18/Ten, una manzana
Izuku.
-.-.-Que suene: The Last of Us OST - The Choice-.-.-
https://youtu.be/paYexkBMhyM
Una hilera de cuatro tipos se sitúa a mi izquierda, mientras a mi derecha observan con desdén tres más. Detrás de mí, la enfermera D y Cowboy, y al frente tengo al malnacido más grande de Tártaros, Sakai. A pesar de todo lo que ha sucedido, su semblante permanece inmutable, como si el mundo no le afectara de ninguna forma. Me siento ansioso ante su presencia, simplemente sentado allí, cortando manzanas con una navaja... quisiera una manzana.
—¿Y bien? ¡Dímelo! ¡No te guardes nada! —Su sonrisa era tan forzada y artificial que resultaba más incómoda que la inquisitiva mirada de la multitud que lo rodeaba—. ¿Qué te pareció? Es un lugar increíble ¿No? —Estaba a punto de replicar con alguna respuesta ingeniosa, cuando una voz susurró cerca de mi oído.
―No le respondas, trata de evitar que se desvíe durante la conversación. ―Junto a mí estaba sentado un hombre con un atuendo elegante y refinado, daba la impresión de ser un abogado distinguido, pero algo en su apariencia desmentía esa suposición: un collar alrededor de su cuello, adornado con un código de prisionero. En esta prisión, en el que la normalidad se había desvanecido, ansiaba conocer a alguien común a estas alturas.
—Señor Howard, por favor, sabe que estas reuniones no suceden a menudo, deje que el chico tenga una buena conversación, ¿Gustan? —Dividió la manzana en varios pedazos. Dejándolos en un pequeño plato, lo empujó hacia nosotros para tomar uno o dos trozos de manzanas; el abogado negó con la cabeza, devolviendo el plato a su posición original.
—Basta del acto de vendedor, Sakai. ―exigí, tragué hondo para proseguir con tanta presión asesina sobre mí―. Si quieres matarme u otro plan retorcido, te agradecería que fueras directo... realmente, ¿debe haber alguna razón si me mantienes vivo? —He visto suficientes películas como para darme una idea de esto, debo aparentar firmeza, aunque mis manos tengan un ataque de nervios, dejándome con la opción de esconderlas bajo le mesa.
―Bien hecho, ahora déjamelo a mí, hice que mi último cliente tuviera un gran beneficio de este anciano. Pronto estarás disfrutando de putas y drogas en el hoyo, solo déjaselo a tu abogado ¿De acuerdo? ―el abogado susurra, a lo que yo reaccioné de cierta forma... Asqueado.
―¿Putas y qué? No quiero nada de...
—Oye, solo quiero que tengas lo mejor que puedas conseguir, realmente soy tu fan, a pesar de que soy un preso, pero lo soy.
—Yo no pedí esto.
—Pasaras un largo tiempo aquí, Deku, olvidarás quién eres y te adaptaras al ambiente, créeme, les pasa a todos.
Sakai me devuelve a la conversación.
―De acuerdo de acuerdo, si un diálogo corto quieres, no soy quién para hacer lo contrario, ser directo y conciso es una de mis virtudes. ―Chasqueó los dedos, un sujeto del fondo trajo un maletín consigo, el brillo en los ojos de Sakai al abrirlo, me perturba―. Esto es algo de lo que... todos mis «colaboradores tienen derecho». Mira esta situación, como una entrevista de trabajo. ―Miró a los lados, denotando ironía, extendió las comisuras de su boca―. Una entrevista peculiar.
El maletín con una cubierta de cuero oscuro, fue girado hacía mí con un susurro suave. Uno de los presos lo abrió con cautela, la curiosidad me hizo guardar silencio, casi temiendo lo que pudiera encontrar en su interior. Sin embargo, lo que veo me dejó sin habla: una cantidad absurda de fajos de dinero, como si hubiera encontrado un tesoro perdido.
Incluso como un aspirante a héroe, nunca habría imaginado tener una pila de dinero así ante mí, ni llegando a un buen estatus de top ranker. ¿De dónde había salido todo ese dinero? ¿Qué significaba todo esto? Sabía que debía haber una explicación, una trampa, una trama compleja en marcha. Pero, por el momento, solo podía admirar el brillo imaginario de los billetes y preguntarme qué implicaba esto con la conversación.
―Estoy, encerrado en prisión —dije al fin— pero por lo que he visto, eso no me impide hacer compras por Amazon. ―Hice un ademan señalando la fortuna de la mesa, a lo que el respondería con una carcajada.
―¡Me agradas, héroe! Ya hacía falta alguien como tú en este lugar, ¿Cómo decirlo?, eres bueno para las ganancias. ―Del maletín sacó lo que parecía un contrato, al instante, fue cerrado y sacado de mi vista—. Pero esto es mío, lo que te interesa, es este. En esta pequeña organización que hemos creado, me gusta tener ciertos acuerdos con algunos, y así tener mutuos beneficios.
Cowboy mostró el monitor sin prisa, como si mostrara una película en lugar de una aberración grotesca que preferiría no haber visto nunca. En la pantalla, se exhibían una serie de videos que mostraban actos repugnantes y contrarios a los derechos humanos.
En todo caso, a pesar de lo que representaban esos actos, noté que siempre había una multitud de espectadores cerca, ovacionándolos como si se tratara de una simple... obra teatral. Observando a la multitud, me invadió la decepción. ¿Cómo podía la gente ser tan insensible ante el sufrimiento humano? ¿Cómo podían disfrutar viendo tales actos atroces?
»Hay ciertas regulaciones que hacen de este, un negocio equitativo para todos los involucrados —señaló el alcaide, orgulloso—. Justo ahora te encuentras en un buen punto, aunque momentáneamente serás el treinta y siete, me siento obligado a ayudar a un posible socio, no quiero que pases problemas.
»Para eso también ofrecemos alternativas para tener mayores ganancias, ¡Imagina la cantidad de patrocinadores que puedo conseguirte! ¡Eventos exclusivos! ¡Incluso mayor disponibilidad en los teatros!
El DT me notificó mi actividad de una cuenta con dinero, aunque eso era lo que decía la descripción. Una suma de créditos había sido ingresada en la cuenta, luego disminuyó un poco con cosas como: gastos médicos, reparaciones, comida y otras cosas.
—Bien, vamos sobre ruedas niño, trataré de conseguir un itinerario único, solo... —El abogado tiene una mirada confiada, pero ¿Por qué no pregunta que es lo que quiero? Antes de que me vendan como un producto, decido intervenir.
—No seré otros de tus «actores», no quiero ser el juguete que lastimará a los otros... —Valla «abogado», no pienso ser parte de nada de esto.
—¿Estás seguro? ―Sakai asesinó su sonrisa al recibir mi tajante rechazo, su tono alegre y tunante se tornó en uno opuesto, oscuro y enfadado.
—¡Oye novato! —El abogado entra en pánico—. Apenas nos vimos a los ojos, pero sé que, aunque digas que no, volverás para firmar mil veces de ser necesario —rectifica hablándome al oído. Al echar un mero vistazo, una aura siniestra envolvía al alcaide, si accediera a cualquier cosa que viniera de Sakai, me vería arrastrado por un sendero tortuoso y desagradable.
—No... ¿No aceptas el trato? —La expresión en su rostro, no mostraba nada, daba la sensación de no sentir nada, a su vez, esos ojos viejos con bolsas debajo, me hacen tener la premonición de caer en una maldición.
—Como alcaide debía mantener este lugar en orden. —Fruncí el ceño—. Pero en cambio, lo has convertido en una sociedad sin ley, todo para ganar dinero matando a... ―Fui interrumpido.
—¿Matando inocentes? ¿Es ese comentario el que harás?, No sé si llamarlo inocencia, pero eres un imbécil. —Hizo énfasis en todos los que nos rodeaban—. Puedo hacer lo que quiera con la basura acumulada en mi patio, y ellos ni siquiera protestarán, porque saben que incluso si pueden morir en cualquier momento, se lo merecen, solo soy alguien que no se arrepiente de haber invertido en ellos.
—No iba a decir eso, lo que quería decir era, «Matando humanos», personas, ¡Nadie tiene derecho a quitarle la vida a otro!
—Eso no importa, si le preguntaras a alguien, es más, pregúntale a Cowboy si merece morir, o a Crow, Quirkless, incluso a D quien ha cuidado de ti, cualquiera que los conozca, diría que ellos se lo buscaron, solo aprovecho algo que tarde o temprano, pasará.
Howard me zarandea nuevamente para recuperar mi atención, la cual se había visto distraída desde el inicio de esta acalorada discusión.
—Deku no seas imprudente, la tendrás difícil si sigues de esta forma, confía en mí y... —Le ignoré. Con mi mano golpeé la mesa moviendo platos y vasos.
—Ellos deben pagar, rehabilitarse de ser posible, pero darles este trato es inhumano, no eres Dios, Sakai, eres un viejo que los hace pelear a muerte para llenarse los bolcillos. —Firme, mi posición no cambiará, cosa que sucede igual con él. Esa cara larga, pronto entre cortos bufidos, fue convirtiéndose a la expresión de una carcajada irónica. De la nada se puso de pie, perdiendo la compostura.
—¿Y qué? Hago que peleen ¡¿Pero no que los héroes los combaten allá afuera?! —Levantó su brazo a la altura del pecho, revisando su DT—. ¡Se sienten acorralados y al estarlo, matarían al otro a la más mínima oportunidad¡
Pude percibir claramente el sonido de la saliva deslizándose por la garganta del abogado, sus manos temblorosas evidenciaban un profundo nerviosismo y su rostro, antes sonrosado, se había tornado repentinamente pálido como la nieve recién caída en invierno. Me pregunté qué motivos podrían haber provocado su repentina reacción. ¿Acaso había cometido algún error al formular mis argumentos, o habría descubierto algo importante que lo ponía en una posición delicada? Las posibilidades se arremolinaban en mi mente, mientras seguía observando al abogado en su silencioso tormento.
—Oh no... ten cuidado niño —advirtió en voz baja.
—Ah sí, pero como son héroes, eso solo fue un error, pero si trato de que paguen sus pecados, ¡¿Soy un loco con complejo de Dios?! —Finalmente, deja de teclear en el DT―. De acuerdo, me gusta, en Tártaros ¡Soy el mecías!
Oprimió una opción del DT, Howard preveía lo que estaba sucediendo, rápidamente dejó su asiento como si su vida dependiera de ello. Los reos que nos rodeaban, no hicieron nada, solo se apartaron y cubrieron, esperando algo.
No llegó ni a la puerta, cuando su collar hizo ruido y desprendió una luz amarilla. Aquella luz fue sustituida por una luz roja parpadeante; Howard se arrodilló pidiendo clemencia, intentando desesperadamente el arrancarse el collar; Más, Sakai, sonreía estirando a los límites aquella sonrisa.
Del collar salieron cinco estacas de un fino metal, como las patas de una estrella en el firmamento, cuyas puntas fueron hacia su centro, su cabeza. Una a cada lado, otras dos en la parte delantera y las restantes en la parte trasera. El sonido que se produjo al liberar las estacas fue tan rápido y sordo que parecía que el collar había comprimido el aire a su alrededor.
Y cuando estás fueron liberadas, atravesaron su cráneo suma facilidad. Una lluvia de sangre roció la escena, el sujeto, se desplomaba de rodillas, su cuerpo inerte sostenido por la pared en la que se apoyaba. La escena resultó tan espeluznante que causó al menos una reacción mínima en cada uno, que habían presenciado los horrores más terribles, en lo personal, sentí un escalofrío recorrerme la columna vertebral.
Uno de sus ojos colgaba de su cuenca, mientras que el otro, llegó a mi copa de vino, aquel ojo, me observaba de forma tan penetrante, que no pude reaccionar de alguna forma.
—Todos aquí ya no son humanos, son míseras bestias sin razón, monstruos a los que sacarles provecho, la mierda que todos detestarían limpiar. —Oprimió otra opción—. Yo salvaré esta compañía, las ganancias son lo primero.
Otra cuchilla, esta vez rebanó su cuello al cerrar el collar, la cabeza se desprendió como si fuera de mantequilla; rodó hasta mis pies, a tal escena, mi estómago no lo soportaba, quería vomitar, llorar mientras... ¿Asesinaba a Sakai?
»Mírate, tus ojos dicen que quieres matarme, pero mientras tengas ese collar, bailaras si así lo deseo. —Sonrió esperando mi reacción. Quería responder, pero mi estómago seguía expulsando lo poco que había comido—. De acuerdo, trabajaras lo mismo que te ofrecería en el trato, pero la mayor parte de las ganancias serán para mí, esta reunión ha concluido.
Ordenó su ropa, tomó su copa de vino, dando media vuelta se retiró a una puerta escondida en la pared en el fondo del bar. Mientras caminaba, observó que aquel plato con los trozos de manzana, se había roto y arruinado dicha fruta.
»Que lástima, hoy solo habrá manzanas para mí. Andando, el resto está esperando en la sala de conferencias.
—¡Jefe, invite otra ronda de whisky! ―exclamó Cowboy seguido del resto de reos, mientras que otros simplemente dejaban el lugar.
Para todos, era como si algo totalmente normal ha pasado, le siguieron como sin pensarlo dos veces. La enfermera, no, la Deadman D, se acerca a mí.
—Bueno, salió mejor de lo que pensé. —Me ayudó a sentarme.
—Saldré... Estoy seguro que saldré de aquí, solo debo aguantar.
—Si si, lo que digas Corvo. ―Puso una caja sobre una mesa a mi lado―. Ya que tendrás mucho tiempo libre. ―Hizo énfasis en el «mucho»; alcé una ceja.
―Estabas presente en lo que acaba de pasar ¡¿Cómo reaccionas como si nada?!
—Meh, es el día a día en el G —Ella robó una botella de la barra, seguidamente tomó otra y la metió en una mochila de color rosa―. así que volviendo a lo que decía, necesito que lleves este paquete al viejo Nared en el «Hoyo», te conviene conocerlo de todas formas.
―¿Qué? Pero hay que darle un entierro apropia...
―Si si, solo ve y entrégalo, Howard será llevado con la perra de Akane.
―P-pero... ―Suspiré, la verdad, no entiendo cómo, pero el impacto ya me ha pasado, ¿He perdido mi sensibilidad a estas alturas? Supongo que es lo mejor para mí—. Ni siquiera sé a dónde tengo que ir.
Su semblante se tornó inmóvil, tal vez olvidando que soy ajeno a aquel lugar. Luego, se llevó las manos al rostro, evidentemente molesta consigo misma por no haber previsto algo tan evidente. De repente, como si fuera un enviado divino, D reaccionó de manera iluminada ante el tumulto que se desataba fuera del Punto 50.
―¡Vete de aquí!, ¡Un minuto es un minuto! ―un guardia le gritaba a alguien en la entrada al bar. D sonrió de lado, diciendo con su sonrisa «La solución ha llegado».
―De acuerdo, ese minuto tarde es mi salvación.
Se aproximó a la puerta, le seguí, ella abrió interrumpiendo la discusión que se daba fuera del bar. Los guardias se hicieron a un lado, mantuvieron su silencio como si esperarán una orden.
—Oye, necesito un favor.
II
Izuku.
Que incómodo; pensar que me encontraría con esta persona de nuevo, es sorpréndete lo pequeño que es el mundo, bueno, el bloque G. Aunque llamar pequeño al bloque G tampoco es correcto, siento que he recorrido tres bloques y aún hay áreas que no conozco. Así como a donde nos dirigimos actualmente, «El Hoyo», un lugar que a palabras de D: Es el Disneylandia para los degenerados.
Y aunque estoy inquieto por lo que encontraré en ese lugar, me tiene más ansioso ver su espalda mientras recorremos este pasillo. No se ha molestado en decir ni una palabra, escondiendo su rostro debajo de esa capucha roja; nuestros pasos son una barra de metal contra mis oídos, quiero intentar romper está tensión.
«D, sé que apenas nos presentamos hoy, pero ¿Cómo pudiste dejarnos solos?»
—O-oye, en ese momento no sabía que eras un top ranker, me alegro de no haberte hecho enojar —reí nervioso y forzosamente. Su respuesta fue un «uhm» libre de emoción alguna—. Dime, ¿Cómo es el hoyo? —cuestioné un poco más seguro.
—No necesitamos conversar —habló con simpleza.
—Oye, solo dime, no te mataría dirigirme la palabra en lugar de matarme con tu silencio.
—¿No lo haría? Hagamos el trabajo y nada más —reafirmó de forma irónica.
—De acuerdo, si me odias lo entiendo, soy un aspirante a her... —me interrumpió.
—Eras.
—Claro, era. El caso es que, si voy a un lugar como el que dijo D, debo saber en qué ambiente estaré.
El silencio se apoderaba del lugar, ¿Necesitamos hablar? No, tiene razón, pero la tensión era palpable, como si el aire estuviera cargado de electricidad. La ridícula ley del hielo se hacía notar, asfixiante, opresiva, me estaba volviendo loco. Me limité a decir para mí mismo «Me muero de hambre» más como una queja que como una afirmación.
Continuó como si sus oídos hubieran activado una barrera contra mí; decidí rendirme con estos intentos inútiles de conversación, incluso si significa no estar preparado para lo que sea que me espere ahí. Caminamos por un rato más, hasta que llegamos a una gran puerta similar a las otras que he visto.
Era imponente, un Quirkless, un divergente nunca podría hacer algo como derribarla o forzarla; con aquellos pensamientos, mi marca reaccionó, la cual desistió al darme cuenta de ello.
Entramos, casualmente otros sujetos salieron de una puerta contraria a la nuestra, un grupo numeroso con sujetos de todos los tamaños y colores, personas para nada amigables; si antes reprimí mi impulso de autoridad viniendo de la marca, justo ahora había quedado como un idiota: mi mano desprendía un leve brillo violeta a través de las vendas.
―No me siento cómodo en este lugar, todas estas personas, son libres a pesar de todo... Todos... todo... Monstruos... Agh. —Mi mente se nublaba.
«Hazlo» ―Un susurro ¿Quién me hablaba? Mi cabeza... ¿Es la marca?
«Son peligrosos, hazlo y estarás en problemas» ―otro más.
«Acaba con ellos, tienen que pagar, debemos hacerlo»
«Debo... ¿Terminar con esto ahora? ―dije internamente—. ¡¿Qué es esto?!»
«Soy fuerte, quizás el más fuerte en esta prisión, el collar no reprime mi quirk» pensé, o eso creo.
«No, ellos están pagando con el hecho del peligro de morir» Cambié de opinión. En un segundo, mis oídos eran inmersivos en los susurros, mi mente se llenó de pensamientos ominosos, sentí como si detrás mío, alguien me observara más allá de un estado físico...
La voluntad me fue sosegada, finalmente, he sido orillado a una opción. Mi cuerpo se tensaba: para tener la primera reacción a cualquier cosa que pasara a continuación, pero...
―Andando, solo tenemos diez minutos para llegar con el tiempo límite. ―Caminó chocando conmigo, gracias a esa acción molesta, fui sacado de mi anterior estado.
«¡Ignóralos! —una última voz, chillona, conocida.
Apretando el puño, me preparaba mentalmente dando algunos pasos hacia el origen de esa luz, una luz verde neón me cegó en un inicio; mis ojos fueron despojados de su visión, mis oídos eran torturados por el ruido y un leve cosquilleo me advirtió.
-.-.-Reproduce: Bea Miller – Playground -.-.-
https://youtu.be/OncAbK4s1mk
El Hoyo, un enclave nunca antes visto en una cárcel, no hay duda de que las palabras de Sakai de «haber invertido» no eran vanas. Toda el área se impregna con un aroma a caos y putrefacción en más de un sentido, lo que me mantiene en alerta constante.
Desde uno de los tres ascensores que tenemos a nuestra disposición, contemplo lo inmenso que es El Hoyo, el techo de los bloques anteriores era realmente alto, pero esto era el doble de grande, dividido en tres niveles distintos.
―Estoy seguro que al menos una advertencia hubiera servido.
Si bien pude ver los límites del bloque, hasta donde alcanzara había múltiples estructuras levantadas de forma que el que lo hizo, no le importaba la estética. Las luces verdes, violetas, y azules predominaban sin excepción,
―¿Quieres una advertencia? sígueme el paso, por ningún motivo: consumas lo que te ofrezcan.
―No lo haría ni loco, espera, ¿Ofrecen cosas para...?
Los seguros de la puerta del ascensor, la cual era una simple lamina que me llegaba sobre la cintura: se abrió, todos salieron sin reparos. antes de seguir, volteó a verme.
―Vamos a correr, le debo dinero a algunas personas. ―dijo ajustando la capucha de su suéter. El primer paso que dio dentro del Hoyo: un salto fuera del ascensor, tres segundos luego procesé lo que me dijo, lo cual fue suficiente para darle la ventaja.
Le seguí de entre todos los sujetos que había en nuestro camino, a donde viera, no veía nada más que lo más bajo a lo que la sociedad podría llegar, claro, si no existiera la moral... ¿Es esto lo más bajo?
Negándome a ver todo ello, me concentré en ver su espalda, la mochila rosa se convirtió en mi faro. A sabiendas que aún no la pierdo, me hace una seña apuntando hacia arriba, no lo entendí en principio.
Solo cuando se sujetó de una tubería que sobre salía de la pared de un local de marihuana, al cual, por accidente le arrojó unas cajas a la ventana del exhibidor, que, fue rota fácilmente atrayendo personas con la intención de saquear sus «condimentos».
―¡Hey! Maldita sea no de nuevo, llamen a Shiro para que asegure el producto.
Escaló entre la serie de tuberías que estaban dispersas por todos lados y así llegar a los techos. Mi momento ha llegado, quien para saber: que tan pronto haría uso de lo que he aprendido con Emily y Corvo. Traté de sujetarme de la misma tubería que usó, lo cual: fallé en hacerlo.
―¡Agh! ¡Demonios! ―Caí al suelo, rodé para recomponerme.
―Oh no, ¡Traigan a las tortugas para que maten al niño! ―Ni siquiera una hora, y ya estoy siendo amenazado de forma extraña.
Sin embargo, ella no se detuvo, ni siquiera volteó para cerciorarse que la seguía; no tuve más opción que seguir por las calles, si es que se le puede llamar así. Choqué con varias personas y derribé algunas cosas por la urgencia de no perderla, estoy seguro que hice varios enemigos con solo esto.
Finalmente tuve otra oportunidad de llegar a los techos, utilicé como escaleras unas cuantas cajas, a la última de ellas di un salto para llegar a una tubería y de esta forma poco a poco llegué al tejado.
«Correr, ahora lo único que hago es correr. No puedo creerlo, vine a este lugar, he peleado por sobrevivir, vi personas morir, y ahora estoy aquí, haciéndole un encargo de una persona a la que apenas conozco y por lo que deduzco solo me ha ayudado por mero interés, si a eso se le puede llamar ayuda».
«Estoy enojado, estoy realmente enojado, si tuviera a alguien con el cual desquitarme, mínimo le golpearía el rostro... así es como me siento, lleno de rabia... ¿cierto?, no lo entiendo, sé que todo esto está mal, no debería estar aquí y esa es la forma en que debería sentirme».
«Pero ahora, mientras corro y observo que a mi lado izquierdo: hay unas cuantas cosas que reflejan... me veo, pero no me logro comprender... ¿por qué estoy sonriendo?»
Hora de llegar a otra estructura, por primera vez en todo el trayecto, le he perdido de vista, una nube de gases se impone entre nosotros, no lo comprendo, pero cuando salté tratando de llegar lo más lejos que pudiera, sin saber a dónde fuera a llegar, ¿Estaba riendo? Esa carcajada ¿Viene de mí?
Atravesando aquella nube, me di cuenta que el siguiente techo era un piso más bajo que el anterior; rodé por el suelo y me recompuse rápidamente para seguir con mi travesía cruzando la tierra de la depravación y fantasías prohibidas, pero mi camino termina aquí, donde soy esperado.
―Al fin llegas, es ahí abajo.
―¿Nared está ahí? ―cuestioné acercándome.
Nuevamente fui dejado como un mero idiota, fui ignorado, saltó a la calle dejándome hablando solo. Abajo, al otro lado de la calle estaba un pequeño local de comida, o bar, lo que sea que fuese.
III
-.-.- Reproduce: Ouse - Deadman's Wonderland -.-.-
https://youtu.be/Y0LJ2SelJOM
Deslicé mi mano bajo la capucha de mi suéter, dejando que el olor a comida caliente acariciara mi rostro, tuve un cosquilleo en mis fosas nasales. Con paso firme, crucé el umbral del establecimiento conocido como «El rincón de Nared», cuyo letrero en letras neón brillantes se destacaba en la oscuridad de la calle.
―¡Al fin llegas! ¡Tarde! ¡Como siempre, condenada mujer! ―Un hombre de gran complexión en sus cuarenta y tantos, su rasgo más distintivo, o bueno, que llamó mi atención, fue esa oreja faltante. Este sujeto iba de lado a lado en la barra donde cocinaba diversos platillos baratos―. Llegas al último minuto, no creas que... ¿Dónde está D?
―Ustedes no son D. —Nos vio de pies a cabeza—. ¿Dónde está esa mujer astuta?
―¿Eh? Pensé que eras su amigo ―dije a la distancia.
―Espera... ―Movió sus lentes―. Oye, Pequeña roja, él no es... «él», ¿O sí?
—Te dije que no me llamaras así.
—¿Prefieres Caperucita? Siempre pareces molesta con ese apodo.
—Olvídalo. Si, lo es, no te preocupes, ya tuvo una entrevista con Sakai y ganó en el teatro. —Mi compañera de viaje jaló un banquillo, que comparado a los del punto 50, era uno muy modesto; ella tomó asiento en la barra.
―No juzgo a nadie por sus acciones o reputación, pero niño, puede que traigas problemas a mi negocio, odio los problemas.
―Tiene el rango treinta y siete, estará bien mientras lo mantenga.
Nared me escudriñó minuciosamente, con precaución excesiva, pero al final se encogió de hombros y volvió a su negocio. Aunque tengo mala memoria, recordaba claramente no haber hecho ningún pedido de comida, mi estomago gruñía e intenté disimularlo. Para mi sorpresa, Nared colocó dos platos humeantes de katsudon frente a nosotros. La carne crujiente y dorada parecía tan apetitosa que mi estómago rugió de inmediato, a pesar de la confusión que me embargaba.
—Deben tener hambre, coman. ―Nos dio la espalda, dejándonos entre la clientela y esta barrera a la que llamaré: «La barrera del lobo feroz», que, aunque quiera, nuestra interacción no pasa de unas cuantas frases.
―Kat... sudon. ―La nostalgia me invadió al ver el vapor que se elevaba de la comida, inundando el ambiente con su delicioso aroma. Mis sentidos se agudizaron ante el delicioso olor, y mi mano tembló de anticipación mientras me preparaba para disfrutar de la delicia que tenía frente a mí. Respiré profundamente, tratando de controlar mi emoción y saborear cada bocado con calma y deleite.
Lo que puedo decir, me sumergí en esa nostalgia, a la que abracé como a una vieja amiga, aunque en el fondo era consciente de que no le merecía, el primer bocado me hizo dejar escapar un bufido de placer, el cosquilleo en mi paladar, el no querer terminar el bocado y finalmente, sonreír diciendo.
―Delicioso, aunque he probado mejores ―afirmé con humor.
―Entonces. ―Algo me fue arrojado, al rostro, parecía tela de color blanco ¿un delantal? ― Ponte a trabajar, llegaron, pero deben cubrir el turno de D, así que, andando, Treinta y siete. —Si, aquel momento se fue al sesto
―¿Qué? Pero si yo...
―Solo un minuto, Nared. —Dijo ella a mi lado.
―Vamos, no dejaré que el chico nuevo desprecie mi cocina así de fácil, no lo he sacado con una bala en el culo porque necesito un par de manos en la cocina, aunque contigo podría ser más que suficiente. ―Rascándose la barbilla, se apoyó en la barra viéndola, como si quisiera forzarla a que se quede.
―Cumpliré mi turno solamente. ―Tomó los palillos, dando inicio a su comida―. Debo recuperar mi dinero.
—Primero el punto 50, y ahora el Hoyo. —dije observando a mi alrededor, eché un vistazo fuera del local, a simple vista podría ser un barrio peligroso sumergido en la noche—. Además de eso también está el teatro, ¿Desde cuándo existe todo esto?
—Mira mocoso. —me golpea con un cucharón en la frente—. Vuelves a mencionar el nombre pagano del Punto 50 y te saco a patadas aún si pierdo dinero.
—Agh, ah, lo siento, es solo que todo esto es nuevo para mí, aún no termino de procesarlo.
—Lo dejaré pasar por esta vez, mocoso, en cuanto a tu pregunta, tengo cinco años llevando este pequeño negocio, debes darte una idea. —El único sujeto además de nosotros, se fue, a lo que Nared se dispuso a preparar unas cuantas ollas con comida—. Te recomiendo no vallas a los pisos superiores del Hoyo.
—¿Hay alguien peligroso ahí? Puede que no lo parezca, pero soy un her...
—Eras. —De nuevo, incluso Nared me interrumpe de esa forma—. Míralo de esta forma, tres niveles, el más bajo y pequeño es este, es conocido como la zona neutral, son negocios más... Ligeros.
—Luego están Sodoma y Gomorra —le continuo Caperucita.
—Pero están en el camino de regreso.
—Solo aléjate de ahí. —reafirmó.
El sonido del caldo de pollo que se estaba cocinando nos libró del silencio, pero seguía siendo incómodo.
—Como sea, la comida es parte del trato, así que terminen ¡Y a trabajar, par de vagos!
Al cabo de unos minutos, ella terminó su plato con una precisión asombrosa, no quedó ni un solo rastro de comida en el plato. Observándola con atención, noté que sus movimientos eran cuidadosos, como si se preparara para algo más. De repente, sacó una manzana de su mochila, la misma que le había dado D., y comenzó a inspeccionarla minuciosamente antes de darle una mordida. No pude evitar sentir curiosidad por sus intenciones.
—¡Mocosa, no te comas las manzanas! —advirtió golpeando la barra, a lo que ella, simplemente le ignoró y se quita la capucha.
Le observé detenidamente, ella, por supuesto, sintió mi mirada puesta en sí, me la devuelve con una mirada de aburrimiento y confusión.
―¿Qué? Termina de comer, hay que trabajar, Corvo. —Recibió un delantal propio por parte de Nared. Levantó una ceja al escucharme luego.
―Tu sobrenombre Era... —de cierta forma, tenía mis dudas, sin embargo, no perdía nada con preguntar—. Era Ridding Hood ¿no?
―Si, recuerdo que así nos presentó D, ¿Algún problema con eso, Novato? —Su intento de intimidación ha perdido su efecto, por lo menos luego de compartir el tedioso camino y una cena, así lo siento.
―¿Caperucita roja? No sé cómo decirlo, pero...
Realmente, no sabía cómo expresarme, verle, me daba confianza de alguna forma, quizás por el recién sentimiento nostálgico que me llevo a un momento pasivo, y me ha dejado alucinado; Caperucita Roja/Little Riding Hood, solo eso sé de ella, pero... debo preguntar... tengo que preguntar...
»Lo siento, ah, caperucita... ¿Quién eres?
Me encontré con su mirada, percibí la incertidumbre en su rostro, era evidente que no esperaba que le hiciera esa pregunta. No respondió de inmediato, me estudió con detenimiento, buscando cuál era la respuesta adecuada. Su boca se abrió ligeramente, dudando un instante antes de que su cerebro enviara la señal para que su voz hablara, aunque parecía reticente a hacerlo.
―Nakano ―interrumpió Nared―. Miku Nakano ―Se carcajeó un poco viendo la expresión ¿Linda? Es la primera vez desde el trayecto del punto 50, que le veo expresar algo más que disgusto. Ruborizada e intentando no hacer ese leve puchero, como si quisiera esconderse en esa barrera lo más que pueda.
No creí que ella pudiera hacer ese tipo de caras, hasta ahora se había limitado a solo contestar mis preguntas vagamente.
—¡Gastabas aliento Corvo! Ella detesta presentarse con su nombre, a nadie se lo dice, aunque parecía que estaba por decírtelo, ¡Sentí que necesitaba una ayuda!
Nared siguió riendo a carcajadas, inclinando su cuerpo hacia atrás en una escena cómica. Mientras tanto, la chica pelirroja lo fulminaba con su mirada intensa, incluso su mechón blanco parecía volverse escarlata por la ira que se ocultaba tras su apariencia femenina y delicada de una joven Deadman.
―Nared. ―Se retiró los auriculares que llevaba―. Te mataré.
—Miku... —extendí mi mano para presentarnos cómo se debe—. Un gusto conocerte.
Amigable, apuesto que es un saludo amigable, no entiendo el porqué de dejarme colgado, en su lugar, apiló los platos y los dejó caer para que los atrapará abandonando mi presentación.
—¡O-ye! ¡Ten cuidado con eso! —Me tambalee para no dejar que cayeran al suelo.
—Ten, una manzana. —Le escuché decir unos segundos antes de que una manzana cayera sobre uno de los platos—. Come y ve a trabajar. — señaló a una puerta con la leyenda «solo personal autorizado»—. Gánate el derecho a vivir.
Sin derecho a quejarme, me doy por vencido antela joven de mal genio. Un sentimiento de disgusto empezaba a crecer en mi interior. A regañadientes, me coloqué el delantal y, como ella había indicado, comencé a trabajar duro para ganarme el derecho a permanecer en ese lugar, al menos por un tiempo más.
IV
Fuera de Pov.
El chico cruzó la puerta que conducía a la bodega, dejando a Nared calentando la estufa y a la niña mimada preparándose para volver por donde vino. Aunque al viejo no le importaba mucho la relación que pudieran tener, ya que parecían conocerse solo por conveniencia, no pudo evitar preguntar luego de aguantarse la curiosidad.
—¿Por qué se la diste? Sabes que, aunque sea ridículo, las manzanas son extremadamente caras en Tártaros. —Se apoyó en la barra, esbozando una sonrisa chismosa esperando su respuesta.
—No te ofendas, estaba bueno.
—¿A qué te refieres? ¿Hablas del Katsudon?
—Si. —Recogió los platos restantes en las mesas. Su receptor estaba confundido, intentando que su tan elaborada respuesta tuviera sentido, sin éxito.
—Habla claro, jefa.
—37 probó el Katsudon. —Coloco el plato del chico frente a él.
—¡Ya lo veo! Ese desgraciado...
—Si, solo lo probó.
El trabajo había terminado, pero Izuku se encontraba fuera del local esperando a la chica que le había pedido que lo esperara sin causar problemas. El tiempo parecía detenerse en ese lugar solitario, y después de un rato, comenzó a impacientarse. Observando la hora en el reloj, se preguntó cuánto tiempo había pasado, quizás quince minutos, o cinco, solo sabía que ya quería irse.
Suspiró mientras veía los números de los segundos cambiar. De repente, sintió un brazo alrededor de su cuello, sin haberse dado cuenta de que alguien se había acercado. Ya era demasiado tarde.
—Así que tu eres el rumoreado treinta y siete, Corvo ¿No es así?
—Tu... —Le empujó, tomando distancia al instante—. Estoy esperando a alguien, no quiero problemas.
La oscuridad de la calle era densa y agobiante, pero lo que más llamó la atención fue la extraña neblina que empezó a envolverlo todo, impidiéndole ver con claridad a más de un par de metros. Era como si el aire mismo estuviera impregnado de humedad y un olor a podredumbre que se le metía hasta en los huesos. Solo ellos dos se encontraban allí, y la sonrisa maliciosa del otro hombre dejaba claro que no había venido precisamente para charlar amistosamente.
Un aroma a alcohol y medicina inundó su nariz, como si ese hombre hubiera estado bebiendo y medicándose antes de su llegada. De repente, un escalofrío recorrió su cuerpo y sintió como si alguien hubiera pasado una cuchilla filosa sobre su cuello, aunque hace un instante no había nada ni nadie detrás de él. El ambiente se había vuelto aún más problemático, como si algo oscuro se cerniera sobre ellos.
—No le hagas daño, aun —dijo—. Solo deja que duerma.
-.-.-.-.-.- Entran créditos con: MISSIO - Bottom of the Deep Blue Sea-.-.-.-.-
https://youtu.be/BfLVA9-0ou4
La litera que rodea mi cuerpo, aplastando cada pedacito de hueso
The berth surrounding my body, crushing every bit of bone
La sal, se cuela por los poros de mi piel abierta
The salt, it seeps in through the pores of my open skin
Te espero dentro del fondo del mar azul profundo
I wait on you inside the bottom of the deep blue sea
Te espero dentro del fondo del azul profundo
I wait on you inside the bottom of the deep blue
Bienvenido a mi jaula, pequeño amante
Welcome to my cage, little lover
Intento de reorganizar contigo, bebé
Attempt to rearrange with you, baby
Todavía no sé tu nombre, señorita cariño
Still don't know your name, miss honey
Vamos a subir en llamas, bella dama
Let's go up in flames, pretty lady
La dulce entrega del silencio me obliga a vivir solo
The sweet surrender of silence forces me to live alone
Cerrado y cargado, ¿dónde diablos está la paz mental?
Locked and loaded, where the hell is peace of mind?
Te espero dentro del fondo del mar azul profundo
I wait on you inside the bottom of the deep blue sea
Te espero dentro del fondo del azul profundo
I wait on you inside the bottom of the deep blue
Bienvenido a mi jaula, pequeño amante
Welcome to my cage, little lover
Intento de reorganizar contigo, bebé
Attempt to rearrange with you, baby
Todavía no sé tu nombre, señorita cariño
Still don't know your name, miss honey
Vamos a subir en llamas, bella dama
Let's go up in flames, pretty lady
Bienvenido a mi jaula, pequeño amante
Welcome to my cage, little lover
Intento de reorganizar contigo, bebé
Attempt to rearrange with you, baby
Todavía no sé tu nombre, señorita cariño
Still don't know your name, miss honey
Vamos a subir en llamas, bella dama
Let's go up in flames, pretty lady
El fondo del mar azul profundo
The bottom of the deep blue sea
El fondo del mar azul profundo
The bottom of the deep blue sea
Bienvenido a mi jaula, pequeño amante
Welcome to my cage, little lover
Intento de reorganizar contigo, bebé
Attempt to rearrange with you, baby
Todavía no sé tu nombre, señorita cariño
Still don't know your name, miss honey
Vamos a subir en llamas, bella dama
Let's go up in flames, pretty lady
Bienvenido a mi jaula, pequeño amante
Welcome to my cage, little lover
Intento de reorganizar contigo, bebé
Attempt to rearrange with you, baby
Todavía no sé tu nombre, señorita cariño
Still don't know your name, miss honey
Vamos a subir en llamas, bella dama
Let's go up in flames, pretty lady
Fin del capítulo.
Ten, una manzana.
5800 palabras.
Agh, que problemáticos han sido estos días, pero bien, nuevo cap, aunque no fue de mucha acción es parte del desarrollo del arco de Tartaros, el cual planeo que termine en el cap 25 aproximadamente.
Actualmente he revivido mi canal de Youtube "Fanfic Survive" que era de fics narrados con loquendo, pero, lo he remodelado y ahora se llama "AnotherWorld" donde subiré no solo fic, sino que novelas, libros, comics, mangas y otros tipos de contenido, pero Narrado con mi voz.
Ya no haré videos loquendo por si algún sub del canal viejo llega a leer esto, quiero dejar de lado las narraciones loquendo que no tienen ni una pizca de sentimiento, y estoy haciendo mi mayor esfuerzo por narrarlos con mi voz de forma consumible.
Actualmente ya inicié con estas historias en el canal:
"Boku no hero: Dishonored" y "Boku no hero: Shattered Memories" de mi parte.
"Sonrisa de ilusión" y "¿Que deseas beber" de Shiro Hosoda.
"Izuku The Batman" de Miltonx18.
"Decay: LAUGHING BOY" de Zael-Sand y tal vez luego "IF. Destino" del mismo autor.
También estoy subiendo la novela "86:Eighty Six vol 4" y estoy escuchando sugerencias para otros contenidos.
Les agradecería si me apoyan en este proyecto... también necesito una voz femenina, tengo un duende contratado para eso, pero no se ha presentado a trabajar desde diciembre, digo esto por si las dudas xddd
Sin mas eso es todo, besos en la cola dijo el Hiban.
-.-.-Mike derritiéndose, aiuda-.-.-
BLESS
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top