• Día 5 •

Akaashi Keiji nunca creyó que podría volverse un adicto a las redes sociales. Al menos, hasta que tuvo una probadita de ellas.

Y ya no pudo parar.

Primero empezó con una cuenta de Instagram; todo era sencillo, chismear las historias de sus ex compañeros del Fukurodani, criticar a los que subían una foto hasta de su desayuno, utilizar Facebook como periódico matutino...

Pero, definitivamente, lo peor de todo, fue comenzar a chismosear lo que las fanáticas enloquecidas de Bokuto Koutarou, su prometido, tenían para decir.

A Akaashi no le gustaba considerarse una persona celosa, en absoluto. No es como si le molestara cuando Kuroo nalgueaba el trasero de Bokuto cuando se veían luego de meses, ni mucho menos le recriminaría a Atsumu por comentarle sus fotos con muchos corazones.

¡Y lo decía de verdad!

Sin embargo, todo parecía ser diferente cuando se trataba de sus alocados fans. Sí, esas caóticas criaturas que creaban cuentas con fotografías de su trasero como ícono de perfil y se la pasaban suplicando que Bokuto les follara en el asiento trasero de su carro.

A Bokuto no parecía molestarle.

De hecho, le fascinaba.

¿A Akaashi?

No mucho, si era sincero.

Casi nada.

Akaashi bajaba a través de toda esa catarata de tweets, mordiéndose la lengua para fingir que realmente no le importaba.

Enojarse con fans era ridículo, ¿cierto? Era casi como enojarse con un niño pequeño por mofarse de ti luego de ganarte en los videojuegos.

Pero tampoco podía evitarlo. ¡No cuando todos esos jóvenes de pocos modales querían ahogarse con las distintas partes de la anatomía de su prometido!

—Oh, es muy bueno ahogando —farfulló Akaashi mientras tecleaba furiosamente para enviar las capturas a Konoha Akinori, su mejor amigo—. Es excelente. ¡Además...! Solo yo puedo bajarle los bóxers...

Para su suerte, Konoha, en su infinito tiempo libre por estar momentáneamente desempleado, se encontraba en línea. Era una verdadera serpiente cuando se trataba de criticar personas, y Akaashi esperaba que las capturas fueran suficiente para ayudarlo a saciar su sed de sangre.

Le respondió con la misma rapidez.


Konoha

Ay, qué mal

Konoha

Pero mira te falto este tweet


La pantalla de Akaashi se puso negra con la aparición de una nueva captura —tomada por Konoha— de la dichosa red social del pajarito.

Akaashi ahogó un gritito de indignación. Podía visualizar perfectamente a Konoha retorciéndose en su cama llena de migajas de doritos mientras echaba la risa de su vida por molestar a su pobre excompañero.

De verdad, ¡¿acaso el mundo estaba hoy en su contra?!

Creyó recordar una historia de Instagram de Tendou Satori, antiguo alumno del Shiratorizawa, mencionar algo de mercurio retrógrado en escorpio, y que eso fomentaba las escenas de celos a causa de los malos entendidos.

Akaashi no sabía mucho de astrología ni de por qué mercurio era tan retrógrado como la mentalidad de su bisabuelo.

Lo que sabía era que le daría un aneurisma si seguía leyendo a toda esa gente hablando sobre comerse a Bokuto en sentidos insospechados. Principalmente, porque le molestaba no poder ser tan ocurrente como todas esas personas con hormonas alborotadas.

—Podría robarme sus tweets y luego decírselo a Kou —Akaashi dijo pensativo—. No... seguro se daría cuent-...

¡Keiji! —La ruidosa y alegre voz de Bokuto procedió tras escuchar el portazo de la entrada—. ¡Amor! ¡Estoy en casa!

Akaashi dio un saltito por la sorpresa. Su teléfono se resbaló de sus manos en un intento de cerrar twitter, pero estaba demasiado nervioso como para ello y Bokuto era lo suficientemente rápido.

Lanzó el teléfono a través de la cama, el cual rebotó en la punta y se estrelló contra la alfombra. Akaashi siseó entre dientes, pero se obligó a sonreír cuando los cabellos encrespados de Bokuto aparecieron por el marco de la puerta.

Lo siguiente que vio fue su sonrisa. Se olvidó de cualquier enojo ridículo y efímero luego de que su corazón diera un vuelco ante tanta preciosura.

—Hola, Kou —sonrió Akaashi, e hizo un asentimiento mientras palmeaba el lugar a su lado en la cama—. Te extrañé hoy. Te extrañamos.

Buscó con la mirada a ver si encontraba a Cleopatra, la gata calva que ambos habían adoptado seis meses atrás por culpa de sus alergias. Pero la felina debía estar dormitando adentro de alguna caja o en el fregadero de la cocina.

Bokuto dio un salto a su lado que hizo rebotar toda la cama con la misma fuerza que su teléfono segundos atrás. Venía de la práctica y, por ende, estaba recién duchado y con aroma al jabón que les ofrecían en el gimnasio. Akaashi se dejó llevar por el abrazo de oso y los besos que regó sobre su piel como un montón de mariposas atolondradas.

—¿Te gustaría que prepare algo de cenar? —preguntó Bokuto contra su piel, y la calidez de su respiración le hizo derretirse en sus brazos—. Podría hacer unos exquisitos y muy gourmet sándwiches de queso y jamón.

Akaashi rio. Sostuvo la cara de Bokuto con una de sus palmas sin dejar de acariciarle la mejilla con el pulgar. Depositó un beso en la punta de su nariz.

¿De qué había estado celoso segundos atrás?

Si acaso, debería ser benévolo con el universo y dejar que todo ser humano que tuviera la dicha de cruzarse con Bokuto, pudiera apreciar un poco de todas sus virtudes.

—Acepto —Akaashi se dejó besar otra vez, y ambos rieron en el beso—. Pero recuerda que no lo quiero con mayonesa...

—¡Keiji! —lloriqueó Bokuto—. ¿Crees que no recuerdo las cosas que le gustan a mi futuro marido?

Akaashi se sonrojó de inmediato tras las palabras dicha con su profunda voz. No había nada más bonito que los halagos de la persona que más querías en el mundo, y aquella con la que elegiste compartir el resto de tu vida...

Excepto cuando tanto amor te abstraía por completo de la realidad. Y no te dabas cuenta que tu prometido estaba levantando tu teléfono del suelo para alcanzártelo, justo con la pantalla abierta en...

—Amorcito, te dejaste twitter abiert-...

—¡No! —Akaashi dio un brinco para lanzarte a través de la cama, pero las cejas de Bokuto ya se habían arqueado hasta arriba.

Un silencio bastante incómodo se armó entre los dos. Duró, posiblemente, solo unos segundos, pero fue suficiente para que Akaashi deseara que la tierra se lo tragara y lo escupiera en algún lugar de Argentina. Quizás Oikawa Tooru podría darle asilo.

—Así que... —Bokuto tosió.

—Es que mercurio está retrógrado —Akaashi se excusó sin dejarle terminar.

Bokuto quedó con la boca abierta por la sorpresa. Akaashi deseó haberse palmeado en el centro de la cara.

—Iba a preguntarte si en realidad tú también querías que te asfixie con mis pectorales —rio Bokuto mientras se rascaba la nuca, y luego hizo la mirada que él autodenominaba como de depredador—. Pero si es que no quieres...

Akaashi ahogó un respingo.

—Es que mercurio está retrogradó en escorpio —dijo Akaashi sin perder la calma. Se acomodó los cabellos que se le alborotaron con su salto—. No sé qué significa eso, pero seguramente involucre el hecho de que quiero ahogarme con...

Se calló a sí mismo, y atinó a devolver la sonrisa de Bokuto. Sabía que a su prometido le gustaban las muestras de deseo que quedaban a la imaginación.

Pareció funcionar casi al instante, ya que Bokuto reptó por la cama utilizando sus rodillas. Atrapó a Akaashi entre sus piernas y fuertes brazos, y no le dejó más opción que mirarle a los ojos mientras ambos respiraban con fuerza y sus torsos se rozaban cada vez que llenaban de aire sus pulmones.

Ninguno parecía tener ganas de aguantarse mucho más los deseos de besarse, puesto que, al mismo tiempo, buscaron los labios del otro para fundirse en un beso apasionado que derivaría en cosas que solo ellos dos sabían que eran capaces de hacer.

Al final del día, Akaashi se daba cuenta que esos celos de los fans de su prometido no eran más que una actitud infantil y posesiva, que no llevaba a absolutamente nada.

Era él quien podía besar a Bokuto las veces que quisiera, en la cama de ambos, en la casa que compartían y compartirían por el resto de sus días.

Además de ser, también, el que podía realizar todas esas acciones que los fans narraban en sus desesperados tweets.

Pero no iba a presumir de eso.

O... bueno, quizá sí que lo haría.

Se lo tenía más que merecido.

Oneshot super cortito, pero es que hoy estoy bloqueada XD no sabía que mierda hacer sin que fuera larguísimo o aburrido

Opté por lo fluff y cómico. Todas esas personitas horny son reales y todos los tweets también lo son. Malditos pecadores (?) jesus les observa

Ahora sí, ¡ya vamos en la mitad de la week! Quedan 5 días más y esto acaba, pero esperemos que sean días que valgan la pena y puedan disfrutarlos. Me gusta crear cosas que les transporte con la lectura y les haga sentir que no es una pérdida de tiempo uwu

¡Muchas gracias por continuar leyendo! Espero les guste esta cosita toda simple y muy ñoña ;;

¡Nos vemos mañana! Besitos ♥️

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