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UN MES DESPUÉS les había sido difícil, pero Camilo y Victoria se hicieron amigos. Él pasaba casi todos los días por la tienda para comprar los pedidos de la casa o sólo para conversar.
Todo andaba bien, hasta que el Madrigal comenzó a salir más con Lucía García. Esto le incomodaba a Victoria, cuando estaba con su amigo no quería hablar de su hermana, pero siempre sucedía algo y cuando no, ella pensaba que en cualquier minuto lo haría. Era un tanto decepcionante, pero trataba de no enfocarse en eso.
—¿Sabes, Vicky? En unas semanas es la celebración de Antonio. Por su don, cosas de Madrigal, en fin... Sería bacano que tú y tu familia estuvieran ahí.
—Está bien, de todas formas Dolores me había invitado y quería ir. Tu hermanito es un ángel, lo amo.
—¿Sabes que yo le enseñé todo lo que sabe?— se acercó Camilo.
—Qué confianzudo...— respondió la muchacha alejándolo al poner su mano en la cara del chico— Toñito es muy distinto a ti, él es tan adorable que lo podría abrazar todo el día.
El Madrigal estiró los brazos y se dejó caer encima de la García. Este nivel de confianza le hacía recordar una de las primeras impresiones que tuvo del chico.
Por distintas razones, Victoria tuvo que recurrir a una de las arepitas con queso de doña Julieta (la madre de Mirabel), la cual curaba todo mal. Entonces mientras su amiga había ido por su mamá, el rizado entró a escena.
"—Eres parecida a Lucía, ¿lo sabías?
—Somos hermanas, ¿lo sabías?
—Pero ella es más dulce, no tiene ese humor seco— terminó el de poncho—. No es que no sea encantador, pero ya sabes...
—Sin ofender, pero... ¿Acaso te gusta mi hermana? ¿Me hablas para que le diga que quieres una cita con ella?
—¡No! Digo, una cita, ¿eh?... ¡No, lamento si te incomodó! Eres directa, vas al grano. Eso es una buena cualidad.
—Me caes bien— terminó por decir la chica—. Pero dices muchas cosas... Es confuso.
—¿Dices que te confundo?— sonrió él.
—Sí... ¡No de esa forma, bobo!
La castaña se había sonrojado un poco por el sentido que Camilo le había dado a su expresión y se tapó la cara con el cabello un momento. Ante eso, el chico sólo se largó a reír.
—Me agradas, seamos amigos— propuso él—. Pero con cuidado, puedo confundirte. Oh, ahí viene mi tía Julieta, suerte Vicky.
"¿Me dijo Vicky? Confianzudo". Pensó ella, aunque no supo en qué momento una tímida sonrisa brotó de sus labios."
Después que este recuerdo le invadiera la mente, correspondió el abrazo y no sabía en qué minuto Camilo se había transformado en Antonio.
—¡Uy, pero mira esas mejillas y ricitos!— exclamó ella tocando el cabello del falso Antonio.
—¡Ay, Vicky! No tires mis pelitos— dijo él y justo pasó Pepa por ahí.
—¡Victoria! Por fin alguien encontró a mi Camilo— le sonrió la madre de los rizados.
—¿Cómo supo que eras Camilo?— susurró García.
—Quizás Dolores escuchó— respondió de la misma forma—. Ah, no... Antonio está detrás de ella.
Victoria soltó al falso Toño para ir a saludar al verdadero. Cam aprovechó de transformarse antes de chocar unos centímetros contra el suelo.
—¡Hola, Toñito! ¿Cómo estás, bonito?
—Hola Vicky— sonrió él, y ella inmediatamente sintió alegría. Este chiquitín le transmitía pura paz y luz—. Estoy bien.
La castaña tuvo una buena sensación en su interior, estaba tan feliz por Antonio porque pronto recibiría su don. Aunque esto después cambió a incertidumbre. ¿Cómo lo tomaría Mirabel? ¿Y si él tampoco recibe un don?
Victoria estuvo en la ceremonia de Mira, eran apenas unas niñas pequeñas, pero pudo imaginarse cuán mal se sintió su amiga aquel día.
—En fin, Camilo, necesitamos que puedas ayudar en el pueblo, requieren otro Juan— explicó Pepa para luego ver cómo su hijo se transformaba. Los dos se fueron, en cambio Antonio decidió quedarse.
—¿Qué sucede, chiquitín?
—Eres una buena influencia para Camilo— afirmó él—. Espero que puedan ser amigos por siempre.
—No me hagas llorar Toñito. Ven, te acompaño a casa...
Comenzaron a caminar de la mano hasta la casa de los Madrigal y el niño parecía un tanto distraído.
—¿Qué sucede, mi niño? ¿Estás tan pensativo por lo que viene para ti?
—Vicky, ¿y si no tengo un don?
—Toñito, ¿crees que yo o Mirabel somos ordinarias?
—¡No!
—Bien, me alegra que pienses así. La cosa es esta, tu no necesitas un don, corazón. Ya eres suficientemente especial para tu familia, el pueblo y para mi. Pero estoy segura que el encanto igualmente te dará un don súper especial tal como tu eres. Y si no lo recibes, no hay nada de qué preocuparse, porque todos te amaremos tal cual como eres. Y si eso no es suficiente, te diré un secreto. Cada uno puede desarrollar sus propios dones. Quizás no me puedo transformar como Camilo, pero sé hacer malabares. Eso es un don, ¿lo sabías?
Vic observó cómo una pequeña sonrisa se escapó de los labios del niño Madrigal. Dejo al niño en la puerta, pero Casita tenía otros planes, por lo que la hizo pasar.
—¡Casita! ¿Qué haces? No me han invitado...
—Siempre eres bienvenida, Victoria— dijo desde arriba Dolores.
—¡Gracias, Loles!— sonrió la chica. Sabía que la Madrigal no permitía que nadie más le dijera así. A Vicky desde pequeña le costaba pronunciar bien los nombres, entonces en Dolores se quedó así.
¿Eran grandes amigos con los Madrigal? Con algunos. ¿Se llevaba bien con todos? Sí. Entonces, ¿por qué Camilo y ella nunca se volvieron amigos? Cada uno estaba enfocado en cosas diferentes, además el enrulado nunca se había interesado en ella.
—¿Qué haces aquí, Victoria?— preguntó Isabela pasando por ahí.
—Vine a dejar a Toñito y Casita me empujó para entrar.
Isa rió levemente. Todos sabían que Casita hacía lo que le pegaba la gana. Se miraron un segundo sin saber que decir. Siendo sinceras, ellas no eran tan amigas como con los demás.
—¿Cómo está Mariano?— preguntó la castaña. Todos el pueblo sabía que ellos serían el próximo matrimonio de Encanto, pero aún así algo no le cerraba a Vicky.
—Bien, él está bien— afirmó Isabela. Aunque muy en el fondo García no sabía si esto era tan así. La Madrigal se veía un tanto dudativa.
—¿Segura?
—¡Sí! ¿Oh, oyes eso? Mi madre me está hablando. ¡Adiós Victoria!
La chica se encogió de hombros y volvió a su casa.
Le encantaba la familia Madrigal, era tan inclusiva con ella, aún sin ser parte de ellos, le trataban como una de ellos. Aún así, percibía a Mirabel un tanto rara... Ya le preguntaría.
kinda trash,
así fue lol.
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