Capítulo XXXIV

(4/7)

***

No podía prestar atención a la clase, me era, literalmente, imposible después de lo que había pasado el día de ayer.

Por un lado, y luego de recuperarme de la sorpresa inicial; por fin admití y procese la idea de que Alejandro estaba de regreso en Housung. No tenía ni idea de que hacía aquí, dado que las clases del ciclo aún no terminaban, pero trataba de tomarlo con calma, tanto como podía.

O mientras no se aparezca de nuevo pensé, aunque algo dentro mío quería saber de él no iba a ceder al acercarme a él para volver a ser abandonada.

Por otro lado estaba lo que había ocurrido, o mejor dicho, me había enterado en mi cita con Sebastián.

Suspiré mirando a Katrina y recordando los eventos del viernes pasado antes de la noticia de la relación de Luis con Renata.

Linda y Katrina parecían haber estado frustradas con algo relacionado a Aysel, algo que casi hizo que perdieran los papeles.

¿Pero tendría relación con lo que me había contado Sebastián?

Negué.

Sebastián había confiado aquello en mí, porque su amigo quiso involucrarme.

—Señorita Durance y Joven Buenaventura a la pizarra, por favor —escuché la orden del profesor y gemí en protesta.

¿En serio tan mala suerte tiene Katrina? Me pregunté mientras miraba a mi amiga que parecía querer matar al profesor.

¿Y quién no? Sacarla a la pizarra a resolver un ejercicio con su ex no era algo sabio, aunque dudo que el profesor supiera de su relación.

Aun así ambos fueron y como era su costumbre parecían discutir en la pizarra mientras resolvían el problema hasta que lo terminaron.

—Joven Liza y señorita Martínez —llamo el profesor a mi amiga y otro compañero a resolver otro ejercicio.

Que no me llamé a mí, que no me llamé a mí repetí en mi mente el mantra.

No tenía ni idea de lo que iba la clase de ese día y si el profesor me llamaba a resolver un ejercicio iba a estar más perdida de lo que normalmente estaba.

Estuve casi una hora con el alma en pena hasta que el profesor terminó su clase.

—Me salve —susurré.

—Nos salvamos —respondió Raven que había sido la única de ni grupo de amigas que tampoco había sido llamada.

—Tuvimos suerte —concordé con Rave sonriendo por un momento hasta que Katrina habló.

—Les toca la próxima semana, y el tema es más difícil —dijo mi amiga por lo que Rave y yo nos quejamos.

— Te pasas Nico, te pasas —le dijo Rave a Katrina negando— Como te gusta matar los ánimos.

—Que mala —me queje por mi parte ya me imaginaba que respondería.

—Yo soy mala —dijo Katrina con una sonrisa, tal y como lo había supuesto.

El siguiente profesor llegó y empezó su clase de marketing.

Mi mente seguía a la deriva pensando en Aysel, algo en mí se negaba a creer lo que había dicho Sebastián.

—¿Estas bien, chica? —me preguntó Ari y yo asentí— ¿En qué tanto piensas?

—Nada importante —le respondí, ya que lo que sabía no era mi historia para contar.

Cuando terminó la clase Katrina, Rave y yo nos quedamos en la universidad avanzando el proyecto de marketing que nos habían dejado.

—Ya vengo voy a comprar un jugo —dijo Rave— ¿Ustedes quieren algo? —preguntó.

—Un oreo —le respondió Katrina dándole el dinero.

—Yo nada —le dije.

Tenía suficiente con lo que Sebastián me había dado unos momentos antes cuando nos encontramos.

Cuando Rave se fue y sin pensarlo, ya que la curiosidad me ganaba, mucho le pregunté a Katrina en voz baja— ¿Es cierto que Aysel y su enamorado terminaron?

Mi amiga me miró con el ceño fruncido claramente sorprendida.

—¿Quién te dijo eso? —me preguntó Katrina sin molestia en su voz, aun así sentí que no debía haber abierto mi boca— Tranquila Stefanía, no hay problema, pero tengo curiosidad por como sabes eso.

—Ayer Sebastián me contó que el enamorado de Aysel se acercó a él y le pidió que hablara conmigo para que yo hablará con Aysel y regresen —le conté.

Bueno esa era la versión resumida.

—¿Y piensas abogar por él? —me preguntó Katrina sarcásticamente.

—No — negué —Ni siquiera lo conozco. Además...

—¿Además? —presionó mi amiga.

—Sebastián y yo tenemos un trato

—¿Qué trato? —preguntó Katrina interesada.

—No meternos en las relaciones que involucren a amigos de ambos —le respondí sin dudar.

—Eso es algo sabio —admitió Katrina con una sonrisa— Eso es bueno para su relación, o lo que sea que tengan —dijo con una risa al final, pero antes de que pudiera responder Raven llegó por lo que guarde silencio.

***

Acabábamos la tarea casi las siete de la noche cuando Rave, Katrina y yo nos separamos para irnos a nuestras casas.

Pensé en hablarle a Sebastián, pero recordé que me había dicho que tenía algo importante para mañana, por lo que decidí ni molestarlo.

Estaba caminando por el parque que quedaba detrás de la biblioteca, mientras me frotaba mis brazos, cuando escuché una risa conocida.

Al principio pensé que había escuchado mal, pero cuando se repitió me di cuenta que no era así.

Mire a mi alrededor buscando a Linda, pero no la encontraba por lo que camine un poco más adentrándome al parque cuando la vi sentada en una banca besando a un chico.

Me quedé sorprendida, ya que no sabía que tenía pareja, pero tampoco era algo que me impactará.

Linda era una chica muy linda, noble y talentosa por lo que encontrará a alguien que la quisiera era algo que cada una de las chicas del grupo quería para ella.

Me giré para regresar por donde había llegado choque con alguien.

Mi reacción natural fue disculparme con la persona que había chocado, pero al levantar la mirada y ver quien era esa persona no pude hacerlo.

—Hola, Steffi —saludo el chico frente a mí— Por fin te encuentro, te estuve buscando toda la tarde —comento con una sonrisa que me dieron ganas de golpear, aunque no tenía claro por qué en ese momento.

¿Qué diablos creía para aparecerse así nada más?

—¿Qué quieres? —le pregunté directo yendo al punto y sin vacilar.

—Quiero hablar contigo —me respondió con una mueca por mi tono.

—Pero yo no quiero hablar contigo, Alejandro. Adiós —le dije pasándolo de largo.

—Lamento haberme ido sin decirte nada —se disculpó Alejandro tomándome por el brazo impidiéndome avanzar— Lamento haber actuado como un idiota.

Fue con esas palabras que me detuvo y que al escucharlas pude quitarme un peso de encima. Alejandro se había disculpado.

—Por favor, Steffi. Dame una oportunidad para hablar contigo —pidió mi ex mejor amigo y sin pensarlo acepte.

No podía negar, ya que tenía curiosidad de su regreso.

—Está bien —le respondí— Vamos al café que queda frente a la Uni —le propuse y Alejandro asintió.

Que fácil de convencer era.

Cuando llegamos al café, aprecie el ambiente cálido en comparación a frio que hacía fuera.

—¿Y bien? ¿De qué quieres hablar? —le pregunté una vez sentados en una mesa con nuestros pedidos de chocolate caliente.

—Quiero disculparme por como actúe contigo, sé que estuvo mal y que... Bueno, no tengo excusa, pero quiero pedirte que me perdones —pidió

—Eras mi mejor amigo Alejandro —Y mi crush pensé, pero no iba a decirle eso— Me dolió lo que hiciste y después de la llamada que tuvimos hace un tiempo pensé que nunca te disculparías; sin embargo, aquí estás haciéndolo y agradezco eso; por lo que acepto tus disculpas —le dije sin dejar nada fuera.

Eso era lo que sentía y necesitaba para tener un poco de paz y dejar de lado el rencor que tenía hacia él.

—Gracias —me dijo extendiendo su mano para tomar la mía poniéndome nerviosa— Haz cambiado mucho —comento Alejandro sin molestia en su voz, más bien con curiosidad.

—Todos cambiamos —le respondí encogiéndome de hombros.

Después de ello la conversación fue amena y tranquila.

Alejandro me contó de su vida en Wiss, sus estudios y amigos. Yo por mi parte le conté de mis estudios y como veía el mundo ahora.

Eran casi las nueve de la noche cuando él me acompañó a mi casa y por un momento me sentí como en los viejos tiempos cuando hacíamos lo mismo.

Ya en la entrada de mi casa Alejandro me tomo de la mano, nuevamente, antes de decir— Ya no te sonrojas cuando te tomo de la mano.

—Yo... —¿Que podía decir ante eso?

—No te preocupes, bonita, está bien. Me gusta ese cambio —dijo, pero no lo estaba y el mote que utilizo me cayó como un balde de agua fría por lo que solté su mano de golpe.

Alejandro me miro extrañado antes de acercarse a mí decidido y acariciar mi rostro.

Me miró fijamente un tiempo antes de soltar algo por lo que me moría escuchar en el pasado de su parte.

—Me gustas, Stefanía —confesó— Me gustas desde hace mucho. Cuando te pedí hace tiempo que cambiaras de turno era porque quería pedirte que fueras mi novia.

Yo lo mire sorprendida por lo que decía mientras mi corazón sentía que se rompía a pedazos.

—Cuando te negaste, actúe de manera infantil, me alejé y me fui sin decirte nada —continuó diciendo antes de volver a tomar mi mano con una suya— Quise olvidarte, pero no pude, y estoy dispuesto a hacer lo que sea para estar contigo.

—¿Qué? —jadee.

Alejando sonrió— Que estoy dispuesto a todo si tú me dices que tengo una oportunidad para ser el dueño de tu corazón, como tú eres la dueña del mío —dijo con seguridad.

Alejandro me estaba pidiendo una oportunidad, algo que había deseado durante tanto y por mucho tiempo antes de que se fuera de Housung.

Mire con lágrimas en los ojos a quien fue mi mejor amigo y primer amor, porque aunque mi cerebro hubiera tardado en comprender lo que sucedía mi corazón ya tenía una respuesta.

***

Y... Que piensan de la aparición de Alejandro?

¿Qué dirían ustedes si fueran Stefanía? ¿Le darían una oportunidad?

Les comentaré que esta declaración estaba planeada desde el principio de la historia, esto era algo que tenía claro que tenía que pasar e iba a pasar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top