12/Alcance

I

Aizawa.

          En los últimos días, me nace la pregunta: ¿Estaré desempeñando mi papel en la vida? Me carcome la duda de si debía ser héroe, maestro o amigo. En todas las categorías en las que cualquiera diría que recae mi nombre, he fallado con creces. Con un parche en el ojo y una pierna sin piel, Eraserhead, Shota Aizawa, no es el mismo que veía al espejo hace tan solo un año.

          Desde aquí puedo ver a las personas con un matiz de omnisciencia. Todos resguardan lo que está a su alcance, esperando el llamado del deber a cada hora; en cuanto a mí, estoy aquí mismo, en la azotea del hotel, echándome en cara que no puedo estar de pie si no es siendo apoyado con un bastón o algo más.

          La vida ha buscado apalearme múltiples veces, el golpe siguiente, siempre ha sido más fuerte que el anterior. Ya nada es como recordaba, Shirakumo, lo han vuelto otra persona, mis estudiantes se han dividido, ya hasta parecen otros; incluso para alguien como Nemuri, que desde la academia demostraba un positivismo de admirar: ha cambiado luego de la guerra, estar al borde de la muerte llega a afectarnos de muchas formas, o el simple hecho de presenciarla de cerca.

          Fue curioso e inquietante ver de nuevo a Midoriya después de medio año en prisión. Desde aquí he avistado su trayecto, en lo que a él concierne, nadie lo ha notado. El que menos esperaba, ha cambiado más que cualquiera... ¿De dónde ha sacado esas habilidades? La prisión es de temer, por lo que veo.

          Las luces de la ciudad me hipnotizan con el pasar de los minutos, en la habitación le deben de estar regañando, en lo personal, me quiero ahorrar algunas palabras. El viento me consuela, me acaricia el rostro, antes de advertir la presencia de otra persona.

          —Ha sido una larga noche ¿No es así? —dije observando el hospital.

          Le vi por el rabillo del ojo, ya no vestía su traje de héroe, todo lo contrario, llevaba una gabardina de un color ceniciento, más un sombrero de copa que le ayudaría a guardar su identidad por la calle. Aun después de haber recuperado el one for all, luce un aspecto más delgado, un hombre menudo, de ojos hundidos, tan tullido, que con frecuencia lo confunden con un anciano.

          —No sabía que fumabas —comentó señalando el objeto en mi boca.

          —¿Te refieres a esto? —Tomé el palillo de un dulce con una sonrisa irónica—. Ya me piensas un tonto, es solo una paleta —me carcajeé en un tono bajo—. Vamos, que me falta un ojo y esta cosa no es como mi pierna de carne y hueso, lo último que quiero es joder mis pulmones. —Le di unos golpes a mi prótesis, resaltando el ruido metálico que generaba.

          Frunció el ceño, arrepintiéndose de un comentario como ese, espetó con total honestidad «Lo siento, no era mi intención» encaminándose hasta el pretil en el que me afianzaba. Esta conversación amerita que guarde fuerzas, de todas formas, empezaba a cansarme. Con mi bastón jalé la silla y tomé asiento.

          —¿No tienes frío? —interrogó Toshinori—. Deberíamos entrar, hay que hablar de cierto asunto —tiritaba cómo bebé en invierno, se nota a leguas que le calaba hasta los huesos.

          —No, para nada, es una noche agradable, solo que las nubes se empiezan a reunir —Observé el cielo—. Lloverá mañana, aunque creo que para alguien tan menudo como tú, el frío es uno de tantos problemas.

          Antes de ir a los asuntos de interés, nos tomamos el tiempo para observar el firmamento nocturno que escondía la luna detrás de esa capa grisácea, casi dándole un tono violeta al cielo. Tanto misterio es innecesario, lo sé, ha venido a reclamar que el criminal más buscado haya vagado libre por las calles en búsqueda de su madre antes de que muriera.

          —Se suponía que lo tuvieras vigilado. —Volteó hacia mí—. Habías puesto una cámara escondida en su habitación, y, aun así, lo dejaste salirse con la suya. Sabes que la marca del One for All no se ve afectada del todo por los inhibidores.

          —Y así fue, lo vigilé. Que le pidas a un cojo tuerto perseguir a una persona que recorre calles en segundos, es un poco ofensivo desde el punto de vista... de mi único ojo. —Me colgué del bastón, denotando lo aburrido y cansado que me encontraba, más mi sonrisa socarrona, mostraba algo más que eso—. Dime, All Might estaba en el hospital y ni siquiera lo vio pasar, no me eches en cara el haberlo ignorado cuando tú, el héroe número uno, no lo notaste.

          Frunció el ceño, molesto, pero con toda la culpa, sin necesidad de un juicio. El viento habló por nosotros, revoloteando a modo que nuestras ropas se movían por sí solas. Levantó la mano para restregarse el rostro. Después de meditarlo un poco, asumió parte de la responsabilidad.

          —Aun cuando recuperé el One for all, mi tiempo límite persiste, se suponía que debía mostrarme por un rato en el hospital, para ahuyentar cualquier inconveniente, al final no esperaba tener que actuar.

          —Y, aun así, pasó a tu lado como si fuera un fantasma ¡Míranos! Nos hemos vuelto unos inútiles.

          —¡Qué va, sigo siendo un héroe! —Su teléfono interrumpió las quejas—. Solo... me distraje un segundo. —Contestó la llamada rápido y cortante—. Melissa no es un buen momento ahora, hablaremos luego.

          Llevó su mano al pecho de forma inconsciente, donde tengo entendido: tiene grabado el distintivo del one for all tal si fuese un tatuaje. Apretó los labios conteniendo su molestia, a nueva cuenta, asumió que estaba en lo correcto sin protestas.

          —La marca del One for All, en mi pecho, la llevo con orgullo, pensando en lo que mis antecesores han hecho con ella.

          —¿Crees que Midoriya opine lo mismo?

          —... Antes, quizás, ahora, tal vez no. —Bajó la mirada al suelo, dolido por algo, pensativo por todo—. Para alguien que ha hecho lo que él, esta responsabilidad es mayor, si un día de estos se dejara consumir por el camino que empezó a transitar, lo que hiciera con el legado a sus hombros... se dañaría a sí mismo.

          —Si ese es tu punto de vista, no es asunto mío. —Metí el palillo de la paleta en una bolsa, me lo había acabado, por lo que saqué dos más, una para mí y la otra se la ofrecí a Toshinori—. Volviendo al tema, estoy cojo y perdí mi teléfono, ¿Cuál es tu excusa?

          —Melissa tenía dudas sobre el one for all —dijo, a la vez rechazaba la paleta.

          —Oh, supervisas su entrenamiento incluso a estas horas, es de admirar, en mi lugar, después de las cinco no contesto llamadas de nadie.

          Del bolsillo de su abrigo sacó su teléfono, luego de encontrar lo que quería mostrarme, me lo entregó con un aire de orgullo y decepción, una mezcla peculiar. «Diablos, eso es una piscina muy profunda» comenté por una de tantas imágenes con cosas increíbles. Melissa tiene un puesto en el grupo A, pensaba que en este tiempo la conocería lo suficiente como para confirmar su forma de ser: una chica amable, inteligente y ansiosa por lo desconocido. Viendo estas fotografías, me doy cuenta de que no todo es hasta donde observamos.

          —Tiene destreza, un potencial bien encaminado, ¿Este es el mismo proceso por el que pasó Midoriya? —Le devolví el teléfono. Su rostro aparentó un conflicto ante una pregunta que no debí haber traído a la mesa.

          —No, Melissa ha tomado sus propios medios para acelerar las cosas, ¡Es increíble! ¡Profesionales le dicen lo que debe y no hacer! Mientras que yo... le digo que apriete las nalgas y me gano una bofetada. —Suspiró desilusionado—. En todo esto, no figuro nada, solo soy quien guarda su poder hasta que esté lista para recibirlo. —Aparentaba un conflicto, ser apartado como solo un repartidor entregando la cena debe ser duro. Desde esta altura logramos ver al involucrado en el one for all más importante del momento, caminaba tan descaradamente por la calle que debí aguantarme las ganas de reír.

          »Incluso con él —habló viéndolo entrar al hotel—. No hice mucho por enseñarle, lo he pensado tantas veces que ya me es fácil decirlo, solo lo preparé para el inicio, el resto, todo lo aprendió por su cuenta o por otros. No tengo nada que enseñarle a Melissa.

          —Estoy seguro de que Midoriya estaría encantado de instruirla, tal vez no acepte al inicio, tal vez si insistes... —hablé en un tono burlón, pero honesto—. Deberías pedirle que la entrene, no sé, tal vez puedas sacarlo de tártaros para que sea su maestro, quizás en un mundo más colorido funcione, incluso podría enseñarle a imitar esa sonrisa tuya.

          —¡Ah, por favor cállate! —Estaba molesto, es increíble que recordar esa rara costumbre causara ese cambio, no pudo evitar reír. Le acompañé, aunque con los segundos las carcajadas se fueron silenciando, siendo tornadas en un ambiente melancólico.

          —Sientes culpa ¿Cierto? —indiqué presionándolo con mi único ojo. Perdió las palabras, pasmado, se recompuso luego de ver el suelo. Pensativo, aunque su convicción permanecía.

          —No, al menos, no del todo. —El viento le tomó por sorpresa, despojado de su sombrero, se limitó a verlo caer del hotel—. Maldita sea... Me críticas por perjudicar a mi sucesor, ¿No te has puesto pensar en lo que hemos pasado el último año? De seguir así, Midoriya se convertiría en un All For One desde el bando de los Héroes, ¡El legado de generaciones se vería insultado en un nuevo ciclo sin fin!

          Debo admitirlo, me he superado, aunque no era mi intención, le he sacado de sus casillas. Tengo dos o tres opiniones al respecto, que bien podrían estar mejor justificadas que sus propias acciones; entonces, fue cuando se tomó del pecho, con aparente dolor que llegaba contagiarme con solo sus expresiones faciales.

          Llevó una mano al pretil de la azotea, y la otra sujetando sus ropas, me fue imposible permanecer quieto, como pude, me levanté sin saber qué hacer. Toshinori me detuvo de cualquier acción innecesaria apartándome con la mano; poco luego, fue cuestión de respiraciones pesadas para poder recomponerse.

          —Estamos cerca del hospital, déjame contactar a alguien para llevarte y...

          —No, Aizawa, estoy bien, es solo... un pequeño dolor.

          —No deberías tener el One for all con un cuerpo tan débil. —Me pasé por el arco del triunfo su necedad, le ayudé como pude, lo cual no era mucho—. Tienes que heredar el one for all a Melissa lo antes posible, lo de Midoriya asesorándola ya no parece un chiste, puede que las cosas se hagan más simples de esa forma.

          —Dije que estoy bien —replico terco como una mula; en cualquier caso, se acomodó la ropa, llevó su mano a la cabeza olvidando que no portaba nada allí, para luego regresarme a mi silla—. Y en cuanto al noveno, no, es un rotundo: no... Me niego a que Melissa sea influenciada por él, lo último que necesito es que otro sucesor se corrompa.

          Su áspera voz evitó que intentase contra argumentar, una mula ya habría salido de este problema a cuenta propia, Toshinori Yagi tiene la necedad de mil y una mulas ¿Qué tan tsundere debes ser para no ver que tus acciones afectan a inocentes? Suspiré denotando decepción, se puso de pie y se dirigió a la salida a paso lento.

          —Deberías descansar, después de lo que hizo no creo que vuelva a intentar algo parecido, ahorra las fuerzas de tu forma de héroe mientras puedas.

          —¿Dejarás pasar lo que hizo sin consecuencias? —Interrogó ignorando mis sugerencias.

          —Cambiará de una habitación de hotel, al sótano frío y húmedo, hasta que debamos moverlo.

          —Un sótano, por favor, eso no es una consecuencia. Creía que eras alguien estricto.

          —Claro, lo soy con quienes lo merecen; al contrario, pensaba otra cosa de ti.

          —¿Con la persona a la que le di el one for all? ¿A la que le encomendé años de mi vida y legado? Al menos con Melissa, no cometeré los mismos errores.

          —Es a lo que me refiero, eso: es a lo que tanto temes. —Toshinori me vio con ojos curiosos—. Tienes miedo de tu legado, temes a que no sea el que creías que sería.

          —Considero que ya tuvimos suficiente charla —Cerró los ojos, harto, asqueado de escuchar tantas verdades que se rehúsa admitir que tengo razón—. Asegúrate que en el funeral no suceda nada como lo de hoy.

II

Izuku

-.-.- Que suene Light of the Seven | Game of Thrones-.-.-

https://youtu.be/QJHPlKPOc78

          Soy la ladrona que recorre las calles de la ciudad bajo el testimonio de las estrellas y el cielo; ahora bien, no busco fortunas, tampoco intereses banales, me traicionaría a mí misma si esas llegaran a ser mis intenciones. Me lleva la vida a donde debo ir para sobrevivir, más allá de eso, me las apaño por mí misma, alcanzo mis objetivos que están al otro lado de la ventana.

          »—Lo siento mucho... madre.

          Su padre era un viejo de título y fortuna únicos, se embriagó en aquello hasta donde le dejase el destino. Lujos, comidas y mujeres nunca le hacían falta, y cuando supo que una de sus tantas aventuras con una criada, trajo consigo la sorpresa de una hija.

          »—Eres tan bella como el invierno, te añoro más que mil fortunas, mi amada señora.

          Al contrario, mi madre, era la mujer más dulce de todo el mundo, muchos la veían cautivados por su delicadeza y sonrisa alegre. Me ha contado el viejo guardia del mercado, que juraba, su cabello tenía un aroma floral y sus ojos un destello violeta.

          »—El infortunio sigue a los justos —me dijo alguna vez—, Y no por ellos debemos ser como los tiranos.

          Ella fue una simple criada, cuando él le había escupido la sugerencia de meterse en su lecho. Temerosa de perder su único sustento, no tuvo de otra, y una sola vez fue suficiente para que se repitiera de nuevo, y otra, Hasta que de pronto: su vientre creció. La abandonó, sin pensarlo, a su sangre, a una de tantas, una hija bastarda que solo le traería deshonor.

          »—¡Te quiero lejos de mí, sucia mujer! —Gritó, acompañado de su mano derecha, un joven que ayudó a que no la asesinaran—. El hecho de siquiera tocarte fue el mayor error de mi vida, no volveré a cometer adulterio si así me evito sanguijuelas como tú. —Y lo hizo otras quince veces más ese mismo año.

          Desterrada a las afueras de la ciudad, una pequeña cabaña que apenas la protegía de la nieve, siendo nuestro hogar por muchos años. La niña creció sin saber quién era su padre. A diferencia de mi madre, nací con el talento de escabullirme, para llegar a donde quería y tomar lo que necesitara.

          »—Eres una niña muy inquieta, te pareces a tu padre, pero tienes mi rostro.

          Mentiría si dijera que el hurto ocasional me sacó de la pobreza, la seguridad tenía sus momentos de mano firme, a penas y me logré escapar de sus garras, de la guillotina a la que sería llevada.

          »—¡Ejecuten a esa rata!

          Su estomago se hunde y consume del hambre; cuando tuve edad, los rasgos de mi madre se acentuaron en mi persona, delgada y de piel tersa blanca como la misma nieve; ojos violetas que, a palabras del hombre, engatusaban a cualquiera. Al ver mi reflejo en los ventanales, me llegué a cuestionar el vender mi cuerpo para tener siquiera un bocado al final del día.

          »—Tengo mucha hambre, y la medicina casi se acaba. Iré al mercado madre, no te preocupes... —mentí.

          El mundo es un lugar extraño, no estoy segura de sí los Dioses han reconocido mi habilidad, o mi necesidad. Muriéndome en la nieve, fui marcada. Maldita y afortunada al obtener un poder insólito; así pues, me vi abrumada por cambios en mi cuerpo que no son comunes, no, no me refiero a hormonas, sangrados o cosas de esa índole.

          Ella se volvía como niebla, como un fantasma o como un espectro, situaciones de leyendas; entonces, con el tiempo logré volverme una bruma oscura que aterrorizaría a los adultos y les daría miedo a los niños. Mi mano se extendía a largas distancias y como gancho me jalaba a ella, lo mismo sucedía cuando tomaba algo y la traía hacia mí.

          »—¡Esto es un regalo de los cielos! —exclamaba eufórica e inocente.

          Rara vez ocurría, pero había ciertos momentos de tensión en los que me volvía casi imperceptible, tal si fuera una brisa que cualquiera ignoraría, si es que no quisiera que me vieran, claro. Un don como este ¿Quién sería capaz de no aprovecharlo?

          «¡Demonio!» «Fantasmas» «¡Hemos sido malditos!» el miedo se propagó como enfermedad, Si, me volví el temor del inocente, contra los principios de mi madre; he de admitir que no me enorgullezco de mis acciones, o bueno, no moralmente. Cuando ella enfermó no tuve de otra más que aumentar los hurtos para traer comida y medicina a casa. Robe ganado, joyas, documentos, artes; lo que me dieran unas monedas a cambio, lo valía.

          »—¡Atrapad esa cosa! Es la quinta vez en la semana ¿Qué demonios está haciendo la guardia?

          La situación empeoraba con el tiempo. Su cuerpo se volvió tan débil que mantenerse en pie se convirtió en un sueño. Las medicinas se escasearon y con la intención de obtener lo suficiente para un especialista, a fin de cuentas, tuve algunos trabajos que me sacarían de esta vida.

          »—Solo necesito, que traigas una carta del escritorio del mayor general, así de simple, y tendrás el suficiente oro como para pagarte tres vidas ¿Aceptas el acuerdo?

          Mi último error fue robarle al hombre de mayor autoridad... líder de la guardia de la ciudad y, en consecuencia, dio inicio a la caza de la monstruosidad que asechaba en las sombras.

          »—¡Esta noche, colgaré la cabeza del demonio en mi chimenea!

          En una nevada, las huellas le llevaron a mi hogar con la luna como testigo. No encontró a la bestia, sino, a la bella, mi madre yacía en cama y al ver las pertenencias robadas, dieron por hecho que se trataba de una bruja que enviaba a un demonio a efectuar sus saqueos.

          »—¡Tengo que alcanzarla! —Exclamaba para mis adentros.

          Me di cuenta ya tarde por los susurros de las calles. Aquel día me maldije, tantas cosas pudieron pasar, si hubiera terminado el trabajo a tiempo, si no hubiera alertado a los guardias de aquel mercader, si hubiera emprendido la retirada cuando era el momento... si esa flecha no me hubiera desangrado todo el camino de regreso.

          »—Debo... alcanzarla antes que ellos...

          Me arrastré a palos y dientes por la nieve, mis manos se congelaban, mis piernas perdieron toda sensación, y mi garganta se quema del frío invernal, este era el invierno más helado que hemos atravesado. Desde una colina, observé por la ventana que tanto le encantaba, como aquellos hombres... no, esos monstruos la golpeaban, aun estando inmóvil en su cama, las espadas descendieron una tras otra cortando tajo tras tajo.

          »—Reach —me susurraba al oído.

          Mis gritos se ahogaron en mi sangre helada, mi mano se estiró en un último intento de proteger lo único importante en este mundo, por más que intentara, encargando todas mis fuerzas en mi brazo sombrío, nunca llegó hasta la cabaña, antes de eso me ahogué en mi propia sangre. Cuando pensaba que moriría, una voz me susurró al oído.

          »—Mira, como te ha tratado el mundo, debiste ser una noble de una gran casa, en cambio, eres lo más bajo de entre la mugre y las ratas... pero, podemos hacerlo mejor... dime, ¿Quién eres? Desdichada mujer.

          Desperté con heridas curadas y fuerzas rehabilitadas, más, mi espíritu se ha podrido junto al cadáver de mi madre. Lloré su muerte durante tantas lunas, aun lado de su cama. No necesité de comida o agua, permanecí con ella hasta que el destino llamó a mi puerta.

          »—Madre... Lo siento m-ucho, no soy la dama que añorabas... debo ser un monstruo de nuevo... Perdóname, Madre... Perdóname.

          Me aventuré en la ciudad, una tras otra, encontré la espada que asesinó a mi madre, sus vidas perdieron valor como humanos, se volvieron simples borregos asustadizos a mi forma semejante a la de un bestia del infierno, la muerte que los llevaría al más allá. Sus familias presenciaron el deceso de cada uno y me mofé por ello.

          »—Una mujer enferma vale más que ustedes, desechos inmundos ¡Me la arrebataron y estas son las consecuencias!

          En la oficina del comandante de la guardia, ahí estaba, la persona que originó todo el mal de una pobre mujer, tan amoroso con su esposa e hijos que me da asco, del otro lado del ventanal se mantienen calientes con una chimenea ardiendo, mientras saboreo los segundos antes en el frío invierno. Me ha avistado, su rostro palidece por reacción a mi sonrisa, antes de atravesar el cristal le saludo cordialmente.

          »—¡Demonio, hemos acabado con tu amo, vuelve al averno del que saliste! —ordenó, pasó a otra estrategia dando en cuenta que las amenazas son inútiles—. T-tengo familia, mis hijas, mi esposa, por favor, soy lo único que tienen.

          Soy la ladrona que recorre las calles de la ciudad bajo el testimonio de las estrellas y el cielo; ahora bien, no busco fortunas, tampoco intereses banales, me traicionaría a mí misma si esas llegaran a ser mis intenciones. Me lleva la vida a donde debo ir para sobrevivir, más allá de eso, me las apaño por mí misma, alcanzo mis objetivos que están al otro lado de la ventana.

          »—Un placer conocerte, padre.


-.-.-.-.- que suene Game of Thrones Season 1 OST - Goodbye Brother extended-.-.-.-

https://youtu.be/spQljapBR7s

          El auto pasó por un bache, razón de mi brusco y repentino despertar. Salté, golpeé la ventana de mi lado; entonces, dije «Eso dolió», no por el golpe, sino que recordando lo que viví en la encarnación de Lost Reach, mis sueños ahora se ven influenciados por ellas, me reconforta el hecho de que no son como las encarnaciones al nivel de daño, quizás psicológico, pero no más allá.

          Sentí el frío calar por mi espalda, al volver a Tártaros, intentaré dominar Reach, ya que pienso: la comprendo mejor. Viendo el cielo y las calles, un sentimiento de pérdida me consume por dentro. Pensar que  he sido despojado de todo ¿Qué más me pueden arrebatar?

          El auto se detiene, Aizawa baja de prisa, según había dicho, Snipe estuvo asegurando la zona, así que debíamos esperar su reporte. El teléfono de Endeavor nos estremeció del susto. Pensativo, tomó la llamada, intercambió saludos, una que otra palabra donde yo no figuraba en nada, hasta que: me extiende su mano ofreciendo su teléfono.

          —Es Shoto, quiere hablar contigo.

          —De acuerdo. —Lo tomé—. ¿Hola? Ha pasado tiempo, Todoroki.

          —Midoriya, es bueno escucharte de nuevo; aunque, quisiera que fuese en circunstancias distintas. —Además de su voz, se escuchaba el bullicio de otras personas.

          —Bueno, estoy seguro de que volveremos a vernos antes de lo que piensas.

          —Sí, y lo siento, de verdad que lamento tu perdida. —Hizo una pequeña pausa, cosa que incluso me llevó a verificar si seguía en línea—. Fui enviado a escena, de verdad lo siento, no llegué a tiempo...

          —Todoroki, no... —Apreté los labios conteniendo mi rabia, el solo recordar que nadie, desde héroe hasta bomberos, acudió a rescatarlos—. No tienes por qué disculparte, lo que pasó, ya pasó, de nada sirve pensar en lo que se pudo hacer. —Por más que me doliera, que, aunque estoy seguro de que podrían haber sido salvados, recriminarle la muerte de mi madre es incoherente.

          —No sabes cuánto lo siento, nadie debería perder a su madre de esa manera. Vi las cámaras, y ella tenía una voluntad de héroe muy noble.

          —Intentó salvar a otros sobre su propia seguridad... así era mi madre. —El bullicio de su lado fue tal que ya era imposible de ignorar—. ¿Haciendo patrullajes? —pregunté. Hubo un lapso en el que vaciló si decirme su situación o no, al principio intentó evadir la pregunta, hasta que confesó su actual trabajo.

          —Sí, tal vez hemos localizado a Moonfish, y quizás tenga información de Touya; aunque en lo personal no creo que sepa siquiera donde desayunan. —Su voz mantenía un atisbo de frustración contenida, a lo mucho por respeto a mi luto, y, de todas formas, es evidente.

          —Ya veo —dije—, a veces quisiera volver al primer año de la carrera, esos días eran tranquilos.

          —Ni que lo digas. —Bostezó con cansancio—. Debo cubrir mi turno, espero volver a verte cuando se demuestre tu inocencia.

          —No te preocupes, estoy bien, y estoy seguro de que todo estará bien. —Sonreí con amargura.

          —Tal vez No has cambiado mucho. —Antes de cortar la llamada, su voz vuelve para recordarme algo—. No hay porque cargar con todo tú solo, estamos aquí, tienes amigos que se preocupan por ti.

          —Yo... gracias. —La llamada terminó.

          Mi dedo índice golpeteaba la ventana del auto, desesperando a Endeavor que hacía de chofer, una vez más, claro, se guardó las quejas considerando mi luto. Nos detuvimos a media calle antes del cementerio, eran altas horas de la noche y el área es tan solitaria que me pone más ansioso. Estaba impaciente, aterrado por el funeral de mi madre.

          Fuera del auto, Aizawa y Snipe regresaban de dar una vuelta a la manzana con la intención de asegurar el perímetro.

          —¿En serio? —cuestiona con cierto tono sarcástico al encontrarse de frente con Snipe, ambos no se habían visto hasta este momento, y la sorpresa era lo de menos.

          —No sé de qué hablas. —Responde encogiéndose de hombros.

          —No te hagas el tonto, me refiero a la máscara, estamos en un funeral y tú vienes con la máscara de tu traje, Snipe. —Aizawa se restregó el rostro, estresado.

          —Es parte de mi encanto amigo, la máscara de Snipe viene en el paquete, sería un desperdicio quitármela —reafirmó con un pulgar arriba; en cambio, al ver la mirada seria que se clavaba en él, decidió responder como se debía—. De acuerdo, de acuerdo, escucha, ya sabes que puedo usar mi Quirk de mejor forma con ella, es media noche, de todos modos, estoy prácticamente ciego, para apuntar necesito luz o algo que me ayude a hacerlo.

          —Como sea. —Solo suspiró con indiferencia, tenía peores cosas de que preocuparse. Llevó su mano a un intercomunicador en su oído—. Aquí Eraser, ¿Todo listo? De acuerdo, vamos para allá.

          Nos movilizamos al cementerio, allí, de nuevo verificaron que no hubiese movimientos de extraños. Hoy no se vería ninguna persona que estuviera fuera del círculo heroico, nada de civiles ni reporteros.

          Snipe dio tres golpes a la ventana del auto, dándome la señal para poder salir, sin prisa, abrí la puerta y bajé segado por el alumbrado que dejaba ver mi demacrado rostro; vi mi reflejo en el auto, esas grandes ojeras y mirada muerta debe ser suficiente para compararme con Aizawa.

          Dirigí la atención al cielo, estaba nublado, gracias a eso no veía ni un rastro de la luna, es como si el tiempo no hubiese pasado desde que salí de tártaros, pero he llevado en mente cada segundo empezando en el momento en que puse un pie fuera. Contar y esperar, puede ser un castigo muy grande cuando algo malo está pasando.

          Volví hacia Enji, sin darme cuenta de que a mi lado había alguien.

          —Endeavor —llamó Nezu—, si tiene algún inconveniente al volver, avísenos, nosotros nos las arreglaremos.

          —Tendré que hacer mis rondas, pero estaré de regreso a tiempo. Lo siento, Midoriya. —El auto arrancó dejándonos ahí parados, con la mirada al frente, pude ver el sendero que esperaba por mí, era... tan lejos. En cuanto a Nezu, este se encaminó hacia un camión encubierto de la policía.

          —Estaré aquí hasta que todo termine, de igual forma, este será el punto de encuentro, joven Midoriya.

          —¡Oh, hablando de eso, iré a revisar los alrededores por si las dudas, tendré que dejarlos hasta que termine! —Snipe, también se excusó antes de encargarse de sus propias tareas.

          A mi mente viene lo que dijo Todoroki, «mi turno» similar a lo de Endeavor, «mis rondas», el trabajo de los héroes ha incrementado, un tiempo fuera y la cantidad de personas colgando el traje es increíble.

          «Vamos» dijo Aizawa colocando su mano en mi hombro, dándome el empujón de valor que necesitaba. No mucho después de entrar en aquel sendero, logré ver algunos héroes de baja categoría, solo para asegurarse de que volviera sin problemas, pues con este collar aferrado a mi cuello, no podría hacer nada para escaparme... O eso se supone.

          Cuando apenas estaban probando el collar en mí, pude sentir como la marca respondía a mi deseo de defenderme de lo que me hicieron los guardias de tártaros. Las marcas y los Quirks, ¿En realidad son cosas diferentes?

          Siendo sincero, cuando muera me gustaría ser enterrado en este cementerio. Es tan vistoso incluso antes de entrar; los muros solo dejaban una o dos entradas a él, y la principal, daba la bienvenida con un arco de hierro negro y figuritas doradas, dada la ironía, no me sorprendió al ver el cuervo posado sobre dicho arco. Dándome la bienvenida solo con la mirada, esos ojos negros me recordaron al vacío, al Forastero y al de su especie que me visita en sueños.

          Cruzando el umbral sentí un ramalazo de tristeza, por fuera era una cosa, por dentro otra, el ambiente cambia de forma tan drástica cuando estás en un lugar destinado a la muerte. El cementerio y la ciudad era dos caras de una sola moneda; si bien, las calles a esta hora son tan apacibles, silenciosas como el vacío, el cementerio contagiaba una gélida sensación de desesperanza, soledad, sentimientos que solo comprenden el luto.

          El viento tomaba corrientes entre los árboles y las lápidas, en un momento dado: Aizawa tuvo que indicarme el camino, ya que lo necesitaban en otra parte por un problema el cual no quiso revelar. Pronto avisté el sitio donde se daría el entierro. De reojo e intentando disimular el interés, logro distinguir algunos héroes disfrazados en sus pantallas de civiles.

          Estaban ellos, y por supuesto, es impensable que faltaran quienes fueron mís compañeros en la academia. Allí rondaban, en dúos, grupos y apartados de todo, lo que cada quien compartía, incluyéndome, era ese interés en estar al tanto del otro. Con ojos inquietos hemos cruzado miradas ocasionales, para que, al instante, disimuláramos, y luego volver a clavar esos ojos como acero ardiente en el otro.

          También, conocidos de mi madre estaban aquí, que no eran muchos, bien podría contarlos con los dedos y me sobrarían puestos; en cualquier caso, tengo entendido que Nezu les ofreció una generosa compensación por su silencio en el asunto.

          El reloj marcó la una de la madrugada, un evento algo... callado, demasiado incluso para un funeral, los pocos que asistieron me ofrecieron palabras de ánimo, su pésame, que desde mi punto de vista: era evidente la vaga honestidad con la que eran dichas. Las personas no esperaron mucho, al terminar todo, se fueron los primeros dos, el resto se había quedado unos minutos por compromiso.

          Una gota se regó en mi mejilla, su humedad me hizo levantar el rostro, ese era solo el anuncio para la débil llovizna que empezó; en consecuencia, el resto de las personas que no tenían el compromiso de quedarse: se fueron. Al final, los héroes, la lluvia, las lápidas, el susurro de las ramas chocando unas con otras, y por supuesto, yo, nos mantuvimos allí.

          El agua ambientó como nada más podría hacerlo, escurría por mi rostro y empapaba mis ropas. Ignoré las sugerencias de buscar refugio de la lluvia, ni siquiera una sombrilla, solo me quedé ahí parado, viendo una fotografía de mi madre.

          No puedo explicar lo que siento, es una sensación rara, un enorme abismo en mi pecho que crece desde que empezó todo esto, muchos lo decían: «actúas raro», «pareces diferente», «te pasa algo» y la verdad, nunca tuve las palabras con las que contestarles.

          Tengo que admitirlo, he cambiado. Gran Torino ¿A esto te referías? ¿Debo volver a mi yo de la guerra? No debería pensar eso en este momento, ¿no? Mamá, tu hijo está perdiendo la razón, pero, aun así.

          —Lo lamento mucho, mamá, juro... que no lloraré más.

          Ya había transcurrido media hora, quizás cuarenta minutos, el tiempo se esfumó sin despedirse, en mi mano tenía la fotografía de ella, y la lápida, demonios, no puedo dejar de leer su nombre «Inko Midoriya, amada madre, hija, hermana y esposa

          A pesar de mi duelo, la rabia empezó a emerger en ciertos individuos. Bakugo e Iida vienen hacia mí, desconozco sus intenciones, pero si algo es seguro, las personas que me enviaron a prisión, sin duda, no podrían significar nada bueno.

          —¡Oye! —Bakugo es el primero en dirigirme la palabra—. ¡Ya es tiempo de que te vayas! —Lo ignoré por completo, causándole un tic en el ojo.

          —¡Eso es, que entienda que ya no tiene derecho de caminar libre! —Gritó un sujeto a la distancia, al que le contestó «¡Cállate, entrometido!» dejando la conversación a otro.

          —Midoriya, será mejor que te vayas —advirtió Iida—. No nos obligues a usar la fuerza. —Se acomodó los lentes, y como alguien que lo consideraba un gran amigo, conozco ese gesto, lo hace cuando está determinado.

          —¿Nos estás ignorando? Recuerda tu situación, Deku, ven con nosotros. —Bakugo siempre me pareció una persona amenazante; a este punto, me daba igual lo que pensaran, solo quería que dijeran lo que quisieran y se fueran de una vez—. ¡Te romperé las piernas y te mandaré de nuevo a prisión! —Iida le detuvo con su mano.

          —Bakugo, sabes que él lo hará por voluntad propia, no creo que llevarlo con «las piernas rotas» sea lo que desee, esto es un funeral, hay mil razones para que no complique las cosas.

          Bakugo chasqueó la lengua por lo dicho, pero al ver que aún eran ignorados, volvió a arremeter.

          —¡¿Qué acaso no me escuchas, asesino de mierda?! —Brusco, me toma del hombro para que le diera cara. Nuestras miradas se encuentran, mi inexpresivo rostro, se tornó en una de furia al tenerlo al frente.

          —Ah, ¿Eras tú? —En aquel momento el espíritu de Kei y Ken me dominaron, pasar tanto tiempo con ellos me ha influenciado—. Lo siento, la lluvia no me dejaba escuchar, solo noté que un perro ladraba, ¡Y resulta que eras tú, Bakugo! —Más allá de mis razones, ¿De dónde salió ese insulto? es desconocido incluso para mí, es como si contestara de forma automática. Mis palabras le hicieron enfurecer, no lo dejaría así.

          —¡¿Crees que te mereces esto?! ¡No tienes derecho para siquiera poner un pie en este lugar! —La voz del idiota podría escucharse en todo el cementerio—. Inko no merecía la clase de hijo que tuvo, solo le trajiste angustia y finalmente esto!

          —¡No digas su nombre! —Con ambas manos lo empuje. Bakugo se tambalea y casi se cae al suelo por lo repentino que fue.

          —Creo que quieres morir, estoy dispuesto a cumplir tu deseo, ¿Qué opinas, eh? Pedazo de basura. —Su mano se prepara con pequeñas explosiones.

          —No me das miedo. —Le encaré con el mismo nivel de amenaza—. ¿A quién piensas que intentas intimidar? ¿Eh? ¿Katsuki?

          Estoy tan concentrado en el idiota frente a mí, que no estaba al tanto del idiota de lentes de al lado. Iida me da un gancho al hígado, sentí un dolor punzante y perdí las fuerzas en mis piernas, caigo de rodillas al suelo, ¿Desde cuándo tiene tanta fuerza?

          —Como dijo Bakugo, es hora de que te vayas, hazles un favor a todos aquí y regresa al Tártaro, tenemos mayores problemas en nuestras manos. —Gracias a sus acciones, los héroes alrededor se emocionan.

          —¡Eso es!

          —¡Enséñale quienes son los héroes!

          —¡Dale con la silla!

          Me puse de pie, de una mirada observé el entorno, el resto de héroes solo son expectantes de lo que sucede, alentándolo en lugar de detenerlos, no les importa si estoy siendo golpeado, y lo peor es que no veo a Aizawa o a Snipe cerca, ni siquiera All Might está presente.

          «Vendrás con nosotros» dijo al tomarme del brazo con la intención de inmovilizarme, por reflejo, le acierto un golpe en la sien: lida cae al suelo con una mirada perdida. Antes de que Bakugo me alcanzara, de una barrida lo llevo a tierra, que bien se siente no ser el que recibe estos ataques por primera vez. Se mueve con rapidez, y me toma de la pierna, una explosión me quema la piel logrando que caiga a cierta distancia de él.

          —¡Vine por ella, no respetas ni el poco tiempo que tengo para despedirme! ¡¿y así te haces llamar futuro héroe?!

          —Tu tiempo se acabó, Midoriya —Reafirma, viéndome con frustración—. Vuelve cuando hayas espiado tus acciones, traidor.

          Levanta su mano izquierda para tratar de acertarme con explosiones, sin darle tiempo, acorté distancia rápidamente, para que con mi antebrazo pudiera llevar su mano en otra dirección, evité sus explosiones haciéndome a la derecha y tomando su mano libre le rompo la muñeca.

          «B-Bastardo» farfulló. Apretó los dientes con fuerza e ignoró el dolor por completo, llevó su mano a mi abdomen, recibo una explosión a quema ropa.

          Ambos tomamos distancia, los héroes se estaban decidiendo por unirse a ellos, y nosotros a un pestañeo de comenzar el segundo round, pero antes de otra cosa, nos detiene un impacto de bala al suelo.

          —¡Detente niño, nos conseguirás más problemas!

          —¿S-Snipe-Sensei? Tsk —Bakugo abrió los ojos de par en par—. Tienes suerte hoy, imbécil. —Resignado a abandonar su hostilidad, ayuda a Iida a ponerse de pie, el cual le he causado una jaqueca que no olvidará en un tiempo.

          —¡Mierda, sabía que no debía ir al baño! —Snipe venía corriendo—. Ah, ya vamos demasiado tarde, demonios. —Volteó hacia ellos—. Ustedes, tendremos que hablar después de esto, vuelvan a la academia.

          —Espero tengas algo mejor para cuando salgas de Tártaros. —Bakugo me obsequia una mirada fulminante—. Ese Quirk ya no es un peligro en tus manos. —Dio media vuelta y se dirigió a la salida.

          —¿Qué tal tu pierna? —Snipe voltea a verme.

          —Estoy bien, eso no era necesario.

          —Sí, seguro, tus heridas dicen lo contrario. —Comenzó a caminar—. Vamos tarde, Endeavor está esperándonos.

          Dispuestos a emprender la retirada, percibí pisadas sobre el pasto mojado, agua salpicando, pero lo que nos detuvo, fue una voz femenina, una que no escuchaba tan de cerca desde hace mucho tiempo.

          —¡I-Izuku! ¡Espera!

          Miré por sobre mi hombro, para apreciar esa belleza extranjera que jadeaba cansada luego de apresurarse a llegar con nosotros. Una chica de cabello rubio, ojos azules que me recuerdan al más fino de los zafiros, su piel es blanca, la hace parecer tan delicada como una muñeca y su cabello rubio ondulado, que en otras circunstancias estaría suelto hasta su espalda, esta vez es recogido por una diadema roja, que no combinaba con su vestido negro.

          «¿Melissa?» lancé al aire crédulo e indeciso al no poder creer que ella estuviera aquí. Trató de acelerar el paso, hasta que la torpeza en sus pies le traicionan, supongo que no está acostumbrada a usar tacón alto, pues cayó de bruces al suelo.

          —¡Izuku!...

          —¡Melissa!...

          Pronunciamos nuestros nombres al unísono.

          —Yo quería...

          —Pienso que...

          Tratamos de hablar una vez más, pero nos detuvimos para escuchar al otro.

          —Tú primero...

          —Continúa...

          Era raro, ¿Qué ha pasado entre nosotros desde la última vez que nos vimos? Pues nada, esa es la diferencia de mi relación con ella, en comparación a la que tengo con el resto de personas que consideré amigos.

          —Tal vez nunca diremos lo que queremos a este paso —Me ofreció una sonrisa en vergüenza.

          —Ya lo creo —contesté de la misma forma.

          Ambos reímos un poco mientras nuestras miradas se cruzaban, estábamos inmersos en medio de la llovizna, cosa que no significó algún impedimento, ¿Así me sentía antes de todo esto? Es tan cálido volver a esos días.

          —Oye, Izuku, ¿No me ayudarás? —Me extendió su mano con una sarcástica sonrisa, entendí el porqué, soy un idiota, la dejé ahí en el charco.

          —Oh, lo siento, creo que el lodo no es tan cómodo, ¿no?

          Di unos pasos con mi mano al frente, pero a apenas dos metros para poder tocar las puntas de sus delicados dedos, mi puño choca con el abdomen como hierro de alguien más.

          —Snipe, ya deberían habérselo llevado —Se interpuso All Might. Fruncí la seño al retirar mi mano, a la vez que el vaquero me da un golpe en la cabeza.

          —Vamos niño —me llama Snipe—, en serio, no te busques más problemas.

          Sin opción, me limité a cerrar el puño con fuerza ante el actual portador del one for all, ni con «Shinsei» podría hacerle algo.... No ahora, un hecho que solo me frustra más.

          —Izuku, tú no... —La vi de reojo, el matiz de preocupación en su voz debido a, además de la sangre en mi mano, todo lo que estoy pasando, me hace sentir mal por ella.

          Pero eso no es asunto suyo, por mí, puede volver a I-island y alejarse de Japón antes de que también cambie, como todos lo hemos hecho.

          —Lo siento Melissa, tengo que irme. —Les di la espalda, escoltado por Snipe, me alejé de mi pasado.

          Caminando me di cuenta de que más y más héroes acortaban su distancia, empecé a sentirme presionado, veía a todos lados esperando que algo malo pasara, un mal presentimiento inundaba el entorno. Sin previo aviso, fui jalado hacia un árbol, Snipe estaba alerta por alguna razón.

          —Oye, no debimos atrasarnos tanto, mierda, ponte esto.

          Me entregó una máscara como la suya, era más: una simple mascara de gas, «¿Por qué?» cuestioné, no pude evitar verle extraño por eso. Asomó la cabeza viendo la salida.

          —Hay una bandada de buitres en la entrada, quieren alimentarse de ti, niño.

          Lo imité dándome cuenta de a qué se refería, una gran cantidad de reporteros obstaculizaban la entrada del cementerio, los héroes les impedían el paso, pero de esta forma no podríamos salir.

          —¿Qué haremos?

          —Ponte la máscara, diré que eres mi aprendiz o algo así, lo importante es que no sepan que Deku está en la ciudad.

          Dudé un poco, pero realmente no había tiempo para pensarlo tanto, asentí procediendo a ponerme la máscara, olía horrible. Estaba nervioso mientras más nos acercábamos a los reporteros, incluso desde aquí podía escuchar como lanzaban preguntas y mis ojos eran cegados por el flash de sus cámaras.

          —¿Por qué es necesaria la presencia de tantos héroes en un solo punto?

          —¿No deberían solucionar el caos en las calles?

          —¿Es cierto el rumor de que una persona importante está visitando el cementerio? —Esas, entre muchas otras, eran las preguntas que hacían. Nada podía empeorar la presión en mi por el simple hecho de volver a prisión, claro, no podría, a menos que...

          «Cuidado» Una voz aguda, molesta y de alguna forma, conocida, me habla al oído «Hay peligro adelante».

          Me alteré por un segundo, desesperado, busqué cualquier cosa fuera de lo usual mientras caminaba. Algo captó mi atención, mis ojos se posaron sobre una figura encapuchada entre los reporteros, este empujaba con tal agresividad para abrirse paso, hasta que llegó a la barrera de héroes.

          «¡Es él!» exclamé cometiendo un completo error. El sujeto encapuchado entró en alerta al saber que lo he descubierto, pasó de los héroes con rapidez, quienes no vieron venir tal acción, sacó de entre sus ropas un arma de fuego y se paró a corta distancia de mí, Snipe trató de desenfundar su revólver, ni siquiera él estaba listo a una eventualidad como esta.

          —¡Muere, desgraciado! —Gritó aquel hombre al jalar el gatillo.

          Bang, bang, bang, una ráfaga de balas me fue disparada, pero al momento de que esta persona declarara mi muerte, una palabra opuesta surgió en mi cabeza: sobrevivir. La marca del forastero brilló de forma agresiva, a la vez que el vendaje en mi mano cayó al suelo me susurró: Marcha fúnebre.

          Los presentes vieron como desaparecí en aquel destello azul, las balas no me hacen daño, en cambio, al reaparecer, tacleo al hombre cuál jugador de futbol americano. No me importó nada, dudo que los que me rodeaban hicieran algo para ayudarme, ni siquiera All Might quien está observando a la distancia, lo vi de reojo, no comprende que fue lo que acabo de hacer.

          Caímos al suelo e inmediatamente, empecé a molerlo a golpes, pobre desgraciado, tenía que venir justo cuando tengo que desahogarme con alguien, y fue así hasta que, mi mano, ya se estaba bañando en su sangre, descubro algo que me deja anonadado.

          Snipe aprovechó ese momento para separarme de él, no pude creerlo, por su cabello rubio y el inmenso parecido, me di cuenta de que la persona que intentó matarme, era el padre de Aoyama.

          —M-Maldito, mi hijo... ¡Mi hijo murió por tu culpa! —La capucha había caído, al igual que su secreto, sus ojos derramaban lágrimas, tiene pinta de no dormir en días, y el dolor de su mirada, en contraste al lamento, reflejaba rencor y sed de venganza hacia mí.

          —Aoyama, Yu-Yuga. —El nombre de quien en vida fue mi amigo, salió de mi boca, esto solo lo hizo enfurecer más.

          —Cállate, Cállate, Cállate, Ta faute, Ta faute... Fue tu culpa. —Se lamentaba a la vez que golpeaba el suelo con su puño.

          —No... yo no hice eso, yo no...

          —¡Cállate! —Me grita— Revelaste información sobre sus debilidades, y ahora, ¡Yuga está muerto! maldito, maldito... Maldito.

          El hombre fue levantado por los héroes e inmovilizado por esposas anti quirk, los reporteros fueron evacuados cuando inició el tiroteo. Verlo me causaba angustia desde los más profundo de mi ser.

          —Yo no hice eso... —Vi hacia otro lado, no quería conectar miradas.

          —Eres un asesino... —No me dejó excusarme—. Devuélveme a Yuga.... ¡Devuélvemelo! —Apreté los dientes con fuerza al escucharlo, realmente, estoy harto de que me digan eso.

          —No —dije en seco, logrando que se callara—. No lo soy, y Yuga era un héroe, murió como uno, no es mi culpa lo que pasó. —Le di una mirada inexpresiva—. Se supone que ese es el peligro de ser uno... pero él, solo quería usar su Quirk para ayudar a otros ¿No es tu culpa por dejarlo ser uno? —mi voz se quebró.

          —¡No! ¡Tú debes pagar por lo que hiciste! ¡Tú, tú eres el culpable! —Dos héroes le sujetaron de los brazos para inmovilizarlo, aun así, no se tranquilizaba.

          —No hay día que no lamente lo que sucedió y ¿Soy un asesino? Tal vez lo sea... Mírate, mira alrededor, ¿No estabas dispuesto a ser uno? —Alcé la mano hacia algunas personas que se hallaban detrás de mí, recibieron disparos, para su suerte solo fue en brazos y piernas de mera casualidad.

          —¡No! ¡No soy como tú! ¡No eres nada más que una escoria que vendió a sus compañeros! —Ya que esto no tendría final al paso que iba, Snipe le da un golpe con el mango de su arma dejándolo inconsciente. Suspiré cansado al ver como se lo llevaban a arrastras, pero... debo admitir que, aunque me siento mal por haberle dicho todo eso, fue como quitarme un peso de encima.

          —Llévenselo, en serio, que todos quieren atrasarnos al último seg- ¡No puede ser! —Por alguna razón, al ver hacia mí, resopló cansado y dio unos pasos atrás. Volteé confundido, All Might estaba parado detrás de mí.

          Nadie dijo nada, Snipe solo retrocedió un poco más, los héroes se llevaron al padre de Aoyama, el símbolo de la paz, su presencia era algo indiscutible, pero no dije nada, por el incómodo encuentro, All Might fingió tos.

          —Lamento lo de tu madre, ella es... —fingió tos de nuevo—. Digo, era una gran persona, Joven Midoriya.—Silencio fue lo que obtuvo en respuesta. Suspiró molesto—. Gez, quiero preguntarte algo que me tiene inquieto desde tu pequeña visita al hospital.

          No respondí, traté de no expresar ni una pizca de emoción, la tensión era palpable, Snipe no se atrevía a decir algo, sin embargo, él continuó.

          »Verás, Joven Midoriya, tengo algunos problemas con el actual portador del one for all, y es que no logra desarrollarlo como se debe.

          «¿Qué? ¿Actual portador? ¿Ya le dio el one for all a otra persona? ¿Quién es el nuevo usuario?» esas, y más preguntas formulé al instante.

          —Después de analizar lo que hiciste en el hospital y lo que acabo de ver, he llegado a una conclusión. —Extendió su mano—. Y es que no entregaste el One for all de voluntad propia, ¿no? Sabes lo que significa, tienes el original, y lo que me diste es solo algo pasajero. —Su voz se volvió severa—. Dámelo.

          Podría jurar que tres puntos suspensivos aparecieron sobre mi cabeza. Tardé un poco en procesar la situación, al final, negué con ojos repulsivos a algo tan tonto como eso, ¿Qué incompetente tiene el one for all ahora? La verdad me daba igual, pero si algo es cierto, es que ver esa sonrisa... me hace hervir la sangre.

          —Lo quieres, entiendo, hay un problema con eso: ya te lo di all Might. —Me llevé la mano a la cabeza, arrancando unos cuantos cabellos—. ¡Toma, no me apetece portar el one for all, estoy mejor sin él!

          —Sabes que si tomas esto como un juego, tendré que hacer que me lo des, aunque sea por las malas. —Observó los cabellos en su mano con detenimiento, luego me vio dudoso.

          —No es mi culpa que no sepas como entrenar a tus sucesores. —Mi voz se empezó a elevar, rayos de color verde emergieron de mí, pero perdieron fuerza casi de inmediato hasta desaparecer.

          —Cálmate, no quiero tener que...

          —¿Qué? ¿No quieres qué? ¡¿Darme una paliza para luego mandarme de nuevo a Tartaros?! —No podía ver esa sonrisa ni un segundo más—. ¡Dímelo de una vez! —grité golpeándole el abdomen con la fuerza de un Quirkless.

          —No te exaltes, o me veré forzado a calmarte.

          —¡Dime! ¡¿Por qué sonríes en un condenado funeral?! —Volví golpearlo. De un vistazo, noté como apretaba los puños.

          —Ya lo sabes, soy el símbolo de la paz. —A pesar de mis reclamos, no borraba su sonrisa.

          —Mira a tu alrededor ¿Te parece que estamos en paz? —A nueva cuenta, lo golpeé—. ¡No tienes que sonreír siempre!

          —La paz, la esperanza, son cosas que las personas no deben perder.

          —¡Pero! —Exclamé, de mi volvieron a salir los rayos de las brasas del one for all—. ¡¿Por qué tienes que sonreír en el funeral de mi madre?! —De forma casi imperceptible, pero suponiendo que pudo notarlo, los rayos se volvieron azules de forma más intensa, cuando mi puño chocó con él, la fuerza del impacto retumbó, All Might, se llevó la mano al abdomen por el dolor, disimulando como si fuera una simple molestia.

          El único momento en el que su sonrisa desapareció fugazmente, fue cuando con una sola mano sobre mi hombro, me pone de rodillas cuarteando el suelo debajo de mí, Vítae y las brasas no sirvieron de nada contra la fuerza de su mano.

          —DIJE QUE TE CALMARAS, no estás en posición para estos berrinches infantiles. —Retiró su agarre, aun así, no me puse de pie—. Vuelve a Tártaros, tal comportamientos podrían afectar a tu rehabilitación. —Dio media vuelta—. Llévenlo, no hay más que decir.

          Los héroes me sujetaron como al padre de Aoyama, por su puesto me resistí, forcejeaba por librarme.

          —¡Lo juro! —exclamé resistiéndome a dejarlo así—. ¡Juro que algún día te superaré, seré más fuerte, mejor que tú en todos los aspectos!

          —Estoy seguro de que para entonces ya estaré muerto, mientras tanto, buena suerte, joven Midoriya. —Ni siquiera me dirigió la mirada.

          —¡No! ¡Morirás luego de eso! ¡Verás cómo te superan, All Might! —Me ignoró, no esperaron más y me llevaron por la fuerza fuera del cementerio.

III

Eri.

          Los días son largos, las noticias desalentadoras, he vuelto a la ciudad por documentos legales que necesitaba Hawks Sensei, y recibo la revelación de que la madre de Deku, Inko, ha fallecido. Interactué con ella un par de veces, tan corto que apenas podría llamarlo conversación; aun así, supe que era igual que su hijo, una gran persona que no se merecía lo que ha sucedido.

          Lloré por un par de horas, de solo imaginar lo que está sufriendo Deku me mantiene apesarada. Espiando al Tío Mirio y mi padre adoptivo, Shota Aizawa, conversando sobre todo el asunto, he descubierto que me ven como solo una niña y me han apartado.

          »—No podemos dejar que vaya al hospital, y si llega a pasar lo peor, tampoco debe ir al funeral. —Papá se afianzaba en su bastón.

          »—¿Ni siquiera al funeral? Sensei, al menos podría darle su pésame a Midoriya, después de todo, aún mantiene el mismo afecto que tiene usted o por mí. Eri... es joven e inocente, pero estoy seguro de que no podremos ocultárselo —El tío Mirio realizo una mueca molesta.

          No soy tan tonta como para no darme cuenta de la realidad, sé que lo haya pasado con la Yakusa (Lo cual, esos recuerdos han sido bloqueados de mi memoria) me dejó marcada, y no soy lo que otra chica de mi edad sería.

          De verdad que me esfuerzo, en serio lo hago; ahora bien, me rehúso a ser tratada como una ignorante, a la que todos pueden engañar con un «No sucede nada, no te preocupes», me aseguré de espiarlos y saber lo necesario hasta que apremiara hacer lo que tuviese que hacer.

           »—Midoriya no se encuentra en sus cinco sentidos, verlo en ese estado la dañará, su héroe arrestado y tratado como un criminal ¿Una niña podría soportarlo, Togata?

          »—Si ya lo ha decidido, usted es su tutor legal, supongo que no puedo hacer nada al respecto. No se preocupe, la cuidaré mientras no está.

          Y he escapado a la primera oportunidad. Antes de huir, me encerré en mi habitación diciendo que iba a estudiar, salí por la ventana cuando sentí que era el tiempo correcto y tomé el primer taxi que pude a estas horas. Averiguar dónde seria fue, gracias a los periódicos, el hecho revelar las recientes visitas de héroes al lugar, me fue fácil deducirlo.

          Nunca había viajado sola, siempre hubo alguien que me llevaba a donde fuera, así que estaba aterrada, y con toda mi mala suerte, di mal las indicaciones. A una calle del cementerio, tuve que emprender carrera para llegar a tiempo. El tío Mirio ya debió haberse enterado de que no estoy en mi habitación, así que los minutos valen oro.

           ¿Qué podría decirle? ¿Cómo le ayudaría? Formulé todo un plan para llegar, pero era una historia distinta en cuanto a lo que haría al estar allí. Justo ahora no me importa, la lluvia me aislaba del mundo, resonaba en toda la solitaria calle, con edificaciones que se alzaban y amplificaban el repiqueteo de las gotas, causando una ilusión atemporal.

           Alcancé a ver las luces de autos en la entrada, pasando el arco donde aguardaban los cuervos, eso me dio la señal de ir en el camino correcto; entonces, llegué a una barrera policial, donde, ellos no me dejaron pasa de a primeras, reteniéndome junto a un puñado de reporteros de los que tuve que atravesar para tener una visión clara.

           Verlo ser arrastrado por agentes especiales me causa un inmenso dolor desde el fondo de mi pecho. Soy la chica que pasó por un infierno, o se supone, y ahora estoy en búsqueda de quien me salvó.

           —¡¿Qué sucede?! ¡No he hecho nada! —gritaba Deku.

           —Amenazaste al número uno, tus chistes son cada vez mejores.

           Su pálido rostro se arrugaba intentando liberarse de aquellas malas personas. El héroe con mascara quiso ayudarlo, pero le es inútil, ya que parece no puede desafiarlos.

           —Oye, de aquí nos encargamos nosotros, dejen al chico en paz. —Endeavor descendió de un auto con mirada fulminante.

           —Esta vez irás con ellos, la dama espera, «Maiden» es de temperamento de acero, si me entiendes. —Contestaron, señalando a un vehículo demasiado grande, que es usado en especial... para villanos. Dentro había una caja de metal del tamaño de un adulto. Deku trató de zafarse del agarre de los agentes, y temerosos: los oficiales llevaron las manos a sus armas.

           —¡Maldita sea, más retrasos! —Snipe abrió la puerta del auto y subió, la ventana bajó lentamente para luego sacar la cabeza por ella—. Ya dejen que el chico venga, debe haber un error en todo esto.

           —No hay error, recibimos indicaciones de moverte en esa cosa, ¡Vamos! —Lo empujaron dirigiéndolo al vehículo. Nezu les detuvo.

           —Nosotros estamos a cargo de su escolta de regreso, ¿Quién dio la orden?

           —El alcaide Sakai, señor, no puede hacer nada al respecto. —Uno de los oficiales sacó unos papeles y se los entregó a Nezu.

           —¡¿Q-Que?! —El siempre calmado director, de alguna forma expresó su fastidio—. ¡Sakai! ¡Esto no era parte del acuerdo!

           —Órdenes son órdenes, señor —dijo el agente llevando a Deku arrastrado por el suelo—. ¡Andando!

           Ninguno hizo algo por ayudarle, los vi apretar puños y dientes, pero se abstuvieron a defenderlo solo con miradas. Se lo llevaron de nueva cuenta, arrastrado, retorciéndose como animal que iba al matadero. Lo vi en sus ojos, ellos deseaban que se resistieran, maliciosos, esperaron a que fuese más evidente y el que iba detrás sacó su porra antidisturbios.

           Estaba perpleja, paralizada ante la escena de pesadilla que rogaba fuera eso y no la realidad. Llevé una mano a mi boca. Entré en razón hasta escuchar la voz del tío Mirio desde el otro lado de los reporteros «¡Eri, no puedes estar aquí, ven conmigo!» exigía intentando pasar de la aglomeración.

           Ahí estaba, con tantas cadenas que me retenían, la barrera, los oficiales, reporteros, Héroes, Agentes y el tío Mirio ¿Qué debía hacer? Esa pregunta ya había cruzado mil años tarde por mi cabeza; cuando lo supe, ya estaba pasando por un hueco en la barrera, perseguida por los oficiales, me las arreglé y me escabullí hasta ellos, ya a escasos segundos de que descendiera la porra.

           ¿Qué se me cruzó por la cabeza antes de que eso sucediera? Protegerlo, una simple palabra se me fue susurrada por mí misma y me moví sin pensarlo. En cualquier caso, me interpuse entre el agresor y la víctima, recibí el castigo con lágrimas, en su nombre, en un intento de rescatarlo.

           —¡Déjenlo en paz! —grité a voz quebrada, segundos antes de quedar en medio, luego, a diferencia del anterior, un grito ahogado salió de mí al recibir el golpe en la mejilla.

           Las miradas atónitas se mantuvieron dejando mudos a los presentes. Mi rostro mostraba la herida, mis lágrimas cayeron cuando solté un llanto contenido. Mi dolor acompañó la defensa de Deku, que me vio petrificado.

           El agente se molestó e intentó arremeter a nueva cuenta contra mí, «¡Alto!» exclamó Deku envolviéndome en sus brazos, recibió el golpe por mí.

           —¡¿Eri?! ¡¿Qué haces aquí?! —Me tomó por los hombros—. ¡Eso fue peligroso! ¡Mira cómo te ha dejado la mejilla!

          —Yo- yo solo quería verte, Inko, ella...

          —Ya, no pasa nada. —Me abrazó con más fuerza al sentir otro ataque—. Ya estoy aquí.

           El agente, al ser excluido, se sintió como si lo estuvieran despreciando, lo vi en esa mueca de enojo que hizo; aunque no hacíamos nada para merecerlo, se le ocurrió al guardia que acribillar a Izuku con golpes sería buena idea. Al tener la intención de arremeter de nuevo, Mirio apareció por su espalda, sujetando su muñeca con firmeza.

           —Se acabó, estas atacando a una niña inocente. —Me extendió la mano—. Lo siento, Midoriya, ella... ya sabes como es. Eri, estás en problemas.

           —Claro que lo sé, lo supe desde el que los escuché hablar. —Me aferro al brazo de Deku mientras intento formular un plan para lograr que no volviera a prisión—. Debe haber alguna forma de ayudarlo.

           —No te preocupes, Togata-Senpai. —Asintió comprensivamente. Al menos contamos con la presión de los medios al otro lado, la historia de la chica que salvó al héroe caído sería un gran titular, y dejaría como los malos a los agentes, si se atrevía a más, solo se pondrían en una peor posición.

           —¡De acuerdo! —Guardó su arma a regañadientes—. Despídanse, luego ya no habrás más advertencias.

           El intercomunicador de uno de los agentes de Tártaros, hizo ruido, este se detuvo a escuchar, después golpeó un costado del vehículo. «¡Salimos en tres!» Le gritó al conductor.

           —Así se tratan a los criminales jovencita, no lo tome personal —Me dijo antes de subir a Deku al camión.

           —¡No merece ser encerrado, él no es un villano, déjenlo...! —Lemillion me apartó y me sujeto de los hombros.

           —Eri, por favor —rogó con ojos de dolor—. Tranquilízate, no hay nada que podamos hacer ahora, pero algún día... —Sin embargo, no había palabras que me convencieran, hoy, debía ser su héroe.

           —¡No! ¡Deku me salvó con Lemillion de los Yakusa! ¡Debes ayudarlo! ¡¿No son héroes?! ¡¿No se ayudan entre ustedes?! —Gritaba para que alguien hiciera justicia en su nombre, cada palabra parece chocar con Mirio, lo atravesaban como balas.

           —¡No podemos romper la ley!Quedé muda, quien pensaba era la personificación del positivismo, incluso en un mal momento, ha llegado a su límite—. Los procesos fueron hechos, Midoriya ahora es reconocido como un villano por la ley.

           Voltee hacia Deku, le observé esperando que dijera algo para ayudar en su defensa, cualquier cosa sería bueno. Sus labios se movieron dejando escapar algunas palabras que para mí: fueron desalentadoras.

           —Togata-senpai tiene razón Eri, diciendo «él no lo hubiera hecho» o «es inocente», no sirve de nada a estas alturas. —Su mirada es comprensiva, como si entendiera lo que siento. Mis ojos se humedecían, me fallaron mis piernas, mis vacilantes labios temblaban tratando de decir algo a su favor, más, no encontré las palabras.

           —No es tan fácil como piensas, así es el mundo. —Mirio, apartó su mirada.

           —Solo tengo catorce años, pero ya sé lo cruel que puede ser el mundo, no necesito que me lo digan... al menos... desearía que alguien sea un héroe.Cerré los ojos, quería que todo fuese un sueño.

           —¡No te preocupes! Escuché su voz, sin algún rastro de miedo, ira o tristeza, si no, como siempre fue—. Un día saldré, y tal vez vuelva a ser el héroe que te salvó.

           —N-no ¡No me mientas! Finalmente, no pude controlar las lágrimas—. Ya estás aceptando lo que todos dicen.

           —No dijo, se levantó con el cuidado de no alertar a nadie—. Saldré, te lo juro.Trató de salir, algo tonto que hizo sin pensar, pues el agente fuera del vehículo lo intercepta con la culata de su arma, retrocedió tomándose del rostro.

           —No puede serCaí al suelo, me negaba a creer en el hecho de que las posibilidades de salir, fueran bajas, pero ahora lo tengo claro.

           —¿Sabes qué? Se sentó en el suelo, al ver su rostro no puede evitar llevarme las manos a la boca, le sangraba y tenía hematomas por el golpe—. Pro-meto, que saldré pa-ra tu cumpleaños ¿Qué te parece?

           —No prometas de forma tan segura, algo tan imposible. —Entre sollozos, le reclamo sus palabras.

           Parece que le es difícil seguir hablando luego de ese golpe, pero forzando las comisuras de sus labios a moverse, esbozó una gran sonrisa diciendo «L-lo haré, porque yo estoy» sin poder terminar la frase, las puertas fueron azotadas en su cara, no pude hacer nada más que resignarme y volver a mi vida diaria como si nada hubiera pasado.


-.-.-"Entran los créditos con "Traitor's Requiem, JJBA Golden Wind OP 2"-.-.-

https://youtu.be/UG-XoCoFdrA

Uragirimono No Requiem

kami no sadame ni sae
hanki wo hirugaesu gangstar

osore to iu kanjou kakikesu rage
akuma ni somuku to chikatta hi kara
houfuku to wa shuumatsu ka mirai wo kou
ikikata wo sutete idomu mono stay gold

sou sa me ni wa me wo
uragirimono ni wa rekuiemu owo!

zetsubou ga temaneku sekai ni tachimukau
Don't care jihi nado iranai
saa karada horobiru toki inori mo kiehateru
Hell no hajimari no golden wind

Réquiem Del Traidor

Incluso contra la voluntad de un Dios
Alza la bandera en rebelión, gangstar

Esos sentimientos de miedo, desaparecieron, los ahogué con rabia
Desde el día en que juré, darle la espalda al diablo
¿Acaso esta venganza, significa el final? Pregúntale al futuro
Aquellos que pueden dejar atrás, su forma de vida como oro permanecerán

Así es, ojo por ojo
Por los traidores que cantan, su réquiem

Gritando por desesperación, de pie con el mundo en contra
¡Da igual! Nunca muestres misericordia
Incluso si tu cuerpo muerto está, ¿tus plegarias desaparecerán?
¡Ni hablar! Un viento dorado surgirá

Fin del capítulo.

Alcance

10,600 palabras.

Sección de notas:

Por si no fue muy claro, "Las marcas" son poderes únicos, cada uno a su estilo, y son un total misterio. Hasta ahora he mostrado cuatro tipos marcas, de las que entre ellas están: 

La primera, es la que se obtiene al crear un médium, que es el objeto catalizador de los Quirks, así se puede usar de forma eficiente, cada quien tiene uno y podría ser cualquier cosa. Hasta ahora no le he dado uso a este tema y solo le he hecho mención en el segundo capitulo.

La marca Bastarda, que es ofrecer el cuerpo mismo del usuario como médium, pero con la consecuencias de que así como si usaras un objeto que se irá deteriorando hasta volverse polvo, será lo mismo para el usuario.

Bueno, fin de notas, tal vez ya lo haya dicho pero... estos fics son versiones de prueba para historias originales, o al menos en su mayoría. Mi primera novela y es posible que pruebe primero algunas ideas en este fic.

Sin mas, eso es todo...

-.-.-Mike con gripe-.-.-

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