Capítulo XI
No había manera en que yo llevara a cabo el plan que Katrina y Cayla proponían, era muy cobarde para eso.
—De una manera u otra lo harás —dijo Cayla como si fuera un hecho. Me molestaba mucho que ella me hablara así pero aún más el que yo no le respondiera.
—Cay, creo que mejor vemos otra manera —dijo Katrina—, claramente Stefanía no quiere hacerlo.
—¿Por qué no? —me preguntó con un tono que indicaba que estaba molesta o a punto de estarlo.
— Porque quizá no conoce al chico —señalo Katrina por mí.
—Podría conocerlo —refutó Cay— además será bueno para ella así se olvida de...
—Cállate —dijo Katrina pero ya era tarde yo sabía que era lo que iba a decir.
Así se olvida de Alejandro.
Cayla se quedó en silencio por un momento, siendo esa la única señal de que se estaba lamentando lo dicho porque nunca deja que alguien le diga cállate sin contestarle de vuelta inmediatamente.
— Lo siento —se disculpó, pero yo negué.
¿Qué podía decir? No era que no hubiera pensado en él en todo este tiempo; sin embargo, ella tenía razón, o al menos en parte. Yo debería olvidar mis sentimientos por él desde que dejo en claro, de manera indirecta, que ya no quería hablarme.
—Bueno no vamos a hacer nada si ella no quiere... —dijo Katrina volviendo al tema anterior— Aunque sería bueno que lo pienses aún queda mucho para empezar el ciclo y... —dejo de hablar cuando sonó su celular— Ya estoy yendo... Sí, no te preocupes... Vale, bye.
—¿Tienes una cita? —preguntó Cayla.
— Quede con alguien, sí, pero no es una cita. No te hagas ideas.
—¿Quién es? —pregunté curiosa.
—Alguien que no conocen, adiós —dijo despidiéndose de nosotras con un abrazo antes de irse.
—Me da curiosidad saber con quién se va a encontrar —dijo Cayla cuando Katrina desapareció de nuestra vista.
—A mí también, pero ya sabes cómo es Katrina —le dije.
Ella podía decirte todo acerca de su vida sin miedo, pero a su tiempo y si no quería contarte algo no lo hacía y no había fuerza en el mundo que cambie eso.
—Sí ya sé cómo es y también sé cómo hacer que me cuente con quién se está viendo —bueno, si había alguien que podía lograr que Katrina hablara era Cayla, ambas eran igual de tercas— Ahora dime por qué no quieres hablarle —dijo de repente.
—No entiendo.
—Al chico, por qué no quieres hablarle.
Ah...— Me da vergüenza —admití—, el chico del parque sabía que habíamos estado espiando a su grupo.
Cayla se quedó en silencio por unos segundos antes de volver a hablar.
—Solo una vez y ya, por favor —suplicó.
Ahora esa una parte de ella a la que yo casi siempre cedía— No sé...
—Solo una vez, y mira, ni si quiera le vas a hablar tú.
—¿No?
—No, bueno sería lo mejor pero si quieres hablo yo —propuso.
—¿Lo prometes?
—Sí, sí —dijo Cayla alegre—, vamos a llamarlo ahora —dijo y sabía que lo hacía porque no quería que cambie de idea.
—¿Y Katrina? —le pregunté porque era ella quien andaba más con Raven.
—No creo que se enoje —no, ella no se enojaría por algo así pero aun así...— Dame tu celular —se lo di.
¡NO! ¿Qué hice?
—Sebastián Gutiérrez —dijo Cayla antes de marcar y poner mis nervios de punta—, está timbrando —dijo pero el otro número no respondió pero mi amiga no se rindió e intentó un par de veces más sin embargo obtuvo el mismo resultado— No contesta.
—Tal vez está ocupado —supuse recibiendo mi teléfono.
—Sí, quizás otro día intentas con Katrina —dijo.
—¿Crees que quiera hablar? —le pregunté Katrina podría ser directa a veces pero había situaciones para las que se negaba pasar y algo me decía que esta sería una de esas situaciones.
—Yo me encargo de convencerla —dijo Cayla y aunque dudaba eso pero no quería discutir—Vamos a Matemáticas —dijo y asentí porque cada que íbamos ahí solo era para un cosa, tomarnos fotos; Cayla y Katrina eran a las que más les gustaba tomarse fotos del grupo.
Estábamos por llegar cuando siento que Cayla se detuvo de golpe.
—¿Qué pasa? —le pregunté mirando a donde ella lo hacía por lo que no hizo falta que respondiera, entendí su reacción, hasta yo que no tenía ninguna relación directa con esa persona me congele al verle.
— Vamos por otro lado —dijo Cayla y yo asentí pero recordando lo que mi amiga me había contado:— ¿Por qué nos vamos? Dijiste que no te estaba molestando —le señale sin embargo Cayla no respondió y me llevó en dirección opuesta sin embargo no avanzamos mucho cuando lo escuchamos llamarla.
— No voltees —le dije pero Cayla negó porque si había algo que a ella le sobraba era orgullo.
— No le tengo miedo además ha estado tranquilo —respondió pero no le creí y se dio la vuelta para enfrentarlo:—Hola.
— Hey, por qué no te acercaste.
— Creí que estabas ocupado —mentira lo habíamos visto solo sentado en una banca con su celular.
— Igual te hubieras acercado, ¿te quedas un momento para hablar? —le preguntó y obviamente a mí me estaba diciendo adiós.
Cayla me miró y supe que su orgullo no la dejaría decir que no a una invitación "educada", porque si estaba siendo educado pero eso no quiere decir que dejara de darme escalofríos.
—Cay... —empecé a decir antes de callarme— Mira —le dije señalando con el rostro un par de chicos que venían en nuestra dirección.
—Lo siento, Beto pero tenemos que irnos —dijo y sin más me llevo con ella en dirección a Ignacio que venía en nuestra dirección.
—¿Qué hacen aquí? —nos preguntó Ignacio.
—Estábamos de camino a Matemáticas —le respondió Cay —Por cierto, hola Santiago—dijo saludando a nuestro amigo al tiempo que miraba atrás y maldecía por lo que hice lo mismo y me di cuenta que Alberto nos estaba mirando.
—¿Quién es él? —preguntó Ignacio
—Nadie —respondió Cayla.
—Este... A dónde van por cierto —preguntó para cambiar de tema y salir lo más rápido de ahí.
—Íbamos a la facultad de ingeniería —dijo Santiago.
—Podemos ir con ustedes, pero por otro —lado pidió Cay, a lo que ellos se miraron y asintieron.
—Claro, prima —le respondió Ignacio abrazándola por los hombros.
Caminamos entre bromas por parte de Cay e Ignacio hacia Santiago por su cita con una de nuestras amigas que ya no estudiaba con nosotros.
—Te gusta, le gustas, por qué no la besaste —le preguntó Ignacio.
—Porque no y ya —le respondió Santiago.
—Él es todo un caballero —dije apoyando a Santiago— Por cierto ¿cómo está Gisel? —le pregunté.
—Bien, se está adaptando a la nueva universidad bastante bien —me respondió.
—Al menos a ti te habla más seguido que a nosotras —le dijo Cayla y no podía negar eso.
— El amor, el amor —dijo Ignacio— Hay amores tan bonitos —si los había— espero que cuando ustedes se enamoren sea así.
—Ojalá —dijo Cayla con un tono bajo, y no podía culparla después de todo ambas ya nos habíamos enamorado y el amor que nos tocó no fue bonito.
***
Eran las diez de la noche cuando estaba en mi cama leyendo "Querido Crush" una historia en Wattpad que Katrina que me había recomendado leer.
La historia era bastante interesante y me gustaba como se desarrollaba; sin embargo, conforme avanzaba no pude evitar preguntarme si la situación en la que me encontraba con Alejandro.
¿Hubiera sido distinto si me hubiera confesado o le hubiera insinuado mis sentimientos por él, tal como la chica de la historia? Aunque bueno ella lo hizo a través de cartas.
Suspiré.
Hay amores tan bonitos, espero que cuando ustedes se enamoren sea así. Ese había sido el deseo de Ignacio para nosotras y aunque lo deseaba no creía que pudiera ser.
Iba por el capítulo diez cuando sentí que el sueño me vencía por lo que bloqueé mi celular dejándolo en mi mesita de noche.
No sabía cuánto tiempo había pasado desde que cerré mis ojos, pero no parecía mucho, hasta que empezó a sonar mi celular indicando una llamada entrante que no conteste porque no espabila del todo cuando volvió a sonar y vi quien era la persona que llamaba me desperté totalmente por el susto.
Sebastián Gutiérrez Su nombre aparecía el identificador de llamadas y cuando mire la hora casi me da un patatús.
¡Era media noche!
¿Por qué llama tan tarde? Pensé. No, no, no. Esto no puede estar pasando pensé. No se suponía que el devolviera la llamada; no había pensado en esa opción en absoluto.
La llamada termino para que otra volviera a entrar.
No iba a contestar, no lo haría.
La llamada termino y cuando no llegó otra pensé que podía respirar en paz hasta que me llego un mensaje de whatsapp.
Sebastián Gutiérrez: Hola bonita.
Oh dios, él sabía que era yo, él sabía que ese era mi número.
***
Dato curioso
La historia de Wattpad que menciono en este cap es de gabemerin y es una historia que me gusto mucho y les recomiendo que la lean la pueden encontrar en su perfil (ya que no se como insertar historias acá) xd;)
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