu cuaderno?

Miles miró a su padre y este asintió con una sonrisa, Gerard comenzó a observar lo poco que estaba coloreado mientras tomaba su café. Felicitó muchas veces por su fantástica obra de arte al pequeño y le devolvió su cuaderno.

La niña tomaba un licuado y observaba la situación con ojos grandes, ella no era demasiado dependiente de su padre, tal vez porque siempre recibía cariño por un montón de adultos.
En cambio Miles sólo tenía a Frank y Hayley, a veces a Linda.

Los adultos comenzaron a conversar de cosas sin importancia, mientras los menores se observaban con atención, la pequeña parecía haber olvidado el episodio ocurrido con sus muñeca.

Terminaron su merienda para luego retirarse, Gerard insistió en pagar en forma de disculpa por haber actuado así el día anterior.

Se dirigían hacia la zona donde se encontraban las tiendas de ropa, pero antes de eso había un lugar repleto de juegos mecánicos para niños, no pudieron hacer mucho con los "papi, quiero subirme a ese" más que llevarlos.

Con Miles y Bandit en un carrito con forma de barco dando vueltas lentamente se sintieron libres de sentarse a conversar más tranquilos.

—Voy a enviarle una foto a Lindsey—Gerard sacó su celular y tomó una foto a los dos niños sobre el carrito.

—¿Lindsey?—Era un poco obvio que se refería a la madre de la niña, pero Frank no iba a desperdiciar la oportunidad de preguntarlo.

—Mi mejor amiga, la mamá de Bandit—El castaño se confundió un poco con la respuesta, sin darse cuenta lo hizo muy notable en su rostro. Gerard se rió por su expresión.—Fue...una noche loca—Volvió a reír, pero pronto dejó de hacerlo al ver la expresión seria de Frank.—¿Dije algo malo?

—¿Qué? No, ¿por qué?.

—Por la cara que pusiste—Gerard miró al contrario para que le explicara por qué puso cara de velorio pero no lo hizo, sólo se quedó observandolo.—Okey...¿Y la madre de Miles?

Lo preguntó despreocupadamente, no pensó que fuera un tema de gravedad hasta que vió a Frank bajar la mirada, sabía que lo había arruinado.

—No está, nos dejó—El pelirrojo apoyó los codos sobre sus rodillas para luego dejar su cabeza sostenida por la palma de sus manos.

—Oh, ella se lo pierde.

—Sí, supongo—El castaño suspiró, pensó que lo había arruinado, él y sus problemas.

—¿Y qué te gusta hacer, bonito?—Frank levantó la mirada con los ojos bien abiertos, estaba sorprendido, un poco por el repentino cambio de tema y otro poco por el apodo.

—Eh, no sé, ¿hacer de qué?—Estaba nervioso, ahora venía la etapa de "conociendonos" y el castaño sentía que no tenía mucho para contar, la mayor parte de su vida era su hijo, y Gerard ya lo conocía.

—A ver, a mí por ejemplo me gusta dibujar, cantar un poco, ¿vos qué haces?—Los esfuerzos de el mayor por sacar tema de conversación eran casi inútiles, Frank respondía muy poco.

—Creo que nada.

—¿Dibujas?, ¿pintas?.

—No soy buen dibujante.

—¿Algún deporte?.

—¿Caminar hasta el cereal cuenta?—Gerard sonrió ante la respuesta.—No sé hacer nada Gee, cuando era jóven tocaba la guitarra pero ya no.

—¿Cuántos años tenes?.

—Veinticuatro.

—¿Con qué derecho decís "cuando era jóven"?, ¡sos jóven!—Al mayor le causó gracia que el contrario hablara de él mismo como si tuviera cincuenta años, ni siquiera hacía tanto tiempo había salido de la secundaria.

—Pero ya no se siente así, fue hace muchos años—El castaño negaba, intentando olvidar cuánto lloró cuándo vendió su guitarra.—Es cosa del pasado, pasado pisado, vos lo dijiste.

—Voy a hacer como que no dijiste eso y a proponerte un dúo—Gerard ya comenzaba a emocionarse.—Hasta podemos decirle a mi hermano que toque el bajo para acompañarnos.

—No Gee, de verdad no recuerdo ninguno de los acordes.

—Esas cosas no se olvidan Frank, podría ser el próximo sábado, podes traer a Hayley también y...

—Gerard de verdad no lo recuerdo.

—¡Podríamos tocar algo de David Bowie!.

—¡No!, basta, no quiero—Frank subió un poco el tono de su voz pero se arrepintió al instante.

—Oh, bueno...

—No quise sonar así de horrible, discúlpame.

—No te disculpes, no debí ser tan insistente, a veces soy muy intenso.

—No, sí me gusta la propuesta, ¿cuándo decías que podría ser?.

Gerard miró a Frank con una pequeña sonrisa, era más que obvio que no le gustaba la idea.

—No es necesario, de verdad, no quiero forzarte.

El castaño estuvo por responder pero el juego donde estaban los niños acabó y ellos los llamaban.

Salieron de ahí una hora más tarde, después de haber tomado un helado. Gerard ya empezaba a preocuparse por darle tantos dulces a Bandit.

Cada uno tomó su camino a casa, Gee casi al instante comenzó a pensar en sus asuntos, pero Frank se quedó pensando en él todo lo que restaba de día.

* * *

Terminé de escribirlo en el colectivo y casi me paso la parada ):

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