👑•capítulo 1
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El Reino de Daegu se hallaba bañado por los magníficos rayos de sol, dejando ver el maravilloso cielo azul en todo su esplendor. Era un sábado cálido pero agradable, donde los habitantes continuaban con su rutina diaria, cómo lo es ir al trabajo, o simplemente salir a pasear con sus amigos y seres queridos por la ciudad.
Al ser fin de semana, los niños y jóvenes del reino, no tenían que ir al colegio y eso incluía a los hijos del Rey Kim, pero no se salvaban de las tareas en el castillo, como lo era practicar equitación y tiro con arco entre otras actividades.
A excepción del más joven de la familia…
Las risitas y pasitos apresurados se escuchaban por los pasillos del palacio, acompañado de los llamados de las mucamas en un vago intento de detenerlo, pero el pequeño príncipe se escapaba fácilmente soltando unas enormes carcajadas. Sus piecitos avanzaban con una increíble velocidad, tratando de llegar al precioso jardín donde sus amados hermanos mayores se encontraban.
Se adentró a la cocina corriendo, mientras que los cocineros estaban acostumbrados a que el joven príncipe de siete años de edad, utilizara el lugar como atajo para llegar al jardín más rápido, pues la enorme puerta principal era muy pesada y él no poseía mucha fuerza para empujarla.
Grande fue su sorpresa al estrellarse con alguien, al momento de salir por la puerta de la cocina que da a una parte del jardín. Se tambaleó en su lugar sobando su frente, cerrando sus ojitos con fuerza, percibiendo un muy conocido aroma, para después abrirlos y encontrar a su progenitor frente a él con los brazos cruzados y una ceja enarcada.
—¿A dónde crees que vas? —el Rey Kim Daehwan habló con una voz terriblemente grave. El pequeño príncipe dió un saltito y abrió enormemente sus ojitos ante el tono utilizado por su padre.
—Uh… —tragó saliva bajando la mirada a sus piecitos, pero sacudió suavemente con su cabecita para darle una mirada feroz a su padre, quería mostrarse firme. —¡Voy con mis hermanos!
El pequeñito apretó sus puñitos a sus costados, siguiendo el ejemplo de sus hermanos mayores de no echarse para atrás ante cualquier circunstancia. El Rey miró a su hijo con seriedad, pero internamente sorprendido por su valentía repentina de enfrentarlo…
Sin embargo, relajó su expresión esbozando una minúscula sonrisa, para después inclinarse y tomar a su hijo en brazos. El niño sonrió en respuesta sujetándose del hombro de su padre mientras terminaba sentado en el fuerte antebrazo. El hombre avanzó rumbo al jardín, en tanto el pequeñito no dejaba de sonreír. El verde pasto se hallaba por todas partes, al igual que montones de flores como lo son las rosas, tulipanes y margaritas, todos plantados por la fallecida Reina.
—Me asombra tu valentía en mantenerme la mirada, hijo mío. —habló logrando que el niño le prestara atención. —Conforme vas creciendo, vas forjando tu carácter… el carácter de todo un alfa. —mencionó orgulloso. —Estoy seguro de que te presentarás como un alfa, tal como tus hermanos.
Y no es que alguno de sus hijos mayores ya se hayan presentado como alfas, aún no llegaban a esa edad, pero él estaba seguro de que sería así pues desde hace muchas generaciones atrás de la familia real, ningún omega varón había nacido, solo puros alfas, y eso solo hacía inflar más el ego del alfa Rey, por lo que no dudaba que sus hijos también serían unos grandes alfas.
—¡Sí! —exclamó alzando sus bracitos. —¡Yo seré un alfa como mis hermanos! ¡Y como tú, papá!
—¡Claro que sí! —carcajeó despeinando los oscuros y rizados cabellos de su hijito. —Mi pequeño Taehyung será un alfa muy fuerte.
—¡Muy fuerte! —gritó animado. —¡Oh! ¡Allá están mis hermanos!
El hombre sonrió viendo al lugar al que su pequeño Taehyung señalaba, donde efectivamente, se encontraban sus hijos mayores. El Rey miró a su hijo con ternura, tanto que no pudo evitar recordar a su reina, pues Taehyung poseía su negro cabello rizado y que decir de esos encantadores y únicos ojos púrpuras… aunque sus hijos mayores también tenían cierto destello púrpura en los suyos, pero los de Taehyung eran aún más intensos y llamativos.
Daehwan colocó a su hijo en el suelo, quien inmediatamente corrió hasta llegar con sus hermanos quienes recién bajaban de sus corceles después de practicar equitación. El Rey vio cómo su hijo mayor recibía a su hermanito menor en sus brazos para después subirlo al caballo, donde los otros dos subían de vuelta a los suyos. Entonces después de ver qué Taehyung sonrió enormemente al ir con su hermano comenzando a avanzar por todo el jardín el Rey decidió retirarse de ahí e ingresar al palacio… tenía unos asuntos importantes que atender.
Las risas de Taehyung resonaba por todo el jardín, acompañado de los trotes de los equinos. Al pequeño príncipe le encantaba pasar tiempo con sus hermanos, pues ellos hacían todo por él, lo mimaban y protegían todo el tiempo. Después de todo es el menor de la familia, tenía todo el derecho de ser un consentido.
Taehyung era la debilidad de sus hermanos, gracias a la increíble ternura que destilaba e iluminaba a todos con esa preciosa sonrisita cuadrada que mostraba ese adorable hueco en su dentadura frontal, ya que hace un par de días se le cayó su primer diente. Y qué decir de esos preciosos y destellantes ojitos púrpuras… sus hermanos caían rendidos ante su menor cuando este hacía esos ojos de cachorrito para pedir algo.
—Hyuuung~ —alargó con un puchero, sentado sobre el pasto arrancando hierbas con sus pequeñas manos. —Esto es muy aburridoooo.
Hace diez minutos habían dejado de pasear a su hermanito en los caballos, pues tenían que seguir con su siguiente deber: practicar el tiro con arco. Y eso al pequeño príncipe le parecía tan aburrido, ya que sus hermanos se mantenían en silencio todo el tiempo para concentrarse y dar en el blanco.
—Te apuesto diez, a qué le doy primero al blanco. —retó el príncipe del medio.
—Como si pudieras ganarme, Namjoon. —rodó los ojos. —Pero acepto, aunque quiero cambiar la apuesta… —colocó correctamente la flecha en el arco. —Si yo gano, te encargarás toda esta semana de mi tarea de matemáticas. —apuntó al tiro al centro cerrando un ojo. —Y si tú ganas…
—¡Me dejarás todos tus postres de la semana! —habló de repente.
SeokJin miró indignado a su hermano.
—Pero… —bufó ante la mirada burlona de su menor. Nam sabía que Jin amaba los postres. Pero también odiaba las matemáticas, así que era una apuesta justa. —De acuerdo…
—Entonces, ¡Es una apuesta! —el príncipe menor celebró dejando ver un par de preciosos hoyuelos en sus mejillas.
—A la cuenta de tres… —ambos se prepararon, apuntaron y miraron fijamente el tiro al blanco. —uno… dos…
Taehyung abultó sus labios alejándose de ahí con molestia porque sus hermanos ya no le prestaron atención, además no le interesaba la tonta apuesta que habían hecho. Sin embargo, supo perfectamente quién ganó cuando escucho a Namjoon celebrar. Al parecer, cierto heredero al trono se quedará sin postres toda una semana…
Pero detuvo sus pasos cuando escuchó las risas de Nam, así que se giró para ver como SeokJin lo perseguía. "Eso sí se ve divertido" pensó el cachorrito en sus adentros. Así que cerró sus ojitos, presionó sus puñitos en sus costados con fuerza mientras trataba de concentrarse. Y en solo unos segundos, un pequeño cachorrito de lobo color negro y ojos púrpuras muy brillantes, comenzó a correr por el verde pasto, llamando la atención de un par de jardineros que se hallaban por el lugar podando algunos arbustos.
El pequeño cachorrito corrió y corrió con su lengua de fuera, hasta llegar donde sus hermanos mayores. Ambos lo vieron corretear entre sus pies, pero SeokJin estaba muy ocupado tratando de golpear a Namjoon por burlón. Taehyung soltó un bajito gruñido, así que con rapidez atrapó la orilla del pantalón de Jin, para comenzar a jalar con todas sus fuerzas.
—¡No! —exclamó al darse cuenta de lo que su hermanito menor estaba haciendo. —¡Taehyung! ¡Ya te dije que no muerdas mis pantalones!
Fue en un santiamén cuando un lobo color gris apareció frente al pequeño cachorrito, quien bajó sus orejitas ante el gruñido de su mayor. Las carcajadas de Namjoon se escuchaban por todo el jardín al darse cuenta de la mala suerte de su hermano mayor. Sin embargo, detuvo su risa cuando el lobo gris le soltó un gruñido de advertencia.
—Que humor… —refunfuñó. Más no esperó que la oscura bolita de pelos, se encontrara jugueteando con las agujetas de sus zapatos, mordisqueándolas con sus pequeños colmillos. —¡Taehyung!
Otro lobo color negro con una mancha grisácea en su ojo izquierdo apareció en el lugar. El pequeño cachorrito comenzó a sacudir su colita lado a lado, muy feliz al ver a sus dos hermanos en sus formas lobunas. El par de lobitos se dieron una mirada cómplice para ponerse en posición de juego, colocando sus pechos contra el suelo extendiendo sus patas delanteras, mientras que la otra mitad de su cuerpo se hallaba alzada sin dejar de sacudir sus colas. El pequeño cachorrito al ver eso, se colocó en la misma posición, para después echarse a correr lo más rápido que sus cortas patitas se lo permitían.
En el jardín ahora solo se escuchaban gruñidos y bajos ladridos, mientras los tres hermanos se divertían jugando juntos. Era tan tierno de ver la manera en la que los dos futuros alfas jugueteaban con el futuro pequeño alfita. Y a Taehyung le hacía más que feliz divertirse con sus hermanos mayores. Lástima que la diversión duró muy poco, pues el profesor de tiro con arco regresó y los reprendió por haber dejado de practicar sus tiros.
Para tristeza del joven cachorrito, sus hermanos tuvieron que regresar a sus tareas. Así que mientras ellos seguían intentando mejorar sus tiros, Taehyung se mantuvo en su forma de lobito, jugando entre el pasto y las flores, sobre todo al darse cuenta del montón de mariposas que salían de las preciosas plantas coloridas.
"¡Debo ir a decirle a YoonGi hyung para que juegue conmigo!"
El alegre cachorrito intentó correr al ala donde se encuentran las habitaciones de los empleados del palacio, pero entonces se detuvo al recordar que su querido amigo, hijo de la cocinera principal del palacio, estaba enfermo. El pobre YoonGi había despertado con fiebre por haber jugado el día anterior con Taehyung en el río, lugar donde los atrapó una torrencial lluvia. El pálido niño tenía una salud delicada, pues a Taehyung no le había afectado ni un poco la empapada que se dieron el día de ayer. Por eso mismo todos se encuentran en la creencia de que el joven Min se presentará como omega, pues según los estereotipos, este lucía muy débil.
Y con sus sus orejitas abajo, Taehyung se dio media vuelta, pensando que nadie podía jugar con él.
"¡Qué aburridos son!"
Cerró sus ojitos para concentrarse y volver a su forma humana… pero entonces sintió un cosquilleo en su pequeña naricita de lobo. Sus preciosos y brillantes ojitos púrpuras se abrieron para encontrarse con una linda mariposa azul en la punta. Sin poderse contener, lobito Tae estornudó así espantando al lindo bichito de bellas alas. ¿Qué fue lo que hizo? ¡Por supuesto! Comenzar a perseguirla.
El pequeño cachorrito iba detrás de la mariposa muy alegre, jugando solo como un pequeño de siete años sabe. Quería atraparla, pero no para lastimarla, si no para admirarla. A Taehyung de verdad le gustaban mucho las mariposas, por eso le encantaba meterse entre las flores para que estas salieran por montones.
SeokJin alcanzó a ver de reojo al lobito perseguir al bicho con alas, pero tuvo que regresar la vista rápidamente al frente al escuchar la voz de su entrenador. Mientras tanto, el joven príncipe continuó detrás de aquella mariposa, saltando con alegría, recorriendo el enorme jardín del castillo. Y sin darse cuenta, siguió avanzando, hasta llegar a los límites del lugar. Por supuesto que no se dio cuenta, pues el palacio no contaba con muros a su alrededor, El Reino de Daegu era un lugar muy "pacífico" así que no había amenazas para el castillo.
El sonido del agua correr se hizo presente, Taehyung sacudía su colita con emoción, cuando accidentalmente, una de sus patas delanteras cayó a la orilla del río que estaba a lado del palacio. El pobre cachorrito se fue de frente cayendo violentamente al agua, donde rápidamente la corriente comenzó a arrastrarlo, pues el día anterior había llovido y este se hallaba en su capacidad máxima.
El pobre lobito no sabía qué hacer, estaba muy asustado y apenas podía sacar su cabecita para respirar. La corriente lo estaba arrastrando a gran velocidad, alcanzando a ver cómo se alejaba del castillo. A los pocos segundos, ya no era un lobito, ahora era ese pequeño niño de siete años, gritando y llorando por ayuda. El río era tan caudaloso que su voz apenas se lograba escuchar sobre el eco del agua corriendo.
Se hundía por momentos, provocando que el agua entrara a su nariz y boca. Estaba muy asustado, no había nadie cerca que pudiera ayudarlo… Eso hasta que sus ojitos púrpuras alcanzaron a ver un lobito color blanco en una de las orillas del río… pero desafortunadamente ya no podía mantenerse más despierto, había tragado mucha agua. Trató de mantener sus ojos abiertos, pero no pudo lograrlo, la inconsciencia lo atrapó…
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Despertó abruptamente al sentir una presión en su pecho, para después comenzar a toser dejando salir el agua que había tragado. Un par de manos gentiles sostenían la espalda del joven príncipe a la vez que le propinaba ligeras palmadas para ayudarle a escupir el agua.
Una vez sintió que podía respirar con profundidad, llevó una mano a su pecho, tratando de tranquilizarse. La mano en su espalda ya no estaba, así que miró a su alrededor asustado al encontrarse solo en ese lugar lleno de árboles. Volvió a toser de nueva cuenta, mientras sus ojitos se cubrían de lágrimas al no saber dónde se encontraba… el río estaba a su lado izquierdo, estaba del lado contrario… pero no alcanzaba a ver el castillo por ninguna parte.
Intentó ponerse de pie, pero un inmenso dolor en su pierna le hizo soltar un grito, acompañado de más lágrimas, comenzando a llorar con más fuerza, le dolía mucho. Pero mientras Taehyung lloraba, unos ojitos dorados se asomaban por unos arbustos, dudando en volver a salir. Sin embargo, por alguna razón el llanto del niño le preocupó, sobre todo al verlo sujetar su pierna. Así que el lindo lobito blanco salió de ahí sigiloso y tembloroso, con sus orejitas abajo, tratando de acercarse al niño a pasos tímidos.
Taehyung detuvo su lamento, cuando vio al animalito de blanco pelaje acercarse a él. No era tan grande, quizás un poquito más grande que él en su forma lobo, pero aún así el joven príncipe no pudo evitar petrificarse en su lugar. El lobito olfateó más de cerca, percibiendo el aroma metálico que desprendía la sangre… así que con su naricita empujó las manos del niño logrando ver una herida en la pierna derecha y sin pensarlo, comenzó a dejar sutiles lamidas que hicieron sisear al jovencito.
—¿Q-Quién e-eres? —preguntó entre hipidos.
El lobito retrocedió un par de pasos al escuchar la voz del pequeño. ¿Qué podría responderle? "Yo fui quien te salvó, cuando vi tú cuerpo inconsciente entre unas rocas". Negó.
Los ojitos dorados se percataron de la fina línea de sangre que salía de la sien del niño frente a él, dándose cuenta que se había lastimado con el impacto. Sin más, dejó salir un largo suspiro y en menos de tres segundos, apareció un niño de cabellos castaños y ropa un poco sucia.
Se mantenía alerta mirando en todas direcciones, jugando nerviosamente con sus manos. —S-Soy Hobie y uhm… y-yo te salvé…
—Hobie… —repitió. Alzó su nariz al percibir un aroma dulzón. —Huele a lo que Chae noona le pone a mi malteada… —olfateó más de cerca, haciendo que el castaño se encogiera más en su lugar. —Vainilla… ¡Sí eso! ¡Hueles a vainilla!
El niño se confundió, según su padre él no tenía aroma porque aún no se presentaba.
Su padre…
—Pero… —alzó su mirada, quedándose atónito ante la belleza que deslumbraban ese par de ojos frente a él. Púrpuras… un púrpura tan bonito y brillante.
Taehyung también se había quedado igual, sorprendiéndose por lo destellantes que eran los ojitos dorados frente a él, tan lindos como el sol… ambos se quedaron con sus miradas fijas por unos eternos cinco segundos, hasta que finalmente parpadearon confundidos. Pero el castaño no contaba con que un aroma dulce a lavanda llegara a su nariz y más se confundió al darse cuenta que este provenía de el niño de cabellos rizados.
—Tu… tú también hueles lindo… —dijo en un murmullo sacándole una sonrisita al de ojitos amatistas. Sus hermanos siempre decían que su aroma a leche y talco era el más bonito de todos. —Cuántos… ¿Cuantos años tienes? yo tengo diez.
El tierno cachorrito estaba por responder, de no ser porque un grito alertó a ambos. —¡Taehyung! —La voz de SeokJin llegó a sus oídos, pero cuando regresó la mirada a su salvador, se encontró con el lobito blanco huyendo a toda prisa de ahí. El joven príncipe se asustó cuando lo vio atravesar los arbustos y llevándose consigo aquel dulce aroma a vainilla.
—¡Oye no! ¡Espera! ¡Ay! —siseó fuertemente cuando una punzada en su sien le atacó. Llevó su manita al lugar adolorido espantándose aún más al ver restos de sangre en su palma.
Regresó su vista al lugar por el que Hobie se había ido, que ni siquiera se dio cuenta cuando sus hermanos lo revisaban y le hablaban muy preocupados en compañía de varios guardias.
—¡Está herido! —exclamó Namjoon, al ver la sangre en su pierna y cabeza.
—¡Hey! —SeokJin lo tomó en sus brazos palmeando su mejilla muy asustado. —Taehyung, cachorrito, ¿Me escuchas?
De repente el dolor en su sien aumentó ante el montón de voces llamándolo. Su vista comenzó a nublarse a la vez que comenzaba a ponerse pálido. Miró una vez más su mano manchada de sangre, escuchando las voces de sus hermanos muy lejanas… Después, todo se volvió negro.
¡Primer capítulo! ¿Qué les pareció? ¿Algo que les llamara la atención? ¿Algún detalle? Estaré leyéndolos~
¡Nos leemos en el próximo! los amo muuuuuuuuuucho~💜
—Sony👑💜
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