Capítulo 5: Al rescate de los tres locos.

Capítulo 5: Al rescate de los tres locos.

En la sala de reuniones de Sanctuary III, las paredes estaban adornadas con mapas holográficos y artefactos de diversas cámaras que los buscacámaras habían encontrado a lo largo de los años. El espacio estaba lleno de energía, tanto por las figuras icónicas reunidas como por la anticipación de lo que estaba por venir.

Lilith, la comandante de los Invasores Carmesíes y una sirena de gran poder, estaba sentada al frente, observando a su equipo. A su lado estaban Mordecai con su inseparable halcón Talón, Brick, cuya imponente presencia llenaba la habitación, y Maya, otra sirena y experta en la manipulación de la fase. Junto a Maya estaba Krieg, el psicópata reformado que, aunque gritaba cosas incoherentes de vez en cuando, se mantenía tranquilo gracias a su relación con Maya.

En el otro extremo de la mesa, Axton se encontraba revisando datos junto a varios ex comandos de Dahl que había reclutado recientemente. Zero, siempre enigmático y silencioso, estaba apoyado contra una pared, escuchando sin emitir un sonido. Aunque Salvador estaba ausente por un trabajo en Eden-6, el equipo sabía que su brutalidad sería extrañada.

La pantalla holográfica parpadeó, mostrando al Presidente de Atlas, Rhys, quien lucía tan nervioso como siempre, pero claramente interesado en la reunión. A su lado, otra pantalla mostraba al siempre explosivo y carismático Mr. Torgue, quien no podía evitar gritar incluso a través del enlace holográfico.

—¡¡¡ESTO SUENA A QUE HABRÁ EXPLOSIONES!!! —gritó Torgue, haciendo eco en la sala.

—Por favor, Torgue, al menos espera a que empiece la explicación antes de gritar sobre explosiones —dijo Lilith con una sonrisa cansada.

Justo cuando Tannis estaba a punto de comenzar, las puertas de la sala se abrieron de golpe. Amara, otra sirena y buscacámaras, entró con su usual confianza, seguida de Moze, una exsoldado del ejército de Vladof conocida por su habilidad con el mech Iron Bear.

—¿Nos perdimos algo interesante? —preguntó Amara, cruzándose de brazos mientras tomaba asiento.

—Todavía no, pero agradezco que al menos ustedes llegaran a tiempo. Ahora, si me permiten... —dijo Tannis, ajustándose las gafas y posicionándose frente al holograma del mapa universal.

La científica se aclaró la garganta antes de comenzar con su explicación, su tono siempre cargado de una extraña combinación de sarcasmo y seriedad. —He localizado a tres de nuestros compañeros: Anton, Gaige y Tina. Al parecer, su curiosidad les llevó a activar un artefacto Eridiano que los transportó a otra galaxia. Esta galaxia, aunque cercana, está fuera de nuestro alcance habitual y en una región que no ha sido explorada por ninguna Corporación.

El holograma mostró un planeta en el centro del sistema solar de esa galaxia.
—Están aquí, en este planeta. Según los datos que he recopilado, la atmósfera y las condiciones son aptas para la vida humana, pero también he detectado pulsos de energía Eridiana que sugieren que este planeta podría tener una cámara... o algo mucho más antiguo.

—¿Y qué tan peligroso es? —preguntó Axton, siempre práctico.

—No tengo idea, pero considerando que es un planeta completamente desconocido, podemos asumir que lo es —respondió Tannis con indiferencia.

—¡ESO SUENA PERFECTO PARA MÁS EXPLOSIONES! —interrumpió Torgue, agitando los puños en su pantalla holográfica.

—Por favor, alguien apague a Torgue antes de que me dé un dolor de cabeza —dijo Mordecai, masajeándose las sienes.

—No puedes apagar este nivel de poder explosivo, ¡¡MORDECAI!! —gritó Torgue de vuelta.

Lilith levantó una mano para silenciar la sala.
—Tannis, ¿qué necesitas de nosotros?

—Lo primero es obvio: un equipo para viajar a este planeta. Sanctuary III no tiene la capacidad para llegar sola, pero con la ayuda de los recursos de Atlas y el talento explosivo de Torgue, podemos modificar el motor para un salto de largo alcance.

—Cuenta con nosotros, aunque mis ingenieros querrán todos los detalles técnicos antes de empezar a trabajar —dijo Rhys desde la pantalla, ajustándose el nudo de su corbata. —Y también les daré apoyo con la Lanza Carmesí.

—¡Y YO PUEDO AÑADIR LANZADORES DE COHETES PARA HACERLO MÁS DIVERTIDO! —añadió Torgue con entusiasmo.

Tannis suspiró antes de continuar.
—En cuanto al equipo de tierra, necesitaré a los buscacámaras más experimentados. Lilith, Mordecai, Brick, Maya, Krieg, Amara, Moze, Axton y Zero... ustedes serán los principales.

—¿Qué hay de mí? —preguntó Ava, levantando una mano desde su asiento.

—Puedes quedarte aquí y observar para que no arruines nada —respondió Tannis con una sonrisa sarcástica.

Amara rio, dándole una palmada en la espalda a Ava.
—Tranquila, niña. Habrá más aventuras para ti.

Lilith asintió, mirando al grupo reunido.
—Bien, entonces tenemos un plan. Preparen sus equipos, ajusten sus armas y asegúrense de estar listos. Esto no será un paseo por el parque. Yo me encargare de preparar a nuestras tropas. Esto será divertido también. — sonrió emocionada.

Krieg se levantó, levantando un hacha improvisada mientras gritaba:
—¡LA CARNE FESTIVA GRITA POR MÁS SANGRE EN EL JARDÍN DE LOS GRITOS!

Maya lo miró con cariño, tomándolo de la mano.
—Krieg solo quiere decir que está listo.

Tannis dio un último vistazo al mapa holográfico. Algo en ese planeta le daba una sensación inquietante, pero también un extraño sentido de propósito. Era como si los Eridianos hubieran querido que encontraran este lugar... y quizás lo que guardaba.

Con el equipo dispuesto y los planes en marcha, Sanctuary III comenzaba a prepararse para una de sus misiones más ambiciosas. El destino de Anton, Gaige y Tina estaba ahora en sus manos... junto con lo que podrían descubrir en este planeta misterioso.

[...]

El suave murmullo de conversaciones, risas y el tintineo de vasos llenaba el bar de Moxxi en Sanctuary III. Era un lugar donde los buscacámaras y otros miembros de la tripulación se reunían para relajarse después de misiones peligrosas, disfrutando del ambiente cálido y la siempre tentadora hospitalidad de Moxxi.

Ava, con el ceño fruncido y un evidente aire de frustración, entró al bar y se dirigió directamente a la barra. Se dejó caer en uno de los taburetes, apoyando los codos en el mostrador y dejando escapar un largo suspiro.

—¿Qué te traigo, cariño? —preguntó Moxxi, acercándose con su característico andar elegante y una sonrisa juguetona. Pero sus ojos, siempre atentos, notaron la expresión abatida de la joven buscacámaras.

—Algo fuerte... pero que no me tire al suelo —murmuró Ava, mirando el vaso vacío frente a ella.

Moxxi arqueó una ceja, sirviendo una cerveza ligera con un toque de algo dulce. Se lo colocó frente a Ava y se apoyó en la barra, cruzando los brazos.
—Puedo ver que tienes algo en mente, querida. ¿Qué pasó esta vez?

Ava tomó un sorbo, suspirando nuevamente mientras jugueteaba con el borde del vaso.
—Es todo... es como si nadie me tomara en serio.

Moxxi asintió, escuchándola con paciencia.
—Sigue, preciosa. ¿Quién te está molestando?

Ava se encogió de hombros, la frustración burbujeando mientras hablaba.
—Lilith, Maya, incluso Tannis... Todos piensan que soy una niña. No me dejan ir a misiones importantes. Maya me dice que todavía no estoy lista para usar mi poder como una sirena completamente, pero nunca me enseña cosas avanzadas. Y ahora, con esta misión para rescatar a Anton, Gaige y Tina, ni siquiera me dejan intentarlo.

Moxxi tomó una servilleta y comenzó a limpiar distraídamente la barra mientras seguía escuchando. Sabía que Ava necesitaba desahogarse.

—Y no es solo eso —continuó Ava, su voz bajando un poco. Miró hacia el vaso, evitando la mirada de Moxxi. —Es Anton...

—Ah, ya entiendo. ¿El guapo y rudo con ese acento peculiar? —preguntó Moxxi, arqueando una ceja con una sonrisa traviesa. —¿Qué pasa con él?

Ava se sonrojó, tomando otro trago para disimular.
—Creo que me gusta... bueno, más que solo me gusta. Pero... Gaige y Tina están tan cerca de él, como si fueran un equipo inseparable. Siempre están juntos, haciendo bromas, planeando cosas... siento que nunca tendría una oportunidad con él.

Moxxi dejó la servilleta y se inclinó un poco hacia Ava, su tono cambiando a uno más suave y sincero.
—Cariño, no tienes que competir con nadie para demostrar que vales la pena. Si te gusta ese chico, deberías decírselo. No importa cuán cerca esté de Gaige y Tina. Si a él también le interesas, encontrarás la manera de encajar. Y ya sabes cómo son las cosas por ahí. — sonrió juguetona. — Hay hombres que llegan a tener hasta cuatro o diez esposas y como ya sabes, Antón está en una relación con Gaige y Tina, si hablan con Antón y con ellas dos, tal vez te den una oportunidad y te acepten. — sonrió.

Ava la miró con una mezcla de esperanza y duda.
—¿Y si no lo hacen? ¿Y si solo me ven como una niña que no sabe lo que hace?

Moxxi se echó a reír suavemente, dándole una palmada ligera en el hombro.
—Déjame decirte algo que he aprendido en todos estos años: nunca sabes cómo reaccionará alguien hasta que lo intentas. Y en cuanto a lo de ser una niña... cariño, tienes todo el potencial para ser una gran buscacámaras y una sirena poderosa. Solo necesitas encontrar tu momento para brillar.

Ava sonrió un poco, sintiéndose más ligera después de hablar.
—Gracias, Moxxi. De verdad. Creo que necesitaba escuchar eso.

—Para eso estoy aquí, cielo. Ahora, termina tu cerveza, y si necesitas más consejos sobre chicos o cómo enfrentarte a la vida, ya sabes dónde encontrarme.

Ava asintió, terminando su bebida mientras Moxxi se alejaba para atender a otros clientes. Aunque todavía tenía dudas, la conversación le había dado algo de claridad. Quizás no todo estaba perdido con Anton, y tal vez era hora de demostrarle a todos, incluida ella misma, que estaba lista para enfrentar cualquier desafío.

Ava regresó a su habitación tambaleándose un poco, no porque estuviera borracha, sino por el cúmulo de emociones que aún sentía tras su conversación con Moxxi. Cerró la puerta detrás de ella, soltando un largo suspiro mientras se dejaba caer en la cama. La habitación estaba en silencio, algo raro considerando que normalmente compartía el espacio con Maya, quien solía estar presente la mayor parte del tiempo.

—Por fin sola... —murmuró Ava, sacando su dispositivo ECHO del bolsillo de su pantalón.

Con algo de duda, comenzó a deslizarse por los archivos y fotos almacenados. Había muchas imágenes de las aventuras pasadas, recuerdos de la tripulación y, entre ellas, varias fotos de Anton. En algunas estaba con Tina y Gaige, haciendo poses ridículas o trabajando en equipo, pero había otras... otras que Ava había guardado en secreto.

Se detuvo en una en particular, donde Antón estaba sentado después de entrenar, sin camiseta y con el sudor brillando en su piel. Otra foto mostraba a Anton ajustando su cinturón, con los pantalones ligeramente bajos, dejando entrever más de lo que Ava debería estar mirando. Su rostro se puso rojo como un tomate.

—Demonios... ¿por qué tiene que ser tan... tan perfecto? —susurró, sintiendo cómo sus mejillas ardían mientras sus ojos no podían despegarse de la imagen.

La incomodidad y el calor que sentía dentro de sí comenzaron a intensificarse, y sin pensarlo mucho, dejó el ECHO a un lado por un momento, llevándose las manos al rostro.

Sin embargo, justo cuando iba a recuperar el dispositivo para seguir mirando, la puerta de la habitación se abrió de golpe.

—¡Ava, llegué! ¡Olvidé mi...! —Maya se detuvo en seco al ver a Ava prácticamente petrificada, con el ECHO en la mano y una expresión de pánico en el rostro. Con la rapidez de un rayo, Maya cruzó la habitación y arrebató el dispositivo antes de que Ava pudiera reaccionar.

—¡No! ¡Espera! ¡No lo mires! —gritó Ava, saltando de la cama en un intento desesperado por recuperar su ECHO, pero ya era demasiado tarde.

Maya arqueó una ceja mientras revisaba las fotos. Primero una, luego otra... hasta que llegó a las más "atrevidas". Su cara pasó de la sorpresa a una sonrisa divertida y finalmente a una carcajada que resonó en toda la habitación.

—¡Oh, por el amor de los Eridianos, Ava! ¿¡Qué estás haciendo mirando estas fotos de Anton!? —exclamó entre risas.

Ava cubrió su rostro con las manos, deseando que la tierra se la tragara.
—¡No es lo que parece!

—¿No es lo que parece? —repitió Maya, burlándose un poco mientras se sentaba en la cama. —Cariño, parece exactamente lo que parece.

Ava bajó las manos, todavía roja de vergüenza, pero sus ojos mostraban determinación.
—Está bien, está bien... ¡me gusta Anton! ¿Contenta?

Maya dejó de reírse y arqueó una ceja, interesada en la confesión.
—¿Te gusta? ¿Te gusta de verdad, o es solo un enamoramiento porque el chico está... bueno, está buenísimo?

Ava negó con la cabeza, sus ojos ahora llenos de seriedad.
—No es solo por eso. Claro, es atractivo, pero no es solo eso. Él me escucha, Maya. Me entiende de una manera que pocos lo hacen. Cuando estoy molesta o perdida, él está ahí, incluso si no tiene que estarlo. No es solo un capricho. Estoy enamorada de él.

Maya suspiró, dejando el ECHO en la cama.
—Ava... sabes que Anton ya tiene una relación con Tina y Gaige, ¿verdad?

—Lo sé —respondió Ava, alzando la voz ligeramente. —Pero voy a hablar con ellas. Cuando los encontremos, voy a decirles lo que siento. Quiero ser parte de su relación.

Maya parpadeó, sorprendida por la audacia de Ava.
—¿Estás hablando en serio? ¿Quieres que te acepten en una relación poliamorosa con él?

—Sí —respondió Ava con firmeza. —Sé que no va a ser fácil, pero los tres son increíbles juntos. Yo quiero estar ahí, ser parte de eso. Si me rechazan, lo aceptaré, pero no puedo seguir ignorando lo que siento.

Maya se quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de Ava. Finalmente, dejó escapar un suspiro largo y la miró con una leve sonrisa.
—Eres valiente, Ava. Te admiro por eso, aunque creo que estás jugando con fuego.

—¿Vas a decirles algo? —preguntó Ava con un toque de preocupación.

—No, no soy quien para meterme en tus asuntos amorosos. Pero espero que pienses bien lo que vas a hacer. Hablar con Tina y Gaige no será fácil, y tampoco lo será con Anton.

Ava asintió, agradecida por la comprensión de Maya.
—Gracias, Maya. Lo prometo, no haré nada que ponga en peligro lo que ya tienen.

Maya se levantó, colocando una mano en el hombro de Ava.
—Bien. Y si necesitas apoyo, estaré aquí para ti, pase lo que pase.

Ava sonrió, sintiéndose aliviada y decidida. Ahora más que nunca sabía que tenía que hablar con Tina, Gaige y Anton. Su corazón estaba en juego, y estaba dispuesta a luchar por lo que sentía.

[....]

15 días después.

La nave insignia Sanctuary III descendió suavemente sobre una de las plataformas de aterrizaje más avanzadas de Promethea, hogar de la sede de la Corporación Atlas. Desde las ventanas de la nave, Lilith observaba el horizonte de rascacielos tecnológicos y los cañones antiaéreos que protegían la ciudad. Su misión en este planeta era crucial: consolidar los recursos que Rhys, su antiguo aliado y actual presidente de Atlas, había prometido.

Al bajar de la nave, Lilith fue recibida por un grupo de soldados de la Lanza Carmesí, el ejército privado de Atlas. Sus armaduras rojas relucían bajo la luz artificial de la plataforma, y su disciplina era evidente en cada movimiento. Al frente del grupo estaba Rhys, con su característico porte nervioso pero decidido, acompañado de su inseparable asistente holográfico, Loader Bot, quien ofreció una sonrisa digital.

—¡Lilith! —exclamó Rhys, extendiendo los brazos en un gesto amistoso—. Es bueno verte de nuevo. He estado trabajando duro para asegurar que todo esté listo para tu misión.

Lilith sonrió levemente, cruzándose de brazos mientras caminaba hacia él.
—Rhys, sé que has estado ocupado jugando a ser el hombre más importante de Promethea. Espero que también hayas tenido tiempo para cumplir con lo que te pedí.

Rhys se aclaró la garganta, claramente incómodo por el comentario, pero rápidamente recobró su compostura.
—Por supuesto. He movilizado a dos batallones completos de la Lanza Carmesi. Son soldados de élite, entrenados y listos para cualquier cosa. Además, nuestros ingenieros y científicos ya están trabajando con Tannis en los artefactos Eridianos que necesitas.

Lilith asintió, satisfecha con la respuesta, pero Rhys no había terminado.
—Y eso no es todo —continuó, ajustándose el cuello de su chaqueta con cierto orgullo—. Como ahora también soy presidente y director de Maliwan, después del.... incidente con Katagawa —su tono reflejaba una mezcla de satisfacción y nerviosismo al recordar el enfrentamiento—, puedo ofrecerte dos batallones adicionales de soldados de Maliwan. Están equipados con tecnología avanzada y habilidades especializadas que seguramente te serán útiles.

Lilith alzó una ceja, sorprendida.
—¿Dos batallones de Maliwan? ¿Y están dispuestos a trabajar con los Invasores Carmesies?

Rhys sonrió con cierta torpeza.
—Bueno, digamos que hice algunos ajustes en la política de Maliwan. Después de la caída de Katagawa, la mayoría de los soldados y empleados estaban buscando una dirección, y yo les di una causa: reconstruir la reputación de la compañía y apoyar mis alianzas estratégicas. Además, no todos los días tienen la oportunidad de trabajar contigo.

Lilith se permitió una pequeña risa, casi burlona.
—Vaya, Rhys, parece que estás aprendiendo a jugar este juego. ¿Quién lo diría?

Rhys se encogió de hombros, claramente aliviado de que Lilith estuviera aceptando su oferta.
—Bueno, cuando tienes a una ciudad, una corporación, y un ejército bajo tu mando, te acostumbras a las responsabilidades. Pero no te preocupes, sigo siendo el mismo Rhys.

—Claro que sí, Rhys. Lo notaré cuando no metas la pata en algo —respondió Lilith, pero su tono era más amistoso que crítico—. Bien, entonces tenemos cuatro batallones en total. Eso debería ser suficiente para proteger la operación y enfrentar cualquier cosa que encontremos al otro lado del portal.

Rhys asintió y luego se giró hacia una consola cercana. Con un movimiento de su mano, proyectó un holograma detallado de las fuerzas disponibles.

—Además de los soldados, estoy asignando ingenieros de Atlas y Maliwan para trabajar junto con los de Hyperion y los Invasores Carmesies. Ya están ayudando a Tannis a integrar los artefactos Eridianos con la tecnología de la nave. No sé mucho sobre los detalles, pero ella parece bastante confiada en que funcionará.

—Eso suena bien —dijo Lilith, estudiando el holograma con atención—. Necesito que todo esté listo en menos de un mes. Tannis cree que podremos abrir el portal a tiempo, pero quiero estar segura de que no dejamos ningún cabo suelto.

—Entendido —respondió Rhys—. También estamos trabajando en los suministros: armas, municiones, y equipos médicos. Todo estará listo antes de que partan.

Lilith asintió una vez más, satisfecha con el progreso.
—Bien, Rhys. Parece que todo está en orden. Pero si algo sale mal, recuerda que será tu cabeza la que esté en juego.

Rhys soltó una risita nerviosa, consciente de que Lilith no estaba bromeando del todo.
—No te preocupes, todo está bajo control... al menos por ahora.

Lilith giró sobre sus talones y comenzó a caminar de regreso hacia la Sanctuary III, pero antes de subir a la nave, se detuvo y miró a Rhys por encima del hombro.
—Gracias, Rhys. Esto significa mucho.

Rhys, sorprendido por el gesto de gratitud, sonrió genuinamente.
—De nada, Lilith. Siempre estaremos del mismo lado.

Con eso, Lilith regresó a su nave, mientras las operaciones continuaban en Promethea. La flota se estaba preparando, y el tiempo se acortaba. La alianza entre los Invasores Carmesies, Atlas, y ahora Maliwan, prometía ser un esfuerzo formidable. Mientras tanto, Tannis trabajaba incansablemente para asegurarse de que el portal estuviera listo, y los Buscadores de la Cámara se preparaban para lo que podría ser su misión más peligrosa hasta ahora.

[...]

Paralelamente en Eden-6

En el exuberante paisaje de Eden-6, las instalaciones de la Corporación Jakobs se erguían con un estilo clásico y elegante que contrastaba con la tecnología moderna que albergaban. Frente al almacén principal, Wainwright Jakobs, con su característico traje marrón de corte impecable, estaba acompañado por su pareja, el legendario cazador Sir Hammerlock. Ambos observaban con detenimiento el despliegue de armas que su corporación había decidido donar a la causa de los Invasores Carmesíes.

Brick y Mordecai, veteranos Buscadores de la Cámara, inspeccionaban los lotes de rifles y escopetas con la misma emoción que un niño en una tienda de dulces. Mientras tanto, Moze y Axton, expertos en tácticas militares y armas pesadas, discutían entre risas sobre la mejor manera de usar los nuevos juguetes en combate.

—¿Sabes, Moze? —dijo Axton mientras levantaba un rifle de francotirador Jakobs con grabados dorados—. Este bebé me recuerda a mi vieja carabina de cuando estaba en la Dahl. Solo que esta es más... elegante.

—Elegante, sí —respondió Moze mientras ajustaba una mira telescópica en una escopeta de doble cañón—. Pero no creo que esa carabina tuya pudiera volarle la cabeza a un Psycho desde dos kilómetros.

—Toqué un nervio, ¿eh? —bromeó Axton, sonriendo de lado.

Moze se limitó a levantar una ceja y apuntar el arma hacia un blanco improvisado a lo lejos. Con un disparo rápido y certero, destrozó el objetivo.
—¿Decías algo, soldado Dahl?

Axton se cruzó de brazos, fingiendo estar impresionado.
—Tienes suerte de que no haya una competencia de tiro ahora mismo. Pero, oye, buen disparo.

Mientras tanto, Brick y Mordecai conversaban con Wainwright Jakobs y Sir Hammerlock cerca de un lote de revolveres clásicos. Brick sostenía uno de los modelos más recientes y lo giraba entre sus dedos con sorprendente destreza.

—¡Vaya, esto tiene estilo! —dijo Brick con una sonrisa mientras admiraba el diseño del arma—. Pero lo más importante... ¿explota?

Wainwright se ajustó los guantes y respondió con calma:
—Mi estimado Brick, puede que Jakobs no sea conocida por explosiones extravagantes, pero puedo garantizar que cada disparo de nuestras armas tiene la potencia suficiente para derribar a cualquier enemigo... con elegancia, por supuesto.

—¡Bah! Elegancia, schmlegancia. ¡Mientras haga boom, estoy dentro! —rió Brick.

Mordecai, por otro lado, inspeccionaba un rifle de francotirador con intrincados grabados en la culata.
—Estos rifles son impresionantes, Wainwright. Siempre me han gustado las armas de Jakobs. Son precisas, rápidas y mortales. Justo lo que necesito para mantener a Talon alimentado con Psycho para cenar.

Wainwright sonrió, complacido con los cumplidos.
—Nos enorgullece saber que nuestras armas están en manos de verdaderos profesionales.

Sir Hammerlock intervino, apoyando su bastón en el suelo.
—Y no olvidemos que estas armas han sido probadas en las condiciones más extremas, desde los pantanos de Eden-6 hasta los desiertos de Pandora. Si son lo suficientemente buenas para cazar criaturas exóticas, también lo serán para enfrentar cualquier amenaza que encuentren.

Mordecai asintió con aprobación, mientras Brick continuaba probando los revolveres, emocionado como siempre.

En un rincón cercano, Axton y Moze seguían intercambiando bromas mientras examinaban las armas pesadas. Axton tomó una escopeta de triple cañón y la levantó como si estuviera admirando una obra de arte.
—¿Crees que esto sea suficiente para derribar a un Guardián Eridiano?

Moze se rio entre dientes.
—Con eso, podrías derribar un tanque Eridiano si lo disparas lo suficientemente cerca.

La conversación fue interrumpida por Wainwright, quien alzó la voz para captar la atención del grupo.
—Amigos, estas armas representan lo mejor que Jakobs tiene para ofrecer, y no hay mejor causa que la de los Invasores Carmesíes. Estamos encantados de apoyar su misión y les deseamos éxito en lo que sea que estén enfrentando.

—Gracias, Wainwright —respondió Mordecai con un tono más serio—. Sabemos lo mucho que significa para ustedes hacer esto, especialmente después de todo lo que pasó con los Calypso.

Wainwright asintió, sus ojos reflejando un momento de solemnidad.
—Es lo mínimo que podemos hacer. Si no fuera por ustedes, Eden-6 podría haber caído. Ahora, al menos podemos devolver el favor.

Brick levantó uno de los revolveres en el aire y gritó:
—¡Por Eden-6 y por patear traseros!

El grupo estalló en risas, mientras el trabajo continuaba. Jakobs había cumplido con su promesa, y el arsenal estaba listo para ser transportado a la Sanctuary III. La misión se acercaba rápidamente, y con cada paso, los Buscadores de la Cámara reforzaban su determinación para enfrentar lo que fuera que les esperara al otro lado del portal.

[...]

Un mes después.

Puente de Sanctuary III

Lilith ya estaba en el puente, no solo ella: Axton, Maya, Krieg, Zero, Amara, Moze, Mordecai y Brick, ya estaba junto con ella. Aparte, Tannix terminando de ajustar algunos parámetros y demás cosas que fueron instaladas a los diferentes artefactos Eridianos. Sanctuary III, fue completamente mejorada, con diferentes Artefactos Eridianos que ahora mismo están enlazados como conectados, a la Llave de la Cámara, que es la que tiene el Mapa Universal de la galaxias y planetas donde estuvieron o tuvieron presencia los Eridianos.

—Tannis, vamos. —Lilith dijo y Tannis asintió.

—Bien, aquí vamos, si no volamos en mil pedazos es porque logramos estabilizar esta cosa.

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