6
AMBOS JÓVENES TOMADOS de la mano sonreían ante Antonio. Él había tocado la vela del encanto y había brillado. Luego de esto rodó el cerrojo de la puerta frente a él. Brilló cada vez más hasta que se talló en la madera la figura y nombre del niño. Seguido de esto, un pájaro se posó en su brazo y parecían tener... Una conversación.
—¡Ajá, Te entiendo!— le dijo Toño extremadamente feliz.
Victoria soltó el aire contenido y zamarreó a Camilo. Todos pasaron a la habitación y empezó el festejo, incluso con los animales que el chico había invitado. Cuando entraron, observaron todo y era gigantesco... Una selva gigantesca. Sintió su mano sudada por lo que miró al rizado un poco incómoda.
—¿Estás bien?
—Sí, sí, yo...
—¡¿Lo viste, viste lo que hice, Vicky?!— exclamó Antonio lanzándose en sus brazos.
—¡Claro que sí, Toñito! Estoy muy orgullosa de ti, te dije que confiaras...
—Tienes razón... Siempre la tienes. Camilo no la hagas enojar— dijo el niñito antes de irse a jugar con un jaguar.
Ambos se quedaron en silencio un momento y cuando Victoria iba a decir algo, llegaron Esteban y Lucía. ¿Por qué venían juntos?
—¡Hola! Veo que se conocieron...
—Sí, sí. Venía a preguntarles si no les molesta que le invite una canción a Lucía— pidió Esteban.
—¡Claro que no, vayan!
Camilo parecía tan seguro en su repuesta que realmente le hizo dudar a Victoria la relación entre él y su hermana. ¿Serían tan formales que no les importaba quien estuviera a su alrededor? Eso ella no lo sabía, lo único que tenía de referencia eran películas gringas, pero tampoco ayudaban porque siempre sucedían un montón de cosas antes de que los protagonistas terminaran felices y comiendo perdices.
—Entonces...
—¿Esteban y tú están conociéndose?
—No lo sé, gracias a alguien no pudimos hablar mucho— replicó Vicky.
—Lo siento... Pero si hubiera querido se habría escapado——
—No, lo siento... ¿Quieres hablar de otra cosa? Por favor.
—¿Qué tal de Cartagena? ¿Te interesó lo que él dijo?
—Sí— dijo mirando el cielo de la habitación—. Me gustó mucho pensar en eso. Hace unos meses le pedí un sueldo a mi padre, ¿sabes? Estoy planeando ahorrar para viajar y mi primer destino será Cartagena.
El chico cambió su vista a los zapatos. —Entonces, ¿es verdad lo que dijiste aquel día? ¿te irás del Encanto?
Caramba, ahora se sentía mal. Recordó cuánto le incomodó esa conversación a Camilo ese día, y ahora le decía que era una realidad, cosa que a él no le encantaba.
—Yo... No sería por mucho tiempo, ¿sabes? Iría y volvería. Tampoco podría dejar a mis padres solos, necesitan ayuda con la tienda y— comenzó a excusarse sin necesidad de dar una explicación. Aún así sentía que se la debía a Camilo. No sabía por qué, pero así era.
—¿Lo prometes?
Victoria observó a Cam, ahora es como si él necesitara saber que ella cumpliría con esa promesa. —¡Claro que lo prometo! Ahora vamos a robarle unas arepitas a tu tía.
La chica había comenzado a caminar pero él la detuvo. La tomó por los hombros y la abrazó.
—Te extrañé.
Vic sonrió sintiendo nostalgia y sólo le tiró el brazo para caminar, aunque cuando estaban a punto de salir, Mirabel entró corriendo directamente hacia su abuela.
—¡La magia está en peligro! ¡Había grietas y la vela parpadeó!
—¿Camilo? ¿Eso puede pasar?— musitó Victoria.
—Sólo nos queda ir a ver.
La abuela Madrigal junto a los demás corrieron afuera de la habitación de Antonio sintiendo miedo en su interior. Cuando vieron a Casita, estaba intacta y muchos pensaron que había sido una artimaña de Mirabel para hacer que la noche de Toñito se arruinara.
—Volvamos, Vicky.
—Pero Mira...
—Tía Julieta va con ella. Volvamos con Antonio.
La chica sintió el roce de sus manos juntas y su corazón latió rápidamente, sin embargo lo miró con un semblante serio.
—Qué mal que crean que Mirabel hiciera algo así a propósito. Yo no creería que un sentimiento así viniera de ti, ¿verdad?— sonrió ella ahora— Sólo cosas buenas, así como tú madre para estar soleada.
Volvieron a la fiesta, y celebraron el doble ya que al siguiente día era el cumpleaños de Victoria. Cumpliría dieciséis años y estaba cada vez más cerca de volver su sueño realidad. A pesar de que Camilo quería con todas sus fuerzas que la chica se quedara, no podía detenerla de cumplir sus sueños, eso era demasiado egoísta de su parte.
Al día siguiente todo parecía perfecto. Además de ser el cumpleaños de Victoria, hoy era la pedida de mano de Isabela, por lo que la familia estaba nerviosa por todo. Cuando había pasado ahí, sucedió lo que nunca había acontecido antes. Estaban hablando de Bruno.
Todas las personas a su alrededor estaban comentando las profecías que Bruno les había hecho, en cambio Vicky nunca pudo ver al hombre para pedirle una profecía. Cuando llegaron al pueblo él ya se había ido y en realidad todas las impresiones que tenía de él era lo que ahora estaban hablando los demás.
—¡Las profecías se cumplen cada vez!
—Él vio en mi un destino gentil, una vida de ensueños vendrá— sonrió Isabela—. Y que así el poder de mi don como uvas va a madurar.
Hasta ahora, Victoria había pasado desapercibida, en un intento por irse a la puerta de atrás, se quedó pegada observando la pintura de pared que tenían en el comedor. Era el árbol genealógico de los Madrigal.
—¿Por qué le echan la culpa al que simplemente es un mensajero?— preguntó murmurando hacia la nada mientras acariciaba el mural. Pronto, Victoria escuchó un suspiro. Miró a su alrededor pero no había nadie, por lo que después se dio cuenta que el dibujo tenía una abertura— ¿Hola?
"No. Un poco de sal..." escuchó a lo lejos, cosa que le aterró.
—¿Casita, aprendiste a hablar?
—¡Vicky! Mi Vicky, feliz cumpleaños. Ven, ayúdanos a poner la mesa, Mariano viene en camino y la abuela quiere que tengamos todo listo— la desconcentró Camilo con un abrazo.
—Vamos... ¿Casita sabe hablar?
El chico rió ante la pregunta de la García, pero simplemente negó mientras sacaba los platos.
—Terror en su faz, ratas por detrás. Al oír tu nombre no hay marcha atrás... Grita mientras tiembles al despertar— le murmuraba mientras ponían los vasos. Nadie hablaba de Bruno, pero aquí estaban, ahora todos hablando de él.
—¿Recuerdas cómo era? ¿No crees que él era... sólo un mensajero? Al final no es que él quisiera ver eso, ¿o si?
—Nunca lo sabremos, él se fue. Pero ya no hablamos de Bruno. Oh, caramba. Mariano llegó, no sé si mi abuela deje que te quedes. No te ofendas.
Vicky rió. —Tranquilo, pero te la cobraré.
—¡Feliz cumpleaños! Lo siento de nuevo— dijo él para luego besarle la mejilla.
La García trató de reaccionar a esto, pero simplemente se fue de la casa. ¿¡Qué había sido todo eso!? Fue muy rápido todo. Pero ahora no sabía cómo sentirse.
Camilo le había dado un beso en el moflete... Y su corazón se derritió.
hoy también hay
capítulo porque es mi
cumple yujú!
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